Monday, February 28, 2011

María sólo quiere un vaso de agua / Cuento

A María Isabel Vásquez Jiménez, de 17 años de edad,
fallecida el 14 de mayo de 2008, en el Viñedo La Merced,
cerca de la Ciudad de Stockton del Valle de San Joaquín

«Both of them are responsible for Maria's death and both should do time in jail. When I heard that they might get community service hours, I wanted to cry. After everything, this is what they get? They aren't taking this seriously because they don't know what the life of a farm worker is like. They have comfortable jobs. They don't know what it's like to work in the fields»: Doroteo Jiménez, uncle of Maria Isabel

«Farm workers are literally dying because of the state’s broken system, which is designed in a way that ensures inadequate enforcement of the law. The laws in the books are not the laws in the fields»: Petition on the Case

«¿Qué estuviste haciendo?», preguntó Elías Armenta a una empleada de 17 años que trabaja en el Viñedo Merced. La mujer buscaba una sombra sin hallarla y tenía la boca seca, sintiéndose a punto del desmayo.

«Trabajar, trabajar, pero ya no puedo», le dijo ella.

« ... pero bien que te embarazas y ejercitas con el macho».

Y habría respondido, sin querer ser insolente: «¿Y a usted qué le importan mis amoríos?», pero cerca estuvo otro obrero, quien dijo: «María sólo quiere un vaso de agua. Y le he visto, cerca de mí, por nueve horas en faena sin parar. Es por lo que le dije que mejor es que se vaya a su casa y descanse»

«¿Y quién es usted para parar las faenas en el Viñedo? Aquí no se paga por descansar y la Patrona Colunga es precisa en sus órdenes», aclaró Armenta y preguntó por el marido de la niña, seguro que fue buscarle un vasito de agua. Y parece que no hay en todo el campo, por más vueltas que diera, si buscara una pluma. Regresó sin agua. Tampoco parece que haya una caseta que provea la sombra y, bien lo saben el capataz Armenta y la patrona Colunga, desde hace más de cinco años, el Viñedo no atiende las quejas. No se construyó ni un cobertizo.

Han sido multados porque no hay plan escrito sobre cómo han de protegerse a los trabajadores del calor, la sed y el cansancio, que acarrea el trabajo de cosecha de la uva. Ni descripciones de instalaciones como plumas de aguas, casetas de reposo, lavamanos y letrinas ni horarios para periodos de descanso.

«Vuelve a la faena; ya veré que hago con quien se fue por agua para su mujercita», dijo Armenta con petulancia e ironía, y daba esas órdenes cuando arribó el novio sobre un carrito, en que se cargaban cajas de uvas.

«Lo que vaya a tratar conmigo hágalo después. O descuéntelo de mi sueldo, pero yo voy a llevar a mi mujer a la casa, porque tiene mareos, ha buscado una sombra en vano, así como yo he buscado una pluma de agua y no la encuentro... aquí a nadie se le provee agua y ésto es ilegal. Hace cinco años lo pedimos: el derecho a beber agua fresca, cuando estemos sedientos y trabajamos» y, mientras ésto dijo, su novia se desvaneció en sus brazos cuando extendió los suyos.

Y el novio sospechó por su repentina frialdad que estaba muerta. Urgió al conductor del carrito ir rumbo al hospital. «¡Rápido y de emergencia!», gritaba, echando cajas de uvas de una patada al suelo.

Y Armenta se asustó, aunque quería ser eficiente, y llamó a los que oyeron, a los que estaban cerca y la vieron: «Si quieren conservar el empleo, digan que la obrera Maria Isabel brincaba de gozo, mozuela embarazada, traviesa y que por bailar se desmayó y que yo que dije que se fuese a su casa».

Cuando el novio regresó del hospital, trajo la noticia: «¡Murió mi novia, asesinos! La fiebre de su cuerpo fue de 108 grados. No tenía agua en las células y el rostro se le puso negro por tanto sol en el viñedo... ¡Asesinos, asesinos!»

Ahora los dueños, ambos (la señora Colunga y Armenta) están nerviosos. Se alboorotó el cotarro. No quieren al novio en el predio. Por gritarles asesinos, la policía se personó al Viñedo. Se investiga y maneja la hipótesis de «homicidio involuntario». Violaciones a exigencias legales en torno a un «written heat-stress prevention plan».

Después del sepelio rápido a la muchacha, el dinero se ha movido y no se sabe cómo. James P. Willet, Procurador del Distrito de San Joaquin, alega que Armenta y la señora Colunga, son gente buena y ciudadanos modelos. No pasarán un segundo de arresto en cárcel alguna, sino que cumplirán unas jornadas de 400 y 40 horas de servicio comunitario, según la culpa. Que se harán unas casetas, han prometido, que pondrán unas plumas y unas letrinas, a lo largo y ancho del viñedo.

«¿Y tuvo que morir una niña para que lo entendieran después de cinco años de habérselo dicho el mismo gobierno?», preguntó el novio. Y dirigentes de un sindicato agrario han comentado: Hay 650,000 trabajadores del campo que enfrentan este riesgo de muerte y enfermedad diariamente, especial por el calor del verano. Están a merced de empleados y contratistas que no cumplen los estatutos laborales para proteger a los trabajadores del campo...

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Change.Org / La Gaceta Literaria

¡No me tires moco encima! / Cuentos / Carlos López Dzur


Muy extrañamente, Sem va al Cinema del Mall y paga por ver una película. Las tonteras del celuloide que le gustan son ofertas que compra en vídeos ya viejos, cuando hay ventas de barata y por eso tiene la trilogía de Godfather de Francis Ford Coppola. Sem está ya en la Universidad y, precisamente, toma una clase en común con el taquillero. Aunque en cuanto a cine anda retrasado, no en historia social y política. Es estudioso y listo. El taquillero sí estudia Cine, no Ciencias Políticas, y se ríe de lo que Sem designa «escenas de violencia y épica bien tratadas», poniendo ejemplos de secuencias fílmicas de Peckinpah, Kurosawa, Lynch, Kieslowski y aún Kubrick.

Desafiándolo lo instó, «véte a ver lo último de Mel Gibson». El otro dice que la violencia gustosa hay que buscarla en la película La Pasión de Cristo y Sem vino a verla y no pudo. Ya, de por sí, había esta mutua antipatía y no esperaba al Otro como taquillero.

Son cuestiones ideológicas y étnicas. El Otro lo primero que hizo, mirando hacia la gente que hacía fila, fue regañar al condiscípulo por, al parecer, robarse el turno y crear indisciplina en la fila, sin anticipar quién pudiera ser culpable de que dos o tres la abandonaran. Sem nada tuvo que ver. El sólo les abrió paso para que se largaran.

El Otro está protegido por un caseta en el interior del Mall, a prudente distancia de las salas de proyección. Desde los agujeros de la vidriera, se comunica su voz amplificada por el micrófono y se despachan los boletos.

«Aquí no vengas a robarte el turno», dice protegido, pero con impertinencia.

«Y tú, ¿de qué hablas?», pregunta Sem.

«Que te ví pasándote de listo... Y por eso, como verás, al judío se le dio su escarmiento merecidamente», y se refiere a que concuerda con que se haya castigado a Jesús en sus últimas horas con la violencia que el director sugiere en el filme. Pero, para el buen entendedor, este judío es él (Sem) y no Cristo. El otro se molesta de su presencia en la universidad y su acento semítico, que destacó en manifestaciones recientes. «Robaste cámara, eh», lo chotió. En los canales televisivos de toda la nación se le escuchó en defensa de las minorías e inmigrantes. Hasta el otro tuvo envidia de la elocuencia que el judío se sacó de su ronco pecho en cadena nacional.

Es que Sem, el agitadorcillo, siempre «a la mano» en el campus, ya lo encaró desde la única clase que llevan juntos, una sesión de apreciación de cine, que él toma como electiva, y la clase le da otro foro en que se luce. Elocuente, bien informado, pese a esa facha de rascuache mexicano o de árabe trapajoso. Ni siquiera es un judío rico porque el Otro ha conocido algunos de este tipo y que piensan que el Asunto del Holocausto es una exageración y el affaire de Hitler («que haya sido un ogro»), propaganda de judíos anticristianos y anti-occidentales.

Pero éste es un militante de la agrupación Tikkum. Lanza críticas contra los demócratas y republicanos. Hace pinturas ideológicas de Hitler y de Alemania que avergüenzan al profesorado y luego sigue con Stalin y el Ejército Rojo, a quienes responsabiliza de hambrunas planificadas en el Holodomo / Holocausto Ucraniano, con cifras de 10 millones de personas exterminadas... A la izquierda, la derecha, los centros, los llama campos de buitres. Y el otro / taquillero / está ofendido por lo que dijo sobre Yalta en 1945 y el mundo de buitres cuando él defendía a su padre, gran político o senador federal entonces.

«Si nos dice a los norteamericanos buitres, ¿usted es qué? ... mire, le dedico la escena de la crucifixión de los ladrones y del cuervo que se posa en el travesaño, justo encima de la cabeza del peor de los ladrones, y le saca los dos ojos... Eso estuve genial. ¡Bravo por Gibson! y yo añadiría un moco, uno de mi cosecha, que baje sobre los labios del ladrón», y el ofensor retardario se ríe e imita el gesto de sacar un moco de su nariz y lanzarlo por el agujero del vidrio para que caiga sobre la cara a Sem.

Sem había estudiado el desplante. Fue ese desprecio lo que le ofendió y noquitó el dedo del renglón desde el primer día en clases cuando surgió la pantomimama del moco. Antes de que pudiera completar su payasada de echarle un moco a la cara, esta vez filtró su mano por la vidriera agujereada y agarró el micrófono, se echó a un lado para que las personas en la fila vieran las actitudes del Otro.

«¿Sacudes un moco y lo lanzas por este agujero? ¿Qué? ¿No respetas a los clientes del cinema?»

Y la gente vio al Otro con su gesto de desdén, echando un moco por la ventanilla y, con reticencias, abandonó la fila. Sem no vio la película, pero condenó públicamente el moco y, en adición, ese obsceno despliegue de sangre para explicar el maltrato judeo-romano de Jesús, a tres horas del beso de Judas.


2005 / Chapman University

Carlos López Dzur / Microrelatos

Friday, February 25, 2011

¿Por qué escribí esta novela?: Berkeley y yo


Por Carlos López Dzur / poeta y narrador

Esta novela, cuyo personaje central se llama «Pirri» (Pedro Enrique), trata sobre un «secuestro metafísico», sobre una intrusión ajena en la vida de un niño. Es una metáfora onírica del estado de mi psiquis cuando ocurrieron ciertas cosas que repudié con toda mi energía. En este sentido, esta novela es sicológica más que filosófica. Es una novela sobre mis alucinaciones, estados casi esquizofrénicos y obseso-compulsivos que experimenté, callé en su obviedad, pero que superé mediante un estudio autoexplorativo que me indujeron a la filosofía.

Siempre he preferido callar estas cosas; pero un escritor no puede. El sótano en que Pirri se encierra es una caseta, o almacén que se construyó en mi casa para guardar cosas; allí tendimos una hamaca, en que solía mecerme con uno que otro de mis hermanos, los pequeños. Colgarse de un pie es algo que soñaba, pero alude a las mecidas de la hamaca, a ese sótano del símbolo. Lo que importa de tan sencilla trama en esta novelita no es la acción, sino una circunstancia que azuzaron mis emociones durante ese tiempo. Un aislamiento buscado, deseado, para escapar de los «invasores», porque no eran imaginarios. Venían a casa 3 o 4 veces por semana, en grande número, y toda la semana uno que otro, alegando amistad y simpatía por mi familia.

No creo que yo haya sido odioso. No fue una actitud nata y morbosa; pero yo los rechazaba. Robaban el tiempo que fue de mi familia para nosotros, en nombre de una Amenaza Apocalíptica, o una irrupción divina que juzgará a los seres vivientes y pondrá a los no merecedores en «lagos de fuego y azufre». No sé cómo yo soporté esos cuentos por tan largo tiempo; pero, por impotencia, comencé a hablar solo, a tener pesadillas, a maldecir en secreto, imitando burlonamente voces de esos exponentes del Jucio Final. Imitaba la voz meliflua de un tal Loperana, las carrasperas del Hermano Alberto, la engolada voz argentina de Braulio Pérez Marcio, anunciado «La Voz de la Esperanza, Apartado G, Caparra Heights», y fue como caí secretamente en esos estados que define mi novela y mi coraje reprimido llegó a ser tanto que cortaba los capullos de las flores de hibisco, antes de que afloraran tan hermosamente rojos, los destrozaba con espinas que cortaba de un limonero. Hacía mi vodú, ceremonias de asesinato, atravesándolos con espinas, maldiciendo algo que representaban, antes de despachurrarlos. Sacaba los pistilos de las flores con ritual caníbal y esos juegos, al parecer niñerías o travesuras, se hicieron metáforas esofagarias en mis sueños... pero nadie culpa a un niño de 8 o 10 años por esas extravagancias.

Por destruir los capullitos del hibisco, llegué a sentir mucha culpa, como si hubiese matado a alguien. Ciertamente, ese capullito, con pocos días más de crecimiento, sería algo bello, no una megáspora... ¿Por qué yo hice estas cosas? ¿Y cómo superé esa etapa? Ese esfuerzo de descodificación es lo que se desprende de mi relato... Al madurar, pude enfrentar esas imágenes y replantear mi extraño / retraído / fantasioso / carácter de niño. Y todo comienza por aquí... veamos...

Mi madre fue una mujer amorosa, hacendosa, consoladora y servicial, con talento para todo, lo práctico, lo artístico y, aún lo intelectual, pero vivió enferma y, así su vida se me introyectó con sucesivas imágenes durante mi niñez. Intensamente achacosa por el asma, así la recuerdo... arrebatando el aire a la vida. Me obsesinó el temor de que que pudiera morir. Era delicada y bella, aún en su enfermedad, sus rutinas de ama de casa.

Descubrí una de las cosas que le hizo daño: la hostilidad religiosa, la transformación de su estilo de vida. Un periodo abrupto es éste en que tuvo que renunciar a pequeñas vanidades que antes le habían dado felicidad y asueto; pequeñas vanidades, digo, porque dentro de las limitaciones económicas y la tarea de criar a sus primeros hijos, siempre amó las carteras bonitas, los perfumes, el maquillarse y cultivar amistades, comprar algún detalle para obsequiar a otros, compartir el alimento con el vecino, ancianos o desprotegidos. Y éramos pobres y mi papá medio «codo», muy pragmático.

El no creía en la Gracia, sino en el trabajo y disciplinar los recursos. A veces era más que austero, duramente acerbo con Dios. Mamá no. Sacó una raje judaica de los suyos. Papá no. El era un hombre muy educado, ex-veterano, rayaba en el ateísmo con muchos resentimientos y conflictos callados, quizás porque amaba tanto a mi madre, como yo, y culpaba a Dios de su poca salud, la muerte de su primer hijo y muchas otras cosas.

Mamá no era fiestera, pero un día cierta denominación religiosa, con sus comefuegos evangelizadores, quiso edificar un templo y ganar feligreses. A fin de coauxiliar el objetivo de una iglesia bonita, con salones de clases, irrumpió en la zona en que vivimos y, entonces, en casa con malos signos. Para mi familia, se acabó el paseo, ir a Fiestas Patronales, beber el café tradicional (ahora se ha de tostar garbanzos), se prohibió la carne de cerdo, se acabaron los horarios de TV para los hijos, la tarrea de sintonizar «Calle Abajo» o la telenovela «La Gata», no se pudo conocer cómo fue su desenlace al no seguir más las imágenes y escenas de Lucy Boscana Esperancita Martínez o Helena Montalbán, ya no habría Gabi, Fofo y Miliki, ni horas para ver a Gaspar Pumarejo, aquel Don Francisco pionero... Se corría a apagar el televisor o el tocadiscos, o la radio, por la visita súbita de los Hermanos del Juicio Final... y mamá dejaría de pintarse los labios.

Ella no era fiestera, insisto, pero ahora, si es posible, se ceñiría a una falda larga como beata cuando subiera al poblado... Tendría que dejar a un lado esas revistas de las que leía, en Bohemia Cubana, Modas o Caretas las novelas de Caridad Bravo Adams, o Corín Tellado, y ya no repasaría las modas y bordados que ella misma se cosía... ahora habría que leer a Elena G. de White, la profetisa, y Biblia de desayuno, almuerzo y cena. Una tiranía de socialización selectiva entró en vigor en la familia porque Cristo viene pronto, como ladrón en la noche, y no se puede perder un minuto en distracciones... y la casa nuestra fue un subcuartel, donde había que meter a todo el vecindario y recibir a los evangelizadores, diez o doce extraños, y proyectar diapositivas a todo color en una pantalla, después de cantar himnos y muchas oraciones de 3 o 4. Se viviría para ganar adeptos y propagar La Palabra...

Para mí, apenas pubertario, fue un alto precio para que le devolvieran la salud a mi madre, orando por ella, si ese fue el pretexto real para invadir nuestra privacidad, no ya un viernes en la tarde o el sábado hasta la noche, todos esos sábados y tres o cuatro días a la semana, en adición a unas caminatas hasta el templo... y, en la casa, a preparar café con leche (café de garbanzos) y bocadillos para ese tropel... ya ni TV ni privacidad ni tiempo de diálogo para los hijos; ya hasta mi padre se cohibía de contar sus cuentos / chistes / bromas / de cagaos o pedos, o historias de Juan Bobo y Pedro Urdemalas, ya no se hablaría de política y nostalgia ni de Cuba ni Fidel Castro,sque eran la novedad en esos años de la Revolución Cubana y la Crisis de los Misiles. Prohibido cagarse en Dios o decir linduraS, o hacerse la puñeta, si las urgencias adolescentes, lo animan. Te sale pelos en la palma de la mano, o te vuelves demente, dice Elena G. de White... Cambió el mundo de todos, padres y hermanos, desde que se decretó por prioridad edificar un Templo / una Academia cristiana / porque el Señor está cerca y viene pronto... y tenemos que ser la Familia Modelo, la Sagrada Familia en este barrio.

Yo siempre he sido un buen oidor, pero no un papagallo. Lo que oigo y me inquieta, lo medito, lo pregunto de mil formas si lo juzgo extraño. Siempre me ha movido una inquietud por el misterio. Creo en lo Sublime y me fascina ver en luz lo que oigo, hasta soñar y fascinarme, porque lo que oigo lo llevo a mi Inconsciente profundo... y no dudo que enloquecí por un periodo, hasta que parejamente, me eduqué para liberarme y sincerarme con mi madre y decirle: «Ya no soporto ésto», y comenzamos a hablar y poner límites. Y mi diálogo con Mamá la curó. Claro, hubo una ayuda extra, con el pastor nuevo / de apellido García / y llevaron a mamá a una clínica y a la Iglesia se le dijo que la familia necesita aire y todo ese tropel en una casa, semana tras semana, año tras año, les asfixia. Cuando dejaron de llegar, el asma de mamá cedió y fuimos más felices como grupo familiar y la verdadera fe retoñó. Yo lo ví en un sueño: mis capullitos de hibiscos, cruzados por espinas, se renacían, floreaban en tiempo de Pascuas.

Me hizo tan feliz dejar de ver las piernas obesas, peludas, de tantas beatas, de tantas mujeres sin maquillaje, con faldas largas. Se acaba el secuestro metafísico. Ya nadie me diría que exigir pruebas a Dios de su existencia, o la de sus ángeles o lo ultransensible, es pecado. De todos modos, yo los veía. Me levantaba de madrugada a encender la luz para un mejor cercioramiento de creerlos, verlos. Mas desaparecían... ¡Ellos sí me quitaron esos ángeles, o las voces inaudibles! Mas cuando dejaron de invadir, ya no sería yo un adolescente pedante, descreído, al que le Diablo lo posee... nació en mí.la verdadera espiritualidad. Estudié la Biblia de rabo a cabo, leyéndola completa muchas veces, enriqueciéndola con extrapolaciones de otros Libros Sagrados, y viendo siempre lo mismo: Que la Sabiduría está en el saber interpretar lo poético, del mismo modo en que se infiere de un sueño las guías sublimimnales y se capta su esencia. Ese día «mi Pirri» dejó de ser excéntrico, loco o poseso. Era libre, al fin libre, y yo con él. Ahora sí podría bailar y asumir mi adolescencia.

En uno de mis blogs resumo la trama, con la ayuda de quienes la han leído: «Berkeley y yo es una novela sicológica, filosófica y poética, escrita por Carlos López Dzur. Narra la historia de la adolescencia y juventud de «Pirri», un jovencito de la clase alta mexicana; repasa eventos vividos junto a su hermana (Caterina), su primer amor (Cèline), su contradictoria relación con su amigo (Jeremías Campas), quien es su rival amoroso y, sobre todo, da cuenta detallada de los seres invasores que llama Vampiros, Pájaros Negros, Demonios, Don Nadie y otros apelativos, que sugieren su gran problema: la esquizofrenia que prácticamente le induce a la soledad, a una breve reclusión siquiátrica y a su fracaso como estudiante, pese a su inteligencia sobresaliente.

La narración de López Dzur nos lleva, poéticamente, a su mundo de fantasías, su religiosidad, su deseo de liberarse de las obsesiones. Y, finalmente, al recurso de imaginación que utiliza el personaje para darse alivio: cometer un crimen, ritual liberador. Descúbralo usted al leer estas páginas que sirven de marco para un análisis filsófico del subjetivismo absoluto».

Al repasar algunos de sus mensajes codificados, el amigo, poeta y crítico Extor Martínez, observa: «... Idealismo versus materialismo. Sancho y don Quijote, Marx y Hegel, el filósofo de la praxis y el escolástico metafísico, el ser y el pensar, la metáfora y el misticismo, y demás derivaciones, torcimientos y desviaciones. Retomando la premisa antes expuesta, la novela del máster Carlos López Dzur, Berkeley y yo, se inscribe en esas dos concepciones del mundo. López Dzur ha escrito una novela con un enfoque auténticamente filosófico. Con la peculiaridad estilística que tiene la palabra (dixit Bajtin, al referirse a la prosa literaria) y a través de una forma autobiográfica ficticia, haciendo uso de una riqueza lingüística y, además, sin otorgarle concesiones al realismo literario que registra vidas acartonadas, el autor nos ofrece una obra que retrata de manera dramática el conflicto entre el ser y el no ser; la rivalidad casi esquizoide que enfrenta en el personaje principal a su «vergüenza cartesiana», su «arjé» berkeliano (es decir, un dios subjetivado) por una parte, y la cobardía de no aceptar como determinación del espíritu la existencia del mundo sensible; un debate interno de la conciencia «superyóica» del personaje protagónico, adiestrada e indoctrinada para adorar falsas representaciones y fetiches abstractos, creados en los talleres, aulas, oficinas y cubículos de la gran vanguardia pequeñoburguesa que vive y sobrevive gracias al patrocinio y orientación del mecenas Yorch Berkeley, cuya filosofía ha renacido como «paradigma neoliberal y globalizador» y que se vende o se endosa como «estrategia del éxito gerencial», solo aplicable en el campo de la «meritocracia competitiva».

López Dzur publicó recientemente en páginas electrónicas esa última novela suya titulada Berkeley y yo. La estructura narrativa de esta obra tiene un valor poético y asimismo está dotada de una semántica del pensamiento que invita a la reflexión: Ektor Henrique Martínez, profesor universitario de Literatura, crítico y poeta».

Otros de sus lectores, Panyu Damac, me escribió: « ... 'No tiene ningún mérito pasar por la vida sin vencer al interno rival'... Y el nuevo mundo por venir será dado a los justos, el adán cadmón, un hombre aparte, capaz de embriagarse, y dar a luz a la sabiduría, y al verdadero gozo de vivir, un hombre sin pretensiones, ni soberbias, ni ánimos por alcanzar lo infinito, un hombre conforme consigo, porque ha vencido al verdadero enemigo... Un ensayo para detenerse a pensar, y a reflexionar. Muy aleccionador
».

indice / Berkeley y yo

Thursday, February 24, 2011

Textos de Carlos López Dzur: Cambio de nombre / Las frutas / ¿Qué es oír?

{Reproducido de la Revista Literaria «Con Voz Propia»,
8 de octubre de 2008,
Argentina]
Cambio de nombre

En la encina del llanto, te lloro,
Carlos, por lo que permanezca de tu recuerdo.
En mí enlutezco y doy a ti lo que es tuyo
(no digas que algo se guardó con falsía).
No. Hoy todo lo entierras tú mismo.
Eres como el ángel-rostro que pelea conmigo.

Torcido está tu muslo.
Falta que cambie tu nombre y geografía.
Que te ofrezca la serpiente y las palomas
con sus hojitas de olvido.

Observa en el firmamento mi pacto perpetuo.
Eleva tus ojos a la bendición y no creas que mi golpe
es duro o mi separación para siempre
porque no te llamaré más Carlos
y vas al río del olvido. Él tiene que morir
y tú, sin ese nombre, comenzar de nuevo
desde el sepulcro que le doy.

El huirá del hermano que lo busca para aniquilarlo.
El sabe que el mundo es ingrato desde su falaz fraternidad;
pero yo no huiré de ti ni conmigo, ante ti,
es que tú huyes. Nos peleamos gratamente fieles
sólo por cosechar el fruto de otros nombres
y escribir otros versos ignorados
en la nobleza de algún porvenir.

En la encina del llanto, mutuamente invocados,
yo te lloro por un rato, pero quiero
que estés conmigo. Yo sólo te cambio
el nombre para que sea posible en Canaán.

De Teth mi serpiente

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Las frutas

Desprende tu amor si acaso aún cuelga
como una fruta tan alta que no alcanza ninguno.
Hazlo disponible, si es así, a la boca hambrienta.
Baja el amor de las alturas ingratas.
Inclina los penachos del árbol imposible.

El fruto siempre comienza humildemente
a nivel de raíces y, lícuamente, circula
y te da savia, su beso se aproxima hasta los labios.
Una fruta es como tu pensamiento, o un mimo,
o un abrazo, disponible a tu espacio.

Si tuyo es el fruto, juzga si es bueno.
Un árbol no es tuyo solamente.
Es tan sencillo ir y hacerlo público.
No hay que cortar tallos ni troncos ni ramajes:
basta que quieras que se desprenda el fruto.
asirlo al alcance justo de tu gesto.

Díle a la gente que tu cosecha es buena
porque precisamente la hicíste disponible
para ellos como amor. Y el amor es bueno
si es social, si se cultiva para otros,
no para uno mismo. En otras bocas
es que la pulpa verifica lo sabroso.

Ahora coteja el hecho: si eres bendito
porque díste de ese amor de lo alto.
Descubre si te está buscando un amigo,
si el vecino pregunta por semillas,
o alguien cercano ya extendió su mano.

Dí a tu corazón si está llegando el pueblo
y si el más hambriento de amor te sonríe;
verifica si llegan a tu casa,
si claman por un poquito más y te bendicen.
En soledad nadie está si sus frutos dulcifican
generosamente; no te hace sólo el prójimo.

No tomes como algo personal si alguno
comió sin darte gracias. Compensa suficientemente
la medida de tu amor, ese amor que se mide
porque descuelgas el fruto y lo sabes tan bueno
como una gran bellota, llena de dulzura,
que te place que no se quede en tí,
se comunique, se esparza. Tu obtienes
un tesoro con el descolgamiento.

26-5-1999 /
Las frutas

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¿Qué es oír?

Oír internamente es entrar
al laberinto óseo,
al caracol que nos da altares
y tambores y martillos y túneles.

Oír es saludar al profeta
y al veedor tubular de los sonidos
en la Cóclea sagrada, tan oscura.
El navega en las aguas interiores.

Está abriendo los flujos de potasio.
Está llevando las axonas
del desierto
a la mágica alquimia
de los olivares.

7-14-1980 /
¿Qué es oír?
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SerPoeta / Las frutas / Colección Maravilla /

Friday, February 11, 2011

Poesía política: Carlos López Dzur


Indice

1. Prefacio
2. Psicopatía del conformismo social
3. Las tareas
4. Manifiesto emergente de los Carbonarios
5. Manifiesto del interés propio
6. Manifiesto del Desmantelador
7. El relato posmoderno de las Grandes Ilusiones
8. Su menú de palabrejas
9. Plegaria de James Galus Watt



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Psicopatía del conformismo social

Tal vez cuando discursan sobre los radicales,
o sanbenitan a los sinvergüenzas y los delincuentes
algunos conservadores se piensan muy sinceros.

En el mundo hay violencia que no debe justificarse.
Y mucha es la violencia propiciada
que parte de agachones, cómplices de atropello.

Hay mucha injusticia y a veces da miedo hablar
y ser sincero; pero, hacer de la mentira una forma habitual
de mudez, es comoperpetuar la comunicación
entre cómplices. Quien mucho calla no es prudente.

El que calla otorga y hay que saber ser sincero
sin que tiemble la boca, o cedan en demasía
las rodillas y se salgan los pedos.

Los gobiernos no informan estrictamente la verdad
al pueblo. Son ocultadores de los ultrajes que cometen.
Los mecanismos de control son artificios opresores.

Los partidos programan sus lealtades, no son
libres, no son críticos. Son los primeros que mienten.
Son las instituciones de la brutal inconstancia
de los tratos interpersonales.

Tramitan componendas y venden el país a intereses
que no son los beneficios que demanda el votante,
el hombre común y corriente, el trabajador.

Y este tambén paga impuestos, se rompe la madre
edificando obra pública, buenas carreteras,
escuelas, hospitales, planta física
para la gran industria: los truhanes.

No hay a veces suficiente información para decir
con toda la boca, con toda constancia: «Yo opino».
En los periódicos pueden publicarse lo que quiera
el que paga, llenarse de tinta la mentira,
oficializarse el embuste, la infamia,

Suma a las tergiversaciones la tele.
El gran dueño de la empresa no se corta el cuello
con la daga, si alguien se tiene que joder
que sea el pobre, quien más sufre y no sabe expresarse
ni adornar la pantalla.

Sí... El empresario manda.
Su noticia, aunque sea falsa, es la que deja
ingresos, sube puntaje / ratings en los mercados.

Al pobre hay que patearlo como siempre,
decirle que se vaya donde hieda su culo
máxime si es indio, negro, feo, proscrito,
tatuado, inculto... Y el pueblo, mayoría de conformes,
clasemedieros apenas, con ambición de avanzar
en arribos sociales, dependiente de sueldo,
temeroso de represalias o recrininaciones,
se avienta unas tareas de conformismo
casi patológicas.

Desde el puto lugar donde se encuentra,
se incapacita para vínculos sociales, afectivos,
solidarios, dignos de llamarse sólidos.
Le da verguenza gritar en una marcha.

Si el motivo es la explotación del indio,
o el maltrato a las putas, o violaciones de niñas
o de niños, verguenza siente de ir.
El no quiee regañar a nadie.
Ni al cura, o al diputado descarado y pillo.

Le faltarán remordimientos o más bien
cojones para muchas cosas,
pero, ante la disyuntiva de ir a defender a otro,
lo corroe la culpa, como si su conducta social
fuese realmente «inadecuadamente motivada».

Estos psicópatas de la inercia despolitizada
no tienen la capacidad de aprender de la experiencia.
viva, rostro del vecindario, espejo de la vida.

Creen que la pobreza es culpa del que es pobre
y que no hay escuela allí / el barrio o gueto /
porque el pobre no quiere
(aún cuando sepa que son politiquillos
quienes niegan recursos, esquilman
el erario, matan dirigentes, sofocan
a las marchas); pero el sincerote / sabio
de la sacrosantas mierdas, se posa
y se llena la boca por decir...

«Estoy en contra de todo comunista;
el que protesta ¡carajo! es revoltoso,
si lo matan es culpa suya, no del carabinero
si lo desaparecen por algo ha de ser.
El orden, aunque no sea perfecto, se respeta.

Pues bien: estos psicópatas tienen
su egocentrismo exagerado.
Si ya comieron ellos, ha comido todo el mundo.
Si lo han privilegiado, aunque no lo merezcan,
él no hizo trampas, es que Dios le envía suerte.

Es que él debe ser primero y primero yo antes que nadie.
Egocentrismo exagerado e incapacidad de amar al prójimo.
Véalo calladito siempre que media un beneficio.
«Nada es gratis; no debe serlo; pero peor ser pendejo».

Estos sinceros, con colmillo artero,
tienen teorías de lo irresponsable que son otros
y lo que tiene el destino caprichoso para ellos.

Hablan sobre los planes de vida que explican el fracaso
para quien no persiste ni lucha ni se afana,
pero ellos mismos no tiene plan ninguno
excepto la jactancia, cara dura al decir...

«Soy tan sincero.
La violencia es mala.
No construye. No genera nada bueno».
Pero su hijo está en la guerra y él va a la Iglesia
cada vez que le cuentan de soldados que matan
o paramilitares o asesinos oficialmente autorizados
para este contubernio de la muerte».

Estos sinceros, de conveniencia y pose,
están dispuestos a creerlo todo.
A callar con gritos a quien le ponga mollero.
Sueltan mierda por la boca a chorros.

Sus políticos pueden ser amorales, vendepatrias,
pero fueron electos y ya en el poder hay que perdonar
sus robos, coersiones, narcisismos, la retórica
con que ocultan, despilfarran, quitan,
desorganizan, matan
como impulsivas mentes criminales
vestidas de etiqueta, enjoyadas, bien pagadas,
pero socialmente hienas, putas hienas...

Cada año entre 200,000 y 400,000 niños
en adición a los que ya mueren por diversas razones,
morirán de hambre, sí, señor, de hambre en países nuestros
(donde los conformes, con discurso sincero-sicopático,
con temblor de quijadas hablan del Tercer Mundo
y la necesidad de globalizar neoliberalmente,
pertenecer, obedecer a los amos, defender libre empresa
y neo-explotación y neocolonialismo,
enterrar a las izquierdas, matar a Fidel Castro,
a Chávez, a Zelaya, al enemigo...

Billones de dólares se canalizan para ayudar
a los bancos. Enpero, al niño hambriento que se lo lleve
el diablo... al mara-salvatrucha que lo revienten a tiros,
al que proteste que lo fundan en los calabozos,
al disidente de izquierda que se vaya a Cuba
y se muera de hambre.

Los sinceros patriotas del discurso blando y sicopático,
héroes tienen, no son los locos ni come-candelas.
Son los prudentes que esperan el futuro, cruzaditos de brazos,
sin entregarse al cinismo religioso,
pero sin poner dedos en las llagas de nadie
especialmente si son los triunfalistas
los narcos, los nuevos dictadores..

Armados están de silencio y es mejor no oírlos
ni presionarlos porque te fusilan
con su sinceridad. Con ésto,
defienden a sus amos.

*

Las tareas

... porque vivimos en un mundo lleno de dolor,
alguien tiene que echarse la carga
de consolar al que puede.
Unos no van a querer, hay que saberlo.
Alguien ya se anticipó a llenarlos de una tirria
que es lepra y pústulas de fango,
pero al que pueda hay que decirle que hay algo
así, bajo el polvo y los pantanos,
como un pétalo de loto, o muchos pétalos
que no se contaminan...

Unos seres, desde su corazón o su razonamiento,
se han convencido de que no hay futuro
y el presente es lo único a la mano.
Alguien estuvo diciéndoles que ni siquiera
hay sentido, que es mejor No-Ser y practicar
el odio, desaparecerlo todo, hacer el daño máximo posible
antes de echar el último respiro; pues, uno
(hasta que no haya sido convencido de la patraña
subjetiva, individual, egoica, de esos predicadores)
tiene la dura tarea, decir que no es así,
no es así, no...
aunque el mundo esté lleno de dolor.

... por eso nace el contreras que consuela,
el terco que lleva la osadía a un pedazo
de papel, o al espacio del aire, al eco
donde se pueda cobijar una palabra
sin ese extremo del acábese todo de una vez.
El poeta se atreve decir lo que otro
se niega a escuchar.

... es que nos han convencido de que no hay propósito
ni belleza ni inocencia ni dignidad ni libertad.
Que esperar desespera. Que la angustia
es lo más sublime y lo más trágico
y, sin embargo, alguien nace parecido al loto
y se hunde en el agua y se lava el espanto.

Uno que divide en dos el pan que se come,
aunque no pueda hacer los milagros
de alimentar multitudes...
El nace para consolar y echar sobre su espalda
lo que duele; el tiene buen vientre
para moler dolor y abrir ojos de ciegos.

Unos sólo tienen una canción en los labios
y es la misma tristeza que se pausa
para ayudar a que se detenga
el dolor en el más triste aunque sea un momento;
para eso nace ese terco que sabe que bendice
aunque le toque morir después
de haber cantado...
porque aún las mariposas con sus muchos colores,
sus vuelos, su afán de agitar flores
y escarbar el polen, viven brevemente.

*

Manifiesto emergente de los Carbonarios
A los primos en las barracas
Todos somos aprendices de la Libertad,
sólo aprendices. Buscadores de justicia.
Ser libres es como hambruna que no acaba,
como sed que jamás se mitiga.

Como el carbón que, apagado parece,
y todavía arde y quema la piel desesperada,
el dolor de la labor es sagrada, carbonarios.

Primos, el Sol ya no ilumina nuestro bosque.
Y en las venditas sólo queda nuestro luto.
En La Rochelle han ejecutado a los sargentos
y los Maestros de la Venta nos desmoralizaron.

No sacaron la cara por los que están sedientos.
No apoyaron, cobardes, al que pidió
la lumbre libertaria. Son los apoltronados.

Todos somos aprendices, carbonarios,
una veces débiles, cansados, lerdos.
Otras veces temerarios, irrefrenables, suicidas,
negligentes; pero, siempre aprendices,
ante una Cruz a la que ataremos tiranía.

Ante una corona de espinas que al opresor ceñiremos,
ante unos clavos para taladrar de pies y manos
al que ofende a los pueblos, logiamos,
pues el hacha merece el enemigo y la sal
es la señal emergente del ahora.
Unjámonos en sal. Evitemos
que se pudra el escarmiento.

Aprendices, la Santa Alianza desde Austria
nos ataca con desdén. No es sólo Napoleón
el enemigo y no es sólo Fernando, rey
de las dos Sicilias. Con espada nos esperan
los Borbones. En Cataluña, nos sofocan
huestes de González Bravo, despiadado.
Y si el desánimo subsiste, nos acaban.

«Luchen. Salgan a la calle. Que no sigan
matando a los sargentos carbonarios.
Vayamos a las Jardineras, alimentemos
los hambrientos. Son hermanos».

Pero no confundan la senda
de esta logia con venganza rencorosa,
con La Mala Vita,
con La Camorra
con La Mano Negra
que nada tiene de Bazard, Dupont,
Lafayette, Boinvililer.
Ni los Grandes Iluminados.

«Limpiemos de lobos el campo».
Por Mazzini, Cavour y Garibaldi,
por los Buenos Amigos.
Limpiemos de lobos el campo.
Que las fieras no se acerquen.
Purifiquemos con carbón el aire.

*

Manifiesto del interés propio
¡Oh, envidia, raíz de infinitos males y carcoma
de las virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen
un no sé qué de deleite consigo; pero el de la envidia
no tal sino disgusto, rencores y rabias:

Miguel de Cervantes Saavedra

When the fist fortunes were being made
in the Industrial Revolution, they undoubtely engendered
resentment among some people… it was tempting
for people to believe the wealthy people profited
at their expense. That's the root of envy-motive:

Helmut Shoeck
Un fantasma de resentimiento recorre toda Europa.
Brinca la barda y llega al hemisferio.
América recibe el Manifiesto de los Envidiosos.
La codicia es intrínseca, pero, en ellos, zarpaso,
alianza con un odio que ni lo propio suyo
lo contenta y disuade.
Mirad que cuando mira al rico por tradición,
lo mirado se caga en los calzones.
El que dijo «libre soy, pues, en abundancia
me libré de miserias», mañana dice: «El miedo
ya me quita lo que tengo».

La seguridad obnubila libertades.
El envidioso quiere el Social Kingdom;
el que tiene quiere paz y no la encuentra.
Grita con todas sus fuerzas:
«Dejen mis arcas tranquilas. Son mías».
Se siente como Zeus cuando le roban
el fuego del Olimpo.

Los prusianos se asoman. Tiembla América.
Son estatistas conservadores y compulsos,
leales al estado veedor. Y los neo-nacionalistas
perros de colmillos afilados. No serán compasivos.
Son victorianos tardíos que no temblarán
como cuáquero en la mufla de estos días
cuando hilvanan, hipócritas morales,
su vil entrampamiento. Que no vengan entonces.
Que no vengan.

Como panacea de cada mal sobre la Tierra
hartan su Estado Paternal, con sus versículos,
un paternoster que despoja y ofende:
(1) Santificado sea el nombre de la Envidia.
(2) Sea hecha su voluntad en cielo y tierra.
(3) Dános un pan por el que no hayamos trabajado.
(4) Perdónanos las deudas del consumo y la tarjeta de crédito.
(5) Así como nosotros nos vengamos en las míes
de los campos ajenos, pues, no tenemos nada
(6) pongámosle la prótesis al mendigo a quien falta
la mano, o al que renco se arrastra de un pernacho.
(7) Añadamos los dientes al mellado y el ojo al tuerto.
(8) Concedamos boletos de ida y vuelta al vagabundo.
(9) No metamos en cárcel al que pide, bien sabemos
que no hay tiempos de escasez; la pobreza
es la Edad de Oro de los apropiadores.
(10) Dividamos la fortuna en alivio ante la joya
del egoísmo institucionalizado… porque tuyo es el reino
del que tiene y las moradas en el cielo, las prometiste al pobre.
Y mugieron las vacas y dijeron: Mú,
cuando los envidiosos dijeron «Amén».

Un fantasma de amenza nos mira y no huye.
Salta a nuestros bolsillos como manos ladronas
y escarbantes. Cuarenta y siete millones de almas
en América se han lanzado con él.
Quieren salud y no morirse ni pagarla
(dizque no tienen seguro, que no le damos beneficios,
que están perdiendo sus casas, que en la noche
se acuestan con hambre); pero ya no tienen miedo
ni virtud; se lanzan al campo del vecino
y les beben la leche a las ubres de sus vacas;
amenazan que quemarán haciendas, que robarán
los bancos, que arrasarán hospitales;
que tendrán las manos negras, so pena
que así queden sus consciencias.

Vienen los fantasma bismarckianos,
eslavófilos, nihilistas, enemigos putativos
de las clase y van a desquiciarnos el sentido:
la propseridad, el interés propio, la calma
de Dios en las iglesias, la civilidad del parlamento.

Leed el Manifiesto que han traído.
Quemadlo luego. Allí nos llaman tiranos,
mercantilistas, dueños del privilegio,
agentes malthusianos de miseria, divinos reyes laicos
del embuste, la exclusión, el cálculo logrero
del consenso, individualistas.
No entienden, no entienden que ninguno
por ley ha de ser obligado a procurar
el bienestar de otros.

Allí proponen la agenda de la Envidia
Escrita en un lenguaje saduceo:
Public Good First! Social mind! Social control!
¿Cómo es posible que fundemos el escollo
que los pare, América? ¿Con qué ideal habremos
de parar al Estado hegeliano si con lo divino
se han limpiado los traseros y su sólo fundamento
es la envidia, protegida y encarnada en un Estado
gigantesco y devorador, que nos pide que vivamos
en servicio, sometidos al puño de sus idearios?

*

Manifiesto del Desmantelador

Majorities can be tyrannical… What I find must repulsive
in America is not the extreme freedom reigning there,
but the shortage of guarantees against tyranny:

Alexis de Tocqueville
Un fantasma de tradición recorre toda Europa.
Brinca la barda y llega a otro hemisferio.
América ha recibido el Manifiesto del Desmantelador.
El interés propio tiene precedencia.
Abajo sea el grupo que no se pone en pie
sino a través de la misericordia y la benevolencia fraudulenta.

Hay que derrocar a los parásitos que del andrajo
han hecho un Santo Grial, su propia verónica de penas.
Derrocar al bicho que no paga al gobierno sus contribuciones.
A monarcas absolutos a quien dicen
«Papá» / Papa Estado
por la niñez de la masa que se antoja perpetua.
A los prusianos de gesticulación benevolente
dan su culto, su fe, sus viles pasiones
y a Bismarck lo llaman Canciller.

Tradicionalistas: ¡enteráos que Bismarck vive!
Y la ignorancia racional enciende a garrotazos
sus clamores y el tambor es un engaño lógico barato
que depende de los tributos a la renta
en menos de un cerrar y abrir los ojos al futuro.

Declaramos que abajo sea la transferencia
del paternalismo, abajo el que da
y derrocha con el pretexto del pobre,
porque sólo modifica la injusticia y no la acaba.
Sí, que muera el welfarismo, con las sabandijas
de su origen burocrático y robo institucionalizado.

La tradición está tan cerca que América
y el mundo comen Cheerios y el Estado Benefactor
es el que engorda a estos animales económicos,
tímido rebaño de obreros de lentejas congeladas
y de cervezas frías, bocas que aplauden
con cada sorbo al Establecimiento.
Ya no piensan que la caridad es voluntaria.
Demandaron que se viva para otros.
Que el altruísmo sea su dogma contra el ego.

La tradición está a las puertas con su lema:
Abajo el que no piense como yo.
El capital lo que requiere es egoísmo.
Que sea éste el fundamento antes que las mayorías
al capitalismo lo asesinen en las calles.

¡Enteráos, Bismarck vive! Y lo mismo es amigo
de los Woopies jubilados que de un ejército
voraz de carniceros; el Manifiesto ya dice:
¡Desmanteladores, pongan el alto!
Que no viva Solón con su parche en el ojo
de pirata si es la encarnación fraudulenta
de este mal: la protección política del necio,
la perfección de la blasfemia práctica:
Estados intervencionistas que con sus manos
roban lo privado, depauperando al rico…

Este es el Manifiesto del Rational Self-Interest:
Hay que derrocar las mayorías, todavía son verdugos
con su mano tullida, pordiosera. Todavía son tiranía
que rumia y salta de contento cuando triunfa
cada estímulo inmoral que la sostiene
y le paga el pan y el circo.

La Tradición viene amenazadoramente
para redimirte, Individuo. Cabeciduramente victoriana,
el ala benévola que contra la extracción de la renta
del próspero dirá; ¡Basta! y a la extorsión de los políticos
les pondrá un remedio. Házte oír, truena los dedos,
abole de raíz tanto parasitismo vestido de piedad
y santos votos. Guarda este Manifiesto reeditado,
házle sus odas de egoísmo en las urnas
que son cálculos aproximados de consenso.

*

El Relato posmoderno de las Grandes Ilusiones

El mundo puede ser materialmente
muy hermoso. Hay que ayudar a forjarlo
y yo lo quiero así, pero no es suficiente.
Preciosa sea la convicción de alma.
Sin su hermosura, por más bella que sea la geografía,
se tiene un mundo de mentira.
Una cloaca es el mundo, vómito expandido
para la compulsión de consumo.

El trabajo puede ser honorable, verdadero apero
que redime, ilusión de cada mañana productiva,
anhelo que se tiene después de la noche de reposo.

Yo quiero ese trabajo, creativo, dignificador
de mi día; pero, fatigado de acoso
por explotadores, condenado a la voluntad
del miserable, el trabajo me aliena,
me empobrece. La producción se vuelve
la factura que encadena, la mentira, el cebo
para engranarme al sistema de mi oprobio.

El conocimiento es el misterio más amado,
lo inagotable, lo indispensable, victoria que corona
a los puros y yo lo necesito como mi alimento.
Sin sentido... las cosas no brillan en sus méritos.
Sin esa luz, el mundo está en lo oscuro;
pero, mire usted, lo novedoso y atrayente
es ídolo carente de verdad, de valía.
Es sólo una lujuria de los ojos.

Yo no quiero ese infinito bombardeo
de la costumbre vestida de palabra y dobles intenciones.
No esos medios que para comunicar mercadean,
reprograman, aturden, reconstruyen su parche
de malicia. Manipulan, mienten, aridecen.

Quiero el amor, lo que da paz y empatía.
Lo llamo conformidad, aceptación, convivencia,
pero, incondicional no es. Y lo que doy y lo que tengo
parece insuficiente y me siento que no puedo
merecerlo. Orilladas están sus mil invocaciones.
Mi amor se ha convertido en soledad,
anónimo llanto, dolor escondido en la sonrisa
hasta que venga esa muerte transmoderna
y me recoja en el seno de su anhelo.

Hay grandes figuras carismáticas, modelos de ser
que no son tal vez celebridades; pero son lo profundo,
lo ejemplar, lo modélico, yo quiero amarlas.
Las admiro y no puedo alcanzarlas porque son
como ajenas y ellas no están conmigo.
Son como divas que hacen lo que les da la gana.
O los centros de poder las ocultan,
vedándolas, las manosean a gusto
y le quitan el lustre.

Son el lujo de aquel que las controla
y las pasea como a perros de raza por las plazas
de sus presunciones. Entonces, me conformo
con los seres sencillos, humildes, olvidados,
simplemente mediocres, aislados, en el mercado
de la cultura popular. Seres como yo,
quizás incomprendidos.

... porque ya la ideología está desmeritada
y el contenido del mensaje se condiciona y se vende.
El mundo está rehenchido de mejores postores.
Con la imagen decorada, todo se sustituye;
ya nadie quiere amar lo profundo, ya no se cree
que haya verdades, no se cree en nada
que no se venda y no se toque.

Lo mismo vale una ilusión con pequeños ídolos
que te dañan los ojos y la ansiedad del alma.
Las convicciones valen lo que el apetito
y te alimentas con escoria y formas vanas,
bisutería de cínicos, correctamente audaces
que devoran y corrompen.

Por eso lo que no aparezca admitido por ninguno
es lo que a mí pertenece. Estoy donde no está nadie
y nadie quiere estar. Ahora no me interesa
el mundo hermoso, ni el avatar de los célebres,
tampoco el mundo de grandes triunfadores.

No me interesa el amor de los felices
ni el dolor de los grandes sufridores.
Me hace daño.
No me interesa el sentido del fracaso
ni las revalorizaciones fragmentarias
del cosmos y el origen.
No me interesan las Grandes Ilusiones.

*

Su menú de palabrejas

Para tener una ideología contemporánea
con la que pueda llamarse adversario por principio
y jactarse de tener / en nosotros /
a su léxico añadió el menú de convenientes palabrejas:
el subversivo, clandestino, oveja negra,
el que nunca ha de ser ente fraterno
o querido, el comunista, masónico,
enemigo de Fernando VII El Deseado,
el foráneo sacrílego, enciclopedista,
descreído afrancesado, racionalista,
calvatrueno, incendiario, ateo...
inventores de paso del Estado Laico,
la decadencia de la Iglesia,
el independentismo
de las viejamente adheridas regiones
cantonales,
autores de la Guillotina,
impusores del esplendor revolucionario
del 1789 en la Francia jacobina.

Y usted viene derechito al odio
(sin ningún referente de su sucio pasado)
a recordar la revolución de La Comuna (1870)
y a asegurar que dos masones inventaron
el himno de La Internacional socialista en 1871.
Usted viene a recordar lo anticatólico
que somos y lo inhumanamente anticristiano
como si usted no tiviese represores
ni errores en sus expedientes...

Usted que favorece una moral
autoritaria y dogmática
(la misma que nos diera la hoguera,
la Inquisición, las censuras aberrantes
que han durado siglos... usted que no entiende
por qué a nuestro arquetipo se expulsó del Paraíso...
ahora pues, ya tiene un menú de palabrajes
y nos negará un posible vínculo con otros
sobre la base del conocimiento, el cuidado,
el respeto y la raíz, sin la cual no hay sentimiento
que nos ofrezca pertenencia
ni sentido de identidad.

*

Plegaria de James Galus Watt
I do not know how many future generations we can count on before the Lord returns, whatever it is we have to manage with a skill to leave the resources needed for future generations...

Everything Cheney's saying, everything the president's saying, they're saying exactly what we were saying 20 years ago, precisely ... Twenty years later, it sounds like they've just dusted off the old work: James Galus Watt, ex-Secretario del Interior de los EE.UU.
En la iglesia, hay una izquierda mentirosa.
Cree que yo escupo sobre la geografía
y me orino en los Grandes Lagos.
Que me lavo los oídos con brea, indigna
costra de mi algarabía ante el inmundo eco
de lo que ellos dicen, y que hago gárgaras
con petróleo, alegan por añadidura y me burlo
del hipócrita viejo comunicador, quien me dio
nombramiento para hacer en su nombre
su trabajo sucio. Pero no es por él que yo
me rebelo, me jacto y doy estas rabietas
[Reagan me importa un bledo]; es por tí,
Señor del Cielo,
que, en los plea bargains, doy fe
de un delito más o delito menos.

El cochino teatro de las izquierdas ambientalistas,
jodidos judíos anti-gubernamentales,
sons of a bitches, me persiguen,
cinco años de probatoria han sujetado a mí
y multas y 500 horas de servicio comunista obligatorio
[en América USA, Señor, en tierras
de vaqueros del Green River de Wyoming].

Contra mi persona decretaron 25 delitos
de perjurio / felonías / y alegan que yo obstruyo
la justicia; que soy adicto al petróleo
en el café de la tarde y no protejo
ni a gatos ni ratones.

Soy enemigo de las focas-leyes
y las moscas-especies
en peligro por mis manos-de-extinción.
... Y todo porque mando a tu Arquitecto Hiram
a los aserraderos, quiero el árbol frondoso
para hacerte el Arca en la Alianza en los bosques.

Para que reposes, adorno tu almohada,
decoro tu pared y tu cama, con piedras preciosas
de las minas. Soy en Tu Nombre quien perforo los pozos
y honraré tu energía, quiero que se descubra
el combustible de Tu Aliento y todo
lo pusiste en el subsuelo...

«We will mine more, drill more, cut more timber».
No me importa decir No a quien se oponga.
No me importa conturbar las huestes del socialismo,
sea el que fracasa en la Siberia Roja,
sea el que abrigamos aquí, con mentirosos...

Sí, no dé rubor si lo digo:
«Don't go to Russia, come to America and go
to the Indian reservations».

Pues, sí... Señor del Cielo, si he de cumplir
esta encomienda, que allá en la iglesia
o en ceremoniales, me hagan su poquito
de silencio y de honores.

Las bandas de rock me ensordecen,
me aburren. Tienen cierto elemento indeseable.
¡Sabes cómo me deprimen los maullidos
de los gatos! Sácalos fuera y ni siquiera
los suplantes con palomas... Llévatelos a todos
los que se comen sus bigotes en la sartén
del aceite caliente; húndelos en las minas
cuando estalle la pólvora de la industria
con su violenta estampia.

No será jactancia entonces que diga
muertos gatos y perros se acaban
de una vez pulgas y rabias.

Señor, antes que bajes, tal Redentor, al planeta,
yo te administro abajo, rentaremos al menos 4 millones
de km² de costas. Exploraremos las aguas
de tu manto, y los mineros del carbón
a fin dar festejos, te darán el mejor recibimiento.

La industria quiere que haya gasolina suficiente,
independencia petrolera programada para ese día
en que vengas en gloria y preguntes:
¿Qué hicíste con los recursos que te dí,
cómo has utilizado los mares, las bestias,
los bosques, cuántos ranchos en fin
me fabricaste, en fin, supíste sacar
el lucro del ambiente?
No te dí medio ambiente.
Te dí el Ambiente Entero
y la capa de ozono
y el efecto invernadero.

... porque, al parecer, hay unos cuantos perversos
que van a atajar mi paso, cuando vaya
al Juicio final y Tú vengas, oh mi Señor,
mi guardafango, desdeñador de pancartas
de la National Wildlife Refuges, vendrán
con los hostiles ambientalistas,
a soltar las alimañas cabilderas
de los Verdes intereses y las especies raras.

09-10-2001

*

Wednesday, February 09, 2011

Sobre el primer beso / Del libro Teth mi serpiente


1.

Cuando no había edades y mi sombra se gestaba
en gravitones, cuando sólo se medía el punto omega
en el horizonte cuántico de mi eventual irrupción en el espacio,
yo escupí luz, yo el Unico, el Real Ontológico
que sólo sentía la piedra dura, el Pene solo
sin la penetralia, yo, No-Alma, inversa exhalación
hacia la Nada / Anatta del Vacío,
al fin, abrí mi boca y dí el Primer Beso
para que Mi Amor no sea denso y, ¡cómo serías
tú, Nashash, golosa de mi baba!
¡Cómo de amante del gesto de mis labios!

Te fuíste igneamente como mariposa
a la Tierra, como nocturna emisaria a proclamar
Mi Beso, por calles planetarias, venusina
y venérea, te desarrapaste, con qué guandaja humildad,
hablaste, enamorada, el lenguaje de mis luces,
que yo te salpiqué de mecos, a tí Anatta,
y que por eso hoy eres
apetitivo erótico para el universo,
femenina epitimia de mi Timo
y la primera Neshamá, entidad
que me ama y canta mi Beso
y mi derrame.

Beso el paraíso que te dí, lo beso contigo,
beso sobre el beso, porque qué emputamiento
me sublimas, qué reverencia me coitas
con tus adoraciones; ahora quiero las serpientes
para que me cuiden los jardines, ahora envío
relámpagos para guiñar Mi Ojo colocado
en la desnudez y te sorprendo
cuando te arrastras por mi Amor,
por aquel chispo de luz que has llamado Mi Beso
y yo sólo escupía mi densidad para formar
un espacio, en la infinita compresión
de mi bragueta y mira, Serpiente, lenguecilla vibradora
de mi beso, cómo se han formado
kelites, vasijas, rumbos de mi energía
y te duplicas cuando echas nostalgias de mi beso
en el aire y mira las evas vaporosas
densificándose fuera de Mí y de Tí.
Son las nuevas realdades ontológicas,
pero las atrapa la carne.

Beso entonces los atributos de la Inmensidad.
Que sean mis modos de sustancia. Prakara
sea la vasija de mi beso. Dáles tu prototipo,
Putarraca Sublime Jiva / Atma, de tu Yo individualizado
(para que me quieran como tú, Neshamá,
Anatta redimida por mi beso,
alma primera, como objeto poseso que hoy marca
el primer tiempo, antes y después del beso,
puerta del Universo paralelo,
te guiñará el ojo, véme en el relámpago
te observo y te pongo en el jardín
junto a esos seres del Séptimo Día.

Regocíjate en ellos, putarraca, compañera mía,
cantora de beso, y voy a darte mi nombre
para que no me llames por el beso
sino por mi fidelidad.

2. Bendita sea la Serpiente

¡Qué hermosa es la brama de la Inmensidad!
La saliva que pega el infinito es esplendorosa
y el componente de las skandhas es m luz
por algo la escandalosa llama a mi desperdicio
luz de mi beso y por las calles se destrampa
con avisos de que la he besado;
yo tiré moco al espacio de los Vientos,
rompí gravitones, me acomodé en el grajo
para evitar la compresión infinita
y hacer espacio a mis güevos
y Neshamá va espiritualosa, ebria de mi thymos,
toda emociones porque yo la he besado
y mi beso se hizo alma.

Beso a Anatta, la No-Alma,
la reconozco como mi delicia.
Pido a esa serpiente compañía.
Que no me deje solo.
Sea mi hembra en lo oscuro.
Sea la primera luz de mi Logos.
Sea mi epitimia, sabor de mis gargajos.
Aroma de mis sobaquinas.
Feromona de mi deseo.

Yo la escupí para hacerla serpiente,
distante a mis calzones y su desnudez
es hermosura y yo le guiño el ojo
en los relámpagos.

Me gusta ver a esa diabla,
escandolosa, lúbrica, enamorada.

Beso a Anatta y me sorprendo que yo escupo
luz y la luz es hermosa como ella,
que yo escupo seperación
y ella es unitiva, distribuye mi aliento
y se enamora de mi esencia.
Bendita sea la Serpiente del Paraíso.

3. Nostalgia de los besos de Hashem

Dáme un nombre para hacerte presente
cuando te invoque.
Yo te llamé mi beso y los gasté besando
a mis evas y adanes en ese cubujón
de infinito que es el jardín que me díste.
Es Edén, te lo agradezco.
Lo forjé con lo que me díste de pensamiento
cuando me llamaste Neshamá para tragar
la nata inútil de la No-Alma,
no más anatta, no más soledad,
alma quiere el beso del Ignoto,
el oscuro amante de la Inmensidad.

Neshamá, la enamorada, hebra
que se fue rodando al paraíso,
kundalínica exhalación de tu escupido,
te suplica dáme tu nombre,
yo, Neshamá, estoy feliz de hallar brazos
para que te abrace el que te ama,
yo doy el fuego, ellos pondrá sus manos,
yo doy la idea de caricia y me entrego
a tí, con el amor de ellos,
yo me arrastro por calles y avenidos,
digo que tu amor existe y que yo no tenía pies
y tú me díste sandalias y paracaídas
y muelle levedad y burbujas para quedar
en el aire; yo nací hambrienta de luz.

Tú, a puros tosidos y ñáñaras me escupite
sustento y ahora soy una esbelta Serpiente
de gracia, con tu luz alimentada,
y me llaman la Autonomía, la Sabia, la Antigua
presencia del Logos, la que canta con Tehilim
tus estertores y santifica la luz
con que te manifiestas.

Entonces, dáme tu nombre, Amado.
Nostalgia de tu besos tengo cuando me degasto
y mi boca seca al pensar que no te invoco
plenamente si no tengo Tu Nombre.

4. Para que mejor se entienda mi beso


Circunscisa el prepucio de tu corazón:
Deuteronomio 10:16
Amada mía, si supieras, que tú me circuncidaste
y a tí daría todos mis nombres, mi divino Jah,
pero no me llames, Adonai elohim,
ni me llames Señor, Tu Dueño,
Serpiente, niña de Linda Hebra,
primera de mis niñas en el Edén,
que sea Mi Nombre el Nombre con que experimenté
circuncisión en los días de la Compresión infinita
de mi Verga Santa y escupí en mi Mano
para lavar el espacio y me jalé el prepucio
en salpiqueo de gozo y fue así el mappiq
que pongo en Jah, mi nombre más sagrado.

Pero tú, Neshamá, primera sacerdotisa
a quien conmueven mis placeres creativos,
díme simplemente Hashem,
el más sencillo de mi nombre e instrúyelo.

El nombre del Autor del Beso es Hashem.
El nombre del puñetero divino que ama la Serpiente
y chispotea con Semen el espacio,
el nombre que Hashem dio a quien lo ama
es Alma / y el alma que lo ame, también lo circuncida.
El alma es la navaja que circuncida el corazón.
Neshamá es la serpiente que muda la piel.
Neshamá el mappiq, la marca del placer
con que el beso se extiende
como riejo enadecido de pasión.

Neshamá es logos y es emoción,
ya jamás habrá No-Alma ni skanda
que se disuelva
con la animalidad.
La Neshamá que guarda
el Nombre de Nombres de Heshem
entra y sale de la muerte,
entra en la luz del Primer Beso
y se eterniza como Adam y Eva
en un Edén para siempre.


[Este poema es un sueño erótico-revelador que explica el Génesis y el rol verdadero de Teth (la Serpiente, el Alma / Neshamá) y lo paso a los lectores, tal como fue soñado. Con el lenguaje y metáforas, escenas oníricas, originales. Surreal, pero significativo a la luz de la Torah y la Doctrina del Tantra].


07-07-2000 / Teth de mi serpiente

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Entrevista con Carlos López Dzur: Los giros serpentinos de un poeta / Obama gasta mais do que Bush /

Tuesday, February 08, 2011

Recuento de los daños tras el funeral / De El Libro de anarquistas

In memoriam: A Thomas Paine

«Siempre he visto a Paine como uno del más grandes americanos. Nunca se tuvo una inteligencia más sana en esta república… Mi interés por las obras de Paine no se satisfizo con una primera lectura. Fui de nuevo a ellas repetidamente, apenas como he hecho desde mis días de la adolescencia»: Thomas Edison

Hoy, 8 de junio, me imagino el funeral
de un hombre como él, tan calumniado,
abandonado por gente que creyó amiga
(amigo suyo podría ser el mundo entero
hasta el monarca Napoleón que le hizo la barba
y lo invitó a Palacio), pero no....
Sólo quien sufre y entienda su dolor y agradezca
sus pensamientos, los de Thomas Paine, puede ser
su amigo... pero él quedó sin amigos
y al funeral llegaron dos negros a pie.
El los liberó, estaban agradecidos.
En una carreta, al sepelio fueron,
por igual, su mujer y su hijo.
Nada de pompas ni de procesiones cívicas.
Nada de guardia militar.
Es que él era, en el más estricto sentido,
militante del Ejército de la Libertad,
el más honesto, asqueado de lambiscones
que le dicen: «Una estatua de oro se debe erigir
a usted en cada ciudad en el universo»

y, a dos días de conocerlo, reculan y trocan sus elogios
en desprecio. Lo temen.

Paine no conversa a gusto con charlatenes
de la cultura, manipuladores
con abstractas nociones de filosofía.
En Francia estuvo discursando sobre Justicia Agraria
antes que Thomas Jefferson le llamara a América
y produjo un concepto de renta mínima garantizada
y tales cosas a Napoleón no le gustan.

2.

¿Qué se puede hacer ante un hombre así
el día que muera? ¿Qué con ese hijo de José, el cuáquero?
que odia las dictaduras, el esclavismo y les decía
a los politiqueros, aunque se digan revolucionarios,
que el gobierno es sólo un mal necesario
en el mejor de los casos porque las monarquías
son siempre malas
como malas son las repúblicas que no ofrecen
el derecho universal y libre a la educación pública,
a renta mínima garantizada, y a una contemplación
de la Energía Divina,
su deísmo de amor, la sabiduría
de sus manifestaciones,
siempre benignas, cosa que no depende de ritos
o preferencias por una Biblia, o un Corán
o tantos embelecos de jerarquías
y unas nuevas simonías en lucro
de espiritualismo. «Mi propia mente
es mi propia iglesia»,
nos dijo.

Y Paine murió a la edad de 72, en la calle 59,
cerca de unas arboledas en Greenwich (NY)
y fue una mañana de 8 de junio.
Se le publicó un obituario indigno de sí:
«Vivió largo tiempo, anciano,
hizo algún bien y mucho daño».


Es que así de incomprendidos mueren
quienes forjan naciones más que gobiernos,
quienes forjan repúblicas y no partidos.

3.

Seis años antes de morir, era un verano
y el federalismo comenzaba a pudrirse,
apestando mucho: Aaron se mofaba de Jefferson
y al radical agrario. Guillermo Cobbett
echaba tirria contra todos, se burlaba
y en el proceso de cada noción de justicia natural,
todo lo que Paine alguna vez propuso
como «derechos del hombre».
Ahora los devotos / deudos de Biblia y Testamento
lo odian porque dijo que «son imposiciones
sobre el mundo»
que se creen con los ojos
y se olvidan con el alma; se apagan en la filantropía
del corazón y se festejan en la costumbre
de los exclusivistas; lo odian los federalistas
por sus ideas de gobierno y por haber sido apasionado
de la Revolución francesa, o amigo
del presidente Jefferson. Lo odian porque tiembla
como un cuáquero, pero se para solo
como los deístas y como el Cristo caído
y traicionado que no fundó sinagogas
ni los medios extraños, o fábulas deshonestas
para decir
«esto creo: la energía del Todopoderoso
es práctica de amor diario y es la única religión verdadera.
Mi propia mente es mi propia iglesia».
«Todo lo demás invenciones humanas,
sistema que hasta aterrorizan y esclavizan a humanidad
y monopolizan energía y se benefician».


4.

Entonces, lo enterraron sin pompas
sin otros testigos que un obituario culpatorio
que declaraba: «Mucho fue el daño que hizo».
Desde antes de verse en el sepelio
a dos negros, a su mujer e hijo,
fueron sacando la cuenta de sus daños:
(1) Que se abola la esclavitud del negro
(daño que apareció descrito el 8 de marzo de 1775
en Posdata al diario de Pennsylvania.
(2) Que se establezca una garantía básica
de la renta, una Administración de Seguridad Social
aunque no la quiera el rico, el apropiador,
y una primera oferta americana para pensión de la vejez.
(3) Que, no siendo Ciudadano de América,
y sí aliado de Francia, al Gouverneur Morris,
embajador americano a Francia, le mienta
y le diga: «Soy amugo de Washington
y estoy preso por su causa».
«No sé si usted es un apóstata o un impostor».
«Perdone que no envíe un recado como ése
ni mueva la mano: hay peligro de guerra
entre América y Francia».
«Entonces, dígale a Washington traidor
a la amistad e hipócrita» y el embajador en mutis.
«Nadie ofende al Padre de la Patria».
(4) Y el Padre de la Nación es un esclavista ardoroso
y usted nos hace daño: Usted, Paine,
es libertario, anarquista, hijo de las Comunas,
y aboga por desposesos, negros, fondos del Estado
para el que cumpla 21 años y pierda su herencia natural
y diez libras esterlinas per annum, durante vida,
para ancianos y gente improductiva.
«Usted hace daño a nuestra naciente República».

5.

En una calle en que viviera en París,
hay una placa que lo nombra:
«Thomas Paine. Inglés por nacimiento.
Americano por la opción.
Francés por el decreto.
Ciudadano del mundo»...

pero eso es bazofia sentimental.
Los que te odiaron ahora se justifican
con tu nombre; se olvidan del mucho daño
que te hicieron. En la práctica a nadie quiere
como ciudadano del mundo,
a los que llegan con la opción
de hacerse 'americanos'.

Al contrario, les aplican muchas trabas migratorias.
Al que fue de su país por nacimiento
le obligan a que lo venda, lo olvide, lo traicione,
lo vaya desfigurando con neoliberalismo
de neocoloniaje y ausentismo de empresa
y privatización extranjerizadora.
No hay sincero decreto que te haga digno
y memorable en quienes odian desde siempre
al que es revolucionario, anarquista,
enemigo de negociaciones secretas y vicios.
Entonces, el gobierno británico in absentia
como a tí, te declara infame, sedicioso, el odioso
que el odio tiene merecido y que el rechazo
ha de llevárselo a la tumba.

Y lo que propusiste
para una reforma de Inglaterra
fue lo mismo que se rechazara en Francia
y en los EE.UU.: justicia en el impuesto progresivo
de la renta, paz universal, derechos del hombre,
solidaridad combativa con las mejores causas
sin olvidar la piedad.

¿Qué se gana con ejecutar a Luis XVI,
qué se gana con la pena de muerte
o las matanzas de negros o de indios?

Paine habló así, cuando defendió
en la Convención Nacional la declaración
de la República francesa, pero hizo más en 1792
con el derecho que le dio su voz por Pas-de-Calais
y corazón girondino:
Que no se mate al Rey ni su familia.
Que a partir de ahora sea la Era de la Razón
una que construya, que proteja empleos,
que invente nuevas cosas. Que no sea reaccionaria.
Que se entienda: «Government, even in its best state,
is but a necessary evil; in its worst state, an intolerable one».

Que venga una edad de los maestros,
cosecha de educadores más que de vendores
en las tiendas del rapé y del tabaco.
Que venga la edad de ayudar a pordioseros.
especialmente a los ancianos y los niños,
que la Iglesia, si para algo ha de servir,
que sea social, menos rezos y más misericordia.
Que sea época de invento;
«yo quiero hacer un puente de hierro
sobre las tierras de Paddington, porque yo
amo a Londres; y quisiera fabricar velas sin humo
y unos motores de vapor junto a Juan Fitch,
mi amigo. Esto es parte de lo que llamo
la Era de la Razón, mis verdades sencillas
y los Derechos del Hombre».
El gobierno perece, se corrompe.
Es un mal necesario; pero la razón no.
No dejemos que la mate el odio.

De El Libro de Anarquistas



___

Friday, February 04, 2011

Carlos López Dzur: Los provenientes y yo / De El libro de anarquistas


No vengo yo a partir de ocho siglos
de sociedades premodernas.
Cuando había Luz en el Despertar, yo tomé
el mejor puñado de luz, y no fue por rebeldía.
Si alguna oposición fue mía
contra la escasez y lo eventual del azar
la expuse. La necesidad es honesta.
Yo me hice Prometeo
con todo el fuego de la Vigilia y de ahí vengo
y el fuego lo comparto con todos.

Fue mucho después, ya en las periferias
donde hallé la abundancia y perfeccioné
el celo y la rebeldía. Pasó que ví a los invasores
y entendí las sucesivas etapas que motivan
el viaje de ellos, su cercanía.
Entonces, por primera vez, les dije rivales
y definí los modos con que hostilizan
al depositario salvaje, al que ellos definen así,
aunque los salvajes son ellos.

A él sí lo llamo el Proveniente incómodo,
el Dominador de Occidente.
Pero en su larga historia de ultrajes,
él maduró sus agendas perversas.
Vio que nuestra iniciativa de oposición
es luminosa, transformadora del mundo,
y él, por más expansivo, intensificado en la crueldad,
cuando inmigra es como el sabueso
que persigue, sin límites, a su presa.

El es el proveniente y llega con sus contradicciones
desde la Europa feudal, con los mismos
vicios premodernos
del interventor, despojador, acumulador,
sólo que ahora con innovaciones de tecnología,
ahora jactancioso de la Modernidad Capitalista.
No es que sean cruzados en pro
de espiritualidad o agentes civilizadores.

Son salvajes de la época de Ming y Qing
jugando con recursos,
explotando el trabajo social colectivo
y de los Califatos árabes y persas harían
los mismos esquilmos y el pueblo chino
tan pobre e indefenso, obligado a ser
otro perro más en sus jaurías
y en los bancos de Italia, el aprendizaje
para el mercantilismo.

Y el europeo, proveniente del centro
o la atlántica costa, de territorios ancestrales,
será el Proveniente más despreciable
gran explotador del campesino,
lobo suelto en las periferias que integrará
a sus víctimas como dependencias al sistema global:
el capitalismo histórico.

2.

No vengo yo de ocho siglos
de sociedades pre-modernas.
El Proveniente sí viene creyendo que civiliza
y que puede fundar una ciudad de maquinarias
dentro de nuestras almas, forjar de nosotros
dizque un nuevo ciudadano
al que llamar Proletariado Industrial,
esterilizado para las Revoluciones que haga
libre el trabajo y el disfrute del Fuego
y del Ser y la Naturaleza; pero yo no soy proveniente
de las sociedades y mundos que él expoliara
desde hace 8 siglos. Al acumular capital
a espada y sangre, él ha creado una forma
de sociedad dominada por su ley
y su ley no es comunalidad: es fraude
y aliena. Cada víctima queda presa en el producto
que crea y sufre con el robo del tiempo
que dio al Ser y a la Naturaleza.

Yo no soy el proveniente.
Para mí, preservar Creatividad y Campo,
Ser y Fuego, es la Vida y antes fue mi Ser
como ciclo eterno: ser libre.

Mi ser no fue cuando llegaron Ellos,
Lobos provenientes, desde hace 8 siglos,
del saqueo y la desposesión.
Yo había tenido el ser, no soy el proveniente.


De El Libro de Anarquistas

<>

La pregunta sobre la proveniencia

Ahora, sin embargo, la pregunta sobre la proveniencia
es más importante que nunca, en el nivel de visualizar
modos superiores de producción
y distribución justa de ingresos.
Ahora los lobos provenientes se presentan
con máscaras y vestidos de corderos.

El apropiador discursa sobre transfomaciones cualitativas
de sus intenciones y toma nuevas formas
que no son las antiguas de sus monopolios
durante el mercantilismo o conquistas coloniales.

Ha pasado por crisis estructurales, pero,
ciertamente, se conoce a los provenientes
por sus hechos desde aquella derrota
infligida a los auténticos clombatientes
de la Comuna de París en 1870, y ahora se enmascaran
con dizque el capitalismo libre, competitivo, humanizado
con el que puede que se produzca
la expropiación de los expropiadores.

Pero esta Bestia Proveniente de lo profundo
del ego sin Fuego de servicio y de Ser,
renace de sus propios vómitos, se adapta,
se encubre y vuelve a la vida
y después de la gran crisis que dijo que sufre
aquí está su proveniencia (1945-1975).

No hay tal cosa para Ella, no largas decadencias.
Las burguesías familiares pueden que estén rotas
pero la Bestia Proveniente, sus ocho siglos
de inteligencia parda existe y perdura,
en su fase interna
más peligrosa y temible: el anonimato
de la plutocracia oligárquica y su amplia gama
de operaciones financieras.

No hay que posar a lo humano, o matar
frente a frente; la bestia está vestida de cordero
y hace galas de decisiones corporativistas.
De un neutro sentido de justicia;
pero son los provenientes, los mismos...


14-08-2005 / De El Libro de Anarquistas

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Thursday, February 03, 2011

Los Weekends en la Casa de Tío Undo / De Laz zonas del carácter


Descansa, Pueblo, que te vamos a dar el Weekend.
Siéntete grande, anchito y orondo, porque ahora sí
que hablarás sobre lo parece que sabes:
lo que sientes, lo que crees; pero tú bien
que necesitaste un Alto en tu día cotidiano,
tu Sábado Gigante y fiebre
sabatina y dominguera
para mover el bote y espantar las chinches.

E imagina la escena, en favor de tus viejitos,
una mesa en el patio, o casi frente al balcón,
el jueguito de dominó, las barajitas para el remate,
la hielera con varios packs de cervecita fría,
el galoncito de licor del bueno
(pitorrito, o mezcal, o el tequilazo).
Afuera, la tele sintonizada en el fútbol.

Descansa, Pueblo, ahora sí
que puedes habitar en ese espacio
de sensibilidad de la que los dirigentes políticos,
funcionarios del Estado, o celebs de clases medias
altas-medias-tontas-pero no pendejas,
junto a las adineradas hacen galas:
¡Tú con ellas!

«Tiene que haber un Week-end para que haya cultura,
ocio, o promesas para el mercado en ciernes»,
propuso uno de nuestros ejecutivos
porque Dios pidió el Sábado para el reposo
(y no sólo al judío) y cuanto sale al mercado
en sábado se festeja. Toda demanda de éxito
que sea expectativa de los sábados.
Sábado sea para el descanso.

Sin entretenimiento, no sólo la muchedumbre,
cada sujeto humano, de abajo al tope, a las élites,
vive muino y cundango. En todos los planos de la sociedad,
que se funde un motivo: hay de que reirse, o qué chotear,
o alguno hay quién llamar amigo de parranda
y citarlo a la casa, o al paseo. Al picnic.

Por eso, Pueblo, hagamos un mini-carrnaval
a final de semana, con tal que hagas con él
lo que te da la gana, trivializa todo cómo sientas,
no seas muy serio, acuérdate que somos Nosotros
(dueños de los mercados, industriales de la cultura)
los que te decimos:
«Bájale a la angustia,
no pujes tanto, relájate los sábados, banaliza
tanto ajoro y preocupación, si quieres no te limpies
el culo... Tú goza. Sé uno de los que tienen
un día como éstos para echar el aparato crítico
de la psiquis al lado y soltar al fin
sus peditos de gusto, que hoy
sea carnestolendas, sin marido oprimido
ni romano ni griego ni judío ni esclavo».


Hay que intercambiar los roles: Hoy no gobierna el rico
y que sea la «cultura» como el último trago
en los domingos, idiotización orgánicamente solidaria
porque la semana comienza con trabajo.

2.

Ya lo dijo el Tío Undo Vergara:
«Dentro de cada pobre Cerdo hay un envidioso».
O sea, dentro de cada corral, donde se come
hasta mierda, hay una neurona narcisista,
anhelo secreto de ser un heredero
del dueño de la porqueriza.
A veces la llamamos el Estado heredado
del que no sirve ni para dar longaniza,
pero es dueño de todo.

Por eso en los Weekends el sobrino
que viene a la casa, al hijo adulto que alburea
al Tío Undo se exceden con sus grandiosidades.
Todo el mundo quiere vestirse de seda
y ser admirado, aunque falta empatía.
Algo hay que no conecta ni emocionalmente
ni en la rabidilla y más abajo.
Es cuando guardo los dominó, o la baraja.
Pateo la hielera y lo suspendo todo.
«Se acabó, puercos, a madurar,
vayan a la cama. O dejamos de soñar
o nos jodemos», así terminan los weekends
en la casa de Tío Undo Vergara.

3.

Yo le digo a Tío Undo, ya que es medio filósofo,
que no sea tan radical cuando plantea
que vivimos en la cultura emperifolladora
una en que todos queremos ser estrellas
y piquitos de oro, una en que todos
nos creemos el adorno de la Tierra.

Hay que permitir cierta empatía.
Todo el que es pobre ansía a su modo
saber si sirve para algo,
que cosillas están al alcance propio,
saber a qué aferrarse, o surtirse,
algo que no sea devaluador y permanezca
como esperanza y no hundiéndole en soledad
e inferiorizaciones; «pero que no sea
lambisconeando», me interrumpe.

Tío Hundo es enemigo de las aberraciones
del pensamiento único y cretinismo burocrático,
esto es la «Cultura Como Adorno».
Este chabacano mal gusto de consumir
lo que el puerco no puede, siendo que no es
el dueño de la corraliza, es estúpido.
Si no está preparado, que no consuma
porque la mona aunque se vista de seda,
mona se queda. «Y es mejor que no coma
y no pida y no imite, lo que va a serle daño».


4.

A mí no me molesta que alguien explore
(aunque parezca una creencia exagerada)
lo que pueda ser un sospechado valor o importancia
del sentido de la propia valía, deja que acarician
la sospecha de su esplendor, Tío Hundo.
Deja que experimente fracasos y se dé cuenta,
no lo mates antes que intenten el vuelo.
La grandiosidad ajena no me molesta
y el narcisismo inservible a la larga
fracasa, si es el problema.

Deja que la derrota marque a los valientes
y dáles ánimos para que se levanten
y lo intenten de nuevo.
En los deprimidos, pueden rehacerse milagros
(volver al entusiasmo); las derrotas a los rabiosos
autoengrandecidos, les baja los humos.

Quienes esperan ser admirados y no tienen mérito
se van por el camino de la envidia y mueren solos,
pero que no sea un sobrino tuyo el que se queje
de que es tu envidia la que lo destruye.
Tú dale tiempo, ayúdalo, porque lo más admirable
toma años en fraguarse y demorarse no es malo
si el producto es bueno.

A los ofensivos, ignóralos.
De los egocentristas, apártate y que no sepan
si le compites en el arte de ser arrogante.

A mí, Tío, los mezquinos no me gustan
y los dejo ser en su mundo y que adornen
con sus oscuridades sus tinieblas.
Pero yo si creo en proyectos organizables
de revoluciones culturales
(unos que no se originan del sábado al domingo)
ni dependen de una ley feriada por los patronos
ni una industria cultural, ajustada a las necesidades
de la sociedad diseñada para el consumo
y sólo digo ésto: hay que recuperar dos cosas
fe en la empatía / en las emociones / y, de otro lado,
el pensamiento y la crítica benevolente,
cariñosa y generosa, pero sin engaño,
La sociedad industrial fue la que enseñó
el «tú no puedes, tú no sirves»,
la competencia, la animadversión
la paranoia, la evitación y los frustrados pataleos
del histrionismo, la dependencia al nuevo-Weekend
la identidad disociativa de este pueblo
que no sabe qué más inventarse
para acallar tanto NO NO NO
con que se les bombardea
en sus corralizas urbanas posmodernas.


De Laz zonas del carácter

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