Tuesday, July 24, 2007

La flor de cuatro pétalos

a los poetas nahuas que guardaron la enseñanza


En tu cuerpo está el herbazal de Xochipilli,
ese tocado donde la alegría suprema se despierta
y te espera la dicha incomparable.

El dios del éxtasis tomó su pantorrilla.
Levantó el huipil, reverenció su carne.
La besaba cariciosamente
hasta que la tibieza del Sol produjo
mucha luz y mariposas.

Estacionaba en Tlapapalli,
vestido con tilmantli
y las flores cantaron desde prado.

Al fin, halló los cuatro pétalos:
era una vulva, era una vulva
o un conejo encantado, o un tejido,
su joya anhelada, el vellocino tántrico.

7-19-1980 / De Tantralia

La Creación del mundo

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