Sunday, February 24, 2008

La opresión internalizada


Para que no tengas amigos en combate,
dirigentes que sostengan tu valía cuando tú mismo
la ignoras, menosprecias, o negocias
con amos hambreadores, tus explotadores
se visten de corderos. De repente, falazmente,
son los emprendores, mas, en la sombra, dividen.
Lo planifican todo. Hasta ese día prosaico
de jauría en que asedian y parecen perros,
hambrientos de tus mimos.

Para que internalices la opresión
(y hables como un rico, o un politólogo
en las redes mediáticas del neo-imperialismo),
niegan las luchas sociales, su raíz y sus contradicciones.
Declaran que las clases no existen.
Que Dios nos hizo hermanos. Que Dios da
el pan y la justicia a su debido tiempo.
Se atreven
a informar que la miseria es poca y tu dolor,
trabajador, no existe. Tú eres un malagradecido.

Tú eres el único quejoso.

Para que no te organices ni tengas voz
que defienda tu avance o tu salario, derecho a vivir
decentemente, con tu misma historia te alimentan
con miedo y, si no funciona el miedo persuasivo,
vendrá la bota militar, el mercenario, el grupo
que no hilvana consignas. Actúa.

Mejor es que mueras a balazos.
Y te lloren tus hermanos y te entierre
un indio campesino. Y cualquiera que se pretenda
valiente e inicie juegos temerarios, de mártires,
téngalo claro. Sepa bien la consigna:
Guerra contra ustedes a muerte...

2.

Tú conoces las desapariciones.
La coacción. El contexto. La lucha peligrosa
donde el fuerte se abroga los recursos
con mayores probabilidades de vencerte.

Tú, ¿qué puedes contra los poderosos?

¿Contra el ejército, los paramilitares,
la mafia, el Pentágono, los medios y la prensa,
el vendepatrismo, la guerra sicológica?

Te han advertido el desafío: la historia ha muerto
y no te queda otra, combatiente.
Vas a decir No. Me rindo.

Tu consigna que sea yo aguanto.
Sufrir es mi destino.

Es tu trabajo lo que da el alimento,
la salud a tus hijos, el amor
de tu esposa, la lealtad del amigo.

Trabaja y calla: tienes ya suerte de estar vivo.

Tan crédulo, tú sí, has creído.

Admitirías que el amor, por universal,
lo soluciona todo; paciencia y barajar,
y a Dios rogando, tú sí, la violencia confunde
y lo complica todo, tú sí, pones con el perdón

te salvas, obedeces, como si el hambre acabara
con cruzarse de brazos. Mas peor es morirse.
Recuérdalo, inconforme.

Unos a otros, los asesinos se niegan. Se protegen.
Y su injusticia es lo impune y tu miedo, pan amargo.
Ya que ropietarios y gobierno ventilan psicofraudes,

se inventan los fantasmas, consúmelos
por amor a tu vida, nos dicen. Son hermetismos
y verdades subjetivas. Convenientes.

2-11-1989 / De El hombre extendido

Blogmyway / Herencia y verdad




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