Wednesday, July 07, 2010

El vagabundo / La muerte de mi madre

… y cada ve que saciaron su sed
los caminates y los niños,
les dí agua fresca y espejo cristalino
en qué mirarse:
Maritza Pérez (poeta puertorriqueña)

¿Dónde está la seguridad que yo postulo? En no soportar la calandraca de los grandes positivistas lógicos ni las expectativas de pragmatismo de los positivistas idealistas. Puede que uno ande con la alforja a la espalda, sin bienes, sin hogar, vagabundo, con el mero bastón y el temor a los perros, como los Cínicos, a los que todavía les quedaba un corazón socrático.

Puede que agredamos al mundo con nuestra fealdad, mirándolos a la cara, porque nos hemos aceptado a nosotros mismos. Esto tiene una belleza mucho más profunda que cualquier método y más vital que cualquier racionalidad.

De ninguna manera viviría en una cueva, o moliendo vidrio con el pecho. No quiero andar con un bastón y la boca seca, golpeando los perros en la Loma. Rechazo el amasiato social con los poderosos, pero ésto no implica que me plazca un tonel por habitación, o menos las oscuras suciedades de una cueva. Que lo haga Cleantes, Epiménides o Diógenes, su gusto sería. No el mío. Yo siempre tendré las aguas. Viviré cerca de un río, donde pueda, al menos, ir y lavarme la cara y no beber con miseria una porción.

No soy el cuenta-gotas.

09-12-1982

*

La muerte de mi madre

Cuando mi madre murió, recientemente, estuve una semana con un ataque de risa. Fue el sepelio, las misas, la presencia del Porifiriato de Voisin y detallitos sueltos, lo que me llevaron a la histeria. Se murió al fin. Lloré a solas hasta que se me secaron los ojos. Sucedió, aunque llorar no me gusta y no vale la pena hacerlo porque es hacerse partícipe de la complicidad falsa y precaria de los felices, a través del razonamiento previsor y la prudencia, la solidaridad y las piedades de mierda.

No niego mis años de amor y odio. Pocos pelos, pero bien peinados... ¿Con quién quejarse? No hay marcha atrás. Lo que soy no lo puedo dejar de ser... Uno nunca es tan listo como para burlar a la naturaleza, o sea, a las sustancias, la Gracia, la mujer de nuestra carne y hermanos que Urano da y que Cronos consume. La vida es alimento para la Eternidad. Estas vidas son la irresistible Omecihuatl, la inconmensurable Tonacacihuatl.

Este dolor, que es casi fantasía, nos tiene en sus manos, nos muestra los caminos que hemos de seguir, hasta que nos toque ser barro, o volver a ser agua, o un cristal de jade para el príncipe más evolutivamente solvido por el Tiempo.

12-02-1985

*

El ángel de MAO-A (ma)

Vivimos chupando en las tinieblas de lo angosto, sin trascendencias; pero quitándole la enzima MAO-A de encima a los mamarrachos, mamándolos por el bien de la seratonina. Todavía somos sexuales. La materia sabrosa de ángeles caídos es oxidasa A de monoamino. Una enzima que chupamos para que no haya conducta violenta ni locura blasfema. Ahí vamos, pasito a pasito, hoy fregados. Sin embargo, un día, bendito porvenir, seremos transformados en chuchas cuereras, redentores de cuerpo presente. Trépese este trompito a la uña… Cada célula de mi cuerpo posfetal se comunica a otras. Sufre por otras, obstrusivas al intercambio de sabores y ama a su vecina para la que tiene algún mensaje. Las células tienen emociones y sueños. Las emociones son sabores y los sueños, olores de sabor. Son extensiones de la mente prelógica. Y lo prebiótico para el pan da la masa.

A veces, al cagar (y perdón que mencione a la mierda), estoy en el más pleno y espiritual de mis ejercicios mentales. No sé si habrá tenido esa misma experiencia: Que un pedote le produzca un nirvana y una meada un chorro de inspiración para algunos de sus proyectos, sea de investigación o de arte, o combatir el colonialismo.

Imagínese entonces tantas ideas que acaso serían posibles en esta experiencia para usted, si fuese un sabio verdadero, por decir, tal fue Socrátes, Einstein, Hawkings, es decir, gentes entrenadas para teorizar y narrar sistemáticamente lo que observan. Nosotros, mi amigo y yo, somos exploradores noveleros, pero, al fin y a la postre, penetramos en el campo de batalla. Aquí es más útil Mao que Mahoma.

Afrontamos la tensión y los riesgos del peligro.

De mí sólo ldiré ésto: Sobreviví haciéndome bolas, no digo eclusivamenteen el escenario social, las contradiciones económicas y otros bochiches en la noche del No-Ser. Tuve la necesidad de nacer y el apetito me dio las mañas para encontrar una vulva mensajera. Nací más cabrón que bonito, pero, bendito sea. Estoy en el negocio de la enzima oxidasa A de monoamino que los holandeses llamam MAO-A y mahoma chupa. «Mamáos los unos a los otros. Chúpale, pichón».

Cuando el sabio dice que hay moléculas mensajeras, así como hay palomas mensajeras, yo digo que hay vulvas mensajeras. Que hay radares de factura neurológica y hay ángeles con mensajes eróticos, ¿por qué no? Hay, por igual, mensajes no biológicos para el corazón. Las divinidades son mensajeras del Bien o del Mal. No hay mensajes sin emisor. El mismo caos es un mensaje de sabor y olor.

08-03-1984

*

El transportador

Un día naceré y seré muy hermoso como Quetzalcóatl, sin miserias sociales ni orgánicas. No sé cuándo naceré. Puede que sean tantos años que conozca a Ella, a la que hoy amo, cuando ya esté muy vieja, guanga y climatérica. Tal vez ya no me inspire el apetito que ahora me obsede. También él, su amante, estará viejo. Entonces, mi Ego mayor verá la precariedad real de todo lo visible. Es una lección que no aprendí en otras fases de mi evolución...

Recuerdo la última vez que tuve un cuerpo. Se construía la Gran Muralla. El matarife de Tamerlán destruyó a su paso la cultura china. Esclavizó a muchos pueblos. Tuve la fortuna de escapar y con otras pocas de mis gentes llegué a la Laguna de Texcoco... ¿Adivine para qué? Para edificar una ciudad. Una ciudad de puras ichpocatzintli, chamacotas con hermosura, todas cogibles, generosas de pechos, paridoras como Gaia... una ciudad de hombres de agua, ríos de tlacaxinachyo, el semen creador de la generación humana ic yolli, con corazón.

Me dediqué, desde entonces, a transportar a los enfermos a los pozos afóticos: a curar la demencia, la tristeza, el dolor... En pocos años, ví mi cuerpo reducirse a nada. Y me convertí en el vampiro del Lugar de las Sombras.

22-08-1982

*

Unos minutos con el conquistador

«¿Quiénes son los jóvenes?», preguntó el galante huésped en la casa del Bobo. Lo sorprendieron dos visitantes. ¡Muy dispares entre sí!

«¿Usted qué, o de qué, o con qué? Neta, hijín, ¿qué sopa me guisa, o qué? Soy amigacho del Bobo y de la casa. Soy Jerry. Jerry o el Yeris. ¿Usted qué, o con qué? ¿Cagas gordo o qué, o por qué? ¿Muy gañán, o qué, qué onda o qué rollo me tira, 'ñor? Y ella es mi guarrita, Cèline, celincita... ¿Y qué, o con qué? Jerry me llamo. El Jerry, para los cuatachos... Y la neta, ¿qué traes? ¿Por qué estás aquí… ¿En qué la giras? ¿Eres gato en la casa o qué, o con qué?»

«Entonces: la señorita es su novia... El joven y usted son amigos».

«¿Y a usted qué, o con qué, o por qué? ¿Le cuadra o me orbita con mala vibra, o qué? Conozco esta casa. Es casi mi cantón y a usted ni lo he visto, no sé ni por quién ni a qué cuentas está aquí, ¿no?»

«Pregunté solamente, jovencito, y sea como sea, lo entendí Soy el licenciado Estirado Alcocer...»

«Se estira al dar coces, o cose para estirarse... Yo no entiendo. Yo soy Jerry. Jeremías Campas, el Yeris., uy uy uy… La jorra es la mera maromera, ¿o no, Cèline?»

«Ayer, cuando vine por mi prima, le ví. Nos saludamos de lejos. ¿Cómo está usted, licenciado?»

«Pues, si amigos se hallaron, no hay tos, hijín. ¿O qué? Después de las presentaciones de rigor, llámelo, ¿no? ¿Le llamas o qué? ¿Voy por él? Piiiirrrrriiiiiii...uuuxxx... pirrixxx... Mejor subiré, ¿por qué no, o qué? Con el permisiux, milic... Al cabo, sé que está en el Gym...»

Y Jeremías fue rumbo a una escalera, dejándoles solos.

«¿Se quedará mucho tiempo en México?», pregunta ella.

«Dependerá de algunos factores femeninos... ¿Fuma usted?»

Aprovecha para comérsela con los ojos. ¡Está rechula la susodicha novia de Jeremías.

«No, señor. Mi novio sí fuma».

«De él, lo creo todo. Es un maldito vicio. El cigarro… ¿Le ofrezco algo de beber, Cèline?... Ah, disculpe. Esta es la única casa sin cantina en la ciudad que comienzo ha conocer... Pero, ¿un refresco tal vez?»

«No se preocupe».

«Por favor… ah… ¿Por qué no salimos tú y yo una noche de éstas? ¿Quieres conocer a mi padre?»

«¡Para nada!», reaciona en silencio, «¿Quién se cree él para ofrecerme un cigarrillo o licor, siendo yo menor de edad, luego… prejuzgar al locochón de mi novio? … de él lo creo todo, ¡ay sí!»

«¡Tantas cosas que podríamos planear entre nous! Tengo un mes para dejarme regalar», diría muy lanzado y quitado de la pena. («¡Ni que estuviera tan bueno!», piensa ella).

«Después a los negocios, como siempre».

«Advierto que tengo 16 años, puede ser peligroso. ¡Mas porque mi novio se pone majadero!», expuso con coquetería, también como una amenacilla tácita. Planearía, si acaso, llevarse de caridura a su loco amigo. No se dejará embaucar por esta águila tunante.

«¿Peligroso? ¿En qué sentido? Todavía no entiendo».

El no quiere admitir que le han dicho que no.

«Sí me entiende».

Dio la espalda a su interlocutor para hacer una mueca y susurrar, cuanto más suavemente se lo permitiera su desazón, menso… Su novio que bajaba a la sala por una elegante escalera de la mansión alcanzó a oírlan (¿menso, quié, a quién, o qué?») y Jeremías leyó los labios del conquistador que se relamía al mirar el traserito de Cèline. Que está comible la fulanita es lo que piensa. ¡Qué desvirgable la mociña mañera!

«¿Quién es el menso, o qué? ¿Así nos llevamos, hijín? ¿Quívole, qué rollo, o con qué?»

«Pintémonos de colores,sí».

«Apúrale, Cèline, ¿o qué? A mi carnal, El Bobo, me lo respetan, los dos, o se las ven conmigo».

«¿Qué te diijo? ¿Va o no?», pregunta ella. Invitaron al Bobo a algún reventón.

«Está matando a trompadas al Monje Loco. Lo dejé con su rollo».

«¿Está bien?», pregunta la adolescente, que es una de las primas, que lo proteje.

«Mejor que le digan al brujo. Tiene una manota hinchada por tupirle a la pera… Bah, pero no es nada. Dice que no le duele».

«Llamaré a Doña Catalina, su madre».

«Salió con mi padre y Catherine», comenta el galanteador.

«Ojo al gato… Pues, ahí nos vidrios, milic».

«¿Qué haremos, Jerry?», otra vez pregunta la novia, aún preocupada.

«Nada. Nos pintamos, ya dijíste».

02-08-1984

*

Crecimiento y consuelo

Despierta el día mientras
el lecho de la bestia
se arranca las últimas
espina: Roberto Net (poeta puertorriqueño)

Desde chico, sea entre dientes o a solas, dije leperadas. Alguno creyó que estaba en oración pentecostal. ¡Hablará en lenguas! ¿Será, horda de incrédulos? Además, al decir mis maldiciones en voz alta, las niñas pazguatas se enrojecían. ¡Qué pudor, qué pudor ejemplar! … máxime si tratara de maldecir la verga que hizo a mi madre engendrarme.

Ya no soy el niñito ejemplar que maldecía entre dientes. Escondido del mundo. Ya crecidito no soy ese amor que apariencia no se queja y que todo el mundo se deja querer y malquerer. Ya soy el lépero graduado honoris causa… Mi boca carretonera me delata. Además, es parte de mi libertad y mi temperamento. La mente sana es ser como uno es sin el miedo de ser como otro quiere.

La normalidad lógica jamás aceptará el dolor. Lo sataniza. Lo odia. Y el dolor es inevitable. El dolor tiene que existir. El dolor no se maquilla con palabras bonitas ni neutras. Si maldigo y rezongo es porque he sufrido.

Ha visto cómo lloran las sustancias, ¿o no? Sí las ha visto, me comprenderá. ¿Cree que, en grupo, socializándonos unos con otros, a más de apiadarnos del dolor ajeno, hacemos más llevadero el dolor intransferible de ser, en sustancia dolorosa? Eso no es cierto. Es una interpretación de los malos sufridores. O de quienes no han sufrido.

Mi madre sufría por los malos negocios de un marido asturiano. Quedó en la prángana. Recibió sus golpizas El primer marido de ella fue muy gallón. Fue mi padrastro. Y ella maldecía su presencia, ¿como que no? y no con dulces términos. Aprendí con ella a maldecir requetebonito, si me entiende.

De mi padre putativo, otro viejo cochino, borracho, parrandero y jugador, recuerdo que también sufrí por su causa y también mis hermanas sufrieron y hoy siguen sufriendo por alguna pendejada y forman una tormenta en un vaso de agua. I am against any sort of show. Hablo de sufrir de verdad y sin esperanza de experimentar otro consuelo que sacar un insulto de la boca.

Ya no digo duras palabras, vulgares palabras, porque sufro menos. Hoy, si las digo, es una honestidad de mi alegría porque me ayudaron a vengarme del mundo. Quizás dejé la intensidad de mi vil lenguaje y mi agresión [porque sufro menos]. Hoy, de cierto modo, me dedicó a bendecir y olvidar.


07-12-1982

*

La receta

Me vestí con un cuerpo de penas: un niño con SIDA. Y los curas españoles fueron a pedir una limosna a una mujer muy rica del Patronato del Hospital de la Sociedad Católica de Catecúmenos. Soy el niño con SIDA por lo que fui con ellos, los sacerdotes. Me vestí con cuerpo tal, siendo de alma antigua, para predicar por la causa. La filantropía.

El niño les inspiró una gran ternura. Fue que yo abrí la boca e invoqué la crueldad de España con los indígenas y pedí que, en memoria de Morelos e Hidalgo, fuese generosa. El niño habla con madurez. Y lo fue. Ella me besó y me bendijo. A los curas se le salían los pedos. El cheque les temblaba en las manos. Por cierto, el hijo de la señora es un enfermo mental y se escondió ese día. Los catecúmenos le quitan el apetito, siente náuseas por los religiosos y, ante sus presencias, lo ataca una cierta arritmia cardíaca para la que lo recetaron con beta blockers.
Ella contó la historia de su hijo al niño que la enternecía por su cabeza pelada. Sí, me contó la historia y también yo receté.

En poco tiempo, ya no necesitó de los beta blockers. Dije a la madre del enfermo: «Esto es lo que su hijo necesita: flores de zempasuchitl». Fue un regalo que hice a las pocas horas. Así supo él que yo vine a ver su madre y que los curas no comen gente. Son simplemente ignorantes, hijos de la fantasmagoría de la historia y de la ciencia de los gachupines. El muchacho rico como que presentía que pasaríamos por su casa.

En los tiempos de los tenochas, se llamaba a la hermana menor del enfermo. «Huetzcani iuctli»: Hermanita sonriente. En fin: se decía como les expliqué: Traed agua con semillas de zempasuchitl, acarIcIad con un trapo sus pies, sus rodillas, su pecho, acariciad su cabeza. En esa receta, dí la clave de su curación. La mujer rica leyó la notita que dejé en la bolsita de semillas para su hijo. Al seguir las instrucciones, fielmente, redujo su hipertensión. Ella misma se llenó de una fe extraña porque amaba al hijo.

Aquella misma mañana, él necesitó del remedio. Y ella lo vio mal como creyó que moriría. Mas leyendo mi receta, fue por una de sus hijas, la menor Catherine, la niña sonriente. Y la hizo seguir las instrucciones que dí. Frótesele el pecho con un paño y aplíquesele la cantaplasma con zempasuchitl.

Santo remedio: bajó la presión sanguínea y muscular en un santiamén.

Eso sí: entre nosotros, siglos atrás, no usábamos beta blockers, sólo la sonrisa de una niña... Desde que nadie se brinda para tareas de amor, la cura tarda. Los mamarrachos no curan a nadie. Un niño entristece por tan tontq razón de que nadie le chupe los deditos ni le besa la frente...

02-08-1980

*

La gimnasta masturbada

La muchachita no es vírgen, ¿sabía usted? No lo digo para acusarla ni nada que se parezca. Lo digo, porque es la verdad. A veces, me invisibilizo de modo que su hermanastro no me vea. Voy al ligue cuando él sufre las fugas y está por días y días fuera de la casa y la veo. Entonces, un gemelo que él tiene me hace el paro. Despista a su familia con su clon. El parece que está en la casa y no es cierto. Se fue. Diga usted a qué o a dónde: a mirar un show de rock con el Dr. Cerebro o Fobia, a escuchar una conferencia en la UNAM, o sencillamente a ver alguna novia.

Entonces me persono con mi cuerpo taquiónico, inorgánico o de luz. Los ojos de de su clon me presienten. El me oye, pero sin verme. Me oculto de su poder, me doy mañas y me dedico a chupármela. Me alojo dentro de las pantaletas de la muchacha. Ella se instala en el sótano donde hay un salón de gimnasia. Hará unas rutinas antes de darse un baño e irse a trabajar.

Su hermanastro y su clon se acuestan temprano, casi siempre juntos en la misma habitación. Ella se confía que nadie bajará al sótano. Ninguno la hallará, con facha edénica, en el gimnasio. Enciende la luz y se quita la bata bajo la cual se hallará con uno payasito, a veces en puras bragas y una sudadera. Cuando se queda en pantataletas, inicia con el puente. Hará luego el tendido lateral, equilibrándose en el brazo y pasará después a ejercitarse con veinte lagartijas.

Colgado lateral de chichis: nada de colgaderas, tipo de yema de huevo. Está maciza y sus peras son una ricura. ¡Que bustolandia edénica!

Hará después la vela, balance de hombros, con piernas en alto. Ahí es cuando me vuelvo protagánico. Me le pongo en frente y le agarro por las pantorrillas. Siento la electricidad que me recorre, hormigas sobre mis brazos. Me hace una mierda. Hará otro tendido lateral, equilibrándose en el otro brazo. Nada pendeja. Se arquea elevando las caderas y, entonces, es cuando descorro su calzoncito de un tirón y pego mi hocico a su vulva.

Ella se imaginará que tiene escozores de güila, prurito, o ganas de coger porque abre las piernas como tijera, sin pensar que soy yo quien se las separo. Eleva las caderas para que mi boca se coma el clítoris, con su vecindad de pelos.
Ya no pude más y me desnudé, cósmicamente dicho, aprovechándome que hizo spagat. Unos cuanto saltos y otros tantos puentes. Se tendió otra vez sobre la lona a frotarse los muslos. Tiré mi ropa sobre una banca para ocultar su bata y braga. Colaboré diligentemente con el masajito que se daba en los muslos… y me voy de maldito a intensificar la maniobra de poner su chochito sobre mi cara antes de decidirse por el soporte en V. Ya sí me dejé caer sobre la V, pero donde la V y su vagina se coinciden. Estoy viniéndome en el alma.

El muy suspicaz del clon nos oye gemir. «¿Qué pasa?», dirá se levanta como ladrón en la noche. Oye que ella jadea Ella mira como gata en celo cuando la puerta se abre; él piensa que descargamos la karma en la raja, la dama del loto o la materia prakrítica; pero no es su hermano. Es un clon tan invisible como yo. Era una vibración que entreabrió la puerta. Un chirrido que no la hará prescindir de este gozo. Como en boquita callada no entran moscas, los tres nos hemos hecho cómplices de un sentimiento embrujante: ¡demasiado bonito para ponerlo en palabras! Cuando ella quiso sentarse, tan sudada en el sofá, ya en la arqueada yo tenía su bollo en mi tope. Arched front support, el tamal a la brasa y la fui empujando. El clon, con una mera olidota a sus nalgas, dijo: «Pásala». Cuando la ví tocar el sofá, el gemelo la esperó con un descomunal pene enfurecido y dispuesto a perforarla sin piedad por el más allá. Y si hay masa allá, ¿por qué no preparar tortillas a mano?

02-09-1980

*

El amigo

Estás desorientado. Nadie te entiende como yo. Vives en una sociedad de nativos. No hay nadie interesante con quienes puedas conversar. Yo te comprendo.

Tengo muchos consejos para espabilarte. Te enseñaría, en primer lugar, sobre tus prerrogativas ante las maneras tradicionales y modernas de cultura. ¿Te sirve el náhuatl para algo? Ya se averguenzan de éso hasta los mismos indios. No. Debes irte a Europa; allá te apreciarán... Aquí no. Seguro.

La criada es una putarraca imbécil. ¿Ella te baña? Cuéntame. ¿Te toca la polla? Díme.
Ella sí que es una india. Te diero adorar porque, ¿quién civiliza si no el blanco, al que hoy llaman gachupín con desprecio?

«Mentira, mentira».

¡Ay, llamarás a tu mamita como el faldero mariconcito, ay! Fue una simple pregunta y una más simple observación. ¿Te digo cuál es tu problema? Cualquier sanchopanza te manipula. Se aprovecha de tí. ¡Qué lastima, qué injusticia!

Escucha. Dáme la cara, maricón. No te tapes el rostro para dirigirte a mí o si te estoy hablando… ¿Por qué te enojas conmigo? Somos amigos. Conversar es el comienzo de la amistad. Dos veces lo hemos hecho, ¿recuerdas? Dos veces y ahora es una tercera vez que conversamos. Hemos conversado. ¿Lo sabías?… Vamos a ser amigos. No lo somos ya porque eres muy altanero. Te escondes. Eres agresivo, te ocultas el rostro. Sinceramente me simpatizas por una razón únicamente. Una. Una. ¿Quieres saberla?

«¿Porque soy un nahualtin?»

¿Nahualtin? Olvídate. Apártate de esos cuentos de criadas de culo moreno, indias apestosas y superticiosas! Eso no es nada. Eres algo mucho mejor que todas ellas y sus nahualtines. Eres un jovencito muy guapo; ¿te has mirado en el espejo?

«Nunca, cruz cruz cruz».

¿Le tienes miedo a los espejos? ¿Mientes? Es tu error. Estás majo, mira qué pinta, lotario. Si lo hicieras, en vez de negar tu color y quererte indio, te darías cuenta que hay una chicuela que viene a verte porque le gustas. Ella es otra tarada, otra putarraca. Ella me lo dijo. Tú le gustas mucho. No por indio, por blanco, por tu pajarito rosado.

«¿Qué me importa?»

Sí, importa. Te la puedes comer, gozártela. Se ha desarmado para tí. Simplificó tu dominio sobre ella. Puedes gozártela. ¿Sabes cómo hacerlo? Atiende, mírame... besa su boca, sus tetas, su ombligo... ¡Abrela, levántele el vestido! Dedéala, sin dejar de besar fuerte en los senos y en la boca…

«No, no».

Mira, maricón. No tengas miedo. Son las delicias de la carnalidad... Hay gente muy afortunada: tú eres uno de ellas. Tienes la belleza de un efebo griego.

«Soy ugly ugly ugly».

¿Quién te dijo? Estás acomplejadísimo, qué atropello. Y me gustas mucho, chiquillo. ¿O qué, prefieres acaso los varoncitos? ¡Ya me dijeron ya me dijeron! Lástima, jilipolla... También yo, de vez en cuando, me comería un culito vírgen de muchachito... ¡Uno tierno como el tuyo! Así de fácil...

8-12-1981

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El número tres

Durante la etapa del PRIsauriato y del auge petrolero y, por ser Voisin uno de esos mexicanos beneficiados del saqueo, se responsabilizó con dar una mensualidad a su hija Porfirita Voisin sólo quería una mascota, un perro, al que puso mi nombre sin permiso. Tres días duró. Amaneció muerto el día que lo sacó de su alcoba. Si yo lo maté, por accidente, ni recuerdo ni sé.

Porfirita es una santa que no acusa a nadie. Tiene muchas delicadezas conmigo, su medio hermano. Voisin, el padre, dio muchísmas cachetadas a Porfirita, por no saber cuidar las cosas. No en balde yo le odié tanto por pegarle a las viejas.

Luego compró el coche americano, compacto, es que Porfirita crecía llena de belleza, como pendeja y santa. Sólo que lo chocó al tercer día, aprendiendo a manejar. Y después, al año, le regaló otro perro de buena raza. ¡Al tercer día! se lo robaron. Sin embargo, es su número favorito. Ahora calcula que todo lo desagradable suceda el tercer día. Cada tercer día, se condiciona a que el dolor se manifieste. No quiere ya regalos de nadie. Nada que pueda morir al tercer día, o al tercer año. Eso es sabiduría.

*

El chupador

Para mí, la dificultad del oficio de chupador es que nos moja la boca con el inmoral deseo por las cosas y las personas, la atracción o la repulsión. Unos al chupar la energía, se sienten humedecidos, impregnados por el primiginio deseo de un corazón. La leche sideral la pescamos por la boca. Cuando el Verbo se pronuncia, ricamente vocalizado y erotizado, y se identifica con la solidez de los montes, los astros, los objetos, los hechos se objetivan, se sujetan a la espacio-temporalidad. Otros desgraciados nacen, bañándose escasamente en tinajas de la cintura para arriba, y son los inmundos estériles. Unos se bañan en Texcoco y otros con gonoccocos. Neisseria gonorrheae.

Si la humanidad cerrara la bocota a tantas sandeces y se pusiera a chupar los peces iluminados que las ichpocatzintli tienen fluyéndole entre los muslos, descubrirían que la boca es un anzuelo, una caña, una antena, un radar y, machistamente dicho, nuestro único propósito en la tierra es chupar de esos mares de péptidos y receptores... Por desobediencia al mamaos los unos a los otros, surgen las catatonías. Se te parte la madre, se te pega en la torre, te hiendes.

Usted cree que soy una evidencia al pelo: I am an schizoid person. Pero es falso. Yo chupo el infinito.

2-09-1980

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La presencia importuna

Aquella noche del Gran Fornicador escuché sus voces. Ví la mujer que lloraba sobre la falda de un monte.

En la Teogonía Orfica, el monte es llamado Egeo, a las márgenes del río Neda. ¿A quién Hesíodo engaña con esa equivocación? Eso me hicieron creer. Mas yo conozco mi vecindario. Distinguí la voz de mi madre y del hombre que no es su marido.

Ese lugar de mi casa está en el merito Distrito Federal. Ese montecillo es un pedacito de área verde que hay en Coyoacán... Que Egeo ni que Egeo…El fornicador tenía una voz muy autoritaria y la mujer, muy parecida a mi madre, quedó cubierta por él. Es decir, supongamos que no aluciné aquella noche: mi madre dijo que lo que yo ví, o sucedió o lo soñé. Fue una irrealidad, según ella. Otro día me dijo que fue el fantasma de mi padre que regresó a visitarla. Me mentía como Hesíodo. Creen que soy tonto. Pero yo ví el cuerpo del fornicador monstruoso, lleno de pelos de oro, como los de la barba rojiza de Voisin.

Nueve meses después mi madre colocó una piedra en unos pañales porque una niña nació y él regresó a verla, aunque fuese la única y última vez...

No recuerdo más. Cerré la puerta con terror y ellos me gritaron, con insultos, pero yo nos quise responder ni mirar.

04-08-1980

*

El hijo prudente

En la vida real, acepto las cosas como son. La vida es como es: asquerosa, vulgar, hipócrita... y, mal que bien, así es la Naturaleza. Conozco a un fotón que es un bosón. A veces, mis ojos se vuelven tan incisivos que veo a los fermiones. Supongo que tendrán apellidos. Sé los nombres de 200 fulanos, de los que se llaman fundamentales; pero, la Física de la prostitución sistematizó la diversidad en 4 grupos y 4 fuerzas de la Naturaleza... Me han simplificado demasiado las cosas. Hubo un tiempo en que pensé que jamás sería un intruso, como dijo Voisin. Pero tengo una memoria sin límites y sé lo que ví y ví lo que sé.

Conste que no le digo a mi madre veleidosa. Me preguntan, si acaso otros sospechan, y hablo sobre los secretos de una Metis / Prudencia sabia y cósmica que fue tragada. Fue engullida. Aún más, siendo copera de los dioses, bajó la cerviz y se dejó devorar. Visitó los Tártaros y bajó a los infiernos. Aún así, yo ví el estallido seminal en la Vulva de Vulvas, que es Gea. He sido testigo de las Cogidas Infinitas. He visto nacer a niños del Elemento Fértil: las partículas fundamentales que se esconden en el átomo. He visto a los hijos de la Noche y el Día. He visto a Gea-Gaia-Hémera, desnuda, con el chango sangrante, y he temido. Entonces, en silencio, me pregunto: ¿Cuál es el sentido de esa Vulva, cuál es la norma constante, que interviene como ley en el fenómeno de tan infinitos partos? ¿Por qué existen las cosas en vez de no existir?

En ese receptáculo, tamal de tamales, que la Gran Madre abrió al Gran Fornicador, coinciden las cuatro fuerzas del Universo: la gravedad, la unión de las partículas a nivel intranuclear y aún la unificación a nivel de quarks, las fuerzas electromagnéticas y los procesos de desintegración radiactiva.

08-08-1980

*

Entre el dolor y el placer

Jamás el Gran Fornicador dejará de fornicar. El semen de Cronos nunca se acaba. El semen de Urano, o su sangre, nunca se acaba. Lo podrán castrar miles de veces y su sangre goteará, humedeciéndolo todo con las melias del bronce y la crueldad. La materia es la mujer que Cronos mastica, la obsesión orogenital que no se consume, el dolor que no se agota. No hay mundos de anti-materia. Hay una tristeza de la sustancia.

Esto tiene que ser así porque la materia es inagotable en profundidad, infinita en el espacio y eterna en el tiempo. Gea es la Eterna Paridora y Urano jamás descansa, con la escopeta siempre cargada. Es el Gran Fornicador. La mujer está acostada en la Tiniebla del Mundo. Siempre está de plácemes su barriga y su cama. Ovula a cada instante. Va de embarazo en embarazo como una Coneja y, aunque sus dolores de parto son infinitos, también su orgasmo es una eterna luna de miel. La materia es divina por causa de este dolor y su sexualidad se impregna de su tristeza y su alegría con su odio y su amor con su repulsión y su deliquio con más posibilidad de ansiedad y desdicha.

La eternidad vive en movimiento. Hay que danzar a veces con los dioses. Boreas viola a Oritia. Ofión a Eurinome. Los fluídos internos son caóticos. Mis neuronas son el radar de contínuas violaciones. Capto los gritos de los ultrajes a la Madre Tierra. Usted sabe, la mujer de nuestra carne, está siendo ultrajada, dividida infinitamente, por Cronos y Urano.
Los gallos hacen su parte. Fornican y fornican.

¿Cuál es la sabiduría del Tiempo?

Darnos la memoria de ese dolor con que Gea, o sea cada mujer sufre y goza, se abre de piernas para engendrar de su vientre la belleza; darnos la memoria de ese placer con que Urano cinga que cinga. Es la única norma que yo respeto: Urano se complace en manifestar a las partículas fundamentales, que son la sustancia eterna, sus espermas entitivas: bariones, mesones, fermiones y bosones.

10-08-1980

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El terapista

Un amigo mío, vamos a llamarle consultante, está asustado por las muchas prohibiciones culturales que hay en su mundo burgués. Lo sé. Teme a las emociones fuertes. ¿Cómo lo supe? Sufre amnesia temporalmente y su adrenalina se excede hasta llenarlo de ira y miedo. El tiene más adrenalina que usted. Sus emociones son más claras y perfectas que las suyas. Además tiene más recursos endorfínicos que usted o yo.

La niña, Miztli González, tiene 14 años de edad. ¿Qué importa? Le dije que se pongan a maullar en náhuatl. Es una buena terapia... Yo no creo en su beta blockers. No soy siquiatra. Quizás el peor de los consejeros. Soy un lame-catechola, o como usted dice catecholamine. Yo lamo, chupo, succiono catecholas, endemoniados. Soy un catecoloh o productor de catarsis. Me enuncio en los periódicos, sin credenciales. Usted lo llama endemoniado. Se pregunta: ¿Será capaz de golpearme, será capaz de romper mis aparatos, será capaz de violar a sus hermanas, será capaz de vomitarse en mi alfombra, será capaz de actos indecorosos?

Vea el problema que él tiene en sus neuropéptidos. Es una calamidad. ¿Se irá a chingar el proceso de la creación porque se encuentre con la boca seca? ¿Se acabarán las aguas de los ríos? ¿Se traerá más azúcares para el xochistle? En algún punto de Tabasco, alguien cultiva el cacao y el achiote y los chinamperos siguen, por tradición, rescatando sus parcelas a los lagos. Y, en Xochimilco, entre el olor a meados de los blasfemos y los alcoholes de los valemadres, crecen las flores... La Gracia provee. Usted da tratamientos de insulina y los azúcares regresan a la amargura creciente. Entonces, en su imaginación, son más dulces que la vagina de González succionada a ternura. Yo soy el mal consejero. Si tiene 14 años, la mentada Miztli González, no está mal que le ofrezcas una mamada.

En náhuatl, hay una palabra para la matriz que es cihuatl, pero yo prefiero nenetl porque ésta es la parte chupable de la vulva. Fíjese que la palabra lengua, el órgano del sabor, tiene la misma raíz. La lengua, nenepilli, se hizo para chupar el cihuayo, el liquido secretado por la cihuayotl o ciyuatl, los gentales femeninos. Esta es una enseñanza de Cefalino Cambujo.

Visité su pituitaria, porque vino a mi consultorio clandestino y le quité algunos recuerdos amargos. También ya chupé de la médula de sus glándulas adrenales. Olvídese que los dolores de la migraña no se repetirán. Me lo tengo bien chupeteado. A la verga no le llego. El cabrón da buenas patadas. Sí, señor. Y te pasa pájaros negros. Es un nahaultin.

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El profesor

Juan Berga, doctor en mieles y delicias, no cree en el pecado original o, si cree, ladjudica como su causalidad temible a la esterilidad. Como gallito inglés, se aterroriza con la posibilidad de la impotencia. Su leyenda será el mérito de su mosquete. Sin sexualidad, según, él no hay belleza ni sentido en la vida. Sin parecerse a Greta Garbo, una mujer está condenada estéticamente. Si no chupa la verga a su padre, la mujer no estará ungida por el rey Ciniras o los sabios de Oriente. Y dice que Démeter será como un buitre si no pasa las nalgas, o le presta a su hermana. Si te huelen las axilas, mejor cágate. Ese mundo es muy externo y determinista. Es el mundo de los gallos ingleses. Por eso Lord Byron es su héroe. Se perfuma hasta el culo. Anda muy catrín, en su creencia, porque por los calzoncillos de seda él paga hasta ochenta dólares.

Sin embargo, él mismo está vacío. No sabe comunicarse de otro modo que no sea en función de la cama. Por su egocentrismo y sexomanía, se desvinculó de la gente sencilla, moral y compasiva y, si da la cara por causa de alguno de esos apuros, lo hace entre las sombras... Cree que una casta iniciática de machistas paganos o de putas le develará lo sagrado. «La moral es ajena a lo sagrado», dice él, apropiándose la frase. Es una cita de Paz.

Supone él que hay un desafío out there, at the Academy, al decir: «Yo soy la ciencia, la prudencia, la lógica positiva». No. No hay mérito alguno en tal postura porque él no sabe ni de lo que discursa. De joder si sabe, aunque va ya de picada. Lo incómodo es decir: I am the crazy one... el enemigo de todos los sistemas aceptados de conocimiento verificable. Los irracionalistas y los ruleteros de lengua verde, están en combate y si buen sexo se trata, asegurarse que tiene con qué y funciona.

El invoca y organiza calandracas. Vive en salones parisinos y cafés-chantants con estafadoras y viejas zuzurronas, puras comadres, que son las que le dieron su familla de Juan Mañara. Es también un lounge lizard aferrado a la belle époque de un París del Novecientos que ya no existe. Cuando regresa a México se comporta como el gallito inglés. ¿Ha reparado en su acento de Cambridge? En México es un gallito criollo pero Del Mónico's, o Jacaranda's o del Ambassador's. Los perros son más honestos. Se cogen en las calles. Estos gallitos implumes se esconden en las sombras. Y no saben de qué carne se hartan. Les pasan gatos por gallinas. Ahora le dan por echarse a las criaditas, pobres gatas indígenas, que una vez se las parcha o medio parcha, callan por la vergüenza y porque no le echen del servicio.

Del extranjero, Juan Bergas viene surtido de unas dosis de pergonal, 3 veces a la semana, cuatro meses del año. Tener esperma en las bolsas de las pelotas importa un carajo a quien lo ve. Ni ya a sus alumnas convocadas a sus calandracas, orgías atediantes, con quien se acompañan o creen en él porque reparte buenas calificaciones a quien le elogie una noche de romance, por así decirlo. No oír Juan ni a sus amigos y colegas, después de todo, será como desligarse de esos erotismos fragmentarios, yendo por uno más pleno, totalizador, órgano por órgano.

19-08-1980

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El represor

A Mario Benedetti

Mr. La Riegas, yo debo quejarme. O liberarmel del odio. Bastante tengo. Contra tí, jamás urdí un complot homicida. Voy perdonando por la vida cada mierda que piso y cada paoloma negra que me caga la cabeza.

Yo no soy Juan. Si no regreso, lo bautizas. Jamás he sacado un filero a nadie.

Para agredir a los traidores, la Gracia irresistible aprovecha las manos de sus Furias. Ellas persiguen a los delincuentes. Las furias juzgan y reprimen a los criminales. Poco temo si soy inocente. Tampoco me abrogo el deber que no es mío, sino de las Furias. No me ofrezca tal empleo. Delincuente jamás. Mejor sufro a gusto. Si me la hacen, yo no me vengo. Y cuando me vengo, gozo… Dígale a la plana de los represores, que no me eche la biga tan gacho.

Bien sé que el malentendido es su culpa. El vengador se queja de las asociaciones que se formula. Nos mete en el mismo costal. Agua y aceite no se mezclan. Tenemos espacios muy definidos y separados dentro de la Zona del Caos y bajo los Túneles. El ofendido perdona, pero nunca el ofensor. Al inocente yo no la tocaría ni con el pétalo de una rosa. ¿Pero ellos?

19-07-1984

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La medicina antisocrática

No. Le paran la marmaja. Your income, your money at issue. Sin enfermos, no hay futuro ni carrera para los médicos y siquiatras. La práctica siquiátrica sirve al componente de la admisible normalidad lógica, y se desintegraría , o sería puramente un sinsentido, una escoria de la interpretación, sin este contacto evidencial y remunerado con la sustancia del loco per se. Las ideologías, sin una conexión con la materia y la necesidad real, son caprichos. Estupideces similares a la gallomanía.

Ustedes pudieron haberse especializarse con aquellos que necesitan un interlocutor independizado de las aspiraciones falocráticas que imperan en el mundo. Los adolescentes necesitan de la gente sabia, como Sócrates. Mas dijeron que los irónicos con mayéutica, con grandes secretos de fantasía, eran unos pervertidores de menores. Aislaron entonces a maestros y discípulos, a los adolescentes y a sus mentores.

Con la boca dicen, piedad para los adolescentes, con la cola esculcacaron a los bolsillos de sus familias y trataron en los pubertarios las enfermedades que no tienen...

02-08-1982

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¿Dónde conocí a la chica más bella?

Precisamente en El Zócalo, frente al Palacio Nacional, y observé de lejos a quien hoy es mi amigo y a su hermana. Discutían. Como una parejita de políticos, uno del PRI, otro del PRD. El no sabía que ella es la bastarda de un politicastro. Al fin se enteró. Mas ella está jalándole y él no dejándose jalar. Chistoso. Entonces, yo intervine. Les caí, «¿qué onda? Se me apaciguan los dos», dije.

¿Dónde estás, lugar de piedras y tunas, compuerta de agua y de mosquitos? Y le dije que ya habían construído la catedral en el lugar que decía y que nosotros, los hijos de siglos del pasado, velaremos el sueño profundo del Tenochtitlán.

Como vivo en el lugar donde las flores y las águilas brotan hasta el infinito, cueponizqueh in xochime, puedo ver desde El Zócalo quién entra y quién de la Catedral. Puedo proteger a los infelices y castigar a los que profanan la memoria de quien ya se fue al cielo, o está dormido.

«¿A qué vienes tú a El Zócalo? ¿Quién te da pájaros negros si eres blanco?», le pregunté.

«El Aguila que habla».

El águila no llegó y se quedó sin quién hablar. Le dije: «Seamos amigos. Habla conmigo. No tengas miedo». Tomé su pulso.

«Puto, no me toque».

Para convencerlo de que no soy maricón, le mostré mi cuerpo de tenocha. El cuerpo verdadero. Le hice unos guiños a su hermana. Pero ella no parecía verme. Su hermano estaba hablando con una fantasmagoría. Eso pensó.

Se equivoca. Para yo platicar, lo primero que hago es ubicar lo hermoso. Ella es la niña que yo llamo Hermosura. Desde que conozco a su hermano, lo invito a desnudarse conmigo y él me presta la alberca de su casa. Pienso entonces que me sumerjo en Texcoco, o Aganipe, o Hiprocrene. ¡Las agua son como palabras que acarician!

Entonces, él es más platicador. No me tiene miedo. Dicen que él habla a solas porque no observan que está conmigo. También su hermana nos acompaña a veces cuando doy hidroterapia a mi cuate. Yo gozo un chingo.

Ella se mete con un bikini azul en el jacuzzi y yo me acomodo, con mi verga parada. ¡Moles, me cae con esas estupendas nalgas y me la atoro ricamente! El me ordena que me vaya. No me permite que me goce a su carnala en su presencia. Algún día yo podré tener un cuerpo, macizo y sólido. Puede ocurrir de un momento a otro y, si con estos conatos de cogida me sorprende la corporeidad, ¿se imagina? Ella se muere de vergüenza y le saco la mierda.

¿Qué hago, cómo justificar la escena? El es capaz de matarme, o ella de sacarme a escobazos como se azota a los brujos. No sé qué pueda ocurrir si ella se halla en el pino, sin saber por qué. A los tres nos llevan a La Castañeda ese día.

29-08-1980

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Los malos sufridores


Los malvivientes y crueles de la Tierra no entienden que no escaparán al dolor alguna vez. Tisífone irá por ellos. O las Erinas. O las Furias. Xtabai, por ejemplo, castiga a los hombres jamás educados por el dolor. Ella mata a los escapadizos. A los naufragados en los sentidos, a los que tupen mucho al pomo y buscan refugios falsos, sin lealtad para con los hijos de la Tierra, los niños de la Mujer de Nuestra Carne. Hay hombres externos, cirenaicos y son los que jactan como el doctor de la Sorbonne. Y mírelo: es incapaz de ver la belleza real, imperecedera, el ciclo total de las estructuras y sustancias.

Es la razón por la que creo que el aislamiento es un refugio válido. Hay sufridores, como él, que se quejan fácilmente. Sus dolores leves los truenan como bombas. Entonces, se espantan. En la fantasía solitaria, cumbre inaccesible, el dolor no puede llegar. El ruido los anti-sufridores vulgares, los felices externos y frívolos llegará a todos, mas no al Alma, calli sagrado, expresa unity in diversity, que por la eternidad se reconstruye.

Mi soledad me protege. ¿De qué o de quiénes? De ustedes, los explotadores del dolor, que son los verdaderos enemigos de la Naturaleza. El dolor no es enemigo de la naturaleza. Mucho menos es rival de la fantasía, unity in diversity... El ciclo de la estructura de la fantasía es precisamente la unidad en la diversidad. A la Naturaleza no le importa si usted es bueno o malo. Te chinga parejo, te aniquila todo lo que acumulas. Un sismo, un huracán, un maremoto, una creciente de aguas o lavas, un tifón, una epidemia.

Después del huracán viene la calma. La sustancia espacio-temporal y la cronología son cómplices, dos amantes igualmente ciegos. Ambos se inventan el dolor con mil colores... Los que más sufren son los empíricos. Sufren al pretender lo imposible: la parálisis del tiempo para ser siempre los jóvenes, ricos y dinámicos explotadores. La eternidad paralizada es una imaginativa babosada. Hoy eres joven, mañana eres un anciano cacarizo y patiseco. «Cuando la suerte se empeña en joder al desgraciado, por más que se limpie el culo, siempre le queda cagado».

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