Thursday, December 02, 2010

Redefiniciones / El Libro de anarquistas


1.

Todo hay que irlo reconstruyendo.
Los materiales brutos están ahí,
siempre y eternamente dados; el agua está ahí,
obviamente más sucia, pero siempre agua;
la tierra ahí, pero con dueños perversos,
el sol arriba, que no faltará, el árbol amigo
reducido a carbón, el noble sexo, siempre disponible
(pero con tráficos logreros); todo lo que necesitamos
está ahí, nunca faltará, nunca lo quitaremos
de la vista, como aquello dado y a la mano,
para que edifiquemos.

La materia bruta del edificador es siempre
la misma y no hay otra. El mal que se hizo
para deshumanizar al hombre y sus grupos en el hábitat
no es culpa de los materiales.

La que está dañada es la consciencia.
Donde se originó el menosprecio, devaluación
hasta el disparate de cada producto y misión
sobre el Reino / Maljut / es en la mala consciencia
que elevamos a dogma con falso alarde
de liberación y regocijo.

Por eso es que hay que redefinir
todo / todo lo que pretendemos
por proyecto, todo
lo que creímos que nos dio Dicha y Descanso.

Hay que redefinir este asco deshumanizante
que llamamos la educación, sobre todo,
y atrevernos a decir que nos maleduca al robarnos
la consciencia; hay que volver a la verdad
de amar la consciencia, limpiarla
si es que queremos transformar el mundo,
reedificarlo, insertarlo en el Tikkum
con los fieles materiales que no esperan
y de los que tan mal uso hacemos por causa
de la consciencia aislada, empobrecida, mil veces
ultrajade en nombre de la educación.

2.

Entre lo que redefinamos que no falte
ese buitre carroñero, esa hiena
que come democracia con manos impregnadas
de sangre y boca muda de obediencia autoritaria.
Pájaro de mal agüero que espera que lo recluten
para cumplir con sus masacres
en nombre dizque de salvaciones
y del patriotismo
de mierda...

¡Qué va a saber de patriotismo
tal rambo, robot programado
para ultrajes, o discursillos de loro!
Uno que ignora que hay que redefinir
la conducta misional que se le puso
como tapón a la consciencia.

Esos soldados de la patria. o decantados
por el Imperio, que estén en la mira del redefinidor
y has de ser tú, poeta anarco, quien instruya
el destape, quien traiga las nuevas terminologías
para el sicario, el represor, legionario,
el gorila facho, el mercenario, mono armado,
el guardia equipado con metralla,
lanzallamas, cañones, aviones, medallero,
frontalidad cobarde, escondida en uniformes.

Vierte las redefiniciones, anarco.
Si no lo haces tú no lo hará nadie.
Definiciones con vida y esperanza
sólo las forja quien de veras quiere transformación
de fondo y no urde componendas de poder
ni ventajería cuando los ejecutivos
del mercado de guerra, empresarios o aparatos
jurídico-estratégicos de la contrainteligencia
y la rivalidad, aquellos subvencionado por los acaparadores,
lo pidan... El redefinidor nada tiene que ver
con filósofos de oscuro desamor
y de traición, que los imperios tienen
como educadores de cautividad interior
o funcionarios para el embrutecimiento.

Las hordas activas aplauden su mediocridad
y, por engaño, el pueblo canta a los héroes
de saqueos imperiales; pero no lo hagas tú.
Que sea tu rol desocultar
y despojar de su armamento y agresión
a buitres, águilas, hienas,
depredadores artificialmente programados
y reclutados entre pueblos vulnerables,
el subgrupo de jóvenes.

3.

«El anarquismo, porque no posee ni Academia, ni formación habilitante, ni Papa, ni grandes sacerdotes, ni Comité Central, autoriza a todo el mundo a hablar en su nombre»: Anselmo S. Lorenzo

Habla en mi nombre desde el único foro crítico
que existe: el corazón honesto, la persona
que observa y no calla cuando a la justicia
se le ultraja como a doncella indefensa.

El almilla de los Papas y curitas de marras
calla, censura y el secreto de confesión
que practica es acervo de ultrajes.
El es el cómplice. Todos los secretos
del sacerdote inmundo son como los Archivos
secretos de los Pentágonos o Secretarías Militares
que administran los dictadores,
sean de izquierda o derecha.

Habla pues en nombre, no de tu ego y complejo
de clase (porque hoy el clasemediero
y el duramente hambreado, se da el lujo de ocupar
ilusiones burguesas y descreer el robo
del que viene siendo objeto).

Redefine desde la consciencia libre y generosa,
única capaz de apiadarse / rebelarse /
cuando el Comité Central de manipuladores
diga: «Discresión, discresión, dejemos
ese asuntico tranquilo, que a la mierda
peor es urgulla
como decía el Quijote».

Hable, transforme, redefina porque no hay
Academia que vede liberar la Consciencia:
con la fáctica verdad de ser honesto.

4.
«El Estado llama ley a su propia violencia,
y crimen a la del individuo»: Max Stirner
Hay una tensión que parece dolorosa y violenta
cada vez que un parto aproxima. Todo lo nuevo
que se ama hilvana, se anticipa, con su pizca
de dolor, pero parir sin matar,
parir para dar vida, es el mayor acto revolucionario.
Es un acto creador dentro del perturbado
estado del pujido y el llanto.
Que el redefinidor aprenda revolución
de la mujer en alumbramiento.
Que redefina la Revolución como un acto
de amor y vida, que admita ese dolor
que violenta heroicamente sus entrañas.
En la teoría social es igual
y ésto aplica. Jamás desaparecerá
ese aviso de violencia y perturbación
que duele en el parto de lo nuevo.
Quien quiera nueva vida, prepárese
para su cuota de dolor y umbral-límite
porque somos humanos y en la carne
todo duele como la sed y el hambre,
como el esfuerzo de procrear
lo nuevo, lo distinto, el futuro...
pero no crea el Estado
que la ley anula el dolor,
o silencia este germen de violencia genésica.
El aviso siempre quedará
porque nadie puede anular el dolor de parto
y el parto viene contra cada estado
que fabrique violencia innecesaria
y se edifique para supresión
de la persona productiva.

5.

«Quienquiera que ponga su mano sobre mí para gobernarme es un usurpador y un tirano y le declaro mi enemigo»: Pierre Joseph Proudhon

«El mundo indigno nos limita, nos define.
Nos define de una forma que no es externa,
sino que penetra nuestra existencia misma»:
John Holloway

Redefinidor: discute a fondo la noción
de enemigo, porque ahora en la Teoría adoctrinatoria
del liberalismo, dispone el oficioso y mercenario
que demos la voluntad al Poder Delegado,
al Leviatán de las Tiranías, a esos pocos
que fundan el Gobierno y hacen con él
opresiones, leyes, partidos, grupitos,
cliques de beneficiarios, élites
con cuartos oscuros.

Redefine cómo, dónde, por qué
el Estado gobierna para usurpación
(no para liberarnos ni definirnos con justicia).
Difícilmente el gobierno, quitaré el freno
y la coyunda con que nos limita
y nos castra. Un gobierno es un amo
y permanente usurpador
y cambiar de amos es indigno
y, a la postre, no produce bienestar.

6.

«El verdadero revolucionario es un ilegal por excelencia. El hombre que ajusta sus actos a la ley podrá ser, a lo sumo, un buen animal domesticado; pero no un revolucionario... La ley castra, y los castrados no pueden aspirar a ser hombres»: Flores Magón

Define al hombre revolucionario
y al hijo de las revoluciones, aprendiz
en potencia de la virtud revolucionaria
porque me asquea el chantaje de ver
el Estado adoctrinando a la juventud en el opio
de la obediencia; quiero devolver lo que me has dado
y el Estado lo que ha cumplido es su tarea
de quitarles, despojándolos de su libertad
y su creatividad... y ¡qué noblemente ingenua
es la juventud, qué noña!... resulta que ahora
quiere / to share and return
devolver, dar a los ladrones, lo que reconquistaron:
gracias por hacerme ciudadano,
me inscribiré voluntariamenre en tu Ejército

(te daré toda mi sangre, decide el riesgo
y el sacrificio, yo voy como cordero al matadero),
gracias por eduarme y darme una beca Pell,
me convertiré en asalariado, le daré mi lealtad
al explotador, a la agencia, al lucro
de las instituciones, gracias por sufragar
mi camino al magisterio, seré el adoctrinador
de lo que quieras, ténme como un perro,
lameré los huesos que me tires
porque yo, por gratitud, devuelvo lo aprendido...

¿Lo aprendido? ¿Y qué se puede aprender
de la opresión siquitrillada, de las vitrinas
de democracia de los bobalicones?
seguro que no el hacerse revolucionarios.
No es éso lo que el castrado quiere.
Viven la ilusión de legalidad en el laberinto
de espejos, en la oscuridad de la Caverna.

Por más que devuelvan lo aprendido,
no son otra cosa que siervos, ecos del conductismo
que programa sus domesticaciones
y las víste con las retóricas
de sus ñoñas publicidades.

7.

«Queremos personas capaces de destruir, de renovar sin cesar los medios y de renovarse ellas mismas; personas cuya independencia intelectual sea su mayor fuerza, que jamás estén ligados a nada... aspirando a vivir vidas múltiples en una sola vida»: Francesc Ferrer i Guardia

¡Heroico Francesc, redefinidor!
Esta muchachería, la mejor de nuestras aulas,
dice muchas pendejadas en nombre
de cierto altruísmo de segunda mano.
No creo que se hayan renovado aunque salgan
de la escuela con diploma, entran
a las universidades, Ferrer, mi Camarada,
pero, allí... más los castran.

No hay independencia intelectual
donde abunda como foro el apetito de capital;
ganaremos más que el pobre,
el título da la autoridad, el grado me hizo sabio
y este sacrificio vale la pena, atiborrar
la memoria con datos, repetir noche y día
para pasar el examen universitario,

y no bajan la cabeza estos chicos graduados
de loros, ¡ay!, Ferrer i Guardia, son
achichincles de la filosofía de capital,
vigilntes y organizadores de la potencia del dinero
y la autoridad del Estado. No saben organizar
la convicción, la pasión de cambio.
Educarse no les sirvió de nada.
Pagarán funcionarios toda la vida
y eso serán: funcionarios a sueldo
de aquellos que retienen la riqueza social
en su grupito,
en su 1% de privilegiados.

8.

«Yo soy libre solamente en la medida en que reconozco la humanidad y respeto la libertad de todos los hombres que me rodean»: Mijail Bakunin

«El procedimiento autoritario de los decretos, por proponerse imponer la libertad y la igualdad, las destruye. El proceder anárquico de los hechos, sin que medie violencia oficial o autoritaria alguna, las provoca y estimula indefectiblemente»: Mijail Bakunin / Cartas a un francés sobre la crisis actual / 1870

¿Quién puede sentirse libre si no observa
que su hermano / su prójimo / sus instituciones
de grupo / su familia / es la fuente
de sus devaluaciones
o vulnerabilidades?
Nadie puede con el proceso autoritario
de malas definiciones restaurar la confianza
de lo conveniente, de lo humanizador.
¿Cómo pedir a un perro maltratado
que no muerda el látigo o la vara de castigo,
cómo puede un pueblo vapuleado y oprimido
no lanzarse a morder sus opresores?

Entonces, redefine la libertad
(en contextos en que no medie la violencia).
Habla y piensa en nombre de aquellos
en quienes el sentimiento de igualdad
está desconocido, destrozado en la lucha de clases,
en el imperio de los privilegios que se tomaron
a priori, por la fuerza; restaura la humanidad
para que el desconocido se acerque
y tenga patria de verdad,
familia de verdad,
libertad y confianza verdaderas.
La exclusión sólo forja a resentidos.

14-02-1980

9.

«Yo no me acerqué al anarquismo por haber leído libros o folletos de Kropotkin o de ningún otro; me acerqué por la calidad moral de los obreros a quienes había conocido y tratado»: Diego Abad De Santillán, anarquista español

No importa cuál sea la índole de su faena,
si obrero del intelecto, u obrero ferrocarrilero,
peón en la labranza, artesano de hierro forjado,
o artista de la cultura o de bellas artes,
al que sea creador y productivo,
distinto al parásito, al haragán,
o los ladrones, háblale con confianza.
Esa ha de ser el hermano / compañero /
anarquista potencial, que se te acerque.
Con él el diálogo es posible,
con él se orgamizarán las energías
del mundo nuevo.
A más desarrollo de su espíritu poético,
a más estética en su cosmovisión de mundo,
a más sensibilidad para las devociones,
más limpia y clara su disposición
de aprendizaje permanente,
más predisposición para admitir
redefiniciones lavadoras
porque el mundo está sucio y cagado
por sistemas opresivos,
folletines para preservar desesperanza
y castración y amargura.

10.

«Yo no pongo mi ignorancia en un altar y le llamo Dios»: Mijail Bakunin

«¡Soy anarquista!... Aunque muy amante del orden; soy, en toda la extensión de la palabra, anarquista... La anarquía, que es la ausencia de todo amo, de todo soberano; tal es la forma de gobierno a la que nos acercamos cada día»: Proudhon / ¿Qué es la propiedad? / 1840

No, redefinidor, yo no te solicito que definas
a Dios. Mejor no definas a lo que nos acercamos
cada día; sólo define el camino de limpieza,
las normas del desyerbo y desembrujamiento
de la Tierra Sagrada.

Habla sí de los dioses falsos que tenemos.
Especifica ese Mamón que nos tiene cautivos
y al que entregamos la pureza, materia prima
y bruta de nuestra sangre,
porque al Dios que servimos, pese a tanta teología
es ignorancia. Es deshonesto afán de encuimbrar
al dinero, la codicia, el miedo, la obediencia acrítica,
la deshumanización de la fe.

Y la fe es porvenir, aquí y ahora, en proceso.
A los que obstruyan el proceso, redefínelos.
Ellos son ateos, vulgares ateos,
que asfixian el humanismo del Dios
que quiere ser hombre en la edificación
de su amor, en la pulcritud de su generosidad
y su cosmos, que es bello y para todos.

11.

«La única alternativa es la utopía o el caos. (...) Los síntomas del desplome de la civilización se ven por todas partes y son bastante más agudos que los que se percibieron en los últimos años del imperio romano. Sin embargo, no todos estos síntomas son necesariamente patológicos. El mundo contemporáneo se ve afectado por dos tendencias opuestas: una que tiende a su destrucción social, otra que anuncia el nacimiento de una nueva sociedad»: Kenneth Rexroth, escritor y artista estadounidense.

Quien no tenga fe en la esperanza
no redefinirá, no abrirá sendas ni será consuelo
ante el desplome civilizado que se testifica.
En el mundo hay dos tipos de individuos:
los cómplices apáticos de cada deterioro
(que son seres patológicos, danzantes
del ritmo de sus cobardías) y los otros,
adorables iniciadores, danzantes
de esperanza, secretas fuentes de alegría,
celosos guardianes del porvenir.

Estos últimos son los únicos generosos.
Dan pan al hambriento y enseñan
a buscar el pan; son tolerantes con los excluídos,
son los maestros de cómo hacer
sin engaño, sin promesas de callejón
sin salida y senda oscura
de abandono.

Estos son los recursivos.
Liberan materiales y redefiniciones.
De éstos hay que aprender, tenerlos
en cuenta siempre, protegerlos
porque son la esperanza tesonera
y sin ellos no vale la pena vivir
en la mendicidad prolongada de la Historia
y las trampas tenebrosas de los primeros.

12.

«Amar y odiar, pues solo los que saben odiar saben amar. Sólo pedimos una cosa: eliminar todo lo que en la sociedad actual impide el libre desenvolvimiento de estos sentimientos, todo lo que falsea nuestro juicio: Estado, iglesia, explotación, el juez, el clérigo. el gobierno, el explotador... El gobernado, el engañado, el explotado, la prostituta lastiman, ante todo, nuestros sentimientos de igualdad. En nombre de esa igualdad, no queremos ni prostitutas, ni explotados, ni engañados, ni gobernados»: Piotr Kropotkin

«Lo que la humanidad observa en el hombre verdaderamente moral es su energía plena de vida, que le empuja a dar su inteligencia, sus sentimientos, sus actos, sin pedir nada a cambio»: Piotr Kropotkin

¿De quién es la energía moral de la vida
sino del anarquista verdadero?
No de aquel que, con hiprocresía y mentira,
o la brutalidad de sus penalidades,
o códigos estrechos, dizque que por correcciones,
sanciona, aunque no entiende la igualdad
y haga de ésta una palabra vacía.

Pues sí es así, redefine.
Abócate al punto de decirles que mal define
el que repugna y se abroga la moralidad para su juicio,
que el moral es sólo el anarquista.
Que primero tenga sentimientos,
inteligencia creativa, tolerancia y no defensa
solapada de su lucro y censura aparatosa.
Quien cree en explotación y servidumbre
no es moral. No es digno de quitarte
ni amor ni odio, que se quede callado
ante los actos de imprudencia
que dicta el amor,
que no castigue a una palabra burda
(que duele o enoje menos que el hambre,
o la necesidad no atendida
del que sufre).

Díle al lastimado que se arme
de su palabra palabra, si con ello descarga
la ira, se consuela con el pataleo;
pero díle que aprenda la redefinida moralidad:
ser creativo y producir, aliarse de los buenos argumentos
porque la inteligencia existe hasta en los desesperados.
Hágase oír, proteste. El mundo entenderá.
La mayoría entiende aunque los falsos morales
se enojen, se confabulen y utilicen
estrategemas de venganza
de clases.

13.

«A los anarquistas les compete la especial misión de ser custodios celosos de la libertad, contra los aspirantes al poder y contra la posible tiranía de las mayorías»: Enrico Malatesta
¿Quieres celar la libertad de otros,
además de la tuya? ¿Libertad como un pensar
y como un construir? Pues, encarna esa libertad
en el prójimo, asígnale un espacio,
una nación geográfica y corazón de carne.

La primera misión de un custodio
es observar que la libertad se encarna
y que en la historia
el Espíritu de la libertad se objetivice.

Hay que verlo en la cara del hermano,
en el quehacer de tu vecino, en alegrías
y juegos de tus hijos. La salud de la libertad
se manifiesta como conducta de los pueblos.

Elije un pueblo para tu misión
porque si no discursas sobre libertad
en abstracto, lo mismo que los opresores
y las potenciales dirigencias de hipócritas.

Levántate en la mañana y examina
cómo se siente el maestro de la niñez
en la aldea, o jóvenes de tus barrios y ciudades,
intuye sus ánimos, si les frustran las carencias.

Visita los hospitales, sanatorios yclínicas
y pregunta por la salud de la libertad
y medita en las calles y en las plazas,
con mirada acuciosa, si pervive ek pueblo sonriente
o si el espíritu de la libertad renquea,
tullido y leproso desde el alma.

¿Quieres la misión de custodiar la libertad?
Madruga, pues, a estudiar a los pueblos,
a la gente real, a las mayorías.
Sacarás conclusiones con la consulta.

14.

«Nuestros enemigos organizan sus fuerzas mediante la potencia del dinero y la autoridad del Estado. Nosotros solamente podemos organizar las nuestras mediante la convicción, mediante la pasión»: Mijail Bakunin / Carta a Pablo / 1872

La necesidad de redefinir el enemigo
es permanente. Apremia.
Unos son enemigos tan estructurales y orgánicos
que se aproximan visiblemente con la potencia
del dinero y sus leyes draconianas.
Otros son más sutiles. Son intrusos a las puertas,
vecinos como las paredes, íntimos
como la piel que forra a los huesos.

Estos segundos enemigos asustan más
porque no se declaran como tales
siendo los más venenosos.
Dañan silenciosamente y comienzan por quitar
el lenguaje. Son emudecedores.
Entienden que cuando tquitan el lenguaje,
que forja al hombre en su esencia,
lo despojan del habitar, el rasgo fundamental
de residir en sí mismos, como personas libres.
Los encarrilan hacia un espacio insano
como débil puñado de emociones.

Estos vampiros roban esencia del alma.
Saben como dejar en anemia moral.
Son enemigos entonces del modo diferente
al que viene con la autoridad del Estado
a decirte: «Aquiétate, o te aplaco»;
o del modo en que viene el Dueño del Capital
y dice: «Compro hasta la sombra
en que tuvíste existencia, expropiaré todo lo tuyo
si algo tuvíste. Mi dinero es más fuerte que tu espíritu»...

Si, camarada Pablo,
quien te quita la pasión, tarde o temprano,
te destruye; quien no deja espacio
para tus convicciones, es tu adversario.

15.

«¿Qué son, en su mayor parte, nuestros bellos señores rebosantes de ingenio y de cultura? Esclavistas burlones, esclavos a su vez»: Max Stirner / Los falsos principios de nuestra educación / 1842

Donde iré y daré abrazo a la libertad,
y sabré cómo se halla en los huesos de mi patria,
no es la oficina de los funcionarios,
o los adoctrinadores, o las torres de marfil
de intelectuales, o charlatanes consagrados
por aplausos inmerecidos y oportunismos
que azuzan celebridades.
Hay demasaiada gente ingeniándoselas
para justificar lo injustificable,
para hacer pasar el vaho de la putrefacción
por un aroma de prestigiosa marca,
por cierto, perfumes importados.
Pero todas las esencias del habitar auténtico,
del construir primario de la libertad,
suelen estar en el espacio concreto
de la gente y el país del que quise
ser custodio de la libertad.

Entonces, tal como aconsejaste,
iré al pueblo, consutaré a los ancianos sabios
de la calle, a mártires en vida
(a veces se pasean, con tristeza por esquinas
de la Plaza, sin que nadie les hable,
solitarios olvidados), iré al pueblo.

16.

La democracia debe ser entendida en el sentido de demo-pedagogía: educación del pueblo. P. J. Proudhon
Cuando vayas al Pueblo, a sus comunidades,
no vayas a improvisar pendejadas como los demagogos
o los mercachifles que venden pomadas
para que descienda el Espíritu Santo
o el Santo Petardo y vengan multitudes
como moscas, a consumir Tu Lucro.

Véte, sobre todo, con el corazón abierto
como un libro. El corazón idóneo es generoso,
rebosa de verdad si está informado,
si ha bebido del Espíritu de la Libertad
aguas de verdad, construires sublimes
en su despliegue histórico.

Custodio de la libertad es quien educa
sobre ella y el que al Pueblo da aconteceres posibles
de sus potenciales. Es cierto. Hay una asqueante
libertad burguesa, voluntad delegada,
representativa acorde a sus reglas de convenio
o conveniencia, y se educará para que se combata,
pero véte informado, como un educador de pueblo,
redefine la democracia
de modo que se vea que, aún
con sufragio universal y sistema republicano,
el Estado puede ser tan despótico, aún más,
que el Estado monárquico.

Infórmate sobre el peso del poder colectivo
de las mayorías, custodia la voluntad
y el libre movimiento de cada individuo
débil y desprotegido de la nueva
y solapada tiranía contra el irrepresentado.
Identifica quién se opone. Seguramente,
es tu enemigo. Y el enemigo del pueblo
y la verdadera democracia.

17.

«Sólo los poetas son anarquistas porque producen lo que nadie les pide ya cambio de nada»: Stephéne Mallarmé
Algunos intrusos, más malévolamente excluidores
y temerosos de tu mano limpiadora, vendrán
a decirte: «Quítate la etiqueta. Desrotúlate»
porque tu producto ésto y lo otro...
En el mercado del poder, todo es producto
y encasillamiento. Sin embargo, el míope
como el comprador compulsilvo, olfateador
de etiquetas, no entiende que das «lo que nadie
pide a cambio de nada». La esencia no se vende
y difícilmente puede rotularse, aunque haya
quien venda promesas y trafique con la fe.

¿Puede la esencia de la verdad
convertirse en doctrina pequeñoburguesa:
puede hacerse cosa de 'tianguis'
el valor clandestino de un poema que se yergue
en el aire como una herida doliente
y cura y lastima, según sea quien la recibe?

No, Mallarmé, primero la ocutan de la visión ajena,
la censuran, primero se tapan los ojos,
para no verla y se proscribe el herido doliente,
la boca que los lastima, el aire
que abre espacio a su paso.

Sí, me gusta tu frase, Mallarmé,
el anarquismo es como poema maldito
que no acaba de agradar a nadie,
que tendrá siempre acusadores, gananciosos
al excluirse como herejética
y sanguinolentamente pururante,
la herida que provoca.

El anaquismo es tajo abierto en la consciencia
y grita como al odio el dolor que lleva dentro,
la rebeldía que le da su vida vibrante.

Por eso cuando vengan los verbalizadores
de críticas y concepciones de mercado
a preguntar por el rótulo, díles:
«Quítate primero el tuyo que es tu venda.
Esto que víste es sangre a la que nadie detiene.
Es herida abierta. Esa es la fuente
de la que procede su esencia.
La esencia no se rotula, no se encasilla.
Es eterna. Es cósmica. Es ctónica. Es ontología
demasiado profunda. Y en ningún mercado
se compra ni se vende».

No conozco a nadie que la pida.
Al contrario, contra la posibilidad de que exista
se confabulan las naciones. Los poderosos
le ponen sus nombres, ofician exorcismos contra ella.
Todo el mundo teme el dolor que produce,
el tajo contra el cual no hay antídoto
que detenga la hemorragia.
No hay poder humano que haga que muera
el poema dicho desde el fondo del espíritu
y no hay poder social que alguna vez
venza la raíz del anarquismo, porque ese día,
si llegara, todo será una baratija rotulada,
movimiento de concepción pequeño-burguesa
o de masas desvergonzadas. Ese día es el caos
y en ese caos no habrá orden sublime,
al que se pueda volver para sangrar el anarquismo
en la visible nube de la Consciencia humana.

18.

«La carne está triste ¡ay!, y yo he leído ya todos los libros»: Stephéne Mallarmé

En esta boca de lobo que es la vida,
la carne está triste, ¡ay! y yo encuentro muchos micos
que hablan sobre alegría y ríen a mandíbula batiente
y escriben versos a los besos y homenajes
a la barriga llena y el corazón contento.
Desde sus librescos telares, son intrusos
que ultrajan la tristeza. Burlan la biología.
Todo lo incomprenden desde los apetitos
y es que son hijos del mimetismo
fuera de toda misericordia.

La carne está triste y ellos van contentos
creyendo que está garantizado el destino
de cada proteína y que la grasa canta en todas
las sartenes y los hidratos de carbono
se sumergen en todas las estrellas.
Pero no es verdad; yo he leído muchos libros,
husmié en torno al hambre en cada esquina colorida;
revisé las metáforas anatómicas,
busqué un poema que discuta
la función del intestino y no lo hallé.

Los payasos se divierten con los pedos
de las prostitutas; roban de sus placeres
pero a ellas ni al pedo dan valía.

Por eso voy a hablar en torno a intestinos
de consciencia, asociarlos a la madre
de las decencias; piecesilla delgada,
segmento que absorbe casi la plenitud
de lo nutricio, macro-madre
de cuerpos materiales,
mimadora molecular de pequeños entes
de vitamina y cada mineral y el agua,
diosa absorsora desde la luz intestinal
de lo que el malagradecido digeridor asimila,
te bendigo.

Amo, con el hierro de mi ser,
tu duodeno, bendigo con tristeza de electrolito
y grasas y azúcares y calcio de mis huesos,
tu yeyuno; de mis sales biliares,
dono a tu ileon; no te enfermes.

Beberé aguas que me procesos
aún, desde el colon,
y desde la última porción de mi tubo digestivo,
en ciego escribiré mi texto grato, recto y enternecido
por lo que das, todos tus servicios
aún en el ano, sin pedir nada a cambio.

¡Qué poeta eres, madre delgada y gruesa,
de los intestinos! válvula ileocecal
hasta esta tristeza de la carne que yo llamo
consciencia... ¡ay,! tengo consciencia de tí,
metro y medio de larga consciencia,
porque llevas alimento a mi sangre
y, yo, que he leído muchos libros, no encuentro
a ninguno que te respete, te elogie,
te agradezca y tú, laboriosa siempre,
no tan hermosa como la boca de una ramera,
no siempre perfumada para recibir ojos visitantes
de los sabios, versificadores, oradores de la Tribuna.
Has estado atareada
con las heces de ricos y pobres.

Tu intestino es también un almacén,
cloaca primitiva encuadrada en asas yeyunales
y fosas ilíacas en tu derecha
de excrementos y tú, la criada, a quien a 32 horas
de la ingesta de todos, nadie quiere sonreir.

Has compactado las heces del que va
con la barriga llena y el corazón contento,
y el mico malagradecido cree que,
como consciencia, equivales a nada.

A importunas flatulencias...
Los pedorros, se avergüenzan
de estos oscuros procesos sonoros
y los ricos se cagan en aromados baños
con bideles y te maldicen, a tí,
poeta del proceso necesario, compasivo,
desagradecida hermoso...
pero, ¿sabes, madre que en la sangre, oscilas
entre los ricos nutrientes y mierda seca
que nI sirve para las bacterias?, la tirada de dados
del malagradecido no abolirá jamás
Tu Presencia, ni en la carne triste...

19.



04-07-1983 / El Libro de anarquistas


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