Saturday, January 22, 2011

De Heideggerianas y El Libro de anarquistas / López Dzur

Como si el espacio se llenara de mentiras

Ser en el mundo es el horizonte a priori de todo conocer,
incluída la autoconciencia:
Martin Heidegger
Traer a la presencia aquello que no se redime
de sí en la experiencia de la pupila miserable,
aprender a mirar, sin la cáscara del párpado
y los ojos, ¿cómo es que duele así?

Nos duele tanto, como si el espacio se llenara
de mentiras, o los tiempos se anudaran
con los odios, con angustia,
¿cómo es la existencia de este quién,
sin qué ejemplar o abstracto fundamento?

... las cosas ya no hablan de sustancia,
las referencialidades se fugan a la sorda,
a penas recobradas por el uso
en la pesadilla pragmática del mundo cotidiano...

Traer a la presencia desde un para qué
que esclaviza el ser que siento,
no es acto de conocimiento.

03-11-1987 / Heideggerianas

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Clínica epidemia de ciegas medidas

Salvamos el poema ahí-donde
el anzuelo homicida caza a los prosaicos
y pesca a los incrédulos.

Entre ellos y nosotros,
la distancia crece
porque hay algunos que odian
la música, la brisa,
el viento, la caricia sonora
y no saben oír y no saben amar,
tiernamente tolerantes,
dulcemente caprichosos,
mucho menos,
verse en octavas de atracción
permanente y contínua.

Entre aquellos que susurran
con equívoca rivalidad
sus modelos mecánico-causales
está la varonía de los asténicos,
tróficas mentes, rostros que miran
con estériles ojos blancos,
cuerpos que se yerguen
con su negro óseo, sin vuelo,
bajo la nube
y la viga pupilaria del gentío,
rivales con una sola voz
para decirlo todo.

Ellos gritan y crujen y gimen
(dizque por elucidaciones),
pero en su lugar construyen
su clínica epidemia
hecha de ciegas medidas.

02-08-1991

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La habitualidad agresora

Te abaten a lamidas con sus lenguas de humo.
Creen haberte creído y no te creen.
Creen haberte escuchado y no te escuchan.
Creen que te ven sin que a sus ojos te muestres.
Eres la habitualidad que se acumula, perceptuante.

La tranquila seguridad de sus enjambres
donde crees hallarte entre inquilinos
ciegos y afectuosos, no es tu casa; es sólo un puente
de lo organizativo y lo intramundanizante.

En rigor, la familiaridad es una mentira.
Eres libre para decir no me toques
y, aún así, te manosean a gusto.

Del Heideggerianas

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La provocadora

El amor, asociación originaria,
(su impulso primordial, Urassoziation)
en mi presente viviente se estructura,
me circunda, me da su cercanía,
pero el enlace se aleja, me desgarra
con sus datos sensibles, protoimpresionales.

Es que la provocadora es bella.
Me retiene cuando no lo quiero. Conspira.
Contra tí se apalabra, evocable enamorada,
mi primera fuente, con quien me baño
desnudo, con la que salgo de mí,
del Yo engañoso, sin lealtad escondida.

Detrás de un árbol, quien está vestida,
espiona, provocante, vela, se esconde,
y con qué pretensiones... no sé.
Quizás que te deje y sea ella.
En el horizonte de simultaneidades
se aparece, queriendo suplantarte,
Amada mía, tensándome
en penumbras de sucesión y pérdida.
Haciéndose tan arduo que yo elija,
contrastando el trasfondo,
dIsasociándome en el ansia
de tu rememoración.

De Heideggerianas

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Transculturalidad del desorden

Para que usted pueda comer
y gozar de sus festines y adorar los ritos
del gaznate, con cerveza y refrigerio
de alcoholes, su industria
desangra la bestia, expolia bosques,
esquirla materiales,
estanca el flujo de las aguas libres,
diseña la mecanicidad de los trabajadores,
les da horarios y riesgos, desorganiza
lo espontáneo, de todo hace el ultraje
para el futuro producto, y usted dice
por relativismo cultural que es en parte malo
porque tampoco hay nada
absolutamente bueno.

Todo se vuelve al final un salario, una rutina.
Intencionalidad en la transculturalidad
del desorden, en la comprensión
de sólo sus aspectos fragmentarios.

2.

Todos los que dispararon con el arco
de mierda la linealidad temporal de la esperanza,
todos los robin hoods que yo conozco
desde el '18 están jodidos
y enterrados en Vladivostok.
Parece que el Tío Sam forma sus despiadadas
tropas para enterrar lo que tiene un sentido
(que no es explotar a otros ni saquear
sus recursos, con peor anhelo de espacio vital
y espacio de destino, que el nazi-codicioso).

Ahora me queda esta mala emoción,
nostalgia renovada de resentimiento
que me grabo en carne con colores azules
(y veo que pasan los viejos modernos, abuelos
de aquellos beatniks, celebrados mártires beatíficos,
pre-mariguanos a la que ya nadie tiene respeto
y me pregunto si valió la pena,
si se abrieron realmente
los trechos a la tolerancia,
caminos a la diversidad.

Y me respuesta es =No.
Socialmente el mundo es un pastel
mal repartido, como ha sido siempre
y los Grandes Ilustrados y los Mártires Cósmicos
(si para algo sirven en papel) es para limpiarse
el culo y que la cadena de Mass-Media
patrocine la verbena y venda
hasta las madres-élites
del Hijo de Gran Puta
que los engendró.

15-09-2000 / De El Libro de anarquistas

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Para el carácter del ácrata


Karma is a thing to be accepted, not eluded... The greater part of Karma, or Destiny, works out by means of character, not by means of drastic happeningd which are specially dealt to us out of the blue, as it were: Dion Fortune
Tú no te amas a tí mismo. No te observas
en el radar de tus péptidos, no te ves en la emoción
de nadie, no te almacenas ni en la misericordia.
Y si unos pocos te aman, tienes suerte,
mas a ninguno oyes. Apenas perteneces
a los ecos de ese Ser que te dice: Reacciona.

Tu cuerpo es un desierto, sólo arena, y tu soledad
es oscura. Siempre noche. Sin camino.
La puerta se abre con una solitaria estrella
y no entras; el mar no existe bajo tu barca seca.
No te refiere a las olas. Ni al agua dulce
ni a la sal humedeciente.

La comunidad te ha visto, aún te llama
(aunque, en realidad, son muchos los temerosos de tí)
y huyes al vacío donde te culpa el odio más que ellos
y lo entiendes: No se te convoca.
El perdón es más valioso que tu orgullo.

Dolor cultural, así le llamas a tu entorno.
Tú, el que no sabes de civilidades, el hostil,
bestializado por adorar la incertidumbre
y convertirla en violencia. Ante nada
adquieres el sentido de valía.

Tú cerraste la bioquímica, díste punto final
al más mínimo de los potenciamientos
y perdíste el control.

Todo lo transformas en disparos de balas,
en vano se te habla de integración, Asesino.

*

El fracaso de la cultura


Vivir feliz es vivir de acuerdo a la physis. La naturaleza es fuente de novedades inesperadas: Arcesilao

Quien mira hacia fuera, ¡sueña! quien mira hacia dentro, ¡despierta!: Carl Gustav Jung
Y yo... que les creí...
creadores de un plan maravilloso,
dije: «Son protectores de lo universal.
causa de lo conveniente, causa de lo debido,
naturaleza de la ocasión,
coincidencia de oportunidades».

Custodios del espíritu, así lo pensé,
así creí y dije al mundo: Preparan el proyecto
y a nosotros, con su fe, nos darán rumbos.

Sí. Y yo... que lo creí,
con la fe apasionada del confiar
y la objetiva terquedad del persistir.
Es humanismo sin violencia, en la physis.

Ellos lo preparan, dije... y yo que lo creí,
como una nueva Ilustración que redireccionará
el desaliento que ocasionan las remanentes,
condiciones subhumanas, la catástrofe,
la enfermedad, la muerte, el llanto...

Y yo que les creí, por renegar ante la arcaica mitología
de mi tradición desconsolada y el arquetipo esencial
de su señal... y yo, que les creí, sin saber lo asesinos
que son, me quedé sin héroes y ví
sus primeros frutos: pilando verde a la fe,
torturando la herencia cultural y emocional
del pueblo mío... ¿Qué estás haciendo, capitán?

Mataba a los ancianos de las juderías, lo ví.
A gitanos, a polacos, a checos, lo ví.
Hambrearon, cuando pudieron, las aldeas.
Invadieron. Quemaron. Bombardearon.

Al Capitán de la SS, Dr. Josef Mengele,
escuché cuando dijo: Todo es necesario.
«Esto es un proyecto de higiene cultural»...
y muerto el perro que la rabia acabe.

Ya no será interrogante necesaria si soportamos el dolor,
no es mucho dolor por soportar, el necesario dolor.
Sí. Lo soportamos. Al fin, morirá la piedad;
al fin, inmunizados quedaremos al dolor.

Y visité las industrias de extracción y las minas
de carbón en Birkenau y Monowitz: «Soy ingeniero;
creo en la industria, en las minas, en la efectividad».

Allí estaban los jefes de la Tierra de la Noche.
El teniente coronel de la SS, Rudolf Hoess,
su colega en el rango Arthur Liebehenschel
y el Mayor Richard Baer y ví las caras de Fórcides
y yo que les creí:
Nada hermoso tuvo
lo proclamado allí: el exterminio,
el odio, el fracaso cultural...


1-14-2003 / De «El libro de anarquistas»


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