Saturday, February 20, 2010

Lamento ante la inútil lucha de Simón Bar Giora


Como puedes ver, hijo de Giora,
a tu lado se juntan los más valientes de Masada
y si fueras a Jerusalén, otros aún más innovadores
y valientes que aquellos judíos desertores
que Tito Flavio Sabino Vespasiano
ha crucificado alrededor de las murallas.

Simón, los romanos ya penetraron en la ciudad.
Capturaron la Fortaleza Antonia. E iniciarán el asalto
sobre el corazón del pueblo. El Templo está bombeando
sangre; el altar, soltando adrenalina y el conflicto civil
conmociona a toda Jerusalén, y están en hambre
los niños y los ancianos, mujeres y tullidos,
valientes y cobardes, los tontos y los sabios.

Tito Flavio Sabino Vespasiano ha unificado fuerzas,
añadió la XII Legión, al mando de Cestio Galo
y respecto a tí, en la resistencia, acogido en Masada,
no se entiende exactamente lo que haces:
hostilizas al rico, quemas sus casas, torturas cuerpos
de mujeres inocentes y hablas contra la tiranía romana,
pero se te nombra por ladrón y por inmisericorde.

¿Qué estás haciendo con el pueblo de Judá,
cómo crees ayudarlo con tan mal testimonio
de asesino? Explícate porque, en cambio,
bendito ha sido el nombre del remanenete,
en el rollo de Obadías para que posea las ciudades del Sur.
¿Por qué expones a tanto odio a la Tribu de Benjamín,
predestinada a salvar el sacerdicio, semilla de kohanim?

Artanio, el sirio, uno de los gobernantes que te persigue,
pregunta: «¿Quién ha de ser más cruel con Jerusalén,
Tito o Simón bar Giora? Al Oriente,
sobre el Monte de los Olivos ha llegado
la Décima Legión de los romanos; se cortó
el suministro de alimentos y agua a la ciudad.

Y en el Día de la Pascua, Tito fue quien dijo: «Celebren,
canten los días de Sábado, den alabanza»; y tú,
¿qué dices, Simón, con tus provocaciones.
organizador de la ira?
... que después no habrá salida; vana gloria
será entrar a la ciudad y al templo, Simón es quien
decidirá; su orgullo de patriota que desafía
al más fuerte, aunque sepa que ha de ser derrotado.
Que no dará la medida. Que su guerra es vanidad.

Ahora por causa de una flecha encendida
arde el Templo, que Tito dijo que no se destruyese
y se desata todo, todo lo temido...

... al fin, Jeresulén sequeada y en los campos de batalla
de la ciudad los romanos a Tito lo han proclamado
Imperator / ¿respecto a tí, Simón Bar Giora?...

Y quién que haya contado ¿1.100.000 cadáveres?
vive y asegura: «Los conté, los ví, allí el hijo de Giora
fue el héroe, vencía». No. Eran los caídos en mayoría judíos,
gente de mi pueblo que no te hizo caso, Simón.
Escucharon a Tito Flavio Sabino Vespasiano.
Fueron quienes salieron del escondite
a celebrar la última Pascua
porque Tito Flavio Sabino Vespasiano
dijo: «No se destruya el templo»...

Supuso que, tarde o temprano, el pueblo
«abandonado por su propio Dios», vendría
a rendirse, pero cantaría salmos antes de utilizar
un cuchillo y una piedra para salvar la vida
y tener que matar a otros.

Tito Flavio Sabino Vespasiano
sí pudo contar a 97,000 judíos,
capturados y esclavizados, entre los insurrectos
de Simon Bar Giora y Juan de Giscala.
Y no contó a los escapados a lugares
próximos al Mediterráneo.

El no quiso una corona de hierba
que la Milicia Romana le hizo a las puertas de la Ciudad:
Tito dijo,
«no hay mérito en vencer a unas gentes
abandonadas por su propio Dios».

«No hay mérito en vencer a un ladrón,
que es el peor de los sicarios.
Ese no ha de ser un digno benjamita
como aquel Jesús en la Cruz,
crucificado hace 40 años.
El escribió tu historia, hijo de Giora.
Tú no pudíste escribir la tuya.

Y en España, en las tierras del Sur
de Tarshish, el remanente benjamita
organiza dentro del clandestinaje de los mundos,
el nuevo templo y el renacimiento
y escribe otra historia a través de mi texto.

09-02-2002 / Teth mi serpiente

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