Thursday, September 10, 2009

6. Entre la acusación y el consuelo

—Mamita Cata respeta la individualidad y la privacidad de nosotras, así de otras gentes—, se esforzaba en convencerme Minerva. Digo, es una actitud muy linda la que, como hija, tiene. O se esfuerza por conservar. Mas, una que otra vez, Minerva se me acerca y asegura que sólo una vez descreyó esa teoría. Que a veces tiene dudas y se siente a punto de perder la perspectiva, la virtud sin Dios, de su madre. —Ideas masónicas, anticatólicas, que me confunden. ¿Ve usted? Digo que mi propia madre me confunde—.

Son muchas percepciones las que oye y sustenta que no encajan con lo que ella opina. Tiene acusadores que afirman que Ana Catana juega con fuego. Entiende que su madre para madurar, como cualquier ser humano, urgió darse una ubicación generacional. La idea más clara que Doña Ana tiene de sí misma, razón por la que vino a América, es que nació en una familia de masones. Su padre se hizo guerrillero en el Frente del Este y, cuando llegaron las tropas franquistas al Mediterráneo, fue apresado en la Batalla del Ebro. Escapó, sujeto antes a torturas, y se le recapturó durante la caída de Barcelona, en enero de 1939.

Por lo que dijo Soledad: Ana Catana, la hija, tuvo sabido que su padre nació entre catalanes ricos. El había sido un candidato, con rango en varios gabinetes, primero de su Estado y luego para el gobierno nacional de centro-izquierda, tras la dimisión de Primo de Rivera y el gobierno de Berenguer. En 1932, intervenía en apoyo a la Aprobación del Estatut de autonomía de Cataluña. Seguido los eventos, la Sanjurjada fue lo que convocó su integración a la guerrilla. En 1933, con el triunfo de las Derechas, supo que la guerra vendría, que a la Falange no se la detendría ni a las represiones franquistas. —Pues, a la guerra carajo y que se joda lo que se tenga que joder—, dijo.

En las elecciones puede que el pueblo hiciera justicia a los republicanos, mas no se tendría la misma piedad o mesura con el ejercicio de las armas ni por unos ni por otros. La guerra civil estuvo a las puertas. El 18 de julio de 1936, tras un alzamiento militar, en el que murieron tres de sus hermanos, se declaró el inicio de la guerra civil. Ana Catana, sin saber ni cómo, se mudó en menos de dos años a Francia, años sin ver a su padre y creció allá lo suficiente como para aprender el idioma, leer el catalén y el francés, amar los libros y los periódicos y saber que habría sido una niña rica sino hubiese en España ese fanatismo monárquico que se aprendió de Alfonso XIII, 1918-23: pistolerismo patronal y terrorismo anarquista que los dictadores toman como pretexto para negar la partipación civil y electoral, y resolverlo todo con represión. Lo supo: —Mi padre está en una guerra y el gobierno nos matará a todos—.

En fin que la España Azul-totalitaria ganó sobre la España Roja-republicana y la única persona que se encargó de orientar a una chiquilla inquieta y desorientada fue un general, casi cincuentón que, desde México, la saludaba como la Camarada Marchiel. Cárdenas le ayudó a que se educara en Morelia. Le decía sé obediente, calladita, disciplinada.

Ella estudió el arte docencia «para que se me ofrezca empleo en alguna escuela» y hasta ciencias políticas «para que sea fácil que me comunique con el Camarada Cárdenas del Río, mi Tata».

No se supo, en rigor, cómo fue que el ex-Senador Porfirio Voisin, padre de Caterina, apareció en Morelia. Se fue metiendo en su vida. Fue después de la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial cuando España se apartó, al menos en teoría de la ideología nazi-fascista. Algunos callistas que se fueron a Españ, le trajeron a él noticias de que, por primera vez, habría una oportunidad de acceder a tres baúles de beneficios a granel para la Niña del Plumero, así en clave la llamaban los callistas. La niña del plumero / Coatlicue / no fue otra que Ana Catana. Esta es la conexión que no fue tan obvia cuando Voisin la enamoraba, llevándosela a lugares discretos y exclusivos, alejados de Morelia, «porque en los pueblos de beatones todo es comadreo». Y la lista de Ana Catana, cargaba con su Minerva para que fuese su escudo.

Desde 1945, la parentela que de Ana Catana quedaba en España se identificaba con el nacional-catolicismo, era un par de familias, hembras sin herederos, víctimas del exterminio de sus varones en la guerra. Y, antes de que se murieran, sus albaceas le recordaron a Soledad que se mudó a Francia y salvó a la pequeña hija de Marchiel Possé, héroe del Ebro, martirizado en Barcelona por Franco y sus esbirros. Ahora que se abría paso como una forma democratizadora, la conciliación de familias en el exilio, ahora que dijeron que Franco concedería preeminencia a las familias católicas, los expedientes de unos mexicanos callistas que dijeron representar a Ana Possé han tenido que dar el nombre completo: —Possé es cualquiera, Caballero; pero, si está hablando de Soledad De Marchiel-Possé y sus descendiente, las cosas cambian...— y bien de este nombre convocado, pudiera hablarse de una fortuna de entre 200 y 300 millones de dólares en inmuebles y unos 20 millones de riqueza em inversiones y efectivo.

Seis años de paciencia de unos ladrones que ahora habían sido representados por el ex-senador Voisin. Este es el hombre que halaga, con este noticióm a una republicana sentimental como es Ana: «La Falange fue obligada a la supresión del saludo fascista y a atestiguar una ofensiva diplomática internacional que ha puesto en aviso a los mexicanos de la viejo fascismo callista sobre bienes que pertenecieron a españoles expatriados». Lo que no le dice es que él conoce a los callistas ladrones, a los que corrompen, engañan y roban. Han sabido que es la niña, en nombre de quien el Presidente Cárdenas, su protector, y el mismo Plutarco Elías pidieron atención para el asunto de sus tres baúles.

Y fue mejor esperar... Voisin lo recomendó. «Esperen. No abran ni hagan circular los documentos, lo que se contiene en los tres baúles nos compromete a todos, porque Cárdenas y esa niña son uña y carne». No se supo, en rigor o en claridad de cuentas, cuantas veces falló la mención de Ana Possé... «Eran masones, con claves secretas, claves que Ana Catana se sabe de memorias y canta en forma de aleques de marinería y, a través de estas canciones y símbolos, hizo nanas para Pedro / el Puto, y dicen que lo embrujó, al hacerlo.

Dispuesto a hablar por fin y sacar claves de las que, en España piden para validar las herencias de su líder masónico, que es también un héroe para las familias Marchiel que en España quedaron, Voisin se decidió a enamorar a quien sea. Le habían es una vieja prepotente. De las que se jactan de intelectuales. Lee mucho durante las noches. Siempre están ojerosas y pálidas como los vampiros. Escupe fuego por la boca. Les brotan chispas luminosos por los ojos... Y ahora que la ha visto supo que ha sido injusta la pintura con que se la han descrito. Y es injusto que una mujer, con su talento, esté pasando miserias.

La había escuchado en la radio. Hizo una ponencia y habló como una demógrafa. No se sabe si cautivó con su voz o con sus datos y su inteligencia. Es egresada universitaria. Cuando Cárdenas se la recomienda a Avila Camacho, «para que la ayude en lo que pueda», Avila dice: —¡Bah, que no estamos en tiempos de rojillos! —

En 1957, es el economista, Dr. Voisin, quien ha decidido ir verla. El vaticina para México, lo que llama dos decenios, a partir de 1958, de Desarrollo con estabilidad. Avila Camacho se había comprometido a utilizar entre el 50% y el 60% de los gastos de gobierno para apoyar a la empresa privada. Quiso estrecha cooperación con el gringo y eso es lo que el quiere ver, ahora que deja el Senado por cargo de gabinete y asesoría. El Partido lo envió a estudiar el modelo español. Ahora, con Adolfo López Mateos y su administration (1958-1964), él espera quitar a Doña Aba Catana esa fascinación izquierdista que tuvo con Cárdenas y que tan malos pensamientos produjo en las cúpulas de la élite.

Ya le informaron, explorativamente, su estilo de vida. Tiene una hija de diez años y una barriga, presta al segundo crío. A los 30 años de edad, está abandonada. Vive mal comiendo. Consumen mucha fruta, verduras en su dieta y poca carne. No es gente de tortillas a mano. Aprecia, al parecer, el vino. No va a la Iglesia, se queja el cura del Pueblo. Para ser una mujer en sus treinta, no es una chamaca. Ni por más linda que crea. De hecho, es más que lo que él imaginara, por lo mucho del discurso que tenía premeditado para reprenderle lo tendrá que revisar. Ella no ha aprendido el tiempo rechaza la espiritualidad de la Nueva Era y alega que ese no es el paradigma que se vive. Se vive, como bien dice, la crudeza de la Era de Cincuenta, con sus doctrinas de McCarthysmo, Guerra Fría y Garrote. El humanitarismo piadoso es por excepción y, en México, el único que lo ha encarnado es Cárdenas y su mentalidad es la de un hombre que nada tiene de New Age, hinduísmos o sentimientos arios o hiperbóreos.

Cuando ella estaba en la Universidad michoacana, algunos querían encajarle la etiqueta de una «refugiadita llorona», la recogida de Cárdenas, adscrita a un régimen de huérfanos. Ella no ha querido sentirse así, siempre cree que una función muy hermosa ha de cumplir el exilado en México.

Cuando Voisin pudo al fin hablarle sobre las promesas, tácitas o prospectuvas de los decenios que vienen para la economía mexicana y que él predice como constante desarrollo, «hacia la cual nos llevará López Mateos», ella contesta: —Puede que sea así, ahora es Norteamérica la que viene con fuerza a poner las reglas. Usted sabe, antes los británicos imponían reglas en México, como dueños del petróleo, gringos e ingleses obligaron a Cárdenas a ser nacionalista. Con Avila Camacho, se desanda lo que se avanzó... No dudo que ahora sea el gringo otra vez el que nos trate, con la CIA, como a la Guatemala de Arbénz...

—Hay que olvidarse un poco de las acusaciones que polarizan y no consuelan a nadie. Déjame explicar porque, como tú... ¡ay, que te tuteo porque te doblo la edad! ... creo que el decenio de 1960 viene y arrastra los dogmatismos inflexibles del Cincuenta, pero será una época de inversiones... Hay que sacar el dinero guardado. Es lo que está haciendo una familia Possé en España. Yo acabo de viajar, aprendiendo y enseñando a la vez de la nueva economía para los '60. La economía de los tecnócratas del Opus Dei... Yo no sé si sabes pero esa Iglesia de mantilla, de austeridad inflexible y dogma, con el Opus Dei está cambiando. Es la que impulsa el Desarrollismo en el país de Franco... el modelo español va a abrirse a la industria turística y a las inversiones de capital extranjero... las remesas de dinero de más de un millón de emigrantes españoles en América y de los españoles que están Europa, con capitalito que sacaron o buenos empleos, van a cambiar la nación en los Sesentas. La ruralía se despobla y las ciudades crecen... —

—Sí, ya me han dicho que en España el ideal que cultiva la juventud, animada por los zorros viejos, es el ideal estadounidense... Soy feliz si tengo un televisor para ver la Candy Camera y una vacaciones en la playa, o Disney... ¿Es ese el modelo por el que López Mateo dice que trabajará, patrocinar el Estado del Bienestar, que en España llaman SEAT 600, es lo que llama usted Economía con estabilidad, o política liberalizadora?—

Y era fascinante oírla, verbalizaba su incredulidad... y mostraba su dentadura perfecta, parejita, sin desmesuras y blanca como la pulpa del coco, ante la cual el viejo Voisin se sentía disminuído porque sus dientes se hicieron amarillos por causa del mucho tabaco y su quijada ponía los dientes inferiores delante de los arriba. Hasta su propia hija, Caterina, aprendió a mofarse, comparándolo con un perro, cuyos colmillos inferiores se le asomban por el hocico. Mas, qué hembrita tiene Voisin delante de sí... Se la han endurecido el pene, sólo al percibir la tersura de su piel, el tono de su carne, la respiración marcándose en el escote. Tiene los pechos crecidos. Parece una palmera con ellos. Es un vestido barato el que lleva, pero le queda como si fuese de lujo y, ella delgada, bien formada, exquisita, coun cuerpo de vedette... y se la imagina en su cama.

Con eso que la proclamaron la Gata española, criada de El Baturro, la Niña del Plumero, Coatlicue rojilla, se siente perdido malinformado. Esta hembra que juega con fuego fálico, con las Vergas Calientes del Poder, sabe lo que hace. Ella es la que tienta y seduce.

Voisin está pensado en «criaditas» de las comedias, en niñas pobrecitas y ladinas en la casa de los patrones que le mueve el rabito a los poderosos y con plumero en mano limpian los templos; pero dejando ver, cuando se agachan, la disponiblidad de sus pecados; pero: ¿que será si descubren que ellas son las dueñas de las abundancia? Que el susodicho patrón es quien les roba. Coatlicue será como Ana, diosa en la casa del acusador. El patrón acostador y mañoso que la seducirá es el verdadero bojete, sin belleza, sin honor. Todo cuanto pensó espepitar contra El hediendo Baturro, hablador, se lo tuvo que callar, cuando lo vio casualmente, sin que él supiera quién es, en verdad, el Dr. Voisin, ex-senador de la República y, como Don Juan, viejo y con menos pinta como para merecerse a Coatlicue...

Y dicen que Coatlicue barría el templo en Coatepec cuando cayó la bolita loca del Cielo. ¿O fue una pluma? «Símbolo fálico». ¿Cuántas bolitas han caído ya? Y ella se tentó por recoger la bolita... Una, al parecer, cayó hará diez años... y, ¿ahora? La bolita la tira Voisin y Coatlicue se guarda en el seno.

—Tú y yo necesitamos hablar otra vez—, le dice él. Está flechado.

—Cuando usted quiera; pero entienda que soy mujer ocupada—.

Le habla de su hija Minerva, de la escuela que le roba horas de sueldo, que no le tiene garantía de empleo, que no la trata como una mexicana por adopción...

—Yo te voy a ayudar para que entres al servicio de López Mateo por la puerta grande. Sí, sí comprendo, Ana. El mismo Avila Camacho a mí me dio mala espina... a él sólo le importan sus sectarios. Los de él, su grupito...—


No comments: