Wednesday, April 02, 2008

¿Hasta cuándo?


«Dichosos los que lloran, porque serán consolados.
Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados»:
Mateo 5:4-6

¿Hasta cuándo?: me pregunto.
Hora tras hora, el desconsuelo se extiende.
Ensancha tiempo y espacio.
Asola, me lastima.


Hoy se intensifica la amargura y no escucho,
descreo, a quien no veo y pudo que dijera:
«¡Espera! ¡Espera!», lo ignoro. Lo olvido.


Día a día, con suma y acumulo de todo lo que duele,
me avergüenza vivir sin el mínimo control
y el orgullo tan herido y el corazón obsoleto.


Nada que proyecté o hice produjo un resultado.
No sirvo, fracasé, yo mismo devaluado, errático,
¿será mi culpa tal vez? No lo pensaba así.


Ojos tengo y no veo, ojos que lloraron adentro
y no agraviaron ni al rostro que ya desprecia
la piel humedecida y el gesto amargo.


La esperanza, ¿a dónde fue? Es sorda.
Y la llamé. Junto a la paciencia punza y es
como un parto de profundo asfixia,
vacío lleno de dolor.


Noche a noche sin que nada resulte
las paso. Nada ni en Tu Nombre sucede.
Y me dices, dichoso eres porque lloras.
Dichoso por humilde, dichoso
por pobre desgraciado.


¿Quién entiende y hasta cuándo?
¡Me rindo y me llamas bendito!
¡Qué paradoja que ni la burla perdonas!


¿Por qué me pides fe si llevo meses llorando?
¿Por qué la vida puso su pie en mi cuello?
… así, así, de esta manera que haría
la muerte menos cruel… ¿por qué, infiel,
tardo, sin pensar en lo intenso de mi cuita?


¿No se entera alguno que el humilde heredará la Tierra
y, aún vivo, sacará el resentimiento de sí,
como excremento y querrá ser dichoso de veras?
Entonces, ¿quién se autorizó a herir de este modo,
así, así, al ignorante y al más pobre, hoy caído?


¿Por qué no recuerdas tú la promesa de dicha?
¿Por qué no me quitas el pie de encima?
¡No me abrazas! Será porque ahora no supe quererte,
será porque el rencor se reconcentra y se desplaza
y se revienta en mí. Aún no cesan las horas del reloj.
El karma, su dolor, la incertidumbre…


Aún no se inventa el milagro ni la maravilla.
El pobre espera, en hambre y sed, y la justicia,

entretanto, no llega, demora…

¿Hasta cuándo? Alguién que sepa, ¿lo dirá?
… para quien siquiera está saciado de fe,
para quien en la tormenta siente que va su corazón
¿podrá decirlo? y si la casa de su alma doblándose va,
descosiéndose al viento, ¿lo consolará?
¿Cuándo? ¿Quién? ¿sucederá?


Del libro «El hombre extendido»

http://www.mundopoesia.com/foros/poemas-melancolicos-tristes/139142-hasta-cuando.html#post1321060

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