Wednesday, August 26, 2009

Yo soy la muerte




Yo soy la muerte

¿De qué trata el libro?

El título Yo soy la Muerte alude a una canción que popularizara el finado Ismael Rivera, «Maelo» el Sonero Mayor del Gran Combo de Puerto Rico. El tema / letra y ritmo / fue uno de las influencias pioneras para conformar la salsa. Alguna tonalidad de esa nostalgia evocativa está, con poemas que parecen letrillas populares, pese a lo profundamente filosófica que es esta colección acerca del tema de la muerte, y muchas de las que él pone en la boca de los sepultureros, dueleros y vigililantes, del Viejo Cementerio de su pueblo natal, contínuamente evocado en el poemario.

El libro se estructura sobre varias alegorías. En el sentido interno y profundo, la Muerte en torno a la que López Dzur poetiza es la consciencia de eternidad, de belleza, de éxito, de sentido y de Bien. Es por lo que compara la Muerte con una Dama, con una Enamorada, con un Ser Adorable. En ese contexto, ella es la Vida deseable, el ideal de la Libertad en los cimientos de la Tierra. «Cuando la Muerte / Vida se enamora de tí, se compensan y se dialogan, no hay miedo al desaparecer físicamente de la tierra ni hay miedo a trascender a otras dimensiones de energía o de consciencia».

El libro no promociona una filosofía de la muerte, siquiera eutanacia, pero el mensaje es claro: En vez de valuar a la muerte como una Dama Amenazante y Ser Macabro, con guías siniestros / demónicos que esperan en la «otra orilla», López Dzur la admite como una Voz o Maestro Interior que nos prepara para el buen vivir y el bien morir aquí en el planeta... En Yo soy la muerte, si alguna enseñanza hay, es que a «la fuente bendita de La Mujer en el fango», esto es, La Loba, la Zorra, la Sabia Muerte, hay que bendecirla. Bendigo la fuente de los sueños, en cuanto me enseña el arte del bien morir (la Sabia Muerte).

«En la tarea de vivir y de pensar para superar los conocimientos, cosificantes y logificantes, muchas veces tenemos que acudir a ciertas argucias y temeridades. Es lo que Martin Heidegger anunció en 1927 como deconstrucción («Destruktion»). Derrida prefiere el término deconstrucción... Hay poemas en Yo soy la muerte, libro en que cito muchas veces a Heidegger, donde planteo que el Yo escondido, el ego que no cesa, no puede ajustarse al sentido de lo temporal, así como no puede darse gato por liebre. Hay un sentido originario del ser que debe ser respetado y, si bien está escondido en discontinuidades, en maleza de falsas explicaciones y raseros, es lo mejor del hombre. Es lo sublime de la naturaleza humana...», dijo López Dzur

El libro es definido como una Meditatio Mortis, con las siguientes partes:Narrativas del Yo cesativo, Introducción a la Laguna, Labores y memorias de Juanito Pana. Oralidad de los demonios, La Barca de la Muerte, La Barca de la Gloria y La invención del alma.


La contraportada del libro trae este mensaje: «Yo soy la muerte» es fruto de una mente intuitiva que no desvirtúa ni menosprecia el «aquí y ahora» ni la oralidad ni el mito. Ni lo histórico ni lo sociológico. En seis partes y más de 200 textos, Carlos López Dzur expone su meditatio mortis. Un contenido existencial, no logificante, entreteje sus tópicos e impera en el conjunto con una expresión y riqueza léxica y verbal que pudiera recordar a los filósofos epicureístas, spinozianos y el hinduísmo tántrico y de Vallabha. López nos pasea en las 'barcas de la muerte' y la 'gloria', por la Estigia utilizando un recurso del simbolismo literario medieval al tiempo que nos invita a adentrarnos en el misterio de la reencarnación y las alegorías del alma reencarnante. El libro es también un canto elegíaco a personas que amó y ama de su familia y su pueblo natal.

Comentarios sobre Yo soy la muerte

«Cuando uno viaja por las letra de López Dzur quisiera oirlas pronunciadas por él y de inmediato comentarlas. El manejo que hace del lenguaje es tan nuevo... nos tiene acostumbrados a un nuevo manejo del idioma, a una novedosa forma del lenguaje, gracias a la cual nos transporta a originales interpretaciones del todo y sus partes. Leer sus textos es someterse a una ráfaga de ideas y pasajes mentales contrarios a sí mismos y entre sí, pero consecuentes en la esencia»: Luis F. Cariño Preciado, antropólogo y periodista mexicano.

«Esta, para mí, es tu voz por excelencia. Ahora que tu obra multifacética, arcanal, encapsula la historicidad de las pautas de la historia humana, eres un buen maestro. Acabo de visitar tu nuevo poemario»: Roxanne Aristy, poeta venezolana

Sobre el autor...

Carlos López Dzur es miembro de la Generación del '70 de la Literatura Puertorriqueña. Obtuvo un galardón poético del Chicano Literary Contest de la Universidad de California. Irvine, por su libro El hombre extendido. Asumido por el movimiento chicano le publican en las revistas universitarias chicanas y se le incluye en Antología de Poetas de Baja California y en un Diccionario de Escritores Mexicanos del Siglo XX de Aurora Maura Ocampo De Gómez: Diccionario de Literatura Mexicana . 1988: 554 pages. Por su temprana ausencia de Puerto Rico, lo redescubre la Generación del '80 y lo publica en El Sótano y (Per} versiones en el Paraíso: Poesía Puertorriqueña de Entre Siglos . Anteriormente, López Dzur fue incluído y comentado entre los 16 Autores Puertorriqueños: antologados en 1991, Editorial Arte y Literatura (La Habana, Cuba), con prólogo y comentarios por Vitalina Alfonso y Emilio Jorge Rodríguez, en la antología Cuentos para ahuyentar el turismo y en La Guagua aérea (1994) de Luis Rafael Sánchez.

Ha sido incluído además en Antología de Poetas de San Sebastián (1977), recopilada por Ramón Vargas Pérez, Poesía Oi: Antología de la Sospecha, recopilada por Joserramón Meléndes, Contamos la Esperanza (1979), antología de poetas del Sindicato de Empleados del Departamento de Hacienda (San Juan de Puerro Rico, la que prologa, además de que se incluyen sus textos) y, por igual, fue incluído en el Diccionario Biográfico Pepiniano (2000) de Rubén Arcelay Medina. Prologa la antología bilingüe de los estudiantes de doctorado en Literatura Hispánica de la Universidad de California, Irvine: Under the skin / Bajo la piel. Recientemente, se le incluyó en (Per) versiones desde el paraíso, antología de poesía puertorriqueña de entresiglos.
href="http://carlos92701.tripod.com/YoSOYlaMuerte.html">Yo soy la muerte / Completo y gratis en la internet

Obsidiana Press
124 Meadow Drive, Scott Depot, West Virginia 25560 —USA.—
Printed in 2007
ISBN 0-9791011-9-0
280 ps.

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Francisco Rodón / Tantralia 1, Para despertar a Leti / Mandalas / Cecilio R. Font Ríos / en Cuentos / Cecilio R. Font / Ramón Soto Ríos / Literatura de San Sebastián: R. L. Cardé Serrano / Letras Kiltras / El rincón del Arte / Biografía: Carlos López Dzur / Las goteras / / La capitaleña / Las Letras del Mal / The Yugoslav Auschwitz and the Vatican: Reseña de libro / Tantralia / Indice / Heideggerianas: Indice / Espionaje / De Heideggerianas / Los días tristes / Meditación del ser / La pubertad de la palabra / Este amor fue higuera / Teth, mi serpiente / Indice / Estéticas mostrencas / 2 / Teth, mi serpiente / Ensayo sobre Fanny G. Jaretón / El humanismo erótico de Fanny G. Jaretón / Donde te puse / El evocador de la asociación originaria (Urassoziation) / Mchael Jackson /

Saturday, August 22, 2009

Sequoyah 39 / Contenido y colaboradores






Sequoyah Virtual 39

Contenido

Oscar Portela
Heidegger y la filosofía de la luz
Homenaje a Heidegger: Pensar y poetizar

Fredrick A. Higgs
Textos de Heideggerianas y aproximación
de Carlos López Dzur a Martin Heidegger

Ana Maria Fuster
Las calles se llenan de ofertas y demandas

Carlos López Dzur
Homenaje a Martin Heidegger
Solver en el hallarse
¿Dónde está el desmentidor?
Historicidad del Dasein enardecido

Fuensanta González Cuéllar
Romanza a los confines

Arturo Cardona Mattei
A un amigo de La Cantera
La flor del río
Mi largo camino

Fanny Jaretón
ERE©-T-ZIÓN

Alfredo Collado Villanueva
Carta a un hombre desconocido

Pedro Du Bois
A Revelação como máscara
Desenredo
Dito


Abierta a colaboraciones
/ Escríbanos ...
Gabriela y Carlos López Dzur

Friday, August 14, 2009

EL LABERINTO / CONFESION DEL CAUTIVO A DEDALO


¿Quién, celoso de mí, me confunde?
¿Quién coloca sobre mi ventana
su espumero de cortinas atroces,
o ante mi puerta, espejos de vigías fantasmales,
o abre mi calle hacia los laberintos,
para el complejo desgaste de mi ira?

¿Quién retiró de mí la generosa palmada,
la grata compañía, y me hace sentir solo,
con la memoria negada, pezuñas que da por dedos
y pasos torpes que acallan mis bufidos?

Ahora sobre el espacio, se me orilla.
En la frente tengo el sello, carimbo,
rótulo penitenciario que ha resultado
del decreto: «te quiero marginado, cautivo»,
pero el apetito que me anima es el centro
y mi memoria quiere entrar y volver
porque sólo el espacio hace libre
a quien tiene el corazón univiario.

¿Quién me dijo que no tengo más sendero
que este recorrido, obligado, absoluto,
donde el tiempo me esconde.
Deja a mis pies sin cobijo
y a la libertad corta el centro
de su fundamento?

De
Las zonas del carácter

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Confesión del cautivo a Dédalo

Te confabulaste para que yo esté preso
y cercado. Son pasillos prohibidores
contra el toro violento de mis ansias.

Tú, con la ciencia del invento,
me aislaste, refundíste la bestia
en arquitectura macabra
y ahora los cuerdos y prudentes asesinos
cortarán mi hilo, sin salvar al hombre.

Y yo que quise ser hombre
en este cuerpo de bestia y tú
que me hicíste el laberinto como Némesis.
Un culpado seré para siempre;
tengo cárcel, no escuela; tengo acusadores,
no amantes, no consoladores...

Y mi hermana, por amor a un extraño,
no me hablará a mí que la quiero, no me revelará
que puedo verme libre, dejar de ser
el escondido y condenado para siempre.

¿Quién me dará un hilo de plata,
verbo comunicador, diálogo, ritual, esperanza
que no sea una reja, o pared de insolencia y secreto?

... ¿por qué me llaman monstruo
si yo sólo calmaba, como supe, esta fuerza del alma
apresada en el ibris, esta soledad insatisfecha
que ha bestializado mi ser por carencia
de una migaja de amor humanizante?


De
Las zonas del carácter / Parnassus

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Está sediento

Como todos los cadáveres en vida
(muertos que no los sepulta nadie)
tengo mucha sed, como el alma de náyade
nacida en la discordia, con Eris en carne viva
y hueso, polvoreado de cal, para que siga
el camino; tengo mucha sed, pues seca la memoria
no rescata raíces, y el árbol así no florece
ni pertenece al bosque. Es un aornis interior
que esquiva el ave... tengo mucha sed,
Mnemósine, sed que no se calma
con sorbos cotidianos, sed omnisciente
de omnisciencia porque Lete no basta
y bebí del Olvido...

Ahora es otra sed la que yo tengo;
el altar que me place no está en los sequedales
de la llanura donde Trofonio se invoca.
Esta sed es cada día más vieja y, sin embargo,
emergente. Dáme de beber.

Un vaso de agua no se le niega
a un muerto; mi vida está moviendo
el rabo todavía; conduce a este perro
al estanque, al pozo, a la orilla del río
o sepúltalo de una vez.
Está sediento de muerte.

De Las zonas del carácter

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Letras del mal / Fany Jaretón / La Guía PiG para falsear los Sesentas: Jonathan Leaf y The Politically Incorrect Guide to The Sixties / Convocatoria / Pepino / Cartas sobre El pepino /



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