Monday, May 31, 2010

Dice Gustavo el maestro / Frag, 15


15. En el submundo de la Rosa Salvaje

Cuando La Shakira gritó ante la posibilidad de que Gustavo tuviese una opinión sobre la música de su ídolo, que sea muy distinta a la asimilación con que el alumno se nutre, expresó la urgencia. La imagen original que él imita lo que mienta es una realidad que él falsea, mas no se atreve admitirlo. Tal vez su profesor entiende que no es honesto jugar a ser «como Shakira». Tal vez a él no, sólo al alumno corresponde que vea los defectos, la inadecuación de su mundo y diga algo sobre si se vale el sustituir su persona con el ídolo. Puede que sea él quien sepa si hace algo suficientemente bueno para sí con eso de querer ser «como Shakira».

El todavía no se ha entregado a su anulación del todo. Puede que sepa que vive entre ladrones; pero no les sabe ver el rostro. Gustavo imagina que la verdadera Shakira sí. Entre muchas otras fuerzas, imágenes, disyuntivas, vampiros culturales, Shakira es la serpiente. Tiene un conocimiento; pero, en sus letras de canciones, la serpiente ha sido traicionada. El es exponente, sabe Dios cuán débil y desfiguradamente consciente es, con respecto a lo que ella sugiere, que es la traición. Su alumno, sin embargo, necesita que sea otro quien le diga si es bueno el beso de Shakira. O no lo es. Ha de ser maravilloso que la vea distinta a una culebra que se contorsiona del modo que le gusta. «¿Seré yo quien deba decirlo, o invitarlo a la búsqueda?», se debate Gustavo ante el objetivo de motivarlo y hacerlo bien.

Por otra parte, la sicóloga que conversa en torno a cierto «histrionic personality disorder», que ha diagnosticado en su alumno, no puede decir mucho por razón de la confidencialidad de sus datos, mas coincide con Gustavo. «El niño tiene problemas de identidad». La Shakira necesita alguien que sea liberador; alguien que desprograme, o ponga freno, a lo que llena su Ipod compulsivamente. Su Ipod y comportamientos son el símbolo de su psiquis. La sicóloga confía que con más ayuda clínica el niño cambiará. El desorden de personalidad no significa que sea incompetente y tonto. «Aprenderá adecuadas destrezas sociales y puede cambiar, Gustavo».

Sólo un maestro puede sentir que La Shakira, el alumno, es una víctima. Todos sus opresores / ladrones / se autorizaron a devorar una parte de él, so pretexto de socializarlo. El lo permite. Ninguno le explica qué importante es razonar sus iniciativas, su individualidad, lo que es primariamente suyo, para que sea libre. El maestro puede. Gustavo es de los que tiene tal confianza.

En la industria de radio, en las disqueras, en los medios que mercadean a Shakira, como cualquier ídolo, o tianguis de celebridades, este alumno («La Shakira») es un consumidor. Un sujeto colonizado, programado para que vaya y se nutra, compre y dependa, de los productos del programador. Otro irán por otros ídolos. En vez de los adminículos de Shakira, querrán su frasquito de aroma, la marca de Thalía. La Shakira de salón de clases, está obsesionado por el envejecimiento que provoca el ambiente, el calor tóxico, el polvo y la brisa del día, la grasa saturada en lo que come o cualquier exceso o déficit de lo que consume para sentir fresca la garganta, y creyó, por este hecho, a la mercadería dermatológica «Resurgence» del Dr. Murad.

«Guarda todo eso», le dice Gustavo. Tiene que exhortarlo cada mañana.

La niñez histriónico-narcista está a la expectativa de cualquier programación que se prometa. Se complica así el trabajo del maestro.

«Te dije que aquí no quiero que te maquilles».

Mientras maneja rumbo a su casa, tras las 8 horas en el plantel, Gustavo ha recordado a «La Rosa Salvaje» y «Thalía». Son dos alumnas que, según van las cosas, serán consumidoras extremas del narcisismo cultural que incide en sus mundos y se suman al narcisismo innato de la juventud. El prefiere decir los submundos culturales a los que ella están creyendo más que en la influencia instructiva de la escuela.

Rosa, la alumna, le inspira lástima. Ya sabe lo que hay detrás de sus escritos en su Journal. Se explica su identificación, que data de muchos años, con la rosa del barrio, el personaje de Verónica en la telenovela. Por otra parte, es su queja que su madre es peleona. Ambos padres son intolerantes. Le prohiben noviar y no saben expresar su consejo de modo tierno, inteligente y persuasivo. Hablan como en la vecindad, como gente de la Bondojo y de los barrios del lumpen-proletarit. Sólo que, desde la SAHS, la prepa en que Gustavo la conoce y la educa, el lenguaje importado de «La Rosa Salvaje», Verónica Castro se lo sugiere glamorizado. Adquirió un lenguaje y actitud que no es conveniente. Ella se autoriza a utilizar tales jergas y comportamiento en la escuela.

«Si quieren hablar de ese modo, háganlo en la casa o en la calle; pero dénme una oportunidad de enseñarle un lenguaje más poético y más correcto. Así no pueden hablar, si es que quieren un diploma de la prepa y una actitud de ciudadanos que tendrán un empleo algún día para que sostengan sus familias y conozcan mejores amigos, personas, empleadores», le dice a Rosa y Thalía.

Y son muchas las niñas que desean ser «androjositas», cultivadas por las imágenes de la tele. Quieren ser niñas de barrio y mala vecindad. O quieren ese lenguaje. Cuando supo del caso particular de Rosa, la «niña salvaje» de su aula, fue debido a que creció su insolencia verbal. «Cada vez es más vulgar esa cabrona», decían las compañeras de clase, quejándose de cuán agresivamente se comporta en su salón y en todas las aulas y fuera de ellas. Creció el número de los reportes disciplinarios, sus ausencias, y todo, al parecer, porque se independizó de sus padres.

Le rentaron cuatro paredes y vive sola. Y se las arregló para trabajar en un MacDonald' s. Hamburguesas es lo que come hasta que le toca el almuerzo de la escuela. Rosa dijo a la sicóloga escolar que ya no tiene el problema de sus padres, «ahora soy libre». Siempre consideró que sus padres «me hacen menos, mwe asixian, prohibiéndome ser yo misma, espantándome los novios y amistades». No le dan el derecho a sus amores; «yo no quiero ser una esclava».

Gustavo no cree que esa independencia que ella presume sea real. Ni que haya procurado relaciones de amistad y noviazgos adecuados. Ella puede tener amigos / novios / si así lo quiere, «tener su amante» / pero él también le dijo: «En esta etapa juvenil de tu vida, búscate alguien que te oriente al presente futurizable: Que estudie contigo, que ambos se ayuden a terminar los estudios, adquirir ese primer diploma de la prepa».

Está viviendo sola. Rosa trabaja en la noche. Y decora sus pobres paredes con carteles de artistas, igual que La Shakira que añadió a Alejandro Sainz. La Rosa Salvaje tiene su vídeo-player. Ante la pantalla del televisor, se amanece viendo el final de la serie. La telenovela con Verónica Castro no se la pierde. Y la Rosita defiende a esa «vieja naca» con uñas y dientes. Cuando atacan a su ídolo, se embravece.

«¡Verónica se cree una chiquilla, quinceañera, y es una ruca! No sé por qué tú las admiras tanto. ¡Verónica Castro es una vieja tetona!!» y, con estos motivos que toma como agravios personales se encienden una gresca. Se pelea Rosa con Thalía, su co-alumna. Ha pasado par de veces en la clase. Se jalan los pelos y se tiran bofetadas y patadas. Y la Rosa es salvaje y Thalía, igualmente agresiva, pero más delicada. Más llorona. Si tiene la oportunidad de acertar un golpe al rostro de La Rosa, se jacta que lo acierta por igual sobre la cara llena de cirugías de Verónica Castro.

«¡Ella sí es una vieja cosida; la voy a mandar otra vez a que le rehagan los labios y le hagan más puntiaguda la quijada a Verónica! Ella no es tan linda como Thalía, mi ídola, que no necesita cirujanos plásticos!»

«Basta. No peléen por cosas tan tontas». Gustavo se lamenta cuando sabe que no son los términos para intervenir. No quiere insinuar que los artistas no son respetables en su adecuado sentido. Se pelearon una tarde por tan simples cosas. El maestro, en un aula vecina, les indicó: «Fuera de mi clase». Las mandó a la Oficina de la Directora; pero ellas no fueron. En el pasillo, frente a la puerta de Gustavo, a tres horas, de que tomaron su clase, están rivalizándose por la misma tontería. ¿Quién es más auténtica al dar voz populachera y humilde al barrio: si Verónica, «rosa salvaje», o Thalía, «maría, la del barrio»? María Mercedes, como se llame.

Y por solucionar estos pleitos o seudo guerras culturales, se patean. Se han tomado del chongo y se revuelcan. Y un maestro gringo está delante de la puerta de su aula. La cerró para que sus alumnos no vean este espectáculo de riña. Y él, cruzado de brazos, con el celular en la mano, sin hacer la llamada emergente para que vengan las guardias escolares. El se goza.

Ellas se revuelcan en el piso, atropellándose a gusto. Y, de paso, los cuerpos de las niñas, muslos y nalgas, al aire. No les importa cuando están en el afán romperse las blusas y humillar sus recursos pudibundos. Estas exponentes de nacolandia o de las gentezuelas puede que se hayan acostumbrado a tal nivel de adrenalina y reacción desvergonzada, moralmente reprobable, y el maestro gabacho de fisgón no expondrá su carrera, separándolas. Dirían que él las tocó con pretexto de intervernir en la riña para que no se lastimen. «Esto es cosa de mujeres», por lo que él sigue cruzado de brazos y La Rosa Salvaje surtiendo de bofetadas a Thalía.

Precisamente, con los lloros de Thalía y el sonido de su cabeza que choca y vibra en el suelo, es que Gustavo se entera. La algazara entró sonoramente por debajo de la puerta, a flor de piso, del salón de Gustavo, y éste sale.

«¿Qué escándalo es ése?»

Fue entonces cuando dejó su salón con la orden de que no salga ninguno. Vio que llegaba, con escante de pachorra, un par de guardias. El se inclinó sobre la Rosa Salvaje. «Detén ese coraje, muchacha», gritó. La nariz de Thalía sangraba y la otra, fuera de sí, surtía de golpes a la compañera. Se dejó llevar por un instinto de compasión, mezclado con coraje. Detuvo las manos de Rosa, apretándole un puño cerrado. Y ella, al fin salió de encima de su víctima. Cedió. Levantándose de encima de la otra, Gustavo vio la blusa desabrochada de Thalía y un seno que se asomaba. Ni siquiera la tocó ni miró fijamente la hermosura del seno. Su mirada se abocó a las rodillas de dos guardias que jalaron, violentamente, a la muchacha para erguirla del piso. Una de las guardias avanzó sobre Rosa, jalonéndola para llevarla a la Oficina de la Directora y la otra, arreglándole la falda a Thalía, dijo a Gustavo: «¿Qué hace usted inclinado y viéndole los calzones?»

Thalía se ajustaba la falda y quedaba en pie, afligida en llanto. Gustavo se atrevió a preguntar si estaba bien antes de volver a su clase.

«Fuck you! Hell no!», fue la respuesta.

Sonrió y dijo: «Thak you!»

Gustavo en la escena, menos de un minuto, dio por acabado el asunto y volvió a su salón de clases. Y entonces, La Shakira estaba exaltada, todo un manojo de nervios. Gustavo no tenía previsto tocar el tema que él trajo a la clase, pero no le quedó más remedio para ganar su atención y tranquilizarlo.

«¿Qué te puedo decir de Shakira? ¡Me gusta que sea una Mebarak! Creo que su primer apellido es ése».

«Sí. ¡Es Isabel Shakira Mebarak!»

«Es una muchacha hermosa, colombiana, barranquillera, y su nombre le hace mucha justicia, porque significa 'llena de gracia' por cualquier lado que se le mire. Con razón te gusta y me gusta».

«Orale, tícher».

«Y su nombre árabe es tan interesante como su significado en hindú, que concierne a la «diosa de la luz»... Imagino que, a los 14 años de edad, cuando grabara su primer álbum, «Magia», ya estaba en contacto con la luz que hay en ella. En su cabecita. Y es más la luz que tiene por causa de su nombre árabe que el que tiene por Isabel, su primer nombre castellano... Ella escarba más en su raíz étnica, en su Oriente, que, en los presentes cínicos, donde sólo observa peligros y pies descalzos, pobrezas e injusticias, drogas, un país con mucho narcotráfico... Es que descubrir la interioridad, a los 14 años, es algo bello y yo sé los he dicho a todos ustedes: esa belleza de juventud es un tesoro divino y, cuando Shakira lo descubrió, supo que es trascendente como la magia...»

«That was her first CD, right!»

«Lo que ocurre es que esa magia, o imaginación trascendente, ese tesoro de energía, perseverancia y generosidad, para cambiar cosas de la mentalidad del presente, por ser tesoro, es el botín que a los ladrones les interesa. Se lo quieren quitar a los jóvenes. Se lo pueden quitar a ella si no lo defiende... Esto es una regla, o una premisa, con que yo discuto el poema de Rubén Darío. Confío en los jóvenes que aprenden o descubren cómo preguntar, como ella hizo: «¿Dónde están los ladrones?»... Esa es la canción que, junto a una sobre «pies descalzos», cantas tú más que ninguna otra... A mí es a quién más le interesa saber por qué tú la repites, la bailas... ¿Qué significan esos ladrones por lo que Shakira pregunta en su canción y los que te mueve al cantar la letra al ella mencionarlos? ¿O es que, para tí? ¿Sólo un eco, algo rítmico, su sonido de moda al que Emilio Estefan acudirá con la estrategia de mercadeo? Porque, ¿con quién mejor que con una niña en la flor de su belleza, llenarse de dólares y grabarla y prmocionarla para que esté en las listas de los discos más vendidos, en Billboard? ¿Dejarías tú que le roben a Shakira el tesoro de sus preguntas, de su búsqueda? ¿Observas a Shakiras limpiando cosas, limpiando su presente, el lugar donde pisará? ¿Entiendes cómo ella protege su entorno, inclusive sus costumbres y el lugar desde donde abre la boca? ¿Ves eso?»

«No sé».

«Fíjate. ¿Donde tienes tú un servicio de lavandería? ¡Todos tenemos un 'Laundry Service'? La pregunta es: ¿que lavamos ahí? Y todos tenemos fijaciones orales; pero, ¿a servicio de quién? Todos pertenecemos 'a una raza antigua / de pies descalzos y de sueños blancos'... Te he oído cantar esa frase, pero, leí tu Journal, con alusiones a Shakira, y pudiendo explicar por qué te gustaría pertenecer a una 'raza antigua', la misma raza la que alude la cantante, no entiendo que quieres decir... Lo que haces es echar odio sobre los mexicanos, porque tú eres mexicano, no eres colombiano y no eres árabe... yo te diría, 'explícame' alguna vez, cuando vuelvas a darme el Journal, qué es la raza antigua, según sientes que Shakira la canta, qué son sueños blancos, qué es exactamente el polvo que a ella molesta y sobre los cuales no le gustaría poner su pie descalzo... porque yo entiendo que ella está preocupada con la limpieza, con el higiene... De eso es que habla, obsesivamente, con su servicio de lavandería... y me temo que no se trata de traer a la escuela, como haces tú, la mochila llena de productos de Dr. Marad. Ni siquiera atiendes a mi clase. Tu mente estará cantando a la Shakira original, pero...¿qué de...

Cumplir con las tareas,
asistir al colegio.
qué diría la familia
si eres un fracasado?

Házme el favor. Cántala para tus compañeros. Díle algo de los que pusíste en tu Journal sobre cómo se viste un chico / o una mujer / lo que quieras y lo que le piden o no le piden sus padres... Esta es tu oportunidad de homenajear a Shakira si tanto te gusta que te comparen con ella... dí una pequeña estrofa de «Pies Descalzos». Lee lo mismo que citaste en tu Journal... »

Ponte siempre zapatos,
no hagas ruido en la mesa.
Unas medias veladas
y corbata en las fiestas.
Las mujeres se casan
siempre antes de treinta
si no vestirán santos
y aunque así no lo quieran
y en la fiesta de quince
es mejor no olvidar.
Una fina champaña
y bailar bien el vals
y bailar bien el vals.

«Ven. Anímate. Leí esta canción por tí. No te has atrevido. Eso está mal. Es tu canción, un contacto tuyo con el verdadero 'servicio de lavandería' que estás buscando... Me habría gustado que hubieses leído y cantado la letra. Y hasta permiso tenía spara que bailaras como Shalira. Ahora me pregunto: ¿dónde dejaste tu pasión? Sin embargo, escucha... El tiempo está a tu favor porque eres joven. Eres un Divino Tesoro. Y con diecisiete años, tu edad, se tiene muchas oportunidades para volver a hacer las preguntas que Shakira se hizo, desde los 14. ¿Dónde están los ladrones? ¡Esos que convencen al joven a renunciar a los verdaderos paraísos y que condenan la serpiente a un destino malo, donde ya no pueden ser felices y hay que vivir con zapatos, siempre aplicada esa orden a los pies descalzos, 'ponte zapatos, medias veladas', ponte corbata, cásate aunque no lo quieras, obsésionate con la fina champaña, con el vals de los 15 años y mientras tanto, 'no hagas ruido en la mesa'... ¿Dónde está lo espontáneo, lo individual, tu sentido de autenticidad? ¡Vamos! ¿Tiene la juventud que estar sujeta, golpeada, robada, de la inocencia o la sabiduría de su héroe interno? ¿Queriendo ser feliz y robada de la posibilidad de serlo? Yo digo que no... no debe robada ni permitirse que se robe sólo porque no definimos, desde nosotros mismos, desde la juventud, cómo ha de enfrentarse a 'los dinosaurios / bajo un techo y sin escudo'?»

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El cimarrón / En Isla Negra / «Usted es un progresivista, no un trascendentalista» / Comevacas y Tiznaos: Revolución Campesina en 1898 / Plegaria de James Galus Watt / Zorro y Aluzina2 / Página inicial de miniondas05 / Homenaje a Martin Heidegger / Breves antologías poéticas / Poeta chakaloso / El proceso femenino / Lycos / Carlos López Dzur: Méiker del Mapoe y el Tocuen / Megillah de la ovación / Jacinta / Tipheret /

Saturday, May 29, 2010

Dice Gustavo el maestro / frag. 14


14. «Y de mí, ¿qué va a decir?»: La Shakira

Entró al salón muy contento para la primera clase de la mañana. Había leído, al menos, la mitad de los Journals / Diarios estudiantiles / que ellos entregaron. En balance, estaba satisfecho por la honestidad de sus alumnos. Claro: no del todo y siempre por el saldo de ortografía o redacción deficiente que se revela en el contenido; pero, al menos, se cumplió con el esfuerzo de llenar el blanco de la página. El motivo para que sonría y salude a todos es que han escrito con sentimiento. «Una página en blanco que dejen en el diario es una inicial derrota; la página se burló de ustedes; pero, en la medida, que anoten algo es como si la golearan, o propinaran efectivos golpes al mentón, o un gancho a la izquierda del rostro. La página tiene un rostro que desafía. No lo olviden. Al escribir, el ejercicio de la mente ágil se iguala al del deportista o al rostro del guerrero que debe vencer. Los hábiles en combate son los anotadores. Lo que sucede al que escribir es que las armas, al hacerlo, son las emociones, recuerdos, pasiones e imágenes que ustedes evocarán y elegirán con las palabras que las identifican».

Como siempre, quien se retrasa en llegar al salón cada mañana es La Shakira. Es la necesidad de obtener la atención de todos lo que hace que postergue su entrada. Siempre espera que todos ya estén para forjar esa irrupción histriónica. El adolescente cree que es hermoso y no tardará en pavonearse. Gustavo le vio, semiqueriendo ocultarse. Abre la puerta del salón. «¡Entra, chico!», siempre le interpela por sus nombre y dos apellidos; pero esta vez, porque leyó su journal ha captado a una criatura más frágil. Un ave que se despluma, con fantasías en torno a lo que es su vida. El quisiera tener una cierta grandiosidad y la fabrica con imágenes. «Shakira» lo absorbe. Con el histrionismo quiere ser como ella, o sustituir lo que él es con algo que se parezca a ella.

«Aquí está por quien lloraban», dice con voz meliflua, voluntaria y premeditamente inflexionada para que sea creíblemente afeminada y no es que esté flirteando con nadie en el salón. Es que está solo. Y le resulta insoportable saberlo y quienes le chifllan, como si él les gustara, dan con ello su burla. El los provoca y pretende que este consuelo engañoso de alborotar es un poder que gana.

La Shakira no quiere a nadie, no es simpático por verdadera interacción de afectos. En el fondo, no siente ni confianza ni identificación con ninguno de su clase. Son como un auditorio que él entretiene como un payaso triste. Sólo que, en el engaño histriónico, que es su vida, no alcanza a entender su narcisismo triste, su soledad.

El no puede seducir utilizando la ropa que le gusta. El no puede enseñar que en vez de calzoncillos utiliza pantaletas y por camiseta una pieza de seda de mujer. Su «flirteo» siempre caerá en un vacío, una distancia afectiva de repudio. Es un puto, faggot, el marica La Shakira y no puede llegar a la escuela, como un personificador de lo que no es. No puede transgredir el código de vestimenta, sin sanciones. El sólo se puede vestir de persona y, en acorde a su género. Es un varón. Es un alumno al que apodaron «La Shakira».

«Siéntate, por favor», le pidió Gustavo. El está modelando su jean, muy ajustado, pero de tela de mezclilla. Es un joven espigado y para sus nalgas y, con movimiento de espinazo, hace que se vean con turgidez y dignas de la cintura fina. Aprendió a mover los hombros, como si estuviese en una pasarela y, al caminar incentiva un encanto femenino. Y son las niñas la que mejor se encandilan con sus gestos.

«¿A usted le gusta Shakira?», preguntó una vez que obedeció. Se ha sentado. Gustavo no sabe exactamente qué pregunta, o si juega a la malicia. Mas no ha perdido el contacto visual con él, una técnica que ha dejado de utilizar. Tal vez, con alumnos anglocaucásicos, funciona. No con niños hoscos, susceptibles, que una mirada fija del maestro pone en guardia, enfurece, se malinterpreta. Prefiere entonces dar la espalda caminar a su escritorio. En ese trayecto, ya sin mirarlo, La Shakira saca de su mochila un estuche, selecciona un frasquito y se aroma con una frangancia. Sobre la mesa del pupitre puso los productos de SkinCare «Resurgence» del Dr. Murad.

Ya se ha sentado en su escritorio y sacó de su portafolio los Journals revisados. Escucha que La Shakira insiste: «Le hice una pregunta». Se digna a mirarlo.

«Sí, contéstale. No le de pena, tícher».

«¿Qué crees de ese fag, impersonator, que se cree un artista?

«He's a sissy-puto».

«¡Basta!», dijo Gustavo ante la ola reactiva de epítetos que le lanzaron. «El es su co-alumno. Lo que pasa es que parece que él no tiene interés en que yo le diga qué opino sobre la cantante Shakira, porque si tuviera interés no habría puesto, en medio de mi clase, una clínica de maquillaje..»

«¡Quiero oír, quiero oír!», chilla él de repente y comienza a guardar su crema Resurgence de la que alcanzó a echarse unas gotas en el cutis.

«Eso lo tuvíste que hacer anoche, o en la mañana antes de venir a la escuela. Repartiré sus Journals / con anotaciones / que les hice. Son mis observaciones sobre el estado de su gramática. No olviden que estamos en una clase de español y que se deben esforzar por conversar en este idioma para que adquieran confianza en su fonética, la sintáxis y propiedad en el uso de los verbos y sus tiempos...»

«¿Y La Shakira cómo lo hizo, se aprobó?»

«¿La probaste y te gustó, tícher?», insistió otro.

«Comenzaría con lo que escribíste sobre Michael Jordan, tu ídolo. Me agradó mucho lo que opinas de un modelo inspirador para tu vida; pero, si de veras quieres ser exitoso como ese baloncelista, escribe bien. Aprende a decir a los futuros contratantes de tus servicios lo que quieres, a ser específico, a firmar bien y claramente tu nombre. La mitad de lo que escribíste no se entiende, te comes las palabras y no tienes interés en hacer letras claras... Se supone que tengas las manos duras, buen pulso y, ¿por qué no le pones fuerza al lápiz? Se necesita una lupa para ver si escribíste, o si tu lápiz tenía grafito... y no que dejara de gustarme el mensaje. Lo ví bien. Sin duda, lo puedes hacer mejor».

«Y de mí, ¿qué va a decir?», se obstina La Shakira.

«That you're a fag!», interviene otro alumno.

«Parece que te gusta esa palabra», comenta Gustavo, y con ello provoca el riserío de sus compañeros. «No. No me malinterpreten. Es que esta palabra es interesante y antes no era ofensiva, sino descriptiva. En Inglaterra, en el siglo XIX, se le decía faggot-gatherer, or fag, a las viudas que vendían leña para la chimeneas. 'Fags', como faggots, eran los pedacitos de leña, bundle. Todavía en el siglo XVI, en Inglaterra, la palabra se aplicaba a la mujer fea o desagradable, por vieja, imagino... y 'fags', si buscamos los orígenes etimológicos, vienen del latín 'fascis', que en el viejo italiano dará origen a la palabra fascista... Esto puede ser un tema que ustedes investiguen... Es modernamente, quizás por la cultura del cine y la música, que faggot se ha convertido, en palabra mala, ofensiva, para insultar a los homosexuales o afeminados y, ¿saben? lo interesante de la evolución es a quien primero se castigó con esa palabra fue a las brujas, o las personas que sustentaban ideas nuevas, o que chocaban con las injusticias y prejuicios sociales. Si una gente perversa, de mente estrecha, cree que una mujer, por vieja o por fea, es una bruja, a lo mejor en su sistema de leyes y moral pública, la condena por bruja, por diabólica, y si esa mujer vende leña, con la misma leña que vende, le encieden una hoguera. Y si la mujer, o una persona, desafía una práctica sexual (que pudo haber sido, besarse en público, o tener un amante de otra raza), algún individuo intolerante dice, es una bruja y la acusa y viene un tribunal y la quema... Es bueno que ustedes sepan historias que hay detrás de las palabras... Una alumna que no está ya con nosotros escribió una entrada para su Journal / que me impresionó mucho. Escribió que hay sociedades calientes y sociedades frías. Gente que juega con el fuego de la injustica, la ambición y la violencia, y destruye los elementos que en su propia sociedad son buenos, armonizadores...»

«¿Ven que yo no tengo nada de fag, ?», se exalta La Shakira. Se puso de pie y habla al grupo. Se sienta otra vez mientras concluye: «si es que significa, vieja fea o viuda que vende leña... no lo soy... No hay razón para que se me queme en la hoguera».

Al ver que otras niñas se conmueven, lo reafirmo:

«Cierto. Bien pensado», le digo, agrego su nombre y dos apellidos. «Y observa ésto: en la Armada de los EE.UU., como en muchos ejércitos del mundo, siempre ha sido una batalla histórica hacer que un joven homosexual obtenga el derecho a servir en las Fuerza Militares o la Marina. En la Gran Bretaña del sglo XVII, el «faggot» fue un hombre contratado, en el servicio militar, para que animara el coraje de los soldados, de modo que no era un afeminado ni un desviado sexual, o 'little bird'. No era un poof ni queer... Era un verdadero gallo...»

«Wow!», exclamó La Shakira.

«Y en un tiempo, no sé si todavía ahora, een la jerga, 'fag' se refería a un cigarro. Y te diré, por qué no utilizaría ese término contigo, ¿quiere que te lo diga?»

«Porque en español se usa más puto, como en mi México».

«No. Los maestros no deben animar el uso homofóbico de ninguna palabra. Observaré simplemente el origen moderno de identificar al homosexual con ese término. Una práctica que comenzó en las escuelas públicas Inglaterra... en ciertos planteles, hay niños o adolescentes que actúan como 'an unpaid servant for an older boy'. Es decir, un niño rico, mayor en edad, se busca a uno más jovencito para que le haga los mandados, traer como si fuera un criado... Eso es intimidación. Un 'bully', como se dice en México, 'agarra de su puerquito' al que se deja. Tampoco en ese sentido tú eres un faggot... Eres un buen chico y, en esta escuela, aunque te digan La Shakira, nadie se atreve ponerte una mano encima, nadie te hostiga y nadie te intimida... Estoy seguro que no lo permitirías y eso habla valientemente sobre tí... No dejes que ningún bully te maltrate. Tú deja la Shakira a un lado, quítate la peluca y dále sus pelucazos».

«Wow!», sí volvió a decir, «Wow!», pero los ojos de La Shakira se llenaron de lágrimas y se mantuvo, por primera vez, en meses, quieto y en silencio.

Este es el niño que, en su Journal / que no pensaba comentar en lo más mínimo su contenido / hizo una descripción de su ritual nocturno sobre todo lo que hace antes de irse a la cama. Describe con detalles cómo se acaracia, se afeita las pierna, se pone ropa de mujer, se mira al espejo. Baila ante él, se lanza besos a él mismo. Se prueba bragas y sostenes que no necesita. Por fin, tiene una hermana que le presta ropa de su closet, o negligés de sus gavetero. Ella le compra o le comparte esos productos del Dr. Murat, ahora que comienzan a salir uno que otro granito, no acné. La Shakira se preocupa innecesariamente por su cutis. A sus años, brilla por su ausencia el envejecimiento genético u hormonal de la piel. Es un chico lozano, limpio, que ni fuma ni toma ni se droga. Pero, ciertamente, sospecho que se siente solo y, en la soledad, sólo se sosiega con las fantasías. Es un narcisista y, en menor y en mayor grado, todos los niños lo son. Se enorgullecen por algo que tiene su cuerpo, la gracia de su juventud y energía.

Medito sobre la líbido de muchos de mis estudiantes. Algunos varones son más lozanos, atractivos por la radiancia de su piel, que las mismas niñas. La Shakira es uno de esos ejemplares varones de la CHS que son dotados de movimientos delicados, parecen bailarines, por rítmicos y ágiles; son blancos o con un color canela muy claro. Se aperciben hermosos, aunque no sean musculosos, agresivos, siimplemente tranquilos y vibrante. Hay más mundo / subjetividad / individualidad / en el interior de La Shakira que en todo su histrionismo externo. Pienso que sufre por algo más que el haber crecido sin otra compañía que la de su madre y una hermana mayor que está casada y se fue de la casa, a edad temprana, cuando La Shakira tenía seis años. Le ha faltado la nutrición emocional paterna; pero es preferible de este modo. He sabido por boca misma de su madre y del Dr. Frazier: «Que su padre lo golpeba por creerlo putito». El padre indecuado no la ofrece nutrición que se espera. Y fue por lo que de México La Shakira se largó con su madre. «No puede permitir que su padre les humille ni les maltrate».

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1. Preámbulo / 2. El Estado Dorado y Exitoso/ 3. ¿Cuál es «El divino tesoro»? / 4. La cazapremios que vive entre ratas/ 5. La llaman Meteorito o La Gorda / 6. «Usted es un progresivista, no un trascendentalista» / 7. Dos papas podridas / 8. El certificado de defunción / 9. Un demonio vestido de santito / 12/ Ver / 13. «Soy de donde mejor me convenga» / TEXTO / 23. Cuando no había princesas, sino hijas de puta / 24. La amistad y la política en el plantel escolar / 25. Amigo es el que aprende a oír / 26. Vivencias del padre del alumno laosiano

Friday, May 28, 2010

Gustavo el maestro / frag. 10


10. Las sociedades calientes y la ilusión expansiva

En su casa, él abrió una ventana que sólo permitía ver una verja pintada del color de roble, con trenzados de metal. Al menos, abierta la ventana hay brisa ventilda hacia el interior y se hace agradable preparar sus planes, corregir pruebas y leer los Jounals entregados por sus estudiantes. Inspira una sonrisa suya algunos experimentos poéticos que encuentra. Para muchos, el estudio del español es una experiencia de ritmo y rima. La sonoridad musical del lenguaje los seduce. Se han formado en el inglés; son hablantes, hispánicos de segundas y terceras generaciones, así como adolescentes anglosajones, quienes se topan con el aprendizaje del español como un requisito más para graduarse.

Este es el idioma que han decidido descubnr. Tienen la opción de aprender francés, o alemán; pero eligen lo que parece un idioma creciente, más fácil de entrar en contacto con él y la cultura que se le asocia. En el Sur de California, el español se ha convertido en vivamente indispensable y los niños que saben sonreir, al aprender, y no son hablantes nativos del idioma, hallan que con el español se canta, se dibujan rimas y ritmos con sus tiempos verbales, que el pasado suele ser agudo y el presente llano y que los sonidos estrújulos son más difíciciles y retadores que los gerundios; pero, al final, más fascinantes. Se construyen musicales trabalenguas. El ritmo esdrújulo de las articulaciones más que un desafío de comprensióm de la gramática es un arte.

Gustavo ha mermorizado los rostro de algunos de los «raperos» en el salón de clases. Juegan con sonidos del español; hilvanan rimas sobre asuntos de su vida cotidiana. Aprueba, con placer, algunas chistosas construcciones. No son niños, con fines de ir a la universidad; no son prospectivos colegiales, alumnos de honor; pero, saben apreciar algo del español que aprenden. Festejan, con sus composiciones, la musicalidad y el arte a que el idioma se presta. Son ellos quienes dicen que los idiomas orientales, por monosilábicos, son monótonos por igual; otros, requieren un esfuerzo de pronunciación muy grande, hablan así, con choteo mimético, del alemán y el ruso.

De momento, se acordó de La Shakira, uno de los alumnos. «Gay» declarado, al que sólo se le reprende cuando olvida el código de vestimenta de la clase. Debe vestir como varón, no como hembra, cuando asista a la clase. Lo de «loca», o sus muchas alharacas, ya nadie se lo quitará. Cuando se despluma, es histriónico; lo fue el antiayer, cuando se preparaban y se asignan los journals. Lo fue ayer, con su defensa de la musicalidad inherente a los poemas, en cuanto piezas de lenguaje. La Shakira defendió algo que está presente y sugerido en el acento, en la voz, en el grito o gemir de la gente semita, sean árabes de Siria o del Líbano. «No sé cómo llamar a eso; tiene que ver con la sangre que corre por las venas. Está en Skakira, la colombiana; está, en todas las cantantes, o bailarinas de flamenco; a mí me gusta y no sé lo que es».

En cierto modo ya inquieto, entregado al quehacer rememorante por sus niños, Gustavo buscó la carta otra vez. La metió en el fajo, de tres o cinco hojas del «Journal» de su alumna «Niña de Guatemala». La ha motejado así, en honor a José Martí, al considerar un poema que éste dedicara a María García Granado en fecha de 1891. Le ha enseñado los versos que la aluden:

Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

La Niña De Guatemala, «María», le había explicado Gustavo a su alumna, fue hija de Miguel García Granados, Presidente de Guatemala en 1871. Para 1891, uno de los jóvenes e intelectuales que llegó a visitar la casa de este expresidente fue José Martí. «María debió querer mucho al poeta», comentó la estudiante, y Gustavo añadió. «Y José a ella. En el poema, recuerda el beso de despedida. Le besó la frente; pero dice; 'era su frente, -¡la frente / que más he amado en mi vida!' .. Cuando él se va, ella decide ahogarse, el suicidio».

La Niña de Guatemala que Gustavo ha conocido, nacida en la región de El Quiché, dibujó una despedida en una tarjeta. Es una carta cariñosa para Gustavo poque se regresó, con urgencia a su pueblo centroamericano. Alguien querido ha muerto en su familia. Parece que ella dijo que uno de sus tíios fue asesinado. La noticia flotó por la escuela; pero, no hubo tiempo de saber más. Dejó de ir, hasta que un día trajo la tarjeta, donde pintara a un hombre guatemalteco, con su vestidura típica.

Como en su Journal, la única entrada que presentó, esta tarjeta indicia a una estudiante sobresaliente. Caligrafía esmerada, ortografía aprendida, buena acentuación y para escribir como ella lo hace, con ideas organizadas y cada vez más precisas en la exposición, desarrollo y conclusión, dispuso de interés y dedicación. Sólo así se comprende que su «Journal», sea uno de sus favoritos. Se lo iba a devolver; pero no regresó por él y ha decido conservarlo como un recuerdo, junto a la tarjeta de despedida. La habría besado en la frente, como Martí hizo con su propia niña de Guatemala.

Después que informa en pocas líneas, que el muñequito que dibujara representa a un guatemalteco, a que le puso el nombre de «Gustavo con traje típico y sombrero» menciona que lo ha vestido con su pantalón básico de lana, con el estilo de cuatro tiras. Ha incluído por accesorios: banda, saco, ponchitos y rodilleras. La camisa es descrita, con sus puños y cuello, bordado con un adorno popular, en acorde al pueblo de procedencia.

La Niña de Guatemala de su clase, a quien le habría gustado que se quedara en su clase, verla descollar, semestre tras semestre, presenciar el día que se graduara, ha sido la mejor que ha tenido. A su mente en formación, tan juvenil, ha reconocido como la más creadora. Fue su mejor alumna en casi un decenio. Otros maestros tienen el privilegio de tratar con los porcentajes de alumnos sin la presiones de estatus, como sucede en Mater Dei H. S., la prepa de la élite en la Ciudad de «Uncle Billy», la jacaranda y los sicómoros. Estudiantes ricos de privvy que, distinto a la Niña de Guatemala, la nacida en El Quiché e inmigrada a Santa Ana, han tenido que defender el rayito de luz que les sonríe. Quisieran quitarle hasta el lengua, donde mamaron las primeras palabras. Sea en español o en inglés, han querido quitarle hasta los héroes y modelos a seguir.

Cuando tuvo la oportunidad para decir qué siente, la alumna del Journal juntó la información, la organizó y elaboró conclusivamente. «Mi preocupación y enojo es que le quieran quitar el Premio Nóbel de la Paz a Rigoberta Menchú. Sus enemigos la hacen pasar como una mentirosa, que no se merecía el premio».

Le impresionaría de su escrito el tema y el nivel políticamente conscientivo que la alumna tuvo a los 17 años de edad. Gustavo opina que, idealmente, un@ adolescente que salga a los 18 años de la prepa, requiere su formación cívica básica. Debe tener el mínimo de responsabilidad social, siendo que, por ley, cumple la edad para elegir con su voto a funcionarios públicos. No es cosa de sonreir si se observa la imbecilidad como norma. Los mismos ciudadanos adultos se perpetúan políticamemente inaptos. Gustavo podría salir a la calle y preguntar a la gente: ¿sabe alguno quién es Rigoberta Menchú? ¿Saben de la Guerra Civil guatemalteca que 1960–1996, diezmó a ese pueblo?

Por eso, hay tantos guatemaltecos en este sur californiano... Pocos sabrán sobre lo que pregunto; porque, en una nación con los progresos en las comunicaciones como ésta, a más comunicación más sordera intelectual, más miopía ante el conocimiento, más aislamiento y confusión. «A la gente, una vez que se viene para acá, el país que dejó no les importa; unos, porque quieren enterrar el pasado. Esa es gente caliente y gente que calienta, que deja enojos en el país del que salió».

La niña de El Quiché escribe que los «hombres calientes» o todo lo convierten en ruido, o todo en eco. Lejanos ecos que disuelven el mensaje hasta la nada. Gustavo está impresionado con la idea que ella desarrolla y la terminología tan nueva e insospechada. En «hombres / grupos / sociedades / calientes», parece que mete a toda persona, no importa edad ni sexo, etnia o estatus social, que contribuya a la calma y la armonía. En este grupo de los «calientes», incluye a los que hicieron que sus padres dejaran su país. Menciona esta época en Guatemala tal como oyó a sus padres referirla, la época de «fusiles y frijoles». El gobierno de Ríos Montt formó patrullas de autodefensa civil, a la que llamaban PAC. En teoría las PAC debían ser voluntarias; pero no lo eran y, en el Norte, donde había más gente caliente, sea de la gente caliente en las guerrillas o la gente caliente en el gobierno, se reclutaba a la fuerza. Se quiso polarizar, militarizar y extender fusiles por todo el país. Difícilmente, llegaban los frijoles. La prioridad fue dar armas y tener un compromiso, demandado por el gobierno, de que como familia se está dispuesta a matar comunistas y guerrilleros. Tener un fusil del gobierno, de la PAC, y unas garantías de que sólo lo usarán contra comunistas, en defensa de la democracia.

El padre de la niña de Guatemala era frío. Siempre dijo: «No hay que matar a nadie; sólo dedicarse al trabajo. No me tienen que dar frijoles; yo cultivo los míos y me los como en paz, junto mi familia en mi casa; yo ni creo en guerrillas ni me meto con nadie». Con esta filosofía ha vivido, la familia de la alumna. Ha confesado en el Journal que hizo para Gustavo, que cuando ella cumplió casi 4 años, su padre tuvo que emigrar. Las tropas de los calientes, los predicadores de «fusiles y frijoles», legaron a su casa a exigirle que tomara el fusil.

Entonces, él dijo que no necesitaba el fusil. A los calientes se le metió en el entrecejo aquel «No». Tarde o temprano, es el declaración de represalia. Se firma la pena de muerte. En 1984, con miles de sacrificios, la niña de Guatemala y su familia se establecieron en la Ciudad Más Pobre del Condado Már Rico. No les dio tiempo a vender nada. Inmigraban para huir, sin deber nada, sólo que no dijeron: «Sí. Queremos fusiles y frijoles de la PAC». Por fortuna, no fue mucho, materialmente dicho lo que la familia dejara en Guatemala. No eran terratenientes ni siqueira medianos propietarios. Gente fría, de paz. Ha sido triste porque ellos amaban sus campos, su país y a vecinos que se hicieron amados porque son «gentes que armoniza, gentes de los fríos». Los fríos han nacido en medio de las barbaries y, aún así, no matan a nadie. No participan, no polarizan. Dialogan, es cierto, y dicen que no a las armas; pero no quieren sumar a la destrucción, como Ríos Montt que en su breve presidencia, con el embeleco de la PAC, condujo el período más violento del conflicto de 36 años que desangró Guatemala.

«Una pregunta en la escuela, entre los vecinos, si alguien sabe sobre lo que ha pasado en Guatemala desde que me fui y ninguno informa nada, o quiere decir cómo van las cosas allá. Cuando alguien como Rigoberta Menchú, quien es de mi misma región de El Quiché, pero indígena de Laj Chimel, opina e informa, la tratan de callar, o la desmienten, o la llaman mentirosa».

A la postre, el mundo entero sabe que casi 200,000 civiles murieron y que, en su mayoría, fueron indígenas desarmados. Los mataban porque son presuntos guerrilleros izquierdistas y las armas de esos Escuadrones de la Muerte las dio el gobierno. Y, junto con fuerzas militares y paramilitares, cometieron una masacre tras otra, desapariciones forzadas y torturaron a gente fría, no combatiente, ni guerrilleros, sino gente que no tiene otra ambición que la paz. «Que los dejen tranquilos». Que los militares del gobierno se lleven su programa de PAC a otro lado y sus religiones. Al parecer, para quien dice que Ríos Montt es el jefe de los grupos «calientes» y sus «generales», ejecutores de violencia, la Iglesia y el evangelismo es parte de esa corrupción que viene de Ronald Reagan. Cuando el general Ríos Montt tomó el poder de Gatemala, a través de un golpe de estado contra Romeo Lucas, se recalentó la calentura con la «Iglesia de la Palabra», una secta de evangélicos. «Gente caliente de los evangélicos». Y esta cosas que sucedían, al año de que ella naciera, la intrigan. A uno o dos años de llegar a los EE.UU., a su padre le regalaron el libro Me llamo Rigoberta Menchú y así nació mi conciencia. Para escribir este Journal, ha tenido que oír que su padre que lo ha releído muchas veces y lo tiene como una Biblia, como un eco de la consciencia.. La manera, como su padre, ha trabajado para que la niña de Guatemala conserve el español, al tiempo que aprende inglés en la escuela, es leyéndole a la indita maya K'iche, que es Rigoberta. Quiere que su hija sea perfectamente bilingüe. «Cuando hable el español, que lo hable bien», la aconseja y un día, le ha dicho, espera que ella escriba un relato como el libro que le vino leyendo, escrito en 1983.

«Ese año de 1983, antes de leer el libro, dijo mi padre que lloraba mucho; porque él nunca conoció a su país libre, o en paz, y se iba a morir sin verlo. Tenía que salir, con su esposa y su primera hija, y si llegaran a tener suerte, vendrían vivos y sanos a los EE.UU... 'Empezaré este Journal con la misma frase con que Rigoberta se presenta en una biografía. Me llamo Rigoberta Menchú y así comenzó mi conciencia'. Cambiaré su nombre por el mío; pero diré las mismas cosas; porque las que ella dice son las mismas que dice mi padre, aunque él no es un indio k'iche-maya. Estoy seguro que él no miente. Quiero hablar sobre cómo es la gente fría, que es la que me gusta, y quiero hablar sobre la gente caliente, que son las que encienden las guerras y se gozan en el sufrimiento del prójimo mientras dicen que llegan al poder por la voluntad de Dios».

Esto alegó Ríos Montt, el dictador, apoyado por la administración de Ronald Reagan de los Estados Unidos. ¡Qué educación tan diferente, desde su hogar, le dio su padre a la hija, comparada con la que recibiera Rosie! Al padre de mi alumna guatemalteca, lo llaman a decirle que en Guatemala la gente caliente sigue matando a sus familiares; a Rosie se le anuncia un premio «Educational Excellence Award» por un Concilio que premia el liderazgo de las Juntas Educativas en California. Sin embargo, de niña, Rosie debió criarse de forma muy diferente a la niña de mi clase. Y su padre debió ser uno muy diferente al que la alumna evoca en el Journal.

La educadora Rosie habla sobre sus estudios como alumna de honor en la prepa y en el colegio. Se graduó de Biola University, dizque Cum Laude, en Ciencias Sociales y con una subespecialidad en Historia Latinoamericana. Presume una Maestría en Liderazgo Organizativo y que ha creado una Comisión sobre la Juventud en el Condado de la Naranja. El padre de mi alumna la conoce. Le dijo en 1992: «Usted, que es guatemalteca y sabe cuánto ha sufrido nuestros país, ahora que ha sido galadronado con el Premio Nobel de la Paz y nos llena de orgullo, por su trabajo a favor de la justicia y los derechos humanos, hagamos que informalmete nos hable. Ayúdenos a traerla a esta ciudad; démole un homenaje, una carta que la felicite y anime. Grupos guatemaltecos de Los Angeles están haciendo lo mismo».

Y el No vino rotundo, con visos acusadores. Ella fue designada por el Presidente George W. Bush, Jr. a la Comisión de Casa Blanca que decide quién es adulto o joven meritorio y que hispánico debe ser tema, o conferencista que se invite a jkuntas escolares, foros comunitarios, reuniones con miembros de Gabinete, a niveles locales o regionales. Le presumió su poder a aquel padre campesino de El Quiché... Dijo que ha crecido. Cuida la imagen y con quién se vincula. Está bajo la lupa examinadora del grupo Asesor del Congreso RENEW y del Comité Central del Republican Party, «y usted comprenderá que 'I am a very vocal opponent of Communism; I learned that Mrs. Menchú is a leftist proxy. My father's cousin had his tongue cut off and was shot at the firing squad by the Communists». Pues, ¿a quiénes servían su padre y su primo? porque Guatemala, desde el '60 estuvo en guerra civil y al mando de tiranos... «I mean, I cannot help on this issue».

El no fue rotundo. Y el padre dijo: «Bueno, por lo visto, usted también caliente. Dejó allá la gresca encendida y se fue a expander sus horizontes». Mrs. Rosie pidió que él no tenga una mala impresión. No precisamente es que ella simpatizaría con Ríos Montt, «uno que anuló la Constitución de 1965», disolvió el Congreso, suspendió los partidos políticos y anuló la ley electoral. Admite que fue un dictador; «but, see... I' am a real-new born American Guatemalean. I came from that hell when I was a six-year old girl». El no fue tan rotundo que dolió cuando dijo: «Yo no tengo nada en común con Rigoberta Menchú»; y el padre de la niña, según consta en el Journal, le dijo: «Pues, yo sí. Lamento haberle quitado su tiempo. Creí que usted era de Guatemala; pero usted es del Limbo, señora».

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1. Preámbulo / 2. El Estado Dorado y Exitoso/ 3. ¿Cuál es «El divino tesoro»? / 4. La cazapremios que vive entre ratas / 5. La llaman Meteorito o La Gorda / 6. «Usted es un progresivista, no un trascendentalista» / 7. Dos papas podridas / 8. El certificado de defunción / 9. Un demonio vestido de santito / / Ver / 13. «Soy de donde mejor me convenga» / TEXTO / 23. Cuando no había princesas, sino hijas de puta / 24. La amistad y la política en el plantel escolar / 25. Amigo es el que aprende a oír / 26. Vivencias del padre del alumno laosiano

Thursday, May 27, 2010

Dice Gustavo, el maestros / frags. 11 al 13


11. EL HIJO DE UN GUERRILLERO

A Gustavo que rasgueaba una guitarra a solas en el patio de la escuela, se lo halló esta vez. Tocaba una tonadilla de su pueblo natal, un aire musical de Sonora. Aunque evita que se la vea, en corillos de mexicanada, Miss Meteoro se sentó frente a él y comenzó el soliloquio. Quería hablar contra Rosie, síndica escolar en la JE. Una mujer nacida en Chichicastenango, y anotar que hay otros alumnos de tales andurriales guatelmaltecos, manchados de sangre, desde la década del Ochenta, aquí cuando. Los designa «subproductos de la Administración Ronald Reagan y soplones, / maquiavelos / como Oliver L. North». Los dos pejes mezclaron ingredientes que no se debieron mezclar, asuntos del Mediano Oriente y diplomacia centroamericana.

Por alguna razón, a la 'roca extraterrestre, carne sedienta de Niágara', le parece que hay un aire bohemio en el profesor Gustavo que le place. A él, ya muy pocas cosas lo escandalizan. Que ella, por ejemplo, viva con alguna obsesión por los fracasos políticos de Reagan, es una. «No les des importancia. Reagan era un pantalla. Un Libreto. Una voz. El no tenía otro poder y virtud que hacer el ridículo. El poder no es una persona como él». Abre los ojos como una vaca cagona. Como si dijera: «Cuidado con este Gus»... Ella dice que, durante su tiempo en Casa Blanca, la guerra entre Irak e Irán creció a más de un millón de muertos. Asesinaron a Sadat en Egipto. Israel se vio forzada a restituir el Sinaí a Egipto en 1982. Los socialistas regresan al poder en España. Y la manera como venciera Felipe González fue por mayoría absoluta en las elecciones generales en España. También venció el socialista François Mitterrand, elegido como presidente de la República Francesa. El Pentágono, después que bombardeó a Libia, y le hizo tantas caras de enojo a los soviéticos, no pudo evitar que se repudiara a Pinochet y Gorbachov representara más honor y valor que Reagan.

Ni en América Latina, ni en los EE.UU., la gente inteligente del mundo, ha creído que la revolución es algo que se exporta. Se cree, más bien, en el encanto de las ideas y de personajes que encarnan ese encanto. Ché Guevara es un ícono, símbolo de humanismo y valor, y los gringos lo rescatan de las extrañas y sombrías situciones de su emboscada y asesinato. Nadie puede exportar al Ché, sino como una idea; no como un sistema de poder / invasión o exportación / que pueda resistir lo que otro pueblo no quiere, u otra nación evita.

Es que La Gorda / Catarata / está en estudios de posgraduado y necesita gente que pueda confirmarla, sacarla de dudas, quitar ese fantasma de miedo que la acosa. Sufre, al pensarse en la posición de defender las 'causas del Tercer Mundo'. Se siente feo y de mal gusto, ante círculos adinerados, defender a los pobres, gente de ropa barata, joyas de bisutería, gente 'naca', juventud como la que habita como comunidad estudiantil en las prepas del Distrito Escolar Unificado.

La Gorda dice que está contenta con que Phillips el Distrito le reconozca el derecho a la defensa propia. «Ese niño que lo atacó es usubproducto de esa cultura que creara Reagan, desde 1981... ¿No ha sido los EE.UU. quien ha promovido, con el pretexto de que harán reformas sociales, regímenes militares anticomunistas? ¿Qué derecho hay a criticar el uniforme del Ché, su guerrilla de cuatro gatos, cuando estamos por otra parte, como nación, financiando a criminales. Y lo que sabemos del Escándalo Irangate en 1986, en los EE.UU., es sólo la puntita del iceberg».

«¡Qué bueno que simpatices con Phillips! Aunque parece de temple duro, tiene un corazón muy tierno para los estudiantes. Esa opinión no es sólo la mía. Es como un rumor. En las escuelas, se corre la voz sobre todo. Los niños son opinantes y dicen en cuanto a los maestros, si es bueno o malo. Detectan el desafecto y la prepotencia. Ellos saben quiénes, entre docentes, administradores y estudiantes, son los indeseables, verdaderos agresores y papas podridas...»

«¡Ojalá no opinen así de mal acerca de mí, Mr. Gustavo!» Y el profesor no evitar sonreir con un poquito de picardía, recordando tres o cuatro de los sobrenombres que le cargan, esencialmente por autoritaria.

«A veces, con esos salvadoreños y guatemaltecos, me hago de la vista larga. Tengop un estudiante que viene con una boina negra, con botón rojo. Utiliza camisetas con el emblema del Ché, o su rostro... yo no sé que admiran, no sé si a Cuba, o al Fidel Castro, o a las mismas revoluciones, que hizo a sus padres que llegar a los EE.UU.; pero yo no me voy a arriesgar a que sean tan resentidos y malagradecidos que, después que se inmigran a los EE.UU., forman sus pandilla de maras y tienen esas actitudez de desafiantes e izquierdistas... Yo no sé si lo sabes, Mr. Gustavo, ese muchacho que quería estrangular a Mr. Phillips fue hijo de un guerrillero, suponiendo que ya no lo es y él está en este país. Ha sido beneficiado por las misericordias que le hacen sus paisanos; pero mientras haya un gobierno de derecha en Guatemala, él no va a decidir nada sobre si va o se queda de los EE.UU. Los hijos que tienen en la escuela, hayan o no nacido acá en el Norte, viven como en un limbo cultural e histórico. Tal vez no saben suficiente sobre cómo fue la vida de su padre en la guerrilla, en el país destrozado, y tal vez sí se la cuentan, y por eso hablan más español que inglés, se resisten a asimilarse, porque quieren esa memoria que el padre les da como un aspecto de identidad... en fin, I tell you, puede que esas nostalgias sean peligrosas. Querrán, así como quieren una camiseta del Ché, una pandilla de resistencia, otra identidad que no sea ese país, otras lealtades».

«Es interesante, doctora, que medite sobre esas cosas».

«Es que usted es bohemio. Yo también me derrapé por San Francisco y Berkeley. Hablo sobre los tiempos en que había La Causa. Lo triste es ya no hay causa ninguna. Habrá uno que otro loco con la nostalgia del Ché, o los motivos del '60; no sé si entienda lo que es, o lo que fue. La gente usa los afiches / los íconos / la bagatela como artículos que la moda promociona. 'Make love not war!', did you remember, Gustavo? I do. Recuerdo la fiebre del Nintendo o los NES de 1983 y cuando Madonna cantaba 'Like a Virgin'. hoy es otra cosa. Por eso me impresiona dramáticamente, me preocupa, que el hijo de ese guerrillero que atacó a Phillips, tenga más que una manía en su cabeza».


12. LA ESPORTACION DEL MIEDO

En medio de las confesiones sobre su nostalgia del Sesenta, «aquellos días en que Khrushchev, el premier ruso, amenazó con usar armas nucleares si no se resolvía la cuestión de Berlín, aquellos días que fueron como la fuga o diáspora de Mariel», comparó el poder que tienen ciertos hombres. Con sólo decir «a las armas nucleares, la uso si es necesario», Nikita espantó a 30.000 alemananes que se fueron del área de Berlín hacia la Alemania Occidental. «Fidel Castro le dijo lo mismo a Kennedy en 1962: Cuba tiene misiles nucleares soviéticos, con alcance de 1.800 kilómetros y tan a sólo 14 kilométros de la Florida. Si no quieren combate, ni con Khrushchev ni con Castro, que se comprometa los Estados Unidos a retirar sus misiles de Turquía y que no invada a Cuba. Y Kennedy respetó esa promesa y se libró el mundo de una crisis peor».

Gustavo asiente. Evita muchos entusiasmos con el tema porque esta Miss Catarata es provocadora y lo que lo que se le diga puede ser usado en contra.

«Interesante. ¿Cómo ha visto esa relación de los que escaparon de Alemania y el asunto de los marielitos que se fueron de Cuba?»

«Cuando se crean crisis como ésas, cuando hay intenesas inducciones de miedo, la gente huye y se levantan muros. Quien huye no espera documentos y si edificas un Muro de Berlín en la frontera de Tijuana a Arizona es lo mismo, hacen un agujero de ratas, túneles subterráneos, pero se cruzan. Esta es la raíz del problema, con la frontera mexico-americana y con la enorme inmigración ilegal. Se les mete mucho miedo, aquí y allá. Estados Unidos el exportador de miedo más grande del mundo.Gente con miedo que consume nuestros miedos, huyen de posibles guerras atómicas, huyen del gobierno matando a indígenas, obreros, estudiantes, guerrilleros; huyen y forman barricadas, reclutamientos obligatorios, en grupo el miedo es menos... Aunque parezca una acusación exgerada, es durante los años de posguerra y del Baby-boom, que vivimos de miedo en miedo... Creo que el más grande Vendedor de Miedo fue Ronald Reagan».

«Me sorprende, doctora. En la escuela, aquí en este campus y en otros, se dice que usted es republicana», comenta Gustavo.

«Yo soy de donde la mejor brisa venga», dijo.


13. «SOY DE DONDE MEJOR ME CONVENGA»

Gustavo aprendió una tarde que tocaba guitarra que la vieja Canuta, tan burlada por sus alumnos, siente nostalgia de Pat Brown. Entonces, sí había un Estado Dorado. Ella fue de afiliación demócrata a finales de los Años Felices del '50 y su primer voto fue para el nominado a la Gobernación Edmund G. Brown, «el hombre que le dio de beber a todos e hizo los mejores acueductos». Si en algo. Pat Brown la defraudó como votante fue cuando se hizo «blandito» con los criminales. El no creyó en la pena de muerte y, de hecho, creyendo o no creyendo, permitió 36 ejecuciones durante dos términos que fue gobernador antes que Reagan le quitara la gobernación. Es cierto que conmutó 23 sentencias a la pena de muerte. «Y te aseguro, Gustavo, desde que comenzó el Estado Dorado a perdonar a criminales, el Edén se acabó. Cuando él propuso la abolición de la pena de muerte, yo dije que 'la Mafia' va a empezar a reirse de nosotros».

Miss Meteoro cuenta que una parte de la decadencia que vive el Estado de Oro se debió a que los electores perdieron la independencia de criterio. Se institucionalizó la lealtad sectaria. «Ahora los Partidos te mandan. Son incontrovertibles. Nadie debate sus plataformas... Cuando yo comencé a votar en 1959, ser leal a un partido fue estúpido. Lo que importaba era el buen candidato, sentirse libre. Hoy estar en un partido es estar secuestrado por ideologías. Yo creí, como se creyó antes: que tienes el derecho a la práctica del cross-filing, y aunque el cross-filing fue abolido en 1959, pienso que no debe ser; pero un buen candidato se puede quedar sin los votos de un partido, cuando hubiese podido ganar con los votos si al mismo tiempo estuviese en uno u en otro. Ahora en los partidos, uno es un preso. Un partido adopta una plataforma anti-inmigrante y eres, prácticamente, chantajeada a seguir esa postura por razones de una estúpida fidelidad programática. ¿Crees que Rosie puede ser una buena congresista, que es lo que quiere ahora, cuando es cómodamente una soplona que ventea lo que su partido le pide, cabildera a pie de letra de lo que incluso ella ni quiere? Entonces, ocurren cosas como éstas. Ella va ante el Comité Republicano, a las juntas del GOP de mi distrito y les dice: A esa vieja gorda no le den dinero para ninguna campaña, siquiera para un escañito en la Junta Escolar, porque la gorda cree en el aborto y dice que Reagan es el causante de que haya 800,000 pandilleros dispersos entre 2,500 comunidades, esencialmente en área urbanas?»

«Realmente, ¿hizo eso?»

«Lo hizo delante de mis narices. ¿Y no víste como me quitó el premio? Iba yo en camino de ser la Educadora del Año y me echó toda mi plataforma abajo; yo sólo dije lo que pienso. Que el dinero para ayudar a tantas niñas que abadonan la escuela porque están embarazadas y no desean al hijo existe. La misma mujer, candidata al Congreso, que cree legítima la pena de muerte me llama criminal porque pienso que un feto es... y perdóname el término, un renacuajo, un embrión, de lo que, sin amor, será un delincuente. Ella prefiere que se forme el pandillero para después condenarlo a la inyección letal, cuando ya haya matado a dos o tres... y yo, perdón, excuse me! What you're trying to do, my dear?... Pues deja que te diga, Gustavo, que es lo que ella hará... Sumar, a la larga, más miembros a las 30,000 pandillas».

Gustavo obseerva el detalle. El profesor Phillips habla del alumno malo / por lo general, el pobre económicamente y académicamente como el insecto / el mosquito Aedes / el etíope migrado / y la trunca Teacher of the Year / llama a la teen-mother and pregnant dropout-student / madre de tenacuajos... súme que no puede creer que a la Síndica / con quien tanto se le mira sospechamente juntas / fuese responsable de que no se le premiara. «Me dio uno de esos golpes arteros, uno de mala voluntad», del tipo de golpe con que losgánsters se combaten entre sí. Gustavo alza los ojos. La mira porque él ni habría sospechado que Miss Meteoro acusación tal saliendo de sus boca. Ni que Miss Catarata fuiera quien motejara como gansteril a mujer como Rosie. ¿Cómo? si se trataban como amigas, buscándose, o acudiendo a rumbos selectos por las élites de los anglófilos racistas y excluyentes de Newport Beach, Irvine y las Ciudades Más Ricas, que son de exclusivo dominio republicano. En tales círculos, fungen como la crema y nata de las pretendidas 'Damas Republicanas Latinas' y, en realidad, resultan a la postre como fantasmas de pordioseras coladas entre el mujerío. Creen que en tales reuniones crecen como activistas que representarán sus comunidades. Mas, con ellos, se aislan. Con la imagen se engañan.

Miss Meteoro no tardará en volver con Rosie. Ambas son de la misma factura moral. «Cultural beings in denial», piensa Gustavo. Hoy estuvo muy lúcida; salvando su comentario paranoico de que el «hijo del guerrillero», «el que atacó a Phllips, el maestro de Educación Física», debe ser expulsado. No quisiera dar la mayor importancia a su premio. «Me quitó un premio de las manos».

En su asueto, la educodora ha puesto a las chamacas de las escuelas en un nuevo temario. Esto sí lo halló interesante. «Ellas serán madres solteras y no se beneficiarán de la Federación. Un aborto a tiempo bien que podría impedir que sigan en el chantaje que los cholos les hacen, o crezcan ellas mismas como pandilleras, o tengan hijos indeseados».

Para desquitar el coraje que tiene, Miss Meteoro dice que, desde que se fue el buenazo del anterior Superintendente, en la junta de síndicos quedaron campeando por sus respetos unas mujeres resentidas, «hijas de soplones». Gente que hace tronar chicharrones foráneos. Son las bobas, ingenuas y acríticas, soplapotes de Reagan. Comunicador de Necedades.

Gustavo investigó mayéutica y discretamente lo que ella dijo y sacó en claro que lo que realmente quiso decir sobre Rosie es que mentalidad de guerrillera «contra». Es un engendro como los creados por Reagan. Gente que ha venido a los EE.UU., dizque que porque huyen del comunismo; pero que han sido sacados de las «Listas Negras» de los soplones centroamericanos, no porque sean ovejas santas, en favor de la democracia. «Sólo a los soplones se les corta la lengua».

«Creí que eras simpatizante de Reagan», Gustavo insistió con la pregunta. «¿Cómo crees que voy a ser pro-Reagan si él fue quien creó la Mara Salvadoreña? El fue quien alborotó la stuación con sus equivocadas políticas centroamericanas. Y ahora el 70% de los pandilleros en El Salvador, todos formados y entrenados aquí, en California, en los años ' 80, hicieron mucho daño. La Mara 13 en el Sur y Los Angeles, la MS 14 en el Norte».

Miss Meteoro cree que la mayoría de las 30,000 pandillas que hay en la nación estadounidense, si bien ya las hay en los 50 estados, prinicipalmente, operan en el Sur del Estado Dorado. «Son el legado residual de Ronald Reagan y su aliados, los soplones».

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1. Preámbulo / 2. El Estado Dorado y Exitoso / 3. ¿Cuál es «El divino tesoro»? / 4. La cazapremios que vive entre ratas / 5. La llaman Meteorito o La Gorda / 6. «Usted es un progresivista, no un trascendentalista» / 7. Dos papas podridas / 8. El certificado de defunción / 9. Un demonio vestido de santito . Ver/

Wednesday, May 26, 2010

Gustavo, el maestro / Frag. 7 y 8


7. Dos papas podridas


También Gustavo llegó al Norte cuando tenía la edad de diez años. Y él conoció, antes que a la Ciudad Más Pobre del Condado Más Rico del Sur de California, los andurriales angelinos. Zona donde hay más pandillas, asiáticos y negredas. El sí conoce sobre la multietnicidad y la multiculturalidad angelina. Sus colegas no; casi todos ellos, como la misma Miss Meteorito, vienen de las ciudades más ricas, donde sólo viven anglosajones o gente adinerada, ciudades universitarias, como Irvine, o portuarias, con vecindarios exclusivos.

Los maestros que llegan al Distrito, lo mismo que administradores y personal no docente, vienen por el empleo. Muchos, con sus maestrías y credenciales especiales, admiten que no van a romperse las cabezas con quienes no hablen el inglés suficiente. «Sorry! This is America USA. You must learn and speak English. Or drop-out school!»

No hay mucha diferencia entre la actitud de los profesores gabachos y toda una serie de personajes de ancestro hispánico o en los planteles del Distrito Escolar Unificado más pobre. Pero, en común, se dan cuenta de que antes había más recursos en cada escuela y, sobre todo, buena voluntad; pero, a medida que creció la inmigración y el mexicano y centroamericano, abarrotó las aulas, «lo objetable comenzó a ser mucho». La buena voluntad, traducida a paciencia e interés personalizado al enseñar, se ha perdido por completo.

Gustavo, el profesor, es uno de los poco que pide a los directores rescatar aquella tónica de interés por los alumnos. Cierto es, con muchas alumnos por aula, es más difícil, pero queriendo, con algunas concesiones administrativas, se puede. Mas el «sí se puede» cesarchaviano se ha convertido en frase indeseada.

La maestra llena de prejuicios dice que la comunidad mexicana creó la pobreza de la escuela. En las juntas internas de maestros, Gustavo la debate y le pide que no mienta. Que se informe acerca de la historia. Que no culpe al estudiantado y sus familias y, más bien, agradezca que tiene trabajo. Si no hubiese estudiantes, documentados o no, las escuelas, si bien no se cerrarán, sí habrá muchos despidos de maestros. Fin de programas como los que a ella la emplean. «A los primeros que echan, en estos sistemas cínicos, donde ya no se respetan las garantías de empleo y la antiguedad en el trabajo, son a maestras»: como ella, impopulares, feas, problemáticas, anti-obreras. Una que como ella no confía en sindicatos.

En menosprecio al sincalismo magisterial, «resabio de tercermundismo», se asocia con gente de poder administrativo que en el fondo la desprecia. Reniega de los grupos que pueden protegerla en la solidaridad natural, no con hipocresías de políticas cultivadas entre otros círculos que no le tienen simpatía. La Gorda da pena.

Aunque se exhíba como una mujer que no es mexicana, como tal se le perfila. «Ahí viene esa Mexicana», le dicen. Como si se tratara de una invasión de carne, una mole rodante de extraña osamente, se olfatean que no esté sudosa y hediente su caja toráxica. A ella le imponen ciertas distancias afectivas. Los administradores, aunque sean Latinos / as /, no la han querido cerca y es por lo que dicen, que las chichis / viejas chichonas / se juntan.

La Meteoro, con sus enormes chicharrones que alega que no son mercancía mexicana, al verse aislada, se ha buscado otra de su calaña cuyos embelecos son chicharrones que truenan desde Chichicastenango, Guatemala. Rosie cree que es aún más poderosa que la Maestra Canuta, alias Meteoro.

Es triste que ambas denigren a la mexicanada indocumentada como «invasión premeditada de extranjeros». No que entiendan que hayan caídos del espacio sideral, pero no valoran las razones específicas que explican su presencia y hablan como si ésto fuese un asunto personal. Gente mexicana que viene a hacer que ellas / por «latinas» queden mal. Entonces, se alían.

Rosie cree que ella ha redimido, con su servicio en la Junta Escolar, a más de 60,000 alumnos en la Ciudad Más Pobre del Condado Más Rico. Han sido 14 años de servicio, funcionaria electa, que le dan el derecho a competir por un cargo en el Congreso. Que haya nacido en Chichicastenango no hacen sus chicHarrones menos dignos de tronar / esto de hacer ruido político / que los de Loretta, incumbente demócrata en el Congreso.


8. El certificado de defunción

Cuando Gustavo entró formalmente, con nombramiento como maestro al sistema del Distrito Escolar Unificado de la Ciudad Más Pobre, existía la amenaza de la Proposición 187. Esta legislación, sujeta a la aprobación por el electorado y, convertida en ley por los votantes en noviembre de 1994, podía convertirlo en un soplón. Chota o chivato. El fue consciente de lo desagradable que sería serlo, porque él creció como activista social nato, sin pretenderlo. Su niñez estuvo, sino inserta, moldeada e influenciada, por la Contracultura, los movimientos estudiantiles, la cultura del rock, las drogas y pandillas. Recorrió, como un aventurero, ciudades como Redlands, San Francisco, el este de Los Angeles, antes de terminar en la Ciudad Más Pobre.

El había sido un estudiante de Guitarra Clásica, aficionado al teatro, inquieto por diversidad de lecturas en su discontínua vida universitaria. Tenía la vocación de un artista, trabajador de la cultura, aunque, en su expediente de sobrevivencia en la Nación Más Rica del Mundo y, en el Condado de los Millonarios, en la glamorosa California, Estado Dorado, él lavó platos, cocinó hamburguesas, repartió volantes. En algún momento, quiso ser geólogo, área en que invirtió sus primeros años de estudio. Su vida fue dura, pero no perdió la meta de ser creativo, aprendiz entusiasta y buscador del sueño personal que lo ponga en armonía consigo mismo, a pesar de pobrezas. En esa búsqueda se debatió ante la posibilidad de ser maestro y las promesas más inciertas que se implican en la carrera de músico.

Cuando ya fue residente legal, empezaron a abrirse para él las oportunidades soñadas y la urgencia de tomar decisiones. «Okay, seré maestro. Guardaré mi guitarra». Recuerda los primeros días en varias escuelas distritales. Ya tenía el título de maestro y se recreaba con actividades que en los diferentes campus delataban que estaba en el Estado Más Populoso y étnica y multiculturalmente diverso de la nación. Vió que en las escuelas, como actividades, se celebraban eventos multiculturales, con danza y música, trajes típicos y kermeses. «¡Qué hermosas actividades!» Es que la diversidad del mundo, o la naturaleza humana, aúm le parece una obra de arte, aunque no pretenda serlo. Desde la escuela, al parecer, se puede expresar, o promocionar, las identidades colectivas e individuales.

Recuerda cuando caminaba feliz y orgulloso por los patios de la Century H. S., cuando había una celebración, con motivo al Asian-American and Pacific Islander Heritage Month.

La diversidad de las comunidades en Century High School y la belleza de la juventud que la representa es perceptible en días en que sale a llenar el campus y la idea de Escuela Abierta se irradia. Comunidad y alumnado conviven y las más pequeñas ramas de la educación física se subliman con talento: Baile, songpom, grupo de batuteras, Century's cheer, la Guardia de Colores de la NJROTC, bailes polinesios, exhibiciones de equipos de fútbol, baloncesto, tenis, pista y campo... hubo un tiempo en que en Century había equipos de lucha libre, cosas que con el tiempo se desaniman, porque la idea de Escuela Abierta y de festejo a la multiculturalidad aprovechable han sido cuestionadas. Gustavo observa ésto como una consecuencia de la herida cultural que patrocinó la aprobación de la Propuesta 187.

A final de cuentas, en particular, porque la ley se declaró inconstitucional y fuera de lugar en las cortes, ya no hubo necesidad de que cada maestro tuviese que ser soplón, o delator de la niñez comunitaria. No se permitió (a quienes así lo quisieron) que se privara de educación a los niños del Estado Más Rico ni que se les redujera el cuidado de salud debido por razones de su lugar de nacimiento. Se le dijo a los políticos y funcionarios del Estado: «Caliornia cannot regulate immigration law, a function that the U.S. Constitution clearly assigns to the federal government».

Pero, aún así, el mensaje de limitar los servicios a los inmigrantes sin documentos en el Estado entero, deja sus secuelas atropellantes. Aún cuando Gustavo respiró con alivio ante la anulación de la posibilidad de que, por la Ley 187, la policía, los médicos y enfermeras y, sobre todo, los maestros y administradores escolares, se prestaran, so pena de despido, a verificar la situación migratoria de los niños y sus familias, otro tipo de sutiles represiones quedaron en el ambiente. Algunos combatientes contra aquella ley que habría hecho a los distrito escolares, verdaderas academias de la chivatería y delación de la gente y niñez más pobre en el distrito, dicen que el «injunction de prohibición para la ley 187», dictado a dos días de aprobada, fue un sello en el Certificado de Defunción para una mentalidad excluyente, racista y xenofóbica en el Estado.

«The seal of the great state of California is now stamped on the death certificate of Proposition 187», había dicho Mark Rosenbaum, director legal de la Unión de Libertades Civiles Americanas para el Sur del Estado Dorado. Un sello oficial de repudio para cinco años de menosprecio racial y cultural a las minorías.

Mas Gustavo, en conversaciones con colegas, se dio cuenta que lo que vendría será peor. Habían sido cinco años de trabajo previo a la aprobación de la Ley. Y una corte californiana les dijo a los promotores del odio, a los votantes mismo del odio: «Ustedes, pueblo rencoroso, aprobaron la Ley de la División y el Rencor. La Ley de los Soplones. La chivatería institucionalizada. No podemos saber, en este instante, el daño que hizo estos cinco años de trabajo sucio, desde 1989, aunque pongamos un sello al Certificado de Defunción a la Ley 187».

«Estas guerras culturales apenas comienzan», le dijo un maestro a Gustavo. «Que una jueza federal, Mariana Pfaelzer, le haya dicho a los poderosos burócratas del Estado que la medida 187 es inconstitucional ha tomado casi diez años y lo que alega es que el Gobierno Federal es el único con autoridad a manejar asuntos de inmigración; pero, confirming the federal government's exclusive authority over immigration, no es la respuesta. Es sólo un tecnicismo para demorar las guerras que vendrán. Seguirán los esfuerzos de los rencorosos, resentidos nativitas, explotadores de poder y acomodo, por asegurar que los niños minoritarios no adquieran educación pública, ni las familias trabajadoras tengan acceso a cuidado médico... Seguirán los policías panzones, parasitarios, festejados como los niños de la seguridad, la protección ciudadana y el orden, jugando a los escondites con la tarea que debieran realizar, combatir a los criminales, los ladrones y narcotraficantes... Lo más cómodo para ellos es perseguir un niño o un jornalero bueno, hacer redadas en la casa del pobre y limitarse a decir, cobardemente, a mí me mandaron. Fui instruído de hacerlo... ¿Sabes, Gustavo? Yo, nacido en California, con cinco generaciones en mi pasado, anglocaucásico, me siento triste por las cosas que vendrán y triste por ver el estado de enfermedad moral que se expresa, con porcentajes tan altos, en este Estado. Somos una sociedad tan enferma y no sólo en este condado que, leyendo entre líneas la decisión judicial de la Corte Suprema Federal, la decisión de Mariana Pfaelzer, te aseguro que no hay ningún sello en el Certificado de Defunción... El sello verdadero está en el Certificado de Nacimiento: en el Estado de Oro ha nacido el fascismo y Pete Wilson, el Gobernador, es su primer engendro y, gústele o no, a la ACLU / SC y MALDEF, y a lo que se pueda llamar la izquierda norteamericana, vendrán más guerras nauseabundas, más llagas y cicatricesm en el rostro moral, económico, del Estado de Oro... No es cuestión de quitar a Pete Wilson, o elegir a Gray Davis. Es cuestión de curar una sociedad enferma y California es el Estado Más Enfermo de la Nación. El Estado con mayores patologías, desde San Francisco a San Diego, de Los Angeles a Santa Ana, ¿no crees, Gustavo?»

Gustavo no se atrevió darle una afirmativa. El cree que hay que seguir con un sueño, pese a tantos escollos en el camino. Es difícil juzgar en general. Dar estigmas colectivos a los pueblos. Algo del perspectivismo orteguiano lo inquieta, por de pronto. Un maestro no debe pensar como este gringo, fatalista, que tiene delante de sus narices. Entre ambos hay ideas compartidas; pero no actitudes de fondo. En su caso, Gustavo quiere ser un individuos y cultivar esa inclinación en sus alumnados, que se sientan individuos, no rebaños. «Para poder aportar», reflexiona él, «hay que ser individuo; que nadie quite lo espontáneo, lo heroico, lo trascendente, que se tiene dentro». Cree que si pensara, como su colega anglocaucásico, endilgará etiquetas acusadoras a otros; se reducirá su ámbito de iniciativa y diálogo; se llenará del pesimismo que agobia a su interlocutor. Hay mucha frustración y resentimiento en lo que él dice. «Me estorbará esa carga de vejez en el ánimo si creyera en él», piensa en silencio.

9.

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Frags. de novela / 3 a 6 / Dice Gustavo el maestro


3. ¿Cuál es «El divino tesoro»?

El secreto de educar es éste. Ni los niños ni los adolescentes son rencorosos. Puede que, en algún momento de sus vidas, sean crueles y temerarios; pero, si algún maestro, o persona cualquiera en su comunidad, les muestra un poquito de luz, su alma de dopamina, como decía un poeta, se concilian. Dejan el odio inicial que sólo fue confusión, zozobra e inquietud en el camino, eventos precarios, de su vivir. Educar es invitar, constante y sistemáticamente, tercamente si quieren, a que no vale la pena fijarse al rencor, o practicarlo.

Educar es evitar que se forme ese rencor que hila, con fanatismo. Que hace nudos en la fibra moral de las civilizaciones. Cuando uno lee ese verso famoso de Darío, sobre la Juventud como Divino tesoro, «cuando yo explico a mis clases qué veo espiritualmente en el poema, o sugiero que lo traten de ver por ellos mismos, se los comunico con toda mi pasión». El verdadero tesoro es la persona que deja el rencor en las orillas de los abismos y que, con toda la energía de su juventud, forma el amor y el asombro por los retos posibles. No es la juventud, o la edad de pocos años, lo que hace de la niñez y la adolescencia algo atesorable y valioso, más valioso que el oro y los dólares ganados en la Tierra de las Oportunidades. El tesoro es la energía de esos años, es la misma líbido que traen en sí, fresca, incontaminada. Sentirse fuertes, «inmaduramente fuertes», como para no atarse por debilidad a prejuicios o las más amañadas emociones.

El tesoro es no ser rencoroso, no sentirse autorizado por haber estado desalentado, o a la venganza, o al deseo de pagar con mal... El divino tesoro es desautorizar el rencor y la amargura... Usted sabe, Ms. Margie, en mi experiencia como educador, he descubierto que hay niños viejos, niños que son ancianos minusválidos, desmemoriados, envejecidos en el alma y en sus corazones, pese a que están en cuerpos radiantemente juveniles. Pero son más que opacos, turbios por causa del odio y la frustración que tienen dentro o que transpiran... y el educador se conmueve con ésto, porque muchos años de vida hacen a los viejos, a generaciones anteriores, de ese modo, por causa de la mala pedagogía que recibieron, e introyectaron como memoria y como práctica. Ellos no tienen que ser viejos moralmente, si son la germinal, espiguitas que recién brotan. Son jóvenes, son niños y están en la edad en que se debe decir: «Tesoros», no fardos de oro, o potencial de logros financieros, o sueñitos «americanos» de inmundicia. Son tesoros divino, no tesoritos de oración en las escuelas, para que parezcan Pilgrims de Plymouth, o cuáqueros o evangélicos, dignos de los Círculos de George Bush, o Pat Buchanan o Jerry Fadwell.... yo hablo sobre tesoros divinos, en el sentido de lo mejor del Trascendentalismo... y usted me dijo, que el ex-Presidennte Reagan es «emersoniano».

Pues, entiéndame bien ahora: la divinidad no es una etiqueta emersoniana ni siquiera un trascendentalismo mal entendido. Cuando yo estuve como maestro en la Chávez H.S., escuela donde hoy se acumulan los alumnos con expedientes carcelarios, los alumnos rudos, expandilleros desde los doce o 14 años, con ellos aprendí la divinidad del Trascendentalismo. ¡Qué paradoja! Que allí, un alumno convicto, se atreviera a decirme: «Yo quisiera ser un campeón, un Michael Jordan». Y aún conozco, no uno, varios que sueñan: «Si es verdad lo que dijo César Chávez, que Sí Se Puede, yo quisiera ser un Abogado / Líder de Multitudes / uno que defienda a la gente pobre y combata a los políticos del racismo».

No. No. Eso no es ingenuo. Y no tiene nada de rencoroso. Ellos estaban hablando desde ese nivel, color de rosa, de sus instintos de amor y conciliación. Así conciben su trascendentalismo. Son los más pobres o «económicamente desventajados», como se dice en la terminología de nuestras políticas escolares; pero son, por igual, los verdaderos trascendentalistas, en el sentido de los poetas y filósofos como Walt Whitman y Ralph Waldo Emersonl autores que sacamos de nuestros currículos; ¿por qué? porque Emerson, como Carlyle, su amigo escocés, hacía explosivos ataques a la hipocresía y el materialismo. Desconfiaba de este tipo de democracia que tenemos en Norteamérica. Eran verdaderamente divinos en cuanto a ese sentimiento del poder del individuo, que se llama romántico... Ellos, que incluyo a Whitman, entendían el trascendentalismo como repudio cuidadoso, desde el corazón, al racionalismo científico, que es la mente tecnificada para acumular poder, quitándoselo a otros, por lo general, al más pobre. Al pobre no hay que dejarle ni el disfrute de una gota de rocío... Ellos decían que cada ser humano, del más pobre al más rico, tiene «an Over Soul», una mente que les dice: «Trust thyself!» y da la casualidad que esta experiencia directa del sentir y confiar es el divino tesoro de esos niños que yo escuché reaccionar a la escuela, a sus familias, a sus vecindarios, al mundo... al parecer, repudiaban las autoridades externas, mas no era así. Querían confiar en algo propio; sólo que las Familias, la Escuela, los Políticos, la Sociedad con sus leyes y discursos de poder, les decían que no lo hicieron, porque ellos son los pobres, los ignorantes, los cholos, indocumentados, inadecuados, los peores en el Condado Más Rico del Mundo y que los verdaderos trascendentalistas de hoy son las élites burguesas... Sí, Margie, yo recuerdo cuando discutimos si debe seleccionar textos de Emerson y Whitman para mi clase. Les dije yo enseñé algunos de esos autores en la escuela Chávez H. S., los enseñé, como compañeros espirituales de Rubén Darío, cuando habla acerca de los verdaderos «Motivos del Lobo» y del Tesoro de la Juventud... y usted me dijo: «Cuidado». Esas creencias de ellos en la «divina suficiencia de lo individual» es peligrosa. El optimismo debe ser controlado. El mal existe y esa gente es pobre, presa de diabólicas realidades... Mejor hay que enseñar a Herman Melville, Nathaniel Hawthorne y Henry James, Sr., a los clérigos conservadores... «yo he leído el ensayo, 'Self-Reliance', de Emerson y me parece que, en la relación que propone entre la Naturaleza Humana y Dios, se pinta como un hereje. «Trust your own judgment above all others». Mire, maestro Gustavo, yo no pienso que haya divinidad en el hombre y la única dopamina que se meten, o en la confían los muchachos de este siglo, es el crack... a ese mundo de cholos, no me lo defienda más ni me los descarrile... La Administración Bush ha propuesto algo que me parece importante y verdaderamente racional y útil. Bueno para esta escuela, donde ya sabe: Del 95.5% del alumnado latino, el 83% viene de familias econonómicamente desventajados, gente de salario mínimo, madres en beneficencia pública, hogares rotos y el 52% apenas habla el inglés... hay mucho indocumentado, ahora hasta centroamericanos...»

«Con más razón, hay que enseñarles a soñar que la pobreza es derrotable a través de la educación...»

«Gustavo, pero lecturas con ese tipo de currículo trascendentalista es para el Honor Advanced Placement (GHAP) y no sirve para esos alumnos que usted conoció en Chávez... mire, el único emersoniano que vale la pena es Ronald Reagan».

«¡Caray, caramba! ¿Qué de emersoniano y trascendentalista tuvo o puede tener ese señor, Margie? Estamos hablando acerca de aceite y vinagre. Es el fantasma de Reagan lo que hizo a esta comunidad mil pedazos. Ese es un lobo vestido de cordero que ha destruído la confianza de la juventud en el país entero. En un demagogo como ése se encarna toda la hipocresía que combatió Emerson, Carlyle, Whitman, los trascendentalistas verdaderos... él, Oliver North, y todos sus truhanes nos llenaron de maras salvatruchas y contras el campus... ¡Caray, no! Usted y yo estamos hablando sobre aceite y vinagre!», respondió espantado.

Gustavo recogió unas copias de poemas y traducciones del libro Poems (1847), escrito por Emerson, y otras tantas copias de textos de Leaves of Grass (1882) y alguna prosa fotocopiada de Good-Bye, My Fancy (1891), de la autoría de Whitman. Sabía que lo habían desautorizado; pero más le molestó esta reprimenda. «Hay que tener cordura con el material que se imprime en nuestras fotocopiadoras. El gasto de papel y tóner. Es que hasta que no se aprube para el distrito una buena asignación de la NCLB, No Child Left Behind, no se puede malgastar los recursos disponibles».

«Imprimí estas copias a costo de mi bolsillo. No se preocupe», le aclaró. Se levantó y se fue como si le hubiese propinado diez bofetadas en ristra. Sus mejillas quedaron frías y su diabetes, alta.

4. La cazapremios que vive entre ratas

Una colega de Gustavo, llena de prejuicios, encarna el chismorreo vecindón y extremista. Este sector de la sociedad, chusma con de clase media o nueva burguesía, crece en la ciudad. Nuevos burgueses o clasemedieros de profesiones, licenciaturas y maestrías inútiles, gerencias «pop» de liderazgos adventicios. La maestra latina que encarna esta cultura de la mediocridad escupe a su propia comunidad. Lo que piensa lo comunica a la gabachada. Se siente humillada porque ella vino a enseñar y, sin embargo, es la comunidad mayoritaria de su alumnado quien la enseña. Ella no quería estudiar español y las pedagogías del bilingüismo; pero la necesidad se impuso.

En la Ciudad Más Pobre del Condado Más Rico, sin que pudiera evitarlo nadie, comenzaron a llenarse las aulas de ese tipo de ratas que, en lenguaje demográfico, hay que llamarlas «inmigrantes de ancestro hispánico», o simplemente, Mexicans and Asians...

Como ella fue nacida y criada en México, el reto no fue difícil. Retomó el lenguaje de su infancia. No quería hablarlo desde niña para asimilarse y que no le dijeran mexicana, porque ella, sus padres y hermanos, son entrados legalmente al país y naturalizados. En su familia, todos sus hermanos son profesionales. Hay par de abogados, que han necesitado hasta 4 o 6 veces para aprobar el examen de práctica y revalidarse y un médico, sin vocación, que no es médico, porque hasta los sobadores y yerberos saben más que él y atienden más pacientes. Y la educadora, cazapremios, que gusta pintárselas muy American citizen, casi nativa, e insinuarse públicamente como una emergente estrella de la élite profesional hispánica en el Condado Más Rico. Ahora quiere ser congresista; pero no ha evitado que se le perfile folclórica y racialmente. Ella es la maestra más gorda del Distrito. Su cabeza parece una calabaza. Su rostro tiene cachetes abultadísimos, desagradables pómulos y gran papada.

Cuando era maestra de primaria, eso no importaba mucho, porque los niñitos perdonan y se aburren de sus propias burlas. En las escuelas del Distrito Más Pobre, ahora que obtuvo credencial para la enseñanza secundaria y fue obligada al juego de las políticas bilingües, los adolescentes son más crueles. Ella es una Caricatura de la Obesidad. Es una Mole. O un meteorito... Y ella tiene mucho odio acumulado por razón de que no se le observe como una profesional blanca, no exactamente el prototipo del indígena mexicano, con nopal en la frente. Ella, gorda como es, tiene el pelo güero, los ojos azules, labios finos y articulación del inglés que ella califica «perfecta», como si hubiese mamado esa lengua de la teta de su madre. Pobre latina, pobre ser inauténtico. Vendepatria.

5. La llaman Meteorito o La Gorda

Miss Meteorito, por más romances que haya intentado, siempre interesada en un gabacho que mejore su raza, se quedó para vestir santos. Hasta en eso fracasa por su petulancia. Menos mal. Ella no cree en mixtificaciones culturales. No cree en estampas de santos. No es guadalupana. No cree que siendo ciudadana estadounidense tenga que festejar el Cinco de Mayo ni el 15 de Septiembre. Le fascina la comida japonesa y no mira hacia otro tipo de varón que no sea el gringo, o el que tenga facciones europeas. Ella, verdaderamente, en cuanto a la ExtraTerrestre Meteora que es, se declara eurocéntrica.

Odia, sin embargo, la idea de una Madre-Patria, si es que ésta es mexicana. De hecho, aún por la madre humana que le tocó y que no aprendió inglés, sufre en vergüenza. Que su madre, a estas alturas, con 50 años en los EE.UU., no sepa pronunciar bien ni las Gracias. Fine. Thanks you! y se oiga tan groseramente, su fein-tank-iú, es aberrante. ¿Qué van a decir los gringos, si un día tuviese la dicha de casarse con uno, y al visitar la casa de su madre... viese que, no siendo mujer tonta, si una anciana más bonita que ella, my mom doesn't speak English! Ni lo aprendió nunca ni quiere.


6. «Usted es un progresivista, no un trascendentalista»

A Gustavo le gustan los alumnos que encienden con una metáfora el pensamiento. Desde que entró en contacto, con el trascendentalismo educativo, la actitud le gusta y, en particular, los escritos de Emerson y la revista The Dial, que se publicara entre 1842 to 1844, con Emerson como editor. «Even a drop of dew», una gota de rocío, «is a microcosm of the universe». Hay gente cuyo pesimismo es tan grande que todo lo piensa una pizca de caca. Una gota de rocío es una cagada. ¡Qué diferente es La Gorda! No visualiza chispas de creatividad en nada. No entiende lo que es un microcosmos y quiere impresionar a sus alumnos con el espacio sideral, el macrocosmos, cuando da sus discursos que son delirios de grandeza. Discursos en sus lecciones escolares.

¡Tanto habla ella sobre planetas y órbitas, movimientos en el espacio! que alguien la apodó meteorito, residuo de material galáctico que cayó en la Tierra, después de girar en lo oscuro del espacio y traer disminuído su fuego al atravesar la atmósfera! Ella es un como una roca quemada, desgastada, y donde cae hace un roto. Tamaño cráter.

Un niño le puso el nombre de la «Burbuja del Niágara» porque siempre la observa con sed. Se bebe muchas botellitas de agua purificada «Niagara», dosis compulsivas cuyas botellas se etiquetan con el mensaje de que son 50% menos plástico, porque están elaboradas por New Eco-Air Bottling Company. A este chico, algo desmadroso, la astronomía lo entretiene. Toma clases de ciencia con ella, geografía, o ciencias naturales. Y no es uno que tenga su mente volando con los planetas. A conversar con él, o meramente oírlo, Gustavo descubre la lógica interna que tienen sus observaciones. Aunque parezcan estupideces, él no olvida lo que Gustavo dijo en torno a la metáfora de Emerson: «Even a drop of dew is a microcosm of the universe». Y si Gustavo le da libertad para explayarse, sea por escrito u oralmente, él responde con imaginación creativa.

El se siente orgulloso de que a La Gorda / Miss Meteorito / a la Burburja del Niágara / se le llame de ese modo, que sea choteada con irreverencia. No es rencor. No se equivoquen. Aprovechó un tipo de actividad que Gustavo aplicó, con sus estudiantes, para dejar claro el por qué le puso sus apodos. Utiliza sus escritos en los «Journals», la actividad pedagógica de diarios libres, confesiones estudiantiles de tema voluntario que Gustavo utiliza, no sólo para cotejar los progresos de redacción y consciencia gramatical que los estudiantes despliegan, en español o inglés, sino que en el caso de este niño para evaluarlo en la tarea filósofica y científica que el mismo chico se asigna como alumno. Explicarse lo que siente.

Leyéndolo fue que Gustavo supo que él es quien apodó a La Gorda como la Burbuja del Niágara y «El Meteorito» seco. En «El pedo del meteroro sediento» («pedo»: con su connatación de «el asunto», uno de de sus escritos para el proyecto de «Journals»), el chico critica que ella beba tanta agua, o no se trate la diabetes. La educadora no es diabética, según dice ella; pero el estudiante cree que lo es. Se pregunta, con preocupación ecológica, cómo se dispone de tantas botellas de plástico. Botellas que han de ser contaminantes tóxicos si se lanzan a los ríos, o no se reciclan adecuadamente. «Y es una mentira que sean unas botellas bio-degradables, aunque la New Eco-Air Bottle de Niágara se exima de contaminar con sus materiales. Nunca existirá una botella inmaterial como el aire. No por ahora». [«¿Qué quieres decir? Elabora», anotó Gustavo al escrito cuando lo evaluó y devolvió a su estudiante].

En lo que escribe este alumno, Gustavo implicita la existencia de preocupaciones científicas. Ha visto planteada, en sus escritos, la cuestión de si alguna vez el agua podrá verse en estado de plasma, o al menos, «si en un estado de vacío, preparado en un laboratorio, el agua flotaría en el aire, sin necesidad de pasar al estado gaseoso y si seguirá siendo líquida sin mojar lo que entre en su contacto, o si por ser líquida fluirá, desafiando el vacío, para hallar una superficie o continente en el cual derramarse. Me preocupa si el agua sólida, convertida en hielo, conserva temperatura o puede volverse agua, soltar gotitas de rocío, o los microuniversos de los que habla mi profe».

Gustavo dice que ese tipo de cavilaciones son necesarias y mientan la capacidad de adolescentes que no son intelectualmente pobres, o necios por ignorancia o información insuficiente, pese a que no están el programa de honor. Admite que son indisciplinados, desatentos a su responsabilidad de calificarse bien en otras materias o asignaturas. Así su profesora La Gorda lo desaprovecha. Ha amenazado con fracasarlo en su clase; porque el cholito es burlón. Con la sonrisa que tiene le lanza escarnios. La inhíbe de echarse buchesito de agua en su presencia. Si lo hace, él suelte una risotada e insinúa que es diabética. Alborota su clase con comentarios socarrones.

A ella no le gusta que ninguno se burle de su obesidad, o sus emociones, o su estatus de mujer soltera y de busto enorme. «No sea rencorosa, colega. Lo que importa es que él tiene retentiva. Es muy observador y habla con mucha lógica. Imagino que se sabe todo el material que enseña usted. Quizás lo que busca, con su actitud, es estímulo. Está llamando su atención desesperadamente porque está entre los mejores alumnos que pueda tener y usted no le da ese lugar». Se ha cuidado de llamarla «maestra resentida», porque, total, ella también es humana y no merece insultos.

No obstante, como colega, le ha recomendado que inicie un proyecto de Journals como el suyo. «Es la mejor manera de conocer a los estudiantes por escrito. Que digan lo que se les pegue la gana, que se desquiten si así lo desean; pero, que la norma sea redactar bien, exhibir un nivel expresivo que refleje que están aprendiendo el currículo de artes comunicativas y aplicándolo a temas sugeridos, sea la ciencia, o las matemáticas, o las ciencias sociales, o la mera convivencia en la escuela con sus compañeros».

«Mira, Gustavo», dice ella que no sabe si lo tutea, o si en español es correcto que aunque no diga «tú», diga «mira», por tanto querer su inglés, «English First and Ever», «yo soy una buena conferencista, competente; enseñé en el campus de Fullerton, y conozco de la A a la Z las pedagogías,. Escribí un proyecto provisional de tesis doctoral en torno a las teorías y políticas pedagógicas para la educación, tal como deben ser para que respondan al Mainstream. Lo mínimo que un maestro debe requerir del estudiante, que está subordinado a él y las metas de la institución que lo educa, no es otra cosa que se le oiga. Que un niño me oiga, me atienda, siga mis instrucciones, es la prioridad. Si no me quere oir, que no venga a la escuela. Su debe es estar calladito siempre, a menos que yo le pregunte. El estudiante que no oye al maestro y quiere hablar lo que no sabe debe ser expulsado, quedarse en su casa, hasta que aprenda a oir y respetar».

«Wow!», musita Gustavo.

«Esas estrategias de igualarlo, no en términos de autoridad académica, sino en su interacción afectiva-cognitiva, es lo que tiene en crisis al sistema... ya no hay niños calladitos, porque las teorías de 'progressive education and psychology', lo han convertido en un rival del maestro. Si sabe tanto o más que uno, ¿por qué pierde el tiempo, ocupando un pupitre? Que vaya y ofrezca sus cátedras a sus padres, o la pandilla en que se haya metido...»

«En el saber oír de un maestro, hay también un saber decir. No olvide ese punto. Se da ejemplo al saber escuchar. Escuchar es algo que se instruye; pero que es efectivamente completado, cuando usted, como instructora, crea una confianza en el que escucha de que merece ser oída».

«No, no, Gustavo, mira... por algo una fue investida con credenciales, adquirió sus títulos. No es cuestión de que venga, de buenas a primeras, alguien que no tiene la autoridad de una formación rigurosa y amplia a decirte: Pruébame que mereces ser oída; déjame ver si tienes algo que enseñarme... ¿Te das cuenta? ¿Que hay que partir de que vengan los igualados a decir: Si me gusta lo que dices, te sigo oyendo... ¡Quítate esas ideas de la cabeza! John Dewey, con toda la buena fe que tenía, se equivocó en ésto: los niños no son científicos en su aproximación a los problemas y a la tarea de definirlos. ¿Sabes que son, Gustavo? Seres caprichosos sin ninguna hipótesis para dar solución a los problemas. No saben evaluar las consecuencias de sus caprichosas, dizque hipótesis explicativas para el problema defionido... Los niños juzgan y opinan desde su trasfondo de experiencias fallidas, por su ignorancia natural. Esto es claro cuando evalúas el clima de Century H.S., con sus cholos groseros. Son animales sociales, cierto, y deben aprender de actividades «en la vida real», junto a otros; pero, quien los guíe hacia el modelo de actividades sociales correctas, pedagógicamente dicho, debe ser la gente capacitada... ¡Las autoridades! Sólo ellas / gentes capacitadas / saben definir los problemas y guiar hacia una hipótesis de solución. Ellos, los alumnos, que oigan, memoricen y sigan instruccciones».

La Gorda no cree en lo que se designa el eslogan progresivista de «Learn by doing». Alega que, en las escuelas públicas, no hay que permitir otra situación y actitud que el alumno obediente, quieto y receptivo. «Si les dices que aprendan al hacer, su praxis, su hacer, llevará al caos. Es que la naturaleza humana, en comunidades pobres, no merecen el espacio de libertad de ningún hacer, espontáneo o improvisado, sin que éstas pongan en peligro el clima del estatus quo y el canon necesario. En el «libre-hacer» de los animales sociales, lo que hay es riesgo y erranza. Disciplina es que oigan, o se vayan, sin el riesgo de la inseguridad. La educación es un premio inherente a la obediencia. La élite de los que saben debe imponerse al rebaño. La Educación Progresivista es el alborotamiento de las colmenas.

«Wow!», musita otra vez Gustavo. «¿Habré leído bien a Dewey o Parker?», medita. «¿O es que estoy oyendo mal?»

Ella concluyó que lo único que vale, ponderado como esperanza en este año 2002, ha sido ya propuesto con la legislación «No Child Left Behind Act», con la que se pide «test-oriented instruction». Distrito escolar que quiera dinero, financiamiento público del Gobierno, que cumpla con los estándares verificables de un Currículo Tradicional. Metodologías y supervisiones que prohíban que el ignorante, el delincuente, el dependiente, la masa ignara ponga sus manotas en proyectos, so pretexto de aprender «al hacer». Punto: Que el que no sabe no haga nada. «No hands-on-projects», no sea que pongan las manos en alguna pistola y sólo quieran matar a los maestros, o quitarlos para ponerse ellos, el proletariado sinvergüenza... No al caos. No al reino de los incompetentes. Ni educación dictada por los rebaños. «Esto sí es Emerson, en su puridad». Por supuesto, Gustavo no está de acuerdo.

«Mira, Gustavo, yo sigo creyendo en la preparación clásica... quizás digas, clasicismo del siglo XIX en sus unidades temáticas, menos destrezas sociales que no sean otras que oír al que sabe y respetarlo; menos de esa anarquía de colocar al rebaño a experimentar con soluciones de problemas y pensamiento crítico que no tienen... un rebaño es un rebaño y el Maestro es el Pastor y debe ser el único pastor. Otro agregado participativo estorba. Quien debe definir el «trabajo en grupo, o en equipo» para el desarrollo de habilidades sociales como el respeto, la responsabilidad y la obediencia, es el maestro, no sus subordinados en jerarquía... Mira, Gustavo, yo escribí una tesis, que será algún día mi proyecto posdoctoral sobre la sicología de las ratas, los avisperos, las colmenas, los rebaños, los animales sociales y sus grupos... ¿Qué tiene a estas escuelas locales a merced de la demagogia de los comerciantes y politiqueros, sin excelencia académica? Contesto: La pretensión de hacer a la escuela una sucursal de los centros comunitarios, de logias chicanas, organizaciones de buscapanes y subsidios que no merecen, sino repudio... porque no quieren enseñar el inglés como se debe ni el rigor de un currículo de ciencias y matemáticas... ¿Qué es lo quieren, Gustavo? ¿Qué es lo que entienden como educación para la responsabilidad social y la democracia? Contesto: Fiestas del Cinco de Mayo, fiestas septembrinas, cantos por César Chavez, La Causa, o Martin Luther King, Jr, el asesinado, proyectos de aprendizaje recomendados por esas uniones y sindicatos, seudo-comunistas o hermandades, como la que tuvo Nativo López y otras mafias de ladrones... Te hablo, con el corazón en la mano; yo sé que eres un maestro bueno y que tus estudiantes te quieren, por eso no te han botado... pero este sistemita es muy hipócrita... Le echa leña al fuego para destruir «the traditional curriculum» y la comprensión de lo que deben ser las habilidades, «on life-long learning and social skills».

«Ah, pero todos los que hoy administran nos engañan diciemdo que se trata de seleccionar el mejor contenido, «core themes» asociables a diferentes disciplinas... y si los dejas, Gustavo, asignan por unidades de enseñanza el marxismo, el sindicalismo, los feminismos, las basuras multiculturales y étnicas, como si este país no fuese ya los Estados Unidos de Norteamérica, la tierra de los Padres Fundadores, de George Washington, los Adams o del calvinismo-anglicano, que enseñó, con su filosofía, la ética de trabajo y el amor por la democracia», vuelve a la carga.

Sin decirlo, Gustavo meditó que esta señorona Meteoro viene tan aceleradamente contra él que llegó desorbitada. No cree que valga la pena que, en este momento, él la rebata. Lo dejará para otra ocasión en que esté menos eufórica. Seguramente, como observaría «mi alumno y el suyo», el que le puso el apodo de Niágara, a esa catarata de ideas (las que tiene en su cabeza) le falta la botellita de agua. Está exaltada, consolándose con su proyecto de doctorado, para hacerse políticamente respetable ante los que dan estos trabajos, administración directiva y superintendencias.

La educadora cree que la agenda de inquietudes, o producción de proyectos, asociables a trasfondos de la creatividad infantil y juvenil, deben ser desanimadas y sacadas de las intenciones escolares. Es obvio que se rivalizó con los pioneros John Dewey y Francis Parker; y que prefiere la llamada «Rote Learning». Le gusta hablar sola, tal como dicen sus alumnos. Dar largas peroratas y que el alumno le copie hasta los suspiros. «La educación viene de arriba», dice ella.

Con razón, Gustavo adivinó desde el primer día que se lo propuso que lo menos que ella desea es tener que leer «Diarios / Journals», confesiones nacidas de los niños. Hay que ser maternal para gozarse, como él, con «the children’s own writing». Ella no quiere La Escuela Abierta ni «child-centered and experience-based learning». Un niño no tiene nada que decir. El maestro es el único que sabe. La educación viene de arriba. Eso de los Diarios / Journals / es educación progresivista. No la quiere.

«Usted y yo tenemos interpretaciones diferentes de dos filosofías que me parecen importantes: el trascendentalismo y el progresivismo. Si no cree en el estudiante, nada que sea trascendental puede ocurrir en las mentes de los niños. Si no cree en la Escuela Abierta, tampoco ocurrirá nada en la comunidad. Usted cierra los Journals de la creatividad infantil y juvenil, yo los abro... pero ya tendremos la oportunidad de discutir con más calma estas cuestiones», le dijo Gustavo y vio que ella buscó, dentro de un bolso colgado en su hombro, una botellita de agua para la sed. Una botellita que, al verla, a uno de sus alumnos le inspira sus cavilaciones sobre la posibilidad de la contaminación tóxica de su mundo. Mas ella llama delirios irracionales a tales cavilaciones.

Dice el cholillo que «aunque quienes envasan agua Niágara para Miss Meteorito, la llamada New Eco-Air Bottling Co., digan que su envase no contamina, porque tiene hasta 50% menos plástico, sí contamina». A ella se le está llenando de aire el cerebro. «Y no debe ser mucha el agua, sino la sacia». Gustavo sospecha que en la metáfora de la gota de rocío de Emerson y en la idea del «macrouniverso» implícita en la metáfora de los meteoros, o las burbujas de la Catarata que hilvanó el alumno, hay muchas otras insinuaciones. Ella es eco, burbuja de aire, sed que no se sacia, catarata de nada, o de vacío. Mucho ruido y pocas nueces y, aunque la maestra discursa sus peroratas y largas conferencias, sus lecciones de una hora para sus alumnos, nadie la oye. Ni la toma en cuenta. No hay comunicación. ¡Qué frustración ha de sentir cuando suplica ser oída!

Los estudiantes lo perciben. Es una burbuja con aire. Aseguran que fuera de aire no tiene contenido. «Hasta es preferible que haya una mosca dentro de la burbuja para que sea interesante». Tampoco es una gota de rocío. «A drop of dew», capaz de insinuar que el alma de un niño es semejable a un microcosmos del universo. Ella es como el pedo. Y los niños se ríen. «¿Qué pedo dice la tícher?», se preguntan en medio de colectivos bostezos. Se aburren. Y Gustavo piensa que es culpa de ella misma y sus enfoques pedagógicos basados en autoritarismo.

[Frag. 6 de la novela «Dice Gustavo, el maestro», tema pedagógico].

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