Saturday, May 08, 2010

El amor en las puertas / No pagar mal por bien


a Gustavo Urrea, amigo y educador
Yo no suplico el amor de ninguno.
Ni su aceptación.
Ni su admiración.
Ni su ayuda ni su piedad, si estoy hundido
en el caos o las tribulaciones.

La atención, cuando lo creo necesario,
y alguno está frente a mí, inescapablemente,
con asunto tal que es más importante
que mi beneficio: Esa sí la pido y con la salvedad,
de ir al punto. Que no se pierda el tiempo
al conversar al sordo, o al terco,
o al imbécilmente majadero.

Para mí, el sobrevivir con amor es indispensable.
Imagino que para todos. Sin embargo, el amor
es algo que no se suplica.
Es demasiado valioso y soberano.

El es Quien viene a tí y abre una puerta
que muy poco se semeja a un agujero miserable.
Tiende una alfombra roja para los pies cansados.
Corre y te abraza, alumbra cada paso en tu camino.

El amor te hace el rey bienvenido.
Te llena de confianza y entras a él
porque entras con gozo...
Hay amigos que reciben así,
así como madre fiel o padre bueno.
Así hay hermanos, así hay vecinos.

¡Pero qué pocos son, tan pocos, tan pocos,
carajo, que uno tiene que hacerse fuerte,
orgulloso y, si encuentra a uno con tal dimensión,
alguien que sea amor encarnado,
llorar con la misma emoción del regocijo!

Agradecerlo, reciprocarlo, pero sabiendo
ser-uno-con-él, o-ella, para que jamás supliques
esa atención, aceptación, amor que urgimos
y que forja dignidad unos-en-otros...
Yo no suplico, no mendigo, no pido por favorcito
ni piedad ni simulacros de amor,
porque si tuviera que pedir tal amor
sería cinismo, me darían mendrugos
como se da hueso a un perro
para que se vaya y no joda...

No. No, no.
El amor que yo quiero es limpio,
voluntario, digno como el que doy
y conozco.

09-03-2000

<>

No pagar mal por bien

NI odio a nadie y ganas tendría
(porque no falta en el mundo quien envidie
de oquis y ponga el pie o una piedra
que te sirva de tropiezo.
No tienes que tener enemigo declarado.
Ni tratos con gente odiosa
y siniestramente hipócrita para que te asquées
y quieras dar un odio cañonero
que los fulmine hasta con el pensamiento).
En mi caso, ya es mucha suerte
que no se metan directamente conmigo.

No odio a ninguno (y me cuido de declarar
odioso a un semejante... pero quisiera,
porque no soy de palo, decirle somos
rivales, decirlo cara a cara).

No pagaré con mal el bien que recibo,
cuando en soledad, prefiero
que no vengan y tenga que deberles.
Por esto me guardo. No les tiento.

A los solitarios, como yo, nadie con mala calaña
los toma en cuenta; hasta parece
que les da miedo. O que uno es quien
menos tiene para darles, o quienes menos
los divierta, porque son unos aburridos
en el fondo, aburridos que nunca se sacian.

¡Qué maravilloso este ahorro de energía!
No tener que dar cuentas al odioso,
al criminal hueco y vacío.
Vivir en otro lado, en la frontera.
Que uno no sea el pastel
sobre el que ellos se posan como moscas.

Por eso no odio a nadie aunque tenga una teoría
(resentida sospecha de que, como mosquero,
merecen la fumigación total, impiadosa).
Pero: ¿qué necesidad de hacerlo yo
si con seres amorosos tengo
más intensas satisfacciones y sin necesidad
de mencionar a tanto hijodeputa?

Y, conste, si no los odio, es a pesar
de que quisiera... pero no pago el bien
de saberles a raya, distantes,
con el mal de ir a matarlos...


09-03-2000 / Las zonas del carácter

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Indice: Lope de Aguirre / La racionalidad eficiente / Andan buscando ventaja / Ética a Nicómaco / Profecía de la cautividad antillana: En Lope de Aguirre / Novalis y la religión del amor / Liebesreligion / Libro de Anarquistas: Indice Actualizado / Sequoyah 59

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