Tuesday, July 12, 2005

Poemas inéditos por amor / antología bohemia

Por gentileza y solicitud de la poeta Maricela R. Loaeza, se me ha pedido una crítica general de la recopilación de textos poéticos conjuntados en Poemas inéditos por amor, volumen que da voz literaria a 22 autores, cuyas edades oscilan entre los 21 y 90 años. La mayoría de ellos nació a mediados de 1960 y 1980. Al menos, cuatro de los poetas incluídos nacieron en 1981 y 1983 y son los más jóvenes. Se reúnen en Santa Ana (Condado de Orange) y provienen de México y cuatro de El Salvador (Centroamérica). Hay algunos nacidos, cuando no, formados en los EE.UU.. En común, todos tienen el compromiso de escribir en español y entender la misión voluntaria y funcionalidad de la creación como «bohemia por amor».
Por esta razón, el primer asunto al que me referiré es qué se entiende por bohemia y la Enciclopedia Libre Wikipidia define: «Cofradía, grupo de artistas o literatos que viven al margen de la sociedad, reuniéndose en los cafés para hablar de literatura o intercambiar ideas estéticas». Se informa que, posiblemente, el origen de la bohemia surgió con el romanticismo y con la revolución que este movimiento entraña: una rebelión del corazón que dio «rienda suelta a la pasión y al amor, muchas veces ese amor imposible que atormenta el alma».
Al juzgar el romanticismo y las propuestas de arte puro, otra autora contemporánea expresó lo siguiente:
«Ser bohemio es ser humano, pero un humano atrevido. Ese humano que destapa sus sentidos sin miedo; que canta o que escribe los más disparatados conceptos del amor. Cada uno de nosotros es poeta a su manera. Cada uno de nosotros lleva en el corazón un alma de bohemio, porque cada uno de nosotros ansía la libertad, la soledad, el romance, los sueños y aquello que llamamos la conquista de nuestro propio ser... La bohemia exalta los sentidos. Despierta nuestro ímpetu de amar la vida. Ser bohemio es querer sacar a flote ese ente que vive dentro de nosotros esperando su turno para disfrutar la vida en su totalidad, imaginando versos para vivir su propia creación. La bohemia es un desafío a la vida misma. Es una inquietud extravagante, muchas veces celosamente guardada. El bohemio le canta a las amarguras de la vida y también a las conquistas eternas. Lleva el alma entristecida, siempre tratando de fingir una sonrisa, esa sonrisa que trata de esconder la mueca del dolor que provocara una partida o, quizá por el dolor de haber vivido muy aprisa... ¿Será acaso la bohemia una rebelión contra el diario vivir o quizás una vida de ociosos, posiblemente algo intelectuales, pero con ganas de vivir la vida cantando y soñando? ... ¿Es ese pretender de artistas que todos llevamos dentro, o acaso la pura afición al arte, a la música, a la ociosidad... o al ensueño?»

Obviamente, el grupo de poetas de esta antología y la fundadora del grupo Bohemios por Amor no corresponden al tipo de bohemios que un poema tradicional, titulado El Brindis del Bohemio (que suele recitarse para despedir el año, a las 12:00 de la noche) hiciera tan famoso. La bohemia del bar de mala muerte, o del rincón de taberna, puede que no siempre incluya al «perfecto bohemio», que suele ser un poeta. Y, de hecho, no todos los poetas son bohemios, ni aún los consagrados. Nueve de los 22 poetas incluídos son mujeres y ésto implica unas diferencias de contenido y estilo de expresión; pero, en lo que se centra el grupo como tal y su propósito es en la tarea de concebir la poesía como un «arte» o «potencial» de la palabra que requiere de disciplina cultural para revelar la armonía del espíritu. La poesía —como dijera Luis Ossa Gajardo, poeta y ensayista argentino– no es sólo cuestión de palabras, sino de sentimientos. Por esta razón, el lugar de la bohemia que se propuso para el grupo son los entornos constructivos, el ambiente de un salón comunitario, o de escenario de arte, siempre cálido, familiar y acogedor. Y los bohemios del grupo han avalado en su nombre la frase «por amor».
La bohemia vale por su concurso a la fraternidad y a lo que la poesía puede originar e impulsar para transformar la humanidad: acercar a los individuos solidariamente, eliminar fronteras, fortalecer el trabajo, crear belleza, devolver la autonomía de la consciencia al colocarnos en la recuperación del lenguaje en su forma más elevada y fundamental, como propuso Martin Heidegger en un ensayo sobre la esencia de la poesía. Y añadiría el poeta español Pedro Salinas en su libro Defensa del lenguaje: «Los poetas son los que usan el lenguaje en su máxima altura y para un fin de mayor altura».
Los poetas de la Antología bohemia por amor son trabajadores, estudiantes, algunos de sus miembros jubilados, cuya vida siempre fue productiva; algunos son profesionales, otros con actividades más humildes y asalariadas. De modo que, al presentar su poesía soy consciente de que muchos comienzan a transitar por el mundo de la creación, aunque su sensibilidad se haya manifestado desde la edad temprana. Son esencialmente poetas inéditos, no necesariamente salidos del Establecimiento académico profesional. Aquí la bohemia no es referencia al ocioso, al desclasado, ni a un sentido de «al margen de la sociedad».
En términos generales, la muestra recopilada por Maricela R. Loaeza recauda del grupo los siguientes temas:

(1) el amor a la familia (sean padre, madre o hijos)
(2) cómo vivir, la cotidianidad, y el significado de la vida
(3) el fracaso amoroso
(4) la codicia y la ambición
(5) la pasión y el amor
(6) la muerte y el destino
(7) la relación con Dios
(8) el poeta y su relación con la poesía (la soledad creativa)
(9) el proceso creativo-cognitivo y la afirmación de la persona
(10) la hermosura de la mujer
(11) la emigración y el impacto del abandono del hijo/a
(12) la angustia existencial, el desafío al tiempo
(13) nostalgia del paisaje y la Madre Tierra
(14) y como tópicos menores, la Navidad, la libertad y el humor.

En los planos léxicos y semánticos de la palabra, los poetas incluídos son apostróficos, es decir, invocadores que, con sus recursos de lenguaje y figuras de pensamiento, dan noticia al lector de una poesía, casi siempre confesional e intimista. Ninguno de los textos es estrictamente épico y objetivo. La intención lírica abre la subjetividad de todos ellos y, en no pocos casos, como alegoría con intención didáctica. Quizás el único poeta que introduce temas como la dieta, el uso de aretes por frivolidad y el poner «al mal tiempo buena cara», lo hace más con humor que con una objetividad del crítico de costumbres y es, a la sazón, Silvano Maciel Olid (nacido en 1915), profesor normalista jubilado de Nayarit y el poeta de mayor edad entre los incluídos.
En los planos fonológicos y sintácticos, los poetas de Antología bohemia aportan sus construcciones rítmicas de verso llano, con parcial identidad acústica entre versos, porque ellos llenan escasamente los cometidos estrictos de la métrica y el cómputo silábico de la versificación. Sin embargo, adoptan las formas estróficas (por ejemplo, cuartetos, tercetos, etc.), pero con rimas libres y al gusto.
En términos generales, son poetas con una formación de partida dentro de la poesía tradicional, donde la estructura rítmica y las rimas son el recurso básico de orientación. Las metonimias y las sinécdoques son más abundantes que las metáforas y símiles nuevas y originales. Ignoran la vanguardia como su modo de esquivar el ropaje verbal, menos hermoso o exquisito, de la Nueva Poesía y los elementos de extrañeza y alienación que la vuelven riesgosa, aunque más veraz, ante la inteligencia común de los lectores. Como bien observa el Dr. Luis Torres, de la Universidad de Calgary, en su libro Aproximaciones al estudio de la literatura hispánica (New York: 1999): «La poesía muy rítmica y repetitiva suele ser propia de la inspiración popular: reúne a la gente para que asuma una tradición recurrente, rememorial».
Mario H. Gallareta Pino, uno de los bohemios (nacido en Mérida, Yucatán, en 1923), parece cómodo con la idea de que la rima es ya expresión constante y confiable de belleza y que en el Parnaso (espacio de la musa) se captura la profunda inspiración y la lucidez:

Rimaré la expresión de excelsos pensamientos (...) /
hasta alcanzar el razonar egregio (...) /
convertir prosa llana en expresiva y dilecta,
considero de este modo que soy afortunado
porque entonces he llegado a ser poeta...


[«Recreación poética», de M. H. Gallareta Pino]

Seis de los poetas bohemios de la antología convalidan la noción de musa / inspiración y escriben un texto colectivo que abre la antología, «haciendo honor a las musas» y los «desvelos» y «noches claras» de bohemia. Con el mismo título «Bohemios», Maricela Ramírez Loaeza enfatiza que ha sido en las «noches de poeta» que se formó la bohemia, pero el amor que la conexiona y desata es posible «durante el día».
El asunto de poetas «inspirados», es decir intervenidos por las musas, mágicamente portadoras de verdades absolutas y universales, es criterio que me desagrada, siendo yo un poeta de una vanguardia poética, existencial-postmoderna. La poesía, como todo quehacer válido, está sujeta a la disciplina cultural, a una «praxis» premeditada, seria y laboriosa. En consecuencia, ante estos poetas emergentes, comentaré ciertas cosas, siendo que son cultivadores del acento rítmico, un elemento que establece las diferencias entre poesía y prosa, pero que no garantiza que las frases hilvanadas en forma de verso cuajen como elocuencia del mensaje.
Armando Ortiz, en su ensayo Las letras de hoy: Una preocupación interminable, al enfatizar la necesidad de una técnica poética en contraposición a la confianza en las musas, escribió: «El futuro de la poesía es duro. Hay que redimir el talento. Los poetas de hoy y mañana deben, sin más, aprender a mostrar muchas imágenes, en pocas palabras».
La economía de palabras, ir al grano, es algo que se aprende. La mucha retórica enfada y empalaga. Una idea clara, aunque se diga poéticamente, vale mucho, aporta al conocimiento poético y no requiere muchos versos ni muchas explicaciones.
En la poesía, lo más eficaz que se debe capturar e intuir es lo que se ha llamado «intensificación del lenguaje» no por insistente reiteración de motivos, o por reduplicaciones o descripciones prosopográficas, o por repeticiones de sonidos (recursos fónicos o cacofónicos), sino por imágenes. Una imagen que, si bien profundice en el plano verbal, axiológico y ontológico, sea orgánica, sincera y el «núcleo viviente de su propia esencia», como explica Luis Ossa Gajardo.
Los poemas «se producen» reelaborativamente por una destrucción y conocimiento premeditado de lo superfluo, repetitivo y estereotipado, del lenguaje y sentido común. El poema es una victoria de la excitación espiritual que desafía la prosa cotidiana, el habla utilitaria de la necesidad y la descripción técnica de lo que existe en un aspecto material y literal. El poema no es una fórmula, o una estructura de mensaje predecible, como el cliché, la consigna, el kitsch publicitario y, aún siendo una búsqueda de sentido, el poema es la concentración imaginativa del lenguaje. Lenguaje intensificado por su aptitud asociativa y su evocación de correlaciones emotivas y sonoras.
Esta, que es la teoría poética de Ezra Pound, también subraya la necesidad de eliminar toda redundancia y todo amparo de fórmulas de dependencia a las musas y las reglas de los parnasos precedentes o remotos, que sólo esclavizan el mensaje poético. No significa que se haya prohibido el juego de las estrofas y las formas con la sonoridad. Significa que, si el poema nace de un modo desorganizado, en forma bruta como piedra no pulida, sólo la reelaboración concienzuda sobre ese material nos hará entresacar la belleza y lo intuitivo que esconde.
Dijimos, al enumerar el temario general de la antología, que uno de los más recurrentes es el proceso creativo-cognitivo y la afirmación de la persona. Denise Abraján (n. 1983) es un ejemplo del anhelo de aproximarse al proceso. Ella discurre sobre el destino y el valor de encarar la realidad: «¡Qué destino tan largo!», escribe en uno de sus poemas; «que me hagas tu destino / ... que te dejes morir conmigo», expresa en «¡Dame la oportunidad!»
Pero, ¿qué es el destino? Por sus textos aún no lo sabemos. Sin embargo, algunos versos explican la imposibilidad del develamiento de ese misterio. En «Renacer» la frase clave y causativa es: «Me he escondido de la realidad» (loc. cit.) y en otro texto, «No quiero hablar», explicita el miedo: «El miedo deja mi interior vacío» (loc. cit.)
Todo ésto nos lleva a reflexionar sobre aquella advertencia del poeta español José Hierro: «Unicamente con verdad no se escribe poesía, hay que persuadir». En el género de la «sinceridad última e irreversible» (Mario Benedetti), que es la poesía, es importante persuadir de que la verdad (aún mi verdad) está siendo esgrimida y captada, si es que se quiere que el «Renacer» del que Abraján como persuadora que discursa sea creíble y coherente.
Con la poesía (y no importa que ésto haya que decirlo con referencia a los poetas más jovencitos entre los incluídos o los más experimentados y maduros), no debe fundarse el paraíso de los bobos, donde las alegres fantasías se forjan a la medida de quienes las imaginan. El prerrequisito del texto poético es la sinceridad; pero su estructura de verdad sicológica, o de su verdad objetiva hic et nunc (de su aquí y ahora) no surje si se perpetúa una actitud de escondite, un «no quiero / ni quise hablar» y «de la realidad me escondo».
Denise Abraján dice:

Sentir que puedo renacer
pero no quiero hablar,
sentirme mejor que ayer
pero no quiero conversar...
(...)
¿Qué más da si me llaman?
Pero no quiero platicar.


[«No quiero hablar», de Denise Abraján]

En un sentido paradigmático, ese escondite / miedo / terquedad es la negación de la función de la poesía como sinceridad última e irreversible y lugar desde donde radica la dificultad de decir «Te amo» y abrir al prójimo, lo mismo que a nosotros mismos como persuadores del verso, para que se nos escuche y se nos obsequie «un minuto / que ya nada (te / nos) cueste». Ciertamente, ella quiere hablar y no sabe cómo por de pronto. Su actitud mienta el silencio necesario (porque el silencio es una forma de hablar) antes de hallar una verbalización adecuada mediante el verso. Ese es el meollo de su proceso cognitivo y creativo. Es su reto futuro para que renazca.
Vicente Aleixandre, poeta español, decía que «la poesía es comunicación, algo que sirve para hablar con los demás hombres». En los textos de Abraján, esta posibilidad ha sido cerrada jactanciosamente. Su mundo textual es cruel y «su mano» extendida es «áspera». Ella cierra el tiempo, seca su alma y, finalmente, alega en sus versos su proceso cognitivo-creativo, dejando en el aire lo que es su mejor poema: «¿Qué haces tú?», todavía acusativo. Pero, al menos en este nuevo texto, rescata la intersubjetividad, el deseo de preguntar a otros, al hablante / oyente ajeno.
La idea de este comentario sobre Denise Abraján es ésta: abandona el hermetismo, descubre la poesía de la calle. Define y persuade sobre aquellas cosas por las que aún callas y sufres. En ese poema, la frase «sembrar amor / para salvar un ser… / ¿Qué haces tú? Por este mundo cruel / para alimentarlo / con la fuerza de tu piel», se expresa lo más hermosamente solidario de toda la antología.
Mas, en la Antología bohemia, no hay poetas sociales, adueñados ya de todas las luces. En conjunto, están metidos en sus invocaciones apostróficas bohemias, apostando sus emociones al tiempo y al destino, como algo demasiado indefinido, hermético e incomunicable. Son poetas aún no fogueados con lo que Pablo Neruda llamara la «capacidad demoledora» de la poesía. Creen bona fide que el poeta es un inspirado, pero no un inspirador, que es todavía más importante que ir a tomar la poesía como terapia personal. No entienden la relación del poeta con la Historia. Se asoman idealísticamente a la historia de Dios, como el sustentador ético de la vida, pero no la hacen la historia de su pasión dolorosa encarnada en cada individuo. Se quedaron con la oscura noción aristotélico-medieval de que «en la poesía hay más verdad que en la historia»; pero de un modo dogmático-absoluto, incapaz de revelarse como explicitación e imaginación en lo concreto y cotidiano. Poetas de una universalidad y humanidad abstracta que parece adormecerse con los cantos de las sirenas.
En la antología, hay autores que toman de la poesía su aspecto terapéutico y la Cura («Sorge») más que el estético y filosófico (e.g., Judy Landeros, Margarita Covarrubias y otros). Bueno es que vayan equilibrando los tres aspectos. Suelen ser los contribuyentes más jóvenes de la colección. Este primer aspecto es útil e importante como un comienzo en la voz sincerativa, como rito iniciático en la ars poetica; pero no debe ser la meta, según se adquiere el training en la manipulación creativa de la palabra. El riesgo de perpetuarse en el plano terapéutico es quedarse en los planos descriptivos y en la rememoración de un afecto perdido y una invocación literal del Ayúdame Dios mío, que yo no puedo. ¿Cuándo saldrá una intuición del misterio de Dios? algo que sea más que el consabido pedirle auxilio que, de por sí, desgasta a Dios al convertirlo en un receptor de nuestros recados.
Pero, en el plano léxico-semántico, ya se asoman algunas inquietudes definitorias de tono y estilo. Por ejemplo, Omar Soto es un poeta que construye una atmósfera poética de sopor, angustia, el descenso hacia la muerte y lo umbrío, el encuentro con el vacío y lo etéreo («no hay sustancia, no hay materia, / sólo una sombra precipitándose en tus entrañas»). La personificación del amor ideal penetra en la angustia por la vía de lo onírico («sueño postergado») y «certeza de ese amar(se) más allá de toda piel»).
Sus prosopopeyas son numinosas, subliminales. Poeta del rumor y de la niebla, recuerda a los metafísicos ingleses. El mejor de sus poemas en la antología es «Sueño».
El guerrerense Alejandro Manzo tiene un par de buenos textos entre los siete incluídos. El mejor es «Tus ojos» porque va al grano. Se concentra en unos ojos inspiradores y transmite la emoción de que esos ojos son la sinécdoque o la percepción simbólica del alma o del encuentro intersubjetivo. En otros textos, Manzo tiende a ser redundante. Debe trabajar con la economía de palabras y en que sus parábolas didácticas tengan una imagen y una coherencia interna con el mensaje total.
Lucio Camarillo Barrera (n. 1963), quien aporta siete textos a la antología, es muy sensible a los temas ecológicos. A mi juicio, es el poeta más hábil y con más recursos de comunicación y actualidad temática en la colección.
De todos los autores, es Maricela Ramírez Loaeza, la recopiladora de los textos, quien se interesa en dar un texto objetivo que cierra la antología con un vuelco esperanzador. «Somos el México», parábola didáctica, que alude a la cultura patria, a la nostalgia de lo que se dejara atrás al inmigrar. «Nos carcome la ausencia», dice ella, pero como «golondrinas viajeras, regresaremos un día» (loc. cit.)
En conclusión, si bien trabajan el lenguaje como propiedad comunal, como decir compartido, apostrófico y refencialmente tradicional, estos poetas se han insertado en un ambiente espiritual de conviciones, creencias, costumbres, valores morales, que les alía a nombrar lo ya nombrado, con pocas rupturas con la estructura horizontal de la palabra y su sociabilidad.
¿Qué les falta? Un límite extremo al cual puedan llegar sin ser ofensores ni prosaicos, sin ser incomprensibles ni demasiado confesados y tradicionales. Falta la densidad del verbo solitario, «la dimensión vertical y solitaria del pensamiento», al decir del crítico y teórico Roland Barthes, la elección de un tono, el ethos, una individualización estilística, la parte privada del ritual creador. No son poetas atrevidos; son sólo íntimos y sus textos se parecen a todos los textos escritos en el siglo XIX por los románticos bohemios.
Para darse esta condición del poema que crea su propia identidad, en desafío de ruptura, el poeta debe armarse y enriquecerse con su propia mitología personal y secreta de escritor, formarse un infralenguaje que abandone la pura literalidad y haga crítica del conocimiento. Necesitan muchas lecturas de lo viejo y lo nuevo y vivencias aún no logradas.
En algún nivel, esta mitología personal proviene de una profunda crítica de la historia y de las experiencias biológicas mismas de su persona. Deben descubrir o redescubrir, encarar y desenmascarar, la realidad espiritual como dialéctica. El poeta que ocasiona una intensa tensión entre su sensibilidad y su intelecto es quien suele provocar su propia ruptura con el lenguaje tradicional y todo lo que este lenguaje oculta como filosofía.
¿Para que sirve la poesía? Si la palabra como tal es un ente desafiado, o emplazado a salir de sí mismo y otorgar a otros entes su significado, el filósofo Martin Heidegger indica que sólo el poeta, con su química verbal, puede llevar a las palabras desgastadas y discursivas a «su propia Realidad-en-verdad», no como adorno y utilidad narrativa y prosaica ni como transitoria exaltación del espíritu, sino en un sentido fundacional, como instauración de un orden consustancial al pensamiento.
El lenguaje desgastado suele ser muy mentiroso, traicionero y encubridor. No obstante, el pensamiento es el poema original. Por el rescate de ese poema original (que es la Historia y la verdad de la palabra), el poeta debe arriesgarse, evitando el desgaste de la palabra, el oscurecimiento de sus relaciones, su degradación en la novelería, el adorno y la instrumentación como prioritarias sobre la verdad.
De esta tensión que surje del lenguaje, requiriéndose a sí mismo que devele sus propias esencias es que se nutre el poeta cuando juega con sus sonoridades, la perceptividad de imágenes y metáforas y, sobre todo, su correlación con lo emotivo. Con este ejercicio de la palabra contra sí misma, es que brota la poesía como «el más peligroso de los bienes» (Martin Heidegger), siendo el oficio de poeta «la ocupación más inocente de todas»; pero también la que mejor muestra las paradojas, en ese sentido no de lo inverosímil y de lo inútil que parece valioso, no siéndolo. Paradoja en el sentido de razonamiento y enunciación que llevan una válida síntesis de lo contradictorio. La paradoja suele ser el lenguaje de Dios más que la ironía.
En la etapa en la que percibo a los autores de la Antología bohemia, hay mucho Yo exaltado concentrado en la tarea de contar sus intimidades y carencias y, frente a todo material histórico, objetivo y social, poca reacción. El poeta de la calle es el duende que falta, como decía Federico García Lorca. Falta un Yo social, porque «no hay Yo sin un Nosotros».
(1) No hay verso político ni solidario en la antología
(2) Con excepciones, no hay evidencia sobre el impacto que produce el cruce de fronteras; los traumas que dejan miles de seres humanos muertos de sed en el desierto; los delitos de los coyotes, las mordidas y las coacciones a las familias.
(3) No hay voces que testifiquen la necesidad de paz, organización y una diplomacia no orientada a la guerra. Falta lo histórico-social.
No que estas temáticas fuesen indispensables en la muestra; pero, como lector, me extrañó ese vacío cuando vivimos en una de las épocas más convulsionadas de la historia, especialmente, después de 9/11, el Acta Patriótica y las guerras de Afganistán, Iraq y las globalizaciones repudiadas, el Estado Mundial vs. la noción de Estados soberanos y naciones libres; en fin, ¿quién hablará acerca de las mentiras triunfantes por la manipulación mediática y gobiernos corruptos?
En el futuro, cuando les llegue el tiempo de hablar, ellos decidirán su camino y su paso del Yo exaltado al Nosotros social más protestatario, pero siempre poético.

12 de mayo de 2005
Orange County, California

Thursday, April 21, 2005

Heideggerianas / libro (1)

Percepción óntica

... la simple percepción sensible de algo: Martin Heidegger

A ustedes que gustan de los juguetes
(y que no interesan para nada
la comprensión del ser), a ustedes
que aún no ven lo luminoso,
pero disparan petardos a los cielos,
voy a darles el asomo
a la más linda mojiganga.
Sorprenderé sus ojos.

La hallé en concierto, el 15 de febrero.
Y la tengo conmigo, me acompaña.
Vean y no toquen.

Es como Britney Spears, la canija,
ente esculturizado, que ni viéndola calata
se chupa en el deliquio su hermosura.
Apenas, al mirarla, se te acaban los ojos.

Ella espantó al Dasein,
se fue lejos de casa,
vive del escaparse como imagen perpetua,
pero yo la busqué como un tesoro.
Estuve consumido con miedo a su escapada.

Y la rapté de las verijas de los herbazales
y me amarré su ombligo del costado.
Fue una vaca sagrada del aliento,
era un cuerno de luna, una estrella
de magia y talismanes.
Se recicló en las noches
con besos extraviados.

Es alimaña arisca aún dentro de sus calzones,
pero ya está aquí, recobrada y en lazos
quien se alejó de ser, la huérfana
que me dolió en la sed y el desear y el instinto.

Ya está aquí y quiere
exhibirse conmigo sin angustia...
¡Es óntica y quiere serlo!

Los jeans que víste marcan
sus muslos y sus nalgas exquisitamente.
Tiene su perfección más curva
en las caderas. En los ojos,
las cosas manifiestas se esplendecen
y la piel convoca tibiamente a los varones
que aman los juguetes,
animales de hembritud,
crudos en celo.

¡Es mía, yo la obtuve en la caza de gacelas!
La muestro, a regañadientes,
a la plenitud de la líbido del Uno,
pero no la comparto por miedo de perderla.

Conmigo oscila entre el misterio y erranza,
entre necesidad y penumbras;
pero es óntica,
se exhíbe aunque yo lo prohíba,
se desata para ser
del juicio ajeno, deseada,
se representa a pesar mío
como óntica percepción,
clamor de montes
y extravíos.

7-2-2001

*

Orientación

... guided fantasy are useful shortcuts
to intuitive knowledge that is usually unconscious
or ignored:
Phyllis R. Koch-Sheras, Ph. D.

Por los rastros del zorro, visualizo el alarido,
su temor que estremece. Lo hallo
en las palabras de la bruma
y enciendo mis ojos como llamas.

Sé la dirección por la que llega,
su avance-resuelto y mi paso
en vela se cuida de otros pasos.
La interpretación de lo visto
se pondera como un como
y divisa lo necesitado,
no a la mano.

13-4-75

*

Geschreibe

Zánjate, te pide la tierra
con la voz del Kalû.
Tiéndete tiesamente,
fonema del aviso
y penumbra vivaracha.

Contigo se acuesta
un enfermo esqueleto de palabras.
Se sepulta una calaca vocinglera.
Te fornica la osamenta elegíaca
y funeraria de los versos
quebrados contra el cieno.

Zánjate, ya que la vida
te pide que te pudras, bolero mañoso,
valija de signos pordioseros,
cartuchera de relámpagos sintácticos.

Llama a los cuervos, carroña.
Cúbrete de cal y campanarios
dentro de la fosa común de los prosudos
con tantas sílabas y abortos
y sin un hijo del Isod, lleno de vida.

No llames a ninguno entre los buitres.
Muérete sin esquelas ahí donde orea
un vaho de vertedero y una fonética
de hediente cementerio y mausoleo.

Acuéstate, inerte, cesado y vacío,
para que el Nabî venga
en medio del silencio
y te muestre el verdadero camposanto,
la puerta de los cielos en la Tierra.

Zánjate, basura del engaño,
palabreja coqueta y maquillada.
Y sacude tu agonía, dála a la capilla
de las ánimas inmundas
como polvo de seca vereda.

Muérete, rival,
homicida de la canciones
y fósil del Dasein iluminado.
Verás que lloverá la palabra perfecta
ultrasonante, misteriosa, pura,
en medio de tu Final Disolución.

7-17-1992

*

Los peces

La novelería... busca lo nuevo
solamente para saltar, renovada por él, a lo nuevo:
MH

Hay que aprender del pez
pues por la boca él muere
y mejor calla
y ser como él,
navegante profundo, huidizo,
ágil en la corriente.

... Que se diga por tí, ¡al fin caíste!
pero con arduo empeño conseguido.
Eres valioso, pez gordo, presencia de sustancia.

... Que no se rían ni los serios ni los mentirosos
de los peces de colores, ¡pónte en guardia!

Hay que ser como ellos:
pez velero y con espada y llevar un tesoro
protegido por corazas, agujas y zorras inflexiones
de las vértebras, pez cofre, pez gato, pez araña...

¡Desmiéntelos! porque los rivales
pescan en tus aguas... ¡ellos,
los que piensan al Ser vacío
tal como sus vidas
pues no han tocado fondo, naufragando!

Cuando nadas has luchado duramente
tu alimento, has defendido tu porción de la mar;
¡sé orgulloso pues de tus profundidades,
no las digas a los vientos del infame!

Ah noveleros, ¿qué les importa tu sobrevivencia!
Salga pez o salga rana, a ciegas van
por su proyecto advenedizo.
Te interpretan como les da la gana.

2-12-1976

*

Semele

Se me leyó un discurso
sobre las cortinas de humo
y no hice caso, porque el loco y la luna
¡nada que ver!
y la luna y el poeta colaboran
no en construir castillos en la arena,
como en soplar la espuma
y calentar el menstruo
en la sartén de la cofa.

6-6-75

*

Pajarracos


Lunáticos exuberantes, descoloridos
en el nácar del turismo y el habla encubridora,
románticos de la industria y la pose del loco poeta
y el sufridor de oficio, paisajistas del Lichtung,
oscura es la pena milonguera, que provoca
oírles con sus cuentos.

Y mucho más
que embriaguen con aceite a la boca
que antes bebió de manantiales
y ninfalias en los prados.
Que los ojos visionarios
hoy se aceiten con mecha de linternas
es tenebroso, que se agiten
como vampiros incoloros
me defrauda...

¡Ustedes son más grises!
Prefiero a los lunares, venusinos,
marinos del agua embravecida,
hermanos de sol, esposos de luna,
¡no los que son lechuzas
ni fieros pajarracos!

6-6-75

*

Lunaridad

¡Quédate con la lunita de los pálidos,
exhibidor de parvenu, domesticado grillo!
Métetela en el orco, rey de Lesbos.
Echasela a tus perros, jilipolla.

Quedamos mi ninfa y yo
para hacer lunas nuevas
y loarlas por los siglos
y cuando no exista palamenta que nos reme
al más submundo estrato de las mares,
ovularemos, luna tras luna,
las semillas de plata,
las canciones que vibran
al son de semen y menstruo.

Contemplaremos, como Novalis,
las flores azulinas.
Como piratas vegetales somos.
Como aquellos que sueñan despiertos
en danzas de geotropismos,
en mareas y resacas de himnos,
algas, líquenes, nenúfares cavernarias,
todo lo que jamás se seca como higuera
en corazón de varones, todo lo que se agita
desde energías astrales
y comezones y deliquios
y en mujer que recicla sus anhelos
más cósmicos y creadores.

6-6-75

*

La pubertad de la palabra

Cuando el bagaje del Don Nadie se objetiva,
interino en las expectativas, el Nabî canta
y ahí-es... hecho canción de cuna,
beso y cuidado de la Tierra Madre,
seno mártir y hacendoso,
dulce e infinito;
ahí estuvo su poema,
maternal arrullo,
escribiéndose en despedida
porque el Ser va cerrando
sus años de epistemología
al llegar la pubertad de la palabra.

7-17-1992

*

El gorgojo vibrátil

El poeta es el gorgojo vibrátil.
Para el mundo, no adorna ni instrumenta lo útil;
apenas se organiza con conveniencias prácticas.
A la cultura tiene por plexo de externas referencias.

Es ladrón caprichoso que navega en silencio.
Su destino son lejanos quarks,
infrarrojos guiños de los cielos.

El poeta no da algo como algo, a trasquilones.
Da su justa vibración, su nexo corpuscular
con lo más precisamente honesto y cósmico que existe:
¡la onda, la herziana libertad
de sonar como campana!
Las ondas son ferozmente poesía.

No promulgan sabidurías de oídas.
Las ondas no son noveleras.
No son crédulas, no son publicitarias.
No están en tanganillas.
Nadie las desfigura.
Nadie las encubre.
Después de vivas,
nadie las mata.

9-1-1990

*

El poeta que nadie quería

El poema cayó de su boca cantadora
y la Lástima se moría de risa,
testiga novelera, ya que él no tomó
su gargajito de la tierra,
su versito del bofe.

Se limpió la jeta y siguió su camino
al perder su único verso, al parecer.
Se esperaba que su boca
se secara como una llaga.

¡Era un leproso, poeta no querido!
Se había predicho que expediría
de su sangre un olor de adjetivos
para los que no halló jamás
sustantivo y sustancia
y que, por alguna queja,
se asomaría el verbo que maldice
a las cicatrices que han dejado en él
la vida en menosprecio,
la pasión que fue más grande que su alma.

Algún prudente corrió
a levantar la estrofa, a ponerla en pie
para darse golpes de pecho
en la misericordia.

Era un médico
del formalismo morfológico.
Hizo su diagnóstico a la luz de tal caída:

¡Pobre verso, triste estrofa,
el lexema es terminal, ya no hay remedio!
Se accidentó el morfema al caer
de la boca cantadora y, ¡mirad,
sentid... no hay hueso sano!
Consumado está el participio del pasado.


Y lloraban unos al verso desprendido
y otros, a risa, lo tomaban a él, al ya saberlo,
como hijo del profeta que predica en el desierto.

¡Pero el poema que oyó a los caracoles,
lejos del poeta que lo dejó en la calle,
estaba vivo y feliz como siempre
y esperaba vivir muchos años,
por su cuenta!

De la boca de su padre cayó
una simple saliva metafórica,
una babita licuada y cristalina,
un pedacito de vida...

7-17-1992

*

La canción angustiada

Me hacen falta dos ojos más para mirarte.
Te añoré tanto que mi canción entera
se volvió pedacitos, me perdí
en los gorjeos de la boca de Nadie.

Mi lira ya no tiene alas
ni halla delicia
ni inspiración,
su aliento.

La noche y el submundo se parecen mucho.
Son espantosos cuerpos satisfechos
con su propia y pretendida dualidad.
Esta ha sido la mentira,
oceánidas de carapacho duro.

Como en habitáculo cercado de condena,
el corazón se despasea de extremo a extremo.
La esperanza está vencida por las dudas.
El viento fuera brama y temo.

A paso de tortuga, el aliento se levanta
y mis ojos salen a las lágrimas.
Escapo de este viaje nocturno.

Un palurdo en años soy
que no encuentra el camino.
El mar de señales es confuso.

¡Como quisiera una ventana
hasta un trayecto hermoso, luz diurna
que abra el firmamento y en apofántica verdad
hasta un hallarme en como soy, recién naciendo,
ante tí, con mi canción cimera, mi voz
abriéndose entre dos encarnaciones!

5-6-1993

*

Estética práctica

Todo idealismo, frente a la necesidad,
es un engaño:
Federico Nietzsche

¿Qué aburrido, verdad?
Quedarse sin compadre o tener por amigos
una poco lucrante y doliente parentela...

A mí,
las putas me gustan más que los espíritus
y los solitarios más que los borrachos
y los inteligentes más que los felices
y los perdedores más que los vanidosos
y los tímidos más que los gandallas
y los enfermos más que los abusivos
y los parias más que los chauvinistas
y los pobres más que los tacaños
y las enfermeras más que los mercaderes
y los maestros más que los burócratas
y los científicos más que los sacerdotes
y los relativos más que los absolutos.
Así es la miserable vida de poeta.

2.

Sueño despierto, a ojo pelado,
con grito y espalda.
Me llevo la mucha o poca dicha que tengo
a lo vivo, a lo real, a lo inevitable,
a lo crucial de mis noches y mis días
y sigo solviendo, saboreando en bruto
en la vigilia de mi hipotálamo salvaje
¡todas mis deudas y mis compensaciones!

Así, noctífugo, me ripio en cumbiamba
y danzo alrededor de una luna o una mujer
con estrella, con menstruo,
con ganas de venirse a los fandangos,
a covas donde el río,
sin ilusiones, mana en abundancia
su leche y miel, solidaria piel, tacos de ojo.

Sueño despierto con todos los alegres
movimientos de una zamacueca,
pañuelo en mano.

¿Soñar
derramado como orines?
Jamás. Mejor despierto.

Sueño feliz, instante por instante,
potente como vendaval de esperanza,
despotricador de energía en placeres
de canto y danza
y, en este tráfago vital,
me vale carajos que el sol me sorprenda
o se regrese la noche.

Lo que duela al hipnálgico, suyo es.
No me lo saque en cara como hipérbole.
Si los sueños le son pesadillas, suyas son.
Yo sueño despierto y, al soñar,
vivo y mis sueños me ganan y me perviven.

6-7-1989

*

El arte

¡Pobre de aquel que hizo del asco
una esclavitud hecha palabra!
El poeta no se consagra
a desperdicios saprógenos.

Los fondillos por neoclepsia no olfatea.
A los que ofrecen sus carroña
en novilunios ignora.

El arte no es palenque de los sepultureros
ni foros de cansados, lerdos y desconsolados,
que ante los retos claman:
Non possumus, no podemos.

En ansias del porvenir que no llega todavía
y el presente escondido, p
or la Sorge indigna,
la insinuación ha suplantado al arte
y la metáfora se adormece
en las alquimias cotidianas.

9-1-1990

*

Los fanáticos

Entre aquellos que susurran
con equívoca rivalidad
sus modelos mecánico-causales
está la varonía de los asténicos,
tróficas mentes, rostros que miran
con estériles ojos blancos,
cuerpos que se yerguen
con negro óseo, sin vuelo,
bajo la nube y la viga pupilaria del gentío,
rivales con una sola voz para decirlo todo.

Ellos gritan y crujen y gimen
(dizque por elucidaciones), pero en su lugar
construyen su clínica epidemia
hecha de ciegas medidas, inexactas.

2-8-1991

*

Eigentlichkeit

De cuanto es querido,
cercado estoy,
familiarmente,
no por mención del espacio que vincula,
sino porque soy en-él-conocido.

Mi ser-ahí casa tiene,
habita, cohabitamos
No necesariamente espirituales, místicos,
estructuramos mundos,
múltiples entes
como si pudiéramos ovular
cientos de veces, cada instante,
y echar categorías a intramundanos telares
o a mundanidades que la experiencia
te coloca al paso cuando tú mismo
te has posicionado.

Y en las circumundanidades circulas
y te sorprendes cuando la calma
te jala hasta el olvido y una erranza
te recuerda que la propiedad
es la posibilidad misma del Dasein.

*

La existencia es libertad

La libertad hacia lo que se abre en lo abierto
deja en cada caso al ente ser el ente que es.
La libertad se revela como lo que deja ser al ente:

Martin Heidegger

El comprender toca a toda la estructura del ser.
Todo sentido se debe a la existencia;
eres la rama que más viento
ha reventado y que, al mismo tiempo,
lo recoges, lo bramas, lo disfrutas
para días de tormenta que son impropios
y crueles y angustiantes.

El mundo es soluto
como significatividad posible.
Con lo dado, ahí, juegas a máscaras,
pero, el consuelo es real, tan objetivo.
El principio de los conceptos
son los objetos mismos.

Los conceptos no se apartan
ni se engendran ni subsisten
por si mismos,
¡consuélate con las cosas,
son útiles, pero no te pierdas,
inauténtico, creyendo que las cosas
son tu ser,
tu comprensión,
tu ontología!

La libertad constituye el fundamamento
de toda verdad y comprensión;
el comprender sabe
a qué atenerse consigo mismo,
con su-poder-ser...
¡Consuélate en la angustia!

El mundo trasciende la existencia
pero el concepto no crea objetos;
sólo da libertad al ente intramundano.

*

El acaecer

Mientras exista la existencia
hay una posibilidad conmovedora,
caminos que pueden ser fructificables,
calles para ver muchas cosas con ojos
llenos de fuego, asombros para subir
por ellos como si fueran la escalera
que te lleva a lo desconocido;
pero también hay un extremo pasadizo,
el término del que huimos
como si hubiésemos asesinado
la dicha que más vecina fue
de nuestras manos,
la niña que asomaba a las pupilas
sin hacerse una canción a los oídos.

Arrojados a la existencia

La existencia se halla arrojada al mundo
como ese cadáver que nos pesa
en algún rincón de la dicha,
en la sombra, en el letargo.

En el mundo espaciado, cuento horas
y el giro circundante me recoge
en la detención de sus fenómenos y entes.

Y en el trajín de cargar con la caída,
con los muertos dejados en los ojos,
con la orilla que pisamos, semi-vivos,
uno hace tratos-con la gana de esquivar
el recuerdo, o su clamor,
o su no sé ni por qué...
¡matamos el ser más trascendente!

Y la llama cotidiana arde
queriendo entrar
sin quemarse en este abrirse,
llevar al acaecer su luz entre penumbras,
y la lluvia, el viento o la piedra
son como importunos tenderales
que dan sombra al lugar que no quieres.
El cadáver nos sigue, dentro y fuera.

*

Pedrada

Una pedrada que viene de la nada
y aturde la frente,
objetiva o significativamente,
es a la mano,
para que sigas agresoramente
matando cosas en el camino
y descubriendo
en cuanto tal lo que no quieres
en la unidad de lo múltiple
y todo lo que se pretende óntica
u ontológicamente manifiesto
se precisa en los conceptos previos
ya existentes, y te queda sólo formular
lo que ha sido basado en precedentes
diferenciando las nuevas condiciones
con esta angustia
que tanto aprieta tu pescuezo.
Ciertamente, tendrás que destruir
los dogmas de lo arcaico
para que el juicio se renueve
y no vivas más de pútridos aromas.

La estructura de ese acaecer
es historicidad.

*

La posibilidad del amor

Este amor no se predicó
en la vitrina del aviso.
No subió a la plaza por hallarse
el aplauso con sus congregaciones.
No se leyó de una ley ni fue ordenanza
de los juicios y costumbres
y éticas teológicas.

Este amor fue higuera
de sus propios cimientos,
hollejo de sus íntimos padeceres.
Se mordió la cola como una serpiente.
Este amor se estrelló
desde lo más iluminado:
la precomprensión
del ser que lo produjo.

5-13-1976

*

Lupercales

Sufren del mal metafísico
estas brujas, caprinas, las palabras.
Están malembas con su moral
jineteada en terraplenes
y en zonas maleconas del soluto.

Están por maíz comprado que no engorda.
Se van a sembradíos de crédula impropiedad.
al prado del lenguaje cotidiano.

¿Qué haremos este 15 de febrero,
nosotros, sacerdotes
armados con el vergajo duro
de la Cura y la cara embijada de mapuaza?

Por amor al Pan bien ganado
y los faunos cimientos del lenguaje,
¿qué haremos por la casa del conocimiento
que va a pique, qué haremos?
Con dolor se resiste a derrumbarse
aunque salgan las majúes al aquelarre.

¿Echaremos maíz al gallo o nos quedamos
a la Luna de Valencia y que las zorras se vayan,
malmandadas, al escarnio?

A la porras de la estancia, el extravío se han ido.
Las golpearé como un malevo Dasein
con látigo de esparto, yo las tundo.

Poetizaré a chicotazos con su llanto.
Desde el ardor de sus nalgas,
les quitaré su luria estéril;
les pondré mis besos por carimbo.

Sufren del mal metafísico
las niñas de mis ojos
y yo las quiero más que lo aparente
que dicta el vulgar conocimiento.

Hay que meterlas en cintura, aunque nos duela.
Con mi abrazo, mi alcance, yo lo hago.
Voy a matar a latigazos
sus espíritus atormentadores.

Las amaré hasta excitarlas
y controlar sus gritos;
Esta es la senda amarga
del instinto.

6-2-1976

*

Esfuerzo

Antes que los brazos fue la boca viva,
el agujero nutricio, la semilla inmantada.
La boca muda ha comido siempre,
ha sido ahí, antes que las piernas y el camino.

Las palabras empujaron el rechazo.
Las palabras nos dieron alimento.
Había la boca, militante boca, para hacerlo,
escupitajos de entes, aún no verbales.

Besos de lengua, salivoso contacto.
La boca que elegía en mordiscos
su lenguaje de semillas y bellotas.

Esa boca se obsequia su pedacito ajeno.
Es lanza, red, gesto de marengos.
Algo esperado es la boca, proyecto,
algo de avisos y contra-avisos,
con semillas de indispensable servicio.

El ser de la cosecha muerde desde el ansia
y la triple primacía de su empresa
es el sentirse vivo
ante lo óntico, rumiador del espacio.

6-14-76

*

Láctame

Láctame con un canto sonoro,
desde un-pro-de vitamina.
Estoy sediento de agua y raíces por tu causa.
Mi esperanza es que me unjas
con fluídos de significaciones.

Los conceptos son leche.
Aproxima ese pezón maravilloso.
Larga actividad generalizada del entendimiento;
pero habla tú de tal modo que yo sepa
que hablas para mí primariamente y en total.

2-9-1993

*

Intemerata

La razón no sabe lo que hace.
No, ya no sabe.
En algún momento salió de su casa de palabras.
Confiada de que no hay ente que rehuya conciliarse:
todo puede ser entendido
con la recíproca interacción de la dulzura.

A su paso le salieron los sentidos,
rudos a veces, pero nobles.
La razón a todos traicionó.
Sí, ¡fue ella! después de llenarlos de ilusiones.

La razón se ha vuelto intemerata,
corrupta como vieja deshonrada y recelosa.
Se atreve a todo por llegar a lo sumo.

5-13-1976

*

Besorge

Estos cuidados se hacen cargo de lo que hay
que cuidar a favor del otro:
Martin Heidegger

Cuando de amor se trata vienes tú en procuración
y te pones en el lugar de lo que siento.
En la cura de lo mío, me reemplazas.

Tú recibes de oquis como algo acabado
lo que motivó mi cuidado.
Me cuidas y atemperas.
Quedo en situación de dependencia
aunque no reconozca lo que hicíste.

Estoy premiado ingratadamente,
en relevos de interpretación donde no empeñé
ni mi palabra ni mi esfuerzo.
Me has suplantado.

Ya no sé qué decir que tú no digas.
Ya no sé qué es amor porque me amaste.
El Dasein puede estar solo
(así como yo estuve con mi amor,
cuando era mío, y yo animal embellotado,
sin que yo mismo oyera mis clamores).

Hoy existen manifiestos diez o cien como yo.
Nos aman, te amaron; ya dicen haberme procurado
con este procurar que refleja acertadamente
el proceso infinito de verdad reciprocada
y cariño e interacción, conocimiento.

A falta de infinitud,
el amor que fue mío
se fugó contigo.
Admití las verdades relativas
de tu procuración:
mi reemplazo.

Amor tan infinito, ya no sé si fuíste;
te tocará convertirlo
en maravillas delante de mis ojos,
fuera de mi carne,
¿será lo que pretendes?

No existe una verdad abstracta,
la verdad es siempre concreta.
Ya no sé qué es amor ni pasión de infinito;
me has dejado sin verdad; te lo has llevado todo
con infinitas galas de procuración.

3-12-1994



*

El parto

No siempre el útil fue impío.
Conozco una mano que fue vida
y pujó, con la forma de las ingles,
el pez que flotaba en la huevera
y saltaba en los tambores del ovario.

Conozco la preñez desesperada
y los ojos, anhelantes y llorosos,
preguntándose sin cesar el para qué
se pervive con el dolor de parto.

¿Para qué romperse en sangre
si la vida es una echada
en la sustancia y los ahíes
con el brote del Dasein suspendido
entre muerte y desespero tremebundo?

¿Para qué ser-ahí
si más hay nada que azar,
más muerte que vivirse,
más óntica latencia que soluto?

*

Desove ontológico

Quien canta se desova.
Anfibia usanza del Dasein navegará en el canto.
Devendrá como pez que va al desquite
y puja vida y se deshila
para que broten sus enlaces y emociones.

Vivificándose completará el embarazo
de la esquina, se preñarán los rincones,
se estremecerá el terraplén,
se hartará la bocacalle.

Cantar complica el camastro de la espuma.
Las metáforas, inquietos fetos, desafiantes,
por ombligos se sacian de abundancia amiótica.

En la muga se fecunda el seco patio.
La voz salta las bardas
por su beso de polen
y una espiga.

El ovario se empotra con las lunas
y en los días se concilia, apasionado
por la noche misteriosa.

Para el firmamento, la hueva canta,
chapotea en sí, se gana
el eco de los soles
y la húmeda penumbra.

En el aliento comienza, rijosamente,
la metáfora su jadear enunciativo;
pero por ganas de danzar es un espín,
dedos loquinchos y salaces, caricia
para el fundamento más original, remoto,
querrá más que la cordial cercanía
del avance y el trato:
¡querrá amores y sexo!
¡Entregará intimidades!

Será después que se meta
en la garganta de las cosas
como circuitos y linfas
de las geografías.

Rodar mundo es vibrar como espermato,
remarse en sonoro viaje, placentario;
pero serse, saberse para morir
con el canto en los labios, serse
con destino, eso sí es mucho más:
¡eso es poesía!

3-15-1976

*

¿Qué es el ser?

... el elemento desde el cual el pensar
puede pensar:
Martin Heidegger

El hombre es la vía hacia el ser,
el querer que puede
lo que quiere pudiendo;
esencia que ejecuta su querer
y que se capacita para que sea ante él
y aún, desfiando todo,
cuidado y medianía,
lo que lo atestigua en su pro-venir
y lo deja que sea.

Al comprenderse se adapta a sus posibilidades.
Mi ser lo ha comprendido:
soy quien me puedo en el saber.

2-7-1993

*
Autenticidad

El día que me gustaste eras más
que un aviso de presencia; no como hoy
que muestras un corazón que no se muestra.

Estás más en los carteles que en mis brazos.
Hoy eres la semilla que no alcanzo,
el testimonio de mis manos vacías.

Antes eras reunión constante, manos llenas,
totalidad reunida y yo te decía: eres mía,
vasija de mis certidumbres.
Tuve tu boca y supe su sabor a tus besos.
Eramos uno para el otro y mucho más
que la simple percepción sensible.

Más que tu olor en la cama.
Espacio en el mismo espacio,
entes que sudaron la piel
porque íntima,
intramundanamente,
se fundían.

2-3-1976

*

2. Representación del parecer

Cuando más grandemente me gustaste
estabas mostrada como tal sobre mi pecho
y te dí significaciones porque no eras
materia de pura intelección sin los sentidos.

Hoy algo tuyo se suspende en mis ojos
y no se te halla en mi aliento.
Tus senos son fetiches y tu voz,
vocinglerías sentimentales de los ecos.

Ni presente ni presentada
te concibo o te palpo,
aunque te añoro:
eres verdad oscura y decaída.

El día que me gustaste más
te hacías ver de tí misma
y yo contigo me veía.

Hoy muestras tu corazón representado
y pensar en tí es representarte...
Y sí, mujer, todavía eres visible,
pero no como fenómeno que amo.
Sólo como parecer y vago anhelo.

2-3-1976

*

La palabra malvestida

La palabra malvestida, descobijada y útil,
por las calles retuvo su interpretatividad.
Sus necesidades satisfizo a la luz del día
y tuvo un hijo, nonato, malnacido
y, en complicidad de largas noches, se pudrió.

El poeta, sin embargo, odió el pan endurecido,
y el alimento que supo a cicatrices.
Así que lavó la sarna en cada mañana
y se distanció de quien vivió en la sombra,
urdiendo temporizaciones.

El poeta se cosió una camisa de fuerza
porque dijeron que estaba loco
y su vida, chingada, con sus perros huesos
y se dijo que, en la marginalidad de la ballena,
vivió como gusano
y apestoso cocodrilo
y, por ser tan flaco lagartijo,
lo aplaudió la lástima.

El transitó voluntariamente
por abismos de solutos alborotados
y buscó de la percha ajena
la corbata color rosa
y se enfrentó al putísimo auditorio lastimero
y se ahorcó, amarrándose del tronco de la luna
con el cordel de deseo que tuvo a mano.

¡Qué bueno, qué ejemplar!
Ya no hiede ni es flaco ni incomoda
ni anda callejeramente en el conjunto.

9-1-1990

*

Soñar despierto

Silence is the perfectest herald of joy:
W. Shakespeare

El sueña despierto como araña en su pared
o gusano en su tumba; pero vibra y suda
su químico poema escrito
con letras del genoma.

Se refocila
en secuencias de posibilidades, quanta
en lámparas de absurdo para el silencio
que hay en turno y la realidad desnuda.

Para gritar la onda
y dar pies de escapada, variación de luces,
epigénesis de infinito, al texto del capricho,
para ocupar su altura, su potencial elástico,
hay que ser ladrón y poeta
y tener por corazón una campana.

Y no todos los hijos de la Transición irradian
esta fuerza de cópula y tañido
para dar progresión supraherziana
a las palabras nuevas, a las metáforas con porvenir.
Las ondas son para los apasionados
y, en cada ladrón, el poeta es más lúcido.

9-24-1980

*

La caída

... Bajo la máscara de uno para el otro desempeña
su papel el uno contra el otro:
Martin Heidegger

Se creyó padrote al fin
el hombre que fue dulce y derecho
por andar de macarra por la calle.
Sin pretenderlo, se echó
en los brazos de la putería.

Una hembra con voz provocativa,
dueña de trajín y habladuría,
le quitó el fulcro, su punto de equilibrio,
y él cayó abatido, a pique,
sin dominio de lo auténtico,
inerte sobre la pólvora encendida.

Lejos de él, se ahuyentaron las palomas
seguidas de mañanas.
Cerca de él llegaron zopilotes,
seguidos de las noches.

... Y el hombre,
caballerazo pobre, pero bueno,
dio sus tientos por la luz y, en pago,
se halló de la tiniebla, bienvenido.

Ella vino con la mala pasada de los días,
loquincha, alborotada;
una coqueta raposa sin reposo
para estos zorros que buscan compañía.

... y, al verlo, lo tundió de besarracos.
Con la soba del molino interpretante
lo molió como quiso hasta la zarria.

Lo hizo pingajos
y él creyó por disperso volar, movilizarse,
sacar las uñas, dejar de ser
tan manso e isógeno, leal
al rígido decoro y bobaliconería.

Soñó en grande con progresos culturales,
modernidad, seguridad y aceptación apetecidas
que son pautas del Don Nadie, pordiosero.

¿Acaso del honesto vale menos el folleo,
el gusto por jodienda y por magreo
con los entes disponibles, a la mano?

Se creyó padrote, al fin
el hombre dulce y derecho
y que, pese a tanta habladuría,
sólo quiso atención,
seguir examinando pareceres,
palabras, avisos,
goces publicitarios de lo óntico, el Uno
en pataratas, el Uno en pantaletas...

2-7-1976

*

Temporalidad

En el mundo espaciado, cuento horas
y el giro circundante me recoge
en la detención de sus fenómenos y entes.

Y en el trajín de cargar con la caída,
con muertos dejados en los ojos,
con la orilla que pisamos, semi-vivos,
uno hace tratos-con la gana de esquivar
el recuerdo, o sus clamores,
o su no sé ni por qué...
¡matamos el ser más trascendente!

Y la llama cotidiana arde
queriendo entrar
sin quemarse en este abrirse,
llevar al acaecer su luz entre penumbras,
y la lluvia, el viento o la piedra son
como importunos tenderales
que dan sombra al lugar que no quieres.
El cadáver nos sigue, dentro y fuera.

12-1990

*

Para meditar el ser

Para aquellos que meditan sobre el ser,
que lo escuchan con la intensa sed
del ser-acompañante
y el hambre de encuentros con la biología,
diré... que existo...
y soy en un pensar determinado.
Medito al ser siéndolo, según lo soy,
y a veces hallándoles a ustedes
en este soluto que persiste,
a pesar de todo,
y que nos lleva a perseguirnos,
a estar juntos
en algún punto del soñar,
en algún espacio del vivir.

La poesía me permite andar despierto
y enamorarme de todo lo que es bello.
La mujer maravillosa está en algún resquicio
de la andanza con misterios llenos de piel,
con belleza llena de cantos.

En todas sus edades ellas afloran
como luz del alba;
se escapan y se diluyen
como plenilunios en los abismos
del amanecer.
Siempre bellas se van
y siempre bellas vuelven.

Todo lo bello me gusta,
¡ellas, sobre todo!
sus pezones, que son ubres de Nut
sobre el círculo del cielo,
sus nalgas redondas
que los tersos firmamentos fincan
para gozo de la varonía,
ctónica y telúrica.

Con lindas piernas,
como las niñas tienen, los pasos
pueden ser abundantes como edades
de sol o de penumbra;
los juegos son infinitos, las fases únicas,
las distancias breves, sorpresivas, novedosas.
Y se anhela caminar, deambular el alma
como si todo fuese infinito y color de rosa.

De la mollera al calcañar, sólo se aprende
dicha, error sin desconsuelo,
herida que no sangra,
machuconcillos cósmicos,
asombro crediticio.

¿Y qué tal la voz
cuando el río de las sílabas se abre
entre peñascos su camino refrescante
y en las ortigas del habla y del oír
se cede al cauce, se sumerge todo?

¡Qué bello a la postre nos resulta
la plena comunicación, la sincera fruta
de un conocimiento, la dulce cosecha
del que dice te quiero,
me gustas,
qué buena onda,
qué padre, ay, maravilla,
qué bellos los que anhelan,
los que dilucidan,
los que enuncian el porvenir,
los que preguntan con sabiduría,
los que aprueban con sensatez
y los que obsequian,
con solícita cautela,
sin rigor, sin mentira, sin egoica pasión
de truhanes ni vulgar ventajismo...

¡Qué bellos, me gustan, los quiero,
los bendigo, les festejo, les hablo
con mi canto, humildemente orgulloso
para que no me olviden
y me quieran más!
¡Les necesito!

Y bueno es que estés ahí, meditador del ser,
venciendo la sorda mudez de los ecos.
Que te invites, convocado
a la palabra amorosa,
que traigas tu agasajo de frases
parecidas a las mías, pero con ese toque
que sólo tienes tú, con ese aroma
que sólo tú transpiras desde el fondo mismo
de tu casa biológica, tu viaje
desde el asomo amiótico al ego individuante,
tan bélico por su ruido, simulacrado,
perspicuante, tan transido en sombra
y muerte y angustia y agonía.

¡Pero no estés triste, meditador del ser,
yo amo a los que hablan
hasta en el modo del habla del silencio!

A veces me sorprendo
con el aún inagotable todavía-señero
poder-del-ser -romántico,
a pesar de todo y con su frívola fantasmagoría...
romántico (porque tiene mal eco decirlo)
por ponerse una etiqueta de pureza,
sin sustancia,
de espiritualidad en tanganillas,
como estila el zángano en la mufla
de la nada, sin justificar el soñar en apetito
y ansia y coraje y pasión,
sin atreverse a sustanciar al ego
y reclamar a esa mujer amada
que bendice, en libertad, sus besos,
sus coitos, sus entregas, sus orgasmos
y sin amasarse con su trigo
siendo parte de su pan
y suerte de su destino,
su porvenir y su soluto).

Yo sí soy romántico
(no me muerdo los labios al decirlo
ni me tiemblan las piernas
ni visto de santurrón en ascuas
al proclamar lo que dicen los falsos románticos
de esquina, por fornicarios y atorrantes.

A la libertad la forjo con vida,
el amor me lo como con calma,
y soy pan que come pan;
soy la risa
y el contento del romanticismo,
no la suicida jornada del desalentado,
no el escudo de cupidines de feria
en el monte, o la plaza, o el casino.

Amo porque quiero liberar.
Amo porque protejo
y ensancho mi horizonte,
mi placer, mi dicha.

¡Soy el caballero del individualismo
hecho de pan y mujer, de niños y de juegos,
de pasión en los cielos y en la tierra!

¡Viva la vida de los hombres auténticos
del mundo, muérase la tirria y sus miserias!
La soledad no me aterra,
yo no creo que haya soledad ad infinitum;
mas sí, hay fracasos y desilusiones,
pero nunca se es romántico sin haber
vivido el ser en desesperación
y nunca se es romántico, sin una mujer
a la diestra que te diga:
¡Hombre, despierta,
canta, glorifícate en mí,
vibra en el cosmos,
que te doy el OM de la alegría
y cada vibración del esquema sonoro
de las aguas y de la solidez del quark
en la física del quantum y sus soles!

¡Qué bello es el placer aunque sea breve!
Ah sí, pero su belleza es eterna y nos compensa
y la Naturaleza da dos lamparones, los ojos
para que veas sus cuerpos,
nariz que magnifica
su aroma, manos que descarnan la caricia
para dar células complementarias de infinito...

Y la mujer nos desnuda.
¡Es lo maravilloso!
Que su desnudez nos intime
con tan intenso trámite de esencias,
que devuelva la progenie del topós uranus,
en la juventud de la alborada,
que nos haga sudar
la gota gorda por una jerarquía
en los deleites del ser-ahí-sobre-su-reino...

Me transubstancio porque me necesita.
Me vinculo a una diosa de bellos vellos púbicos.
Me arropo con dos senos,
me froto a sus dos nalgas
que son mi fantasía
y ella me reemplaza
con dulzura que gime,
con pasión que es la fiera del origen,
el alfa y la omega, el latido del corazón
que vibra en la molécula,
que vincula a las lunas,
a mares, a víboras, a bisontes,
a las Cuevas de Altamira, a glaciares
con azul de femenina transparencia,
siglo a siglo, milenio tras milenio...

Hay una dicha inefable en ser protagonista
de placer y belleza, de asombro y de pasión,
de alegría comunicante, de fiereza satisfecha.

Es virtud roer
de tales huesos y glorificarse
y lamer de esta experiencia,
oficiar en tales templos
al litar sobre la colcha
ofrenda de ninfa,
de mujer, de lingam-yoni
en vez de sobre piedra dura de rutina.

2. La salud

Para ustedes que meditan el ser
y me comprenden
y sospechan cuanto me obsede el erotismo,
la mitopoesía, les comunico:
Cobijad, como yo, el canto,
abrid sus ojos a carteles, a fotografías,
a las piezas escultóricas de griegos y neoclásicos,
a las niñas que pasan, a las chicas del campo,
mirad a las flores que están
en carne y hueso floridas
como arboledas y pradejones.
Amad a esa mujer que está en la casa
y todo lo que mencione sus símbolos, sus mitos,
su padecer y su alegría,
su necesidad y su capricho.
Todo es el saldo en la tierra de Don Nadie,
de las que han sido luz en lo oscuro,
lo bello a la mano! ¡la salud existe!
y presenciarla en la piel, ajena o nuestra,
es dar ojos a los huesos
para que la sirvan desde adentro,
la gocen desde el tuétano y su calcio.

Vitalizada la sangre marchita
es resurtir las aguas en los sumideros;
es bendecir a las hormonas
(que son nichos de vírgenes y ninfas
y golfiñas, o gopis,
o doncellas tribales de las ansias,
las brujas preclaras de la seidad
y el misterio biótico de la verdad entitativa).

Meditador del ser,
salud es dar belleza a lo posible
y hacerlo es lo más supremamente grato,
conclusivo, compensante, ideal,
el poetizar que festeja su tesoro,
el placer que perpetúa su orgasmo.

¡Qué bella es la salud
de las mujeres y los hombres,
de los niños y los recién nacidos!
¡Qué bella es la hoja verde
por plena clorofila
y la sustancia más roja de los pétalos,
más que bella,
y la transparencia más blanca de las rosas,
los claveles y las margaritas,
un gozo es, esperado beso!

Azul que sea la inmensidad,
azul de crisantemos, azul de océano,
azul la belleza acumulada
del que en el ser medita
y lo halla y lo ofrece
y lo declara por amor.

Yo soy un hombre azul,
romántico sin tristeza de todos los días.
Trago el alcoiris desde la jolla subterránea
de mis ojos que se avolcanan en pos de su ilusión
trayéndola a la mirada fija,
a ojos clavados en mujer, en cumbres,
en sueños más duraderos que el hueso y su progenie.
Que el mundo degradado y sus mundanidades
post-históricas, publicitarias, indecentes...

¡Que se valga mirar como a las nalgas
de las niñas montareces y puras,
como a los senos túrgidos y a las bocas vírgenes,
a lo bello de ese abrirse en esperanzas,
a lo prometedor de esa liberación en ciernes,
a lo necesario de ese restañido de ternura!
porque como sámagos abiertos y brotados
del occiso en el rincón más criminal del ghetto,
brota siempre la posibilidad de lo más noble,
lo oculto, sanador, lo insolícito
que la psiquis estructura,
por amor a lo bello,
por mandato del Eros,
no en azar, sino en olvido.

La esperanza empuja la tapa
del vil caos, primitivo, olvidado
y por artificio de amor, hay cosecha
y se da color de pájaro a los cielos
y voz de truenos a las cumbres.

3. Dolor de parto

¡Qué bello es el dolor de parto,
sus continuidades de fruto,
sus fases intermedias que dan color
a lo gris, a lo incompleto,
sintáxis de futuro y genética
a partir de una raíz
infinitamente interconexa,
programada en libertad
para los cambios!

¡Qué bello el peregrinaje secuencial
y su finalidad cimera: la belleza es triunfo,
fruta madura y en boca saboreada
es del que come y comparte y bendice!
Casi todo dolor es social, innecesario.

Casi toda angustia es culpa, insuficiencia.
... pero ustedes que meditan sobre el ser
y han sido buscadores, testigos, héroes
dentro de este despliegue tan duro de potencias,
¡sed pacientes, yo lo soy
y me duelo a veces hasta ese coño
del ¡ya no más ! derramo bilis...
tendrán que haber descubierto como yo,
asidos al dolor de crecimiento todavía:
la larva no es destino,
en todo hay metamorfosis,
el viaje no cesa.

El dolor se deja atrás en favor del poema
que se derrama en la vagina de lo hermoso.
No hay tristeza que permanezca en lo oscuro
sin fluirse al útero de gracia,
a la desnudez vamos, echamos el ropaje
de tirria y de tedio, pies abajo,
nos pegamos a ese cuerpo que hay que lamer
como sol sátiro, caliente de vibra y escozores,
hasta que ceda todo límite
de prohibición y cuita.

¿Que ella correrá como patas de cabras,
que se esconderá de la voz que la llama?
¡Mentira de la Maya, la voz de lo bello
es invencible, su raíz ardiente,
su compensación segura y exquisita!

La mujer es redención en sentimiento
y subirá a la hamaca del deseo
como si la llamara el aire de los bríos
y ¿quién hay que pueda nadar contra corriente
cuando la mece, con ternura,
el deliquio más gentil de la carne,
su espíritu que da voces, compañía,
otredad de universos plenos y armoniosos?

Meditador del ser, flauta en boca,
con mi canto paso los besos del futuro,
doy el abrazo de esta mañana,
en la tibieza de esta noche
en la cueva de los sátiros.
A pesar de la rémora que detiene mi voz
y de las tinieblas que cercan el diálogo,
ahí anda despierto
un ser cachondo, crítico,
un ser-acompañante
un ser en pos de amor
y de belleza
y orden
y poesía.

2-6-96

Publicado en La Tertulia de Mizar
(Número: 827, 4 de Diciembre de 2000)

*

Su clínica epidemia

Salvamos el poema ahí-donde
el anzuelo homicida caza a los prosaicos
y pesca a los incrédulos.

Entre ellos y nosotros,
la distancia crece
porque hay algunos que odian
la música, la brisa,
el viento, la caricia sonora
y no saben oír y no saben amar,
tiernamente tolerantes,
dulcemente caprichosos,
mucho menos,
verse en octavas de atracción
permanente y contínua.

Entre aquellos que susurran
con equívoca rivalidad
sus modelos mecánico-causales
está la varonía de los asténicos,
tróficas mentes, rostros que miran
con estériles ojos blancos,
cuerpos que se yerguen
con su negro óseo, sin vuelo,
bajo la nube
y la viga pupilaria del gentío,
rivales con una sola voz
para decirlo todo.

Ellos gritan y crujen y gimen
(dizque por elucidaciones),
pero en su lugar construyen
su clínica epidemia
hecha de ciegas medidas.

2-8-1991

*

Heidegger y la orfandad

Soñé políticamente y por eso
me equivoqué:
Martin Heidegger


Fuerte, mañoso, adulto
como piernas que afirman la huyilanga,
maduro como fruta que del árbol cayera
(desenroscado de Tu Serpiente,
sabia y misteriosa),
soy el hijo histórico que tuvo que llegar
por colectiva alquimia.

No me desconozcas todavía, Madre.
Apenas comprendo si, por fuero temerario,
díste a mis labios la manzana de esta separación:
este jugo amargo con pulpa de soluto y aventura.

No sé si, cuando exploro el horizonte ajeno,
yo te reprocho el veloz ápice de lengua en camuflaje
(la que abre al espacio como rayo)
para que yo salga a lamer de esta amargura
tan biológicamente entitativa.
(Sapo concho y magro, tienes tristeza de gusano).

No me desconozcas, hermano Hölderin;
atento estoy a «la noche sagrada de la locura».
No me desconozcas, Hermann, hijo mío,
«ello piensa en mí y no puedo resistirme».

Tampoco sé si el hecho es que me olvido
placenteramente de la Gran Madrugada
previo a ser, si lo fui,
y la historia me ha tornado
oscuro e indefenso,
sin tu placenta, madre.

Con más certeza, supe
que fuí lo que más amaste
en la cuna de tus brazos y, aún asi,
te abandoné y te quiero.
Admití tu laberinto cuando dije:
«Jasper, hay que adherirse».

Ahora soy mendigo de raíz con mi pañal de cuita,
con cáscara de otoño, nostálgico de tiempo
y quiero vincularme a tu tronco, Vida,
como el penacho que aguarda la defensa
de tus frutas prohibidas, que son tus ojos,
Madre, tan veedores,
y geotropismos vigilantes, cuidadores,
tus conexiones aún vivas.

6-3-1997

*

Materialidad / Sachheit


Tomada en su contenido material, la fenomenología
es a ciencia del ser del ente: ontología:

Martin Heidegger

Un conocer que tan sólo percibe
te hizo criada, fregona, gata,
cenicienta en la cocina del espacio.

Eres y has sido princesa / virgen
y hoy eres hija de la madre desvirtuada.
Te han dado el rincón y la pocilga
y tenías reino, no lecho inmundo.

Han llamado color a tus olores
y a tus montañas más verdes, las fronteras.
Han aparcelado tus aguas y tus mares.
Buscan secarte y mal beberte.

Te han desmundanizado para que seas esclava.
¿Pero dónde estuvíste antes de ser vestida
con la coseidad natural de tu deshonra?

¿Por qué te ofenderá tal coseidad con su descaro
si eres y has de ser mi canto, el designio soberano
de todo lo que es recíproco y cimero?

La intercedencia de tus opresores te dio nombre
que no necesitabas, ¿pero qué culpa tienes tú
que te oyes clara, inteligible, sonora
en el amor de las moléculas?

¿Qué horror se te sospecha?
¿Qué justifica lo que han hecho con tu cuerpo
cuando, aún percibiéndote, concreta y vasta,
te esconden entre calderos y fogones?

7-3-1974

*

Dopamina

Por no decir ya siempre, a menudo
las palabras se ocultan.
Están muy escondidas y lo que puede ser
un verbo, no digo yo, un axioma,
depositado está en infiernos neuronales
con los monoaminos, es decir,
en sopas de lentejas debajo de la chola.

Si falta la atención, la dopa está dormida,
oculta en catecolas de residuos adrenales
y una colcha tapa al cuerpo
y ¿de qué vale, entonces, la leche hervida?

Si quieto estás, si no te mueves,
con el coxis en aras de palabras,
gambusino de glucosa,
la culpa es de una enzima que se trepa,
porque estás abajo queriendo que no suba.

Mira que en lo alto vive, en lo alto mora,
en lo alto teje, la tejadora...
la palabra y su deseo son dos arañas,
juegan y escupen... pero, cautela
es más que cuchillo,
con la dopa no presumas,
si la tienes ociosa...

2-12-1997

*

Ontología dopaminal

No se entera nadie de la cosa
si el ente no se ontifica.
No se transmite lo que declara el verbo
como lujo, sin haber ontología.
La mona dopa;
la dopa, mina...

A menos que esa mina misteriosa
se vuelva excitatoria por oficio,
se ignora la palabra, lo animal fracasa.

La mina es una ruta mensajera
que no lleva a la plaza; pero, sí, se desnuda,
se lanza, se regala, sin inhibiciones,
ahí donde está tu más vieja cobija,
tu subjetiva tienda de trastos a la mano,
tus buenos ojos para la bagatela,
tu incial movimiento para pecar de vida
y surtir tus solutos
e inventar el beso
que todo lo nombra en la carne y en las ansias
y lo santigua en mundarro y zorro hueso.

El trajín es el drama de las cosas
y la dopa es monodrama cotidiano.
Quien nos oye y nos habla saldrá de la penumbra
y la sustancia negra de los sesos,
¡ay, como una mina, ay como una dopa!

Aún así, las palabras requieren ser oídas
más allá de la bioquímica,
secas del amargo ahí,
porque aún la mina entristece
como neura incolora
y llora el tango y se va, se aburre
y no hay canciones ni placeres, si se va,
¡se muere Mina, mina se dopa!

2-16-1997

*

Los salvajes

La misma capacidad intelectual se somete a la posibilidad de una organización, lo que jamás rige para el espíritu:
Martin Heidegger

Yo sigo malvestido
con el olor a esteros.
Camino celoso por cada corazón
en mis pisadas.

Me gusta que se diluya el viento que me sigue...
aún así, no se van, me acechan.
Les molesta mi espíritu y cómo lo descifro
dando destino a él desde mi humanidad
submitida, deyecta y entregada, mis proyectos.

No es que ellos teman que devuelva los golpes.
No doy estocadas por cornadas, pero resisto.

Es que son custodios de la Noche,
ecuánimes, sacerdotes del entendimiento.
A las cosas ya dadas las revisten con modificaciones...

Quieren que mis pantanos fluyan hacia sus rascacielos
que son el torbellino, su mundo comundano,
su más allá, nocturno de cielo y gloria santa.

Quieren el progreso que apuñala con axiomas.
Que utilice sus vestidos y sombreros.
Que me corte las uñas y las greñas.
Que me ponga al servicio de las sombras.

Yo sigo malvestido,
me resisto a ser su duplicata
y llamo estero a mi pedazo de playa, mi bohío.

Evito ser planeado entre esos truhanes
y cp,er el pan que comen y seguir
los horarios de sus feces.

Ellos gritan por reducir a instrumento mi soluto.
Son salvajes reduccionistas en los que no confío.
Querrán que admita la cultura del objeto desubjetivado
y los pomposos atavíos de sus templos unívocos
y los aromas ingratos de sus exquisiteces.

2.

Los salvajes transformaron el espíritu en axioma,
en maroma del entendimiento.
Se organizaron y en marcha van diciendo
amor y no aman; paz y son violentos,
verdad y mienten
por cada poro abierto
en el relámpago.

Se persignan ante las potencias el deber
y, empelotados, marchan
con sus cantos de victoria y epinicios.
En las calles, a espaldas vueltas, vociferan
y atacan, danzan y reclutan
a crédulos secuaces.

Bélicos, elatos, soberbios
buscan el oro espiritual en concordancias;
lo cuantifican en apremio.
Lo perpetúan en planificaciones.
El dios cuantitativo los bendice.

Deuda extraña, empeñados
hasta los ojos están y ellos no ven
ni se curan de sus degradaciones.
No se aflijen por servir al poder y sus rutinas.
Sus rodillas se han pelado porque son idólatras
virtuosos, golpe en pecho, de egos tremebundos
pomposos y pietistas quid pro quo.

Los salvajes fundan los Cuatro Evangelios
del Desastre, con el espíritu en la boca.
E invocan a Matoco mientras cumplen
con los servicios de la Infamia:
(1) entendimiento
(2) instrumento
(3) cultura
(4) adorno.

3.

¿Quién dijo: eres tú, salvaje...
y sacó de mí, aullidos; con qué poder
se convocó, me tiró del caballo, me acusó?

Pues ya asoman las pezuñas
debajo de mis pasos
y el colmllo azota el viento como gran verbo.

¿Qué está pasando
con la mansedumbre creadora y la fratría
... que el Matoco nos trastoca por enteros?

Se ha espantado el apoyo y el balance
y corremos loquinchos por los andurriales.
¡Hoy somos cómplices, unos-para-otros,
tal para cuales! Topamos
con el disturbio que evitamos.

3-7-75

*

Las prostitutas


a Rocío

Cuando saltas delante de mis ojos,
cuando irrumpes, ente manifiesto,
y das en las pupilas,
eres un golpe de la brisa con aroma
y una mariposa y una noche y me encantas.

Por lo general, evocas el perfume
y la tibia forma del muslo
y la armazón de huesos
relajados y fluídos.

Tu estómago cubrirá mi piel
como arcilla que se lava en barranqueras,
o cascada que baña dulcemente,
aunque huelas a yagrumo a mis espaldas
y te pierdas como gacela, apurada
por tu rumbo de malezas o escondrijos.

No me gustas por eso
porque te vas y tu encuentro
es más breve que el silencio
y menos duradero que la aurora.

... pero me gustas, zorra,
porque conservas la astucia de vulpeja
y husmeas la madriguera de la calle.
En la ciudad mundana y en la plaza
del cuidado circunspecto, te temporas.

Te surtes con vestidos de lujo
y de marrana, si te place.
Te engalanas, asqueada o cómplice
del orgasmo ajeno.

Te obsequias provocante y provocada.
Azuzas con lockeano sensualismo,
te enciendes como un motor de sexo, talonera.
¿Pero dónde, mujer, serás tú más amada?

2.

... me gustas, nulípara, y no quiero pagarte
porque en tí está escondido todo lo que quiero
primariamente mío, hormonalmente santo,
tus críos con su lenguaje puro
a menos que los vendas,
lo mismo que a tu cuerpo.

Te hallaré como el zorro
que no vende ni compra su presa, la persigue.
Se cerciora si conservas o escindes
tu luz de fe y malicia, tu fuego amor e instinto,
tu pez ígneo de lealtad
en los montes sagrados de los días.

3.

No vayas por fuego fatuo y por ventaja
a los ojos de salvaje, que él no paga;
él muerde, acosa, organiza,
desespera, se angustia
y en su mundo no existen las monedas
ni el fascinum ni es el escarnio;
no pagará las deudas no debidas
ni fundamentadas,
menos al nacón de las monedas.

Como el salvaje, satisfecho del rito
pezuñas clavadas por astucia y por deseo,
soy el preguntante del te quiero.
Que la necesidad carece de ley,
pues me gustas por necesidad
y por ella, desde ella,
contra tí y tus pareceres,
voy a zorrearte con colmillos
debajo de tu ombligo,
venceré la urdimbrada de tus noches.

Con hocico agudo lameré de tus tetas.
Donde tengas un corral, destenderé
tu cama, rasgaré tus máscaras,
por olor puro de tu aliento,
por sudor sagrado
de tu sangre, vulpeja.

Que la necesidad tiene cara de hereje.
Que huirás de mí, que no querrás aullido
entre los pobres, alarido en soledad
de madriguera, ¡pues, pobre de tí
y tu oropel y tus tesoros de recompensa
en numerata pecunia! vanas cosas son
si un salvaje te descubre,
que no sea yo,
que voy a preguntarte si me quieres,
que voy a subirme a tus muslos
y tus nalgas hasta que pierdas
el cobre y te delates
salvaje o malnacida
del estero
y el pantano.

13-4-1975

*

Schickung / Destinación


La angustia es la realidad de la libertad:
Soreen Kierkegaard

Bienvenidos los que creen
que el mundo es insufrible, cruel y oscuro.
¡Les tengo una noticia bienhechora, fenomenal!

La realidad depende de la cura,
pero no lo real. De modo que es posible
jugar en el Gran Patio del ser-tranquilizado
y esconderse de la angustia de ser libre.

¡Quieran, hijitos tristes, que con querer
se gana y se cuida lo alcanzable y llevadero!
¡Quieran que hay entes manifiestos
que agradecen el apego y la llevanza!

Serse por anticipado ya en el mundo
no siempre es soledad o berrinche.
Quieran, chicuelos esclavizados de contento,
darse al encuentro que, aún en las penumbras,
hay descanso y conusuelo.

En el gran patio óntico están las cosas
manifiestas, intramundanas.
No siempre son juguetes, pero bien
que divierten...

¡Abran los ojos, hijitos tristes,
vayan sin muina al circo cotidiano
y verán los ríos salvajes,
esteros y ninfas del julepe, retozonas!

... pero eso sí...
no se aparten del Uno.
La cura angustiadora vigila los portales
y está ofreciendo, por amor,
un ser sí mismo más amplio
que todos los patios y los entes:
el destino de la luminosidad.

7-7-1978

*

La familiaridad

En rigor, la familiaridad es una condena.
Eres libre para decir no me toques
y, aún así, te manosean a gusto.
Te abaten a lamidas con sus lenguas de humo.
Creen haberte creído y no te creen.
Creen haberte escuchado y no te escuchan.
Creen que te ven sin que sus ojos te muestren.
Eres la habitualidad
que se acumula, perceptuante.

La tranquila seguridad de sus enjambres
donde crees hallarte
entre inquilinos ciegos y afectuosos
no es tu casa; es sólo un puente
de lo organizativo y lo intramundanizante.

¡Ninguno está curiosamente.
digo CURIOSAMENTE en mayúsculas
apetecente de tus huesos!
Don Nadie se ha alejado
del meollo de tus causas.

Nadie hay que te observe, sigiloso,
hasta escindirte puramente y con la muerte.
Nadie que examine con sabios oídos
lo que se halla hundido y pisoteado
entre tus voces, crecido por tus ecos.

En rigor, el hallarse
familiar y familiarizado,
fulano ante fulano, es sólo organizarse
a espaldas vueltas de tu canto
para oírse menos, unos y otros,
en la sangre pulsante de clamores:
¡estás solo, rodeado de otros seres,
meramente! porque la familiaridad
no es lo crees, no es íntima.

7-17-1974

*

La canción angustiada

Me hacen falta dos ojos más para mirarte.
Te añoré tanto que mi canción entera
se volvió pedacitos, me perdí
en los gorjeos de la boca de Nadie.
Mi lira ya no tiene alas
ni halla delicia
ni inspiración,
su aliento.

La noche y el submundo se parecen mucho.
Son espantosos cuerpos satisfechos
con su propia y pretendida dualidad.

Esta ha sido la mentira de oceánidas
de carapacho duro.

Como en habitáculo cercado de condena.
el corazón se despasea, de extremo a extremo.
La esperanza está vencida por las dudas.
El viento fuera brama y temo.

A paso de tortuga, el aliento se levanta
y mis ojos salen a las lágrimas.
Escapo de este viaje nocturno.
Un palurdo en años soy
que no encuentra el camino.
El mar de señales es confuso.

¡Como quisiera una ventana
hasta un trayecto hermoso, luz diurna
que abra el firmamento y en apofántica verdad
hasta un hallarme en como soy, recién naciendo,
ante tí, con mi canción cimera, mi voz
abriéndose entre dos encarnaciones!

5-6-1993

*

Schickung / Destinación


La angustia es la realidad de la libertad: S. Kierkegaard

Bienvenidos los que creen
que el mundo es insufrible, cruel y oscuro.
¡Les tengo una noticia bienhechora, fenomenal!
La realidad depende de la cura, pero no lo real.
De modo que es posible jugar en el Gran Patio
del mundo a ser-tranquilizado
y esconderse de la angustia de ser libre.

¡Quieran, hijitos tristes, que con querer
se gana y se cuida lo alcanzable y llevadero!
¡Quieran que hay entes manifiestos
que agradecen el apego y la llevanza!

Serse por anticipado ya en el mundo
no siempre es soledad o berrinche.
Quieran, chicuelos esclavizados de contento,
dénse al encuentro que, aún en penumbras,
hay descanso y conusuelo.

En el gran patio óntico están las cosas
manifiestas, intramundanas.

¡Abran los ojos, hijitos tristes,
vayan sin muina al circo cotidiano
y verán los ríos y los salvajes,
esteros y ninfas del julepe, retozonas!
... pero eso sí...
no se aparten del Uno.

La cura angustiadora vigila los portales
y está ofreciendo, por amor, un ser sí mismo
más amplio que todos los patios y los entes:
el destino de la luminosidad...

7-7-1978

*

Novelería

Entre aquellos que susurran y gritan
(dizque por elucidaciones)
en la calle rival, la acera de enfrente,
hay un montón de gargantas mustias,
asmáticos, ahogados, gangosos,
hijos del ronquido cotidiano
y la tartamudez de la consciencia.

Entre ellos y yo preservo
la distancia a fin de no ser comunicador
de miseria y de novelería.
No seré como ellos,
lógicos lenguaraces,
pudibundos calculadores,
cazafortunas del análisis teórico.

2-16-73

*

Aquelarre

¡Ay, la multiforme sabiduría de la conciencia!
cómo se acredita ante el soluto
y se vende, como pan caliente.
A mi pueblo lo tragó la tremolina,
el ruido público y la prudencia civilizadora,
censurante y coactiva.

A mitad de alguna maravilla
cantada desde Whitman, por ejempo,
ya abundan más aleluyadas,
que sinceraciones y los rebaños,
cargan sus modernidades...
marcapasos para cítaras y panderos,
pietismo, oratorias narcicistas, normativas
y es por eso que al puro comienzo
del ritmo eterno y cósmico,
se fatigan, se desmayan, pujan el aliento
como larvas tosientes, reventadas.

¡Qué atroz espectáculo, qué aquelarre
de rabaneras y ecos de macarras,
pobres de ellos, ya no querré entrar
a sus iglesias, sus conciertos,
sus cenas de homenaje a los patriotas
y santos, sabios, triunfadores!

2-8-91

*

Heideggerianas (1) ] Heideggerianas (2) ] Heideggerianas (3) ] Heideggerianas ]

Friday, April 15, 2005

La función de la poesía

Al profesor y poeta César A. González T.

1. Las Interrogantes

¿Para qué sirve mi voz? ¿A quién hablaré?
¿Quién me escuchará sin la indiferencia de arena,
sin disparos de tiempo / espera a flor de sienes?
¿Se puede hablar a la mugre,
a los rastrojos que resbaladizamente
bajan de una colina o de las ramas de árboles
en víspera de su último otoño?

¿Conversa alguno entre nosotros
al pez, a la sanguijuela o a la rana
que se pudre en el húmedo ocre?
¿Se dirá al camino solitario:
«Tengo voz para alguna fantasía.
Lloré mis muertos antes de sepultados.
¿Cuál es mi deuda, con qué corazón
sustituyo al fracaso?»


¿Se hablará a mulas y mercaderes?
Y, ¿sirve el sol de este desierto para oír a los que,
calladamente, bendicen a las higueras?
¿Oyen las paredes? ¿los deshielos del Artico?
¿Se conmueven las moscas y las lagartijas?
¿Con qué caricias me brindará su mirada
la hornilla y su llama, la televisión
y el periódico viejo que menciona
la angustia y sus paisajes?

¿Para qué sirve mi voz?
¿Con qué vínculos volveré al pensamiento
si hay una inútil sordera matándose allá fuera
y unas culpas que me hunden en infamia?

¿Quién se molestará, como yo,
por las esclavitudes y las dictaduras,
por las mentiras científicamente elaboradas,
por las conspiraciones triunfantes
de crueldad y ambiciones?
Por 40,000 niños, ya armados, heridos,
homicidas, a la fuerza reclutados
en Afganistán, Liberia, Sierra Leona,
Costa de Marfil, Burindi, ¿quién que lea,
Niña del Futuro, índigo-ser,
quién que te escuche?

¿Dónde está el que te oirá, poesía,
quien comparta un poco de tu olfato
y a quien pertenezca el más recóndito eco
de nuestros corazones, qué nombre tiene
el que te oye, tal como a mí has oído?

2. Los que escuchan

Escúchala tú, cuyo nombre no importa.
Tú, que no tienes tradiciones,
que eres en la basura y en el dólar,
quien te animas en las aves y las culebras.

Acompáñala un trecho más.
Camina con Ella. Habla para mí como yo te hablo
porque aprendí a escucharte en medio de la guerra.
Llórala porque yo la he llorado.
Respóndele con las dulces frases
que conservas o tus dolidas memorias.

O acúsala con tu dedo de horror,
con tu reino de maldiciones.
Y reconstrúyela aunque la escupas primero
y rompas, a golpes, la estructura que en ella piensa
con los huesos que, en tí, en nosotros, se duelen.

Cuando esté frente a las estrellas
o ante los relámpagos
y haya malos augurios en los pájaros
y zumbidos de balas en los montes,
exhíbete en los espacios.
Arrímate a sus alas metafóricas.
Reconócela en sus vuelos.
Forja tu señal que entenderemos.
La naturaleza, el dolor y el amor
en tríos cohabitan.

3. Solidaridad

Si me ves en el hambre, pan de poesía
me será grato. En desnudez,
cóseme un vestido, porque no faltará
quien me aborrezca y nos niegue a los dos
la tela del lenguaje.

Sin la unidad, sin el sueño que ella me ha inspirado,
¿qué historia escribir sobre esta tierra,
qué objetivos idear, con qué estómago
digerir piedras o justicia?

Cuando ella no sea en la confianza de ninguno,
cuando por ausente ni nos sirva ni a nada se aproxime,
¿qué nos quedará sino... la soledad de la miseria?
¡El exterminio!

¿A qué tradición correremos
por un rencor bien traducido,
por una blanca mentira,
por un mito, por un curso de acción,
verificable y práctico,
o sicológicamente válido y consolador?

¿Con qué pan llamarnos pobres?
¿Con qué dulzura decir: «Somos humanos»?
¿Qué amor saldrá de los ojos que no tienen misterio?
¿Qué canción filtrar en las sonrisas?
¿Cómo adorar cuando está muerto el latido
que vincula la sangre a la rima interior del infinito?

Si somos tan sólo ciegas bestias de yugo,
si nacimos sin más objeto que el bostezo
y las garras homicidas, ¿qué diferencia
habrá entre el asno que no escribe versos
o las hormigas sin refugio ni túneles semánticos?

¿Quién nos sacará del fuego y del agua,
del polvo violento de la arena, del frío coágulo
del ruido rencoroso, cuando los atormentadores
se coman el instinto y no dejen ni huesos ni palabras?

4. Los nombres del amor

Escúchame, amor.
Dáme tus nombres.
Sella a tu pueblo con versos en la frente.
No huyas del espanto que en sus divisiones duerme.

Despiértalos al habla, insomniálos con retruécanos.
Pónlos a crujir con las perdidas sinalefas,
a graznar, a aullar, que chillen y clamen,
que canturréen y silben bajo los puentes.

Sácalos en pijamas de sus frazadas de mudos.
Exhíbelos en cueras por las calles y los clubes;
pero danzantes de poesía,
gordos de himnos por tu causa.

Señala las puertas y que toquen
hasta que sus nudillos sangren
y tengan voces roncas de tanto rescatarse
de las modas sin oficio.
Que hagan filas en los manantiales,
que roben del agua frescura rumorosa,
sus resacas,
sus peces limpios y veloces,
sus remolinos,
sus abismos de corrientes
subterráneas y vírgenes
que todavía no tienen nombres,
inéditas de textos y de mitos.

Nómbralos, amor, que los conoces.
Házlos recordar lo que ella ha sido
con su pasado y su porvenir.

Cuando todos estuvimos de rodillas,
moralistas, rimeros, carpinteando palabras,
fingimientos, tolerancia al que oprime,
sordos al que aguanta, caídos y cobardes
como cómplices, la viste tú
como diosa del sucio
y supíste su corazón de mansedumbre.

La cobijaron con los panes y mantas de tiranos;
pero, ella, por ser quien es, tenía su ternura
y su inocencia bien guardadas, y llamó,
para dar orden, a los que escuchan
con la voz de los que odian y sufren.

Nómbralos, tú que la antecedes,
con igual palabra de amor y que existes
para la prostituta y la adolescente,
para la anciana y la viuda.

Y en el evangelista, súrtete de ira y de versos.
Da señales para el ladrón y para el iluminado.
Revuélcanos en oídos y palabras.
Busca a los drogadictos y a los asesinos.
Entra en sus bares, a sus cárceles,
a sus tugurios llenos de lamentos
y proyectos de lucro peligroso.

Dáles una terapia nerudiana.
Cállalos en el hambre de Vallejo.
Límpiales las gargantas para que digan versos.
Lávales las tinieblas para que lean a tus luces.
Cóselos de porvenir con tu rima

(tu interior sin estridencia ni ripios).
Cuando te pongas en el centro de la página
de cada corazón ajeno, díle que yo también
hablaré sobre ella y, por ella, los amo.
Y cuando digo tu nombre, amor,
¡a todos les nombro!

5. Las figuraciones

Me imagino que muy pocos la ven.
Son como pobres carpinteros,
infelices vegetales del sudor,
explotados explotadores de los techos.

¡Qué pena que no hayan visto al Arbol,
al padre de los cedros sobre el bronce!
Pero esa azada básica y creativa,
esa fascinadora voz que abre castillos
cada vez que en las maderas canta el árbol,
cava por su misterio más profundo
que el que a clavadas se penetra
con golpes de martillos.

Ellos miden a plomada los balcones
y sus manos levantan piedras, artesonan,
serruchan hasta ladrillos en el alba;
pero, debe ser terrible vivir así...
con sólo herramientas y formones,
con escuadras y delantales
como sonajas que golpean a minerales
sin tocar la veta más humana
en la casa del lenguaje.

¡Debe ser terrible
vivir sin símbolos, agotados
en el primer pedazo que sobra de una pieza,
sin nada que ofrendar detrás de los acentos
y los mudos sonidos, duros como el moralón,
pesados como el guayaco, apolillados y ofensivos
por exceso de aserrín y hachas y martillos!

Me los imagino, sin cohesión infinita,
con esa conformidad de andar al viento
revolcados, sin raíz, sin ocultos lazos,
creyendo edificar las cálidas mansiones
sobre peñas de hielo...

Ellos son los poetas sin poesía.
Los huecos repetidores de los martillazos
de los que no querría mi pared levantada
ni sus aburridas bocas de tachuelas
que sudan la tontez del mundo
con sus abecedarios de albañilería.

(Del libro «La casa» de Carlos López Dzur

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Libro de la guerra (1)

La función de la poesía

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