Saturday, November 17, 2007

Su desnudez consoladora


¡Qué reaccionaria es la tristeza!
¡Qué revolucionaria es la alegría!

Extor Henrique Martínez


Cristalizado con formas fue lo que, al parecer, no lo tiene
y la mujer, ella en particular, con esfuerzo de su alma,
lo ha querido. La ví cantando el SI de las aprobaciones.
Consolidaba los colores magenta de su carne.
Quería decir existo desde la suma completa de sus nervios.

Entonces era violácea, como carne amoratada de Neptuno.
Pero la ví en la balanza, en su lucha con instintos y emociones.
Le dí el esplendor externo de Nogah. La probé frente
al metal de bronce. Entre violentos, se trastocó en eficiencia.

Entre clementes se mantuvo íntegra, victoriosa,
y suplicó: Dáme existencia, afírmame aunque me cueste
el ropaje con que me hayas vestido.

Estoy desnuda en el Netzach,
pero no me observa nadie. Sólo tus ojos, Chesed,
mi padre íntimo, el que no me avergüenza,
el que ama mis emociones por su Misericordia.

1-05-1996

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