Wednesday, July 02, 2008

A Ingrid Betancourt


a Ingrid Betancourt

Ahora, Ingrid, pón la tristeza a un lado.
Ofrenda el doble corazón, el que resiste.
Tú dentro de tí lo rescataste.

Nadie libera, sólo el corazón desde sí mismo
trae las nuevas, la canción de libertad
reconstruyente, reconstruída, liberante.

Bien sabes lo que eres,
bien sabes lo que vales para el mundo.
Tu fuerza es símbolode todos,
ya eres la joya rescatada de tu pueblo.
Ya eres la heroína serena en el fondo de tí misma.

Piensa que no siempre las hembras de tu signo

sobreviven al puño social y estrangulador de los violentos.
Los antidemocráticos no son justos en el reparto
del oxígeno verde ni del pan que da esperanza
para el explotado más vilmente vencido.

Los antidemocráticos, como los corruptos,
no liberan nunca. No socorren.
Agradécelo todo, no estás sola,

pero dialoga a tu propio símbolo.
A tu martirio vivo. A tu reciedumbre.

Sin estos arquetipos aprendidos de seguro
te habría mordido la locura.
Pastrana te habría entregado a la hecatombe.

Las derechas son más sucias que la FARC
y los paramilitares más crueles que ninguno
de los sicarios de la droga y el vicio.

Ingrid, te recuerdo en este recomienzo
que en bardomas de injusticia se enterró
a una dama de Ica. Estuvo sola como tú
y para ella no hubo madrugada ni milagro.

La atravesó el asta de su propia bandera cuando
al cerro de Los Molinos entraron los crueles invasores,
los colonialistas a escupir los anhelos soberanos de Perú...

Catalina Buendía estaba allí, parapetada, valiente,
digna en el alba del Pacífico por su causa,
la de todo su pueblo.Y murió sola, con terror.

Ingrid, te recuerdo a Teresa Bustos, cansada,
enloquecida, degradada, en cárcel
que la llevó a la muerte, por desgaste, en 1810.

Quiso el Alto Perú libre con la misma pasión
con que tú anhelas el Gran Crepúsculo en Colombia,
una mañana de paz, que sea de Luz y Canto.
Y ella sí, realmente, estuvo sola, no podía
inclusive estar más a solas consigo. Enloqueció.

Seis años y medio son demasiado tiempo.
Son mucho sufrimiento para tu cuerpo humano.
Mas tú sí eres excelsa, tu corazón es hermoso.

Entonces, pon a un lado la tristeza.
La corrupción política persiste.
El hambre se esparció por otras bocas.
La muerte está por las ciudades.

Los desplazados también van con tristeza por el mundo.

Y debes revestirte otra vez del anhelo de los verdes árboles,
con la saya inmaculadade las bendiciones.
Sonríe otra vez, Ingrid, como si Melanie y Lorenzo*

ya estuviesen contigo y cuatro mosqueteros*,
desde su Parlamento, te accedieran con el saludo:
«¡Sigue, sigue!»


* Hijos de Ingrid
** Los «Cuatro Mosqueteros» fueron los parlamentarios María Paulina Espinosa, Guillermo Martínez Guerra y Carlos Alonso Lucio, junto a Ingrid.

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