PARTE UNA
*
Parasitismo de las Tres Hermanas
Aquí tengo tres vidas tontas que no sirven para nada.
Como tres partos, tres hijas del viento y la espuma.
Tres mujeres que no han sido el alivio de los montes.
Hay que sacarlas de la casa porque están
en el Estado de la Inercia, vástagos son de tres harpías
y de una humanidad inútil, subordinada, in self denial.
Dénles la oportunidad de un gran propósito
más allá de las ventanas de mi predio;
unjánlas sobre la plataforma progresiva de tu reino,
Woodrow Wilson. Reconstruye el mundo nuestro
y permite que yo sueñe los tambores de alerta.
En el nombre del inviolable dogma de propiedad privada
y la vana esperanza de la competencia libre y plena,
te las doy. Llévate todo lo que ellas representan.
2.
Y dáles la mínima subsistencia, si el zapato del poder
no les cuadra, si el pie que tienen ellas no es sostén
ni alegría de tu gobierno ni mérito; provéeles entonces
de objetivos deseables, si regresan; pero…
Que no sean mi estorbo y me avergüences
(¡pues suficiente ha sido que me hayan comido
las entrañas!) ¡No trabajan y comen como llagas,
no estudian y piden, como las princesas ricas
de los cuentos, mimadas han sido, empero,
siendo parasitarias! ¡Que se vayan!
Con o sin un gobierno activista que las dome,
con o sin el Nuevo Nacionalismo que estimula,
con o sin una Democracia Industrial que las haga productivas,
con o sin el Estado de Beneficencia, que se vayan
con la música a otro lado, con los fabianos británicos,
con los librecambistas de Adam Smith o Thomas Jefferson.
Reclútalas en el intervencionismo.
Cásalas en los cuarteles de Otto Bismark.
Adoctrínalas con el hamiltonismo.
Que hagan casas con Brain Trusters muy lejos
de la mía o se queden, con sus prostíbulos
de ilusiones con sus iguales, los socialistas europeos.
*
El ciudadano mutante
Y yo, tan terco o tan cobarde, en privado
digo que las cosas son lógicas, dialécticas, cambiantes;
yo, hijo-hermano heraclitiano, testifico
que en el espacio-tiempo, el mundo vivencial,
el ente instrumentalizado, todo lo que es visible
o invisible, en su desarrollo, manifiesta
el movimiento y el cambio, veo a los apagadores
de luces de las calles, cantan a las tinieblas
de los dioses cavernarios,
pero quitando la luz de las ideas-materializadas,
incluyendo tu imagen, Amada mía.
No se quiere el choque con una Idea inmutable,
con la idea que salió de las Cavernas del deseo
para hallarse en lo objetivo, desenmascarada,
harta de sol y luna… y yo, tan terco y cobarde,
que me enojo con el falso farolero,
pero no lo confronto.
Dejo que diga sus mentiras y no se encuentre
contigo, Cenicienta, porque tú eres tremenda,
tú si ofendes, tú si matas, tú si requieres
la integridad, el valor y el heroísmo.
*
Declaración de amor a Pocahontas
A Matoaka, alias Pocahontas
En aquellos tiempos, ese día que llegaste y lo víste,
tú andabas con un perro, rabicorto, tú no usabas
enaguas, tus pechitos eran incipientes,
casi redondos, pequeños; tú no sabías de ese amor
sobre el que hablan, maliciosamente, los adultos,
pero víste al chaparro de piel clara y él parecía
otro niño y te miraba. Eras más arisca que él.
Siempre has sido lúdica, traviesa, impredecible.
Cuando tenías doce años y había pasado tiempo,
lo volvíste a ver, él sí ya tenía barba y estaba
flaco, moquiento; pero te guiñaba los ojos,
invitándote a hacerle compañía y, entonces,
supíste lo que es estar enamorada
y regresabas cada vez que podías.
El entendía tu lenguaje; tú estabas fascinada.
El explicó que la Tierra es redonda
(pero todavía siente que anda perdido
y pertenece a este monte de algonquianos)
y utilizó para ubicarse alguno de tus senos;
él dijo que el sol calienta la tierra y compadece
antes de que advenga el rudo invierno de la muerte;
pero tú ya lo sabías y como sol rojizo
en atardeceres de Virginia
te abrazaste a él, le has pegado los muslos y tu risa.
Tú aprendíste a ser ardiente y, con él, no sabes
cómo; quizás ayudándole a que probara
con su boca, todo lo que es tuyo y obsequias,
hasta el beso, hasta el sabor de tu lengua
y tus párpados y de tus manos que él lame
como si fuera tu perro.
Y un día, antes que él fuese un alcalde
del miserable pueblo, lo capturó tu padre.
Vino un guerrero por él, vino Opechancanoug,
deseoso de matarlo, porque él ha visto
que te toca,te mancha de piel blanca.
2.
Te acomoda en su pecho y te complaces,
jariosamente, princesa y quedas,
trémula entre sus brazos,
y él te roba la vida.
De tu propia mano se alimenta
y te llama hermosa, él es el primero
que te ha llamado atrayente,
adorable, deseada, Pocahontas.
Ahora la aldea te sabe enamorada.
Se ríen, en pueblo indio, de tu audacia.
Te ven tan feliz con las mejillas rojas,
Hasta el caminar cambió, pareces otra.
Y tu padre está, por cierto, preocupado.
En dos ocasiones, ya intercedíste por extraños,
invasores, de piel blanca. Y el cacique pregunta:
«Acaso, ¿sabes tú qué buscan?»
«Padre mío, yo sólo sé mi anhelo.
El buscará también algo mío.
Es tan dulce cuando habla su lenguaje.
Es tan extraño cuando él habla el mío
y yo entiendo y lo amo y pienso
que él es bueno; él escribe con símbolos
y tiene un compás y viene y va en grandes barcos;
yo sólo le digo: Tengo un perro y muchas plumas
para adornar mi pelo largo y tengo un alma,
aún con pocas lunas y soles; pero, por amor,
todo daría, todo, todo lo que tengo».
3-12-2005
*
El fantasma
Yo te pensé con amor y con luto.
John Smith, primer amor,
y cuerpo accidentado. Primer amor,
en seco predio, y una cruz encima de tu nombre.
Y un dolor en medio de los ojos.
Hoy apareces. Me sorprendes,
me conmueves, pero dueles.
Esperé que entendieras que si te vas,
me matas. Es abandono. Esperé
que tu muerte fuese el remedio al olvido
para mi amor extraño, al que nunca
te propuse imposible; yo sí te amaba.
Hoy te apareces, como si no me hubieses
dejado mi alma en vilo. Hoy eres tú quien me quemas
y me colocas en la sepultura bajo tierra.
2.
Hoy me matas en Londres, a mí que,
si he vivido, es por salvar tu vida,
por quererte, como si tu sombra y tu amparo
fuese necesario, indispensable, para esta niña,
la princesa bárbara, la muñeca de trapo.
Tan fácil que te es hoy decirme que estás vivo
y que te alegra que tenga yo mi esposo blanco,
a Gentleman, el colono soñado, nuevo lenguaje
(y por tí quise aprenderlo, por si un día
en el Cielo hay reencuentro, yo hablar
en inglés contigo).
Rolfe me ha traído a la Corte
y he visitado palacios... pero tú fuíste
mi primer rey, tú el primero...
Hoy te apareces, me buscas
y me dices, pequeña, you call me child
(«I will be forever and ever your countryman»);
pero, al mismo tiempo, me cubres
de ceniza; me prescíndes cuando hablas,
como negaste tu justa despedida.
Huíste de mí como yo no esperaba,
sin mínima promesa y me secuestraron,
¿lo sabes? y pensé que eras tú,
tú que mandabas 150 tropas a buscarme
con Samuel Argall, recadero de tu cabildo.
Yo pensé, tonta yo, que eras tú,
tú que no olvidaste mi amor
ni las promesas que hicíste a mi padre.
Hoy te apareces y yo que te pensé
con sentimiento y luto, tiemblo ante tí
como si viese un fantasma.
*
El Ciego no me cree
El sí te ha visto como el tío que proteje
a la sobrina que ya no puede ser mirada
desde las imágenes
que nos dan los sentidos.
La existencia objetiva no ha de ser cognoscibe
por los sensualismos de Hume o la prelógica del sofisma
del primate humano. Y él, tan terco,
que alega que las ideas no pueden existir en el vacío
(no es así / allí que Cenicienta existe)
y que su ser es materia entitativa
y su espíritu, energía, su fino resultado
cuando irrumpen en Das Momentum.
2.
Y trajo el Ciego razones para reprender
al Príncipe y sus asesores que eran utopistas
del militarismo, seres imperiales, matapueblos,
genocidas, hombres-bestias,
nuevos Atilas del siglo XX
y el tercer milenio.
Los violentos son recursivos a las puertas de Ilión
y los troyanos, crédulos, víctimas de lo pretendidamente
claro y evidente del Engaño, ciegos son para no ver
la retirada falsa del aqueo, el Caballo de Palo
de sus concupiscencias, sordos para evadir
el ruido de la guerra, los relinchos enemigos
sobre ruedas. El sí predijo la traición. Avanza
contra la Ciudad. Viene con máscaras.
La ciudad: ilusoria resistencia equina
y la madera paradójica, hecatombe irremisible.
Por eso lanzó palos en llamas contra el monstruo
y el Caballo fue más que apariencia y sacrilegio.
Se edificó por el silencio que no soporta ya sus emociones
y los miedos que lo cargan sobre ruedas como vientre
repleto de rivales ocultos, como potro sin heno
que comerá los contenidos significativos y más finos
del discurso: el comunicar concreto, el sentido común,
la voluntad del pueblo.
Laocoonte bajó del templo
sin la propuesta cósmica; en soledad será el único guerrero.
Peleará por la especificidad de su Troya invadida
por caprichos deificados (Febos que vuelan en la Nada),
Timbreos apolíneos y tiranos con la forma de serpientes.
Lo supuso: han de matar al hombre y condenarlo,
asfixiarlo con las temidas fuerzas del Abismo.
*
Meditación sobre la muerte de Ana
A la primera activista de los derechos de la mujer,
a la primera acusada en una corte de Massachussetts,
juzgada por sedición, exilada y difamada en una sociedad
dominada por los hombres y el apetito de la guerra,
a Ana Marbury Hutchinson
¿Qué sería del mundo, cómo su triste porvenir,
si no nacieran mujeres como tú, Ana?
¿Qué sería de la memoria, la historia,
el quehacer, el derecho, si no hubiera
una anita / una Anota / vigorosa, elocuente,
anarca, individualista, azotadora, valiente
como el vientre que en dolor, pare y pare,
una y otra vez, la vida? ... ¡la vida!
¡Vamos, me refiero a la vida espiritual,
a la mujer que observa, a las que oyen
con cuidado profundo, mas carecen
de la voz para expresarse...
2.
Dílo, claro, tú no has tenido miedo jamás.
El Gobernador Winthrop es como los incompetentes
(obispos y ministros de la Iglesia de Inglaterra
por la que tu padre sufrió muchos arrestos)
y se llenó de amargura durante un año
en la celda, en la umbría cárcel...
y hoy, por desgracia, Ana, te toca.
Una corte general que debiera respetarte
por sencilla, amorosa, solidaria,
tolerante, elocuente, educada,
en Massachussetts reunió a los perros:
jauría de 49 poderosos machistas veteranos,
ilustrados en las artes de censura,
en las ciencias de la ventajería y juntos,
estrepitosamente, han ladrado que te vayas.
La ley a las mujeres las doma con silencio.
Obedece, calla, tranquila...
y hay algunas, como tú, que se adhieren
a la fe y una gracia de Dios que da permiso
a que hagas, a que digas, a vivir,
a desafiar el mundo si te place,
a subvertir el orden, si lo quieres.
Dios da permiso y agallas, ¿verdad?
Tú eres de ésas. Desde niña lo sabes.
3.
Tú sí que aprendíste a parir como coneja
niños como palabras y palabras como niñas.
Cualquiera puede comunicarse
directamente con Aquel que nos ama
y no quiere otra cosa, sino el amor reciprocado.
Ana, eleva más la voz y repite estos sermones
que está tu audiencia prendida
y tú la guías del éxtasis a las babas.
Las mujeres te adoran. Dijeron
que a donde vayas, todas se van contigo...
El ministro es uno más. Sin ayuda de él,
mujer, reza y pide, así como lavas pañales,
y no te ayuda un hombre, así como curas heridas
y sufres... Todo lo que Dios comunique,
tuyo es como un don, mujer, así lo
ha querido Dios para mí, Ana Hutchinson.
4.
Todo lo habrías esperado menos ésto.
Que te llamen hereje y mala madre.
Has criado 15 críos y mírate,
otra vez esperando...
Que te juzguen por decir lo que sientes.
Que te digan el 22 marzo 1638:
As a woman, you're not fit for our society.
Háznos el favor: Véte, véte...
ésto sí ni lo esperabas.
*
Los alacranes
Inventaron los antros en complicidad
con lombardos y usureros, mousiké
de arañas negras con ponzoñas
que matan al hombre-niño, al niño-viejo
y al proyecto: el Nuevo Hombre.
Alacranes de color céreo, amarillento,
a las hijas de Havvah se acercaron y pidieron
acceso a la Balsa Menor, a nuevos cuerpos,
a sendas que son de musas viajeras de la Dukka
y que úteros llevan adentro, ¡ay! las hijas de Havvah,
robadas como las Sabinas por alacranes
que saben sabotearlas y que las devalúan
una vez que les niegan su alimento.
Cómo maldicen al sol, ahuecan las pinzas
(porque no tienen alas) y se van a lo oscuro.
Desde ahí, por guerra viven, las vigilan
y una vez que juegan a las barajas, se lanzan
a las penumbras, se sumergen bajo las faldas,
rompen el hueso de la luz, el hueso sacro
con que los pastores del Ser hacen sus flautas
y ofrecen un canto conmovido y femenino.
08-0-5-1998
*
Neutralizan con sus picaduras
Los alacranes (ellos y ninguno otro)
neutralizan a los enérgicos, a los resentidos;
legalizan las irreverencias, tocan la flauta,
a cambio de que nada se tenga
como Mallum prohibitum, manzana de discordia,
tabú, fruto prohibido, ¡ay! las hijas de Havvah
son para la noche del stop-club, son para mascarlas
en el centro vientre, han romper sus hímenes
y ellas, al fin de cuentas, a despojar
las pensiones de los Woopies
con estos simulacros de misericordia y amor
(lujuria y sexo), van a venderlas, esclavizarlas;
¡ay! en el antro-mundo.
El alacrán (ellos y ninguno otro)
clavan el aguijón, pican con el lema:
«Todo está entre nosotros maldito».
*
Los sitiadores
Tal como él los vio: los sitiadores aqueos
son los mismos dragones que saltan
desde el oceánico poder de la neurosis
y se comen al ser, al ente vivo.
Que no haya revelación a las naciones
ni educación del ego individuante.
La iniciativa del ser por su consciencia
que se quede en lo profundo de las aguas,
en el vientre del mar ya custodiado
por los navegantes de la Nada.
Tal como Laocoonte sostuvo: La treta audaz
con que engañan los que huyen a la vida
(lo mismo que a la Muerte) es decir Sí y decir No
al mismo tiempo, en discurso circular,
que la Nada comunica, el a priori de los sinsentidos.
Un dios hay que no sabe qué hacer, o tiene miedo,
o rabia. O echa marometas, surtido de paradojas,
pues no sabe si ser bueno o ser perverso.
*
El nihilista chabacano
Y ella, ser social que sin el otro
no se siente suya, sin el poquito de amor
que la anima y distribuye con su movimiento
hasta mi paso, me humedecí en su sangre
cuando se halló en mi beso y me habló
tan quedamente sobre los nuevos opresores.
Por eso el nihilista chabacano se sonríe
y un hombre del Vacío se conduele
y un humorista, con dientes afilados,
se jacta de su fe y subido a la tribuna del patíblo,
finge que recuerda que las cosas no cambian.
Que hay principios eternos.
Circunstancias inconmovibles.
Providencias entregadas a la mano,
fiadores de la virtud y la perfecta sociología
de condiciones, hoy violentas e ingratas.
Hay hombres eternos que son
biografías emersonianas, héroes weberianos.
*
La Causa perdida
Tú nuncas triunfarás del todo.
No dejaré que sientas que la nación te pertenece
y la República ha triunfado con la noción
del Estado Soberano. Nunca serás lo suficiente
para llamarte libre. Te morderé los huesos
(sabotearé tus hechuras, te inyectaré el desencanto).
Me hicíste Causa Perdida y lobo hambriento,
el agrarista de Nashville. El sureño maldito.
Mas volveré y Jefferson Davis preparará
el regreso; te llenará de sangre y Abe Lincoln
será una parte de sus holocaustos.
Stephens se reirá de sus largos huesos
y su rostro torpe, amargado y exángue.
Tú nunca tendrás desde Montgomery,
Alabama, el prestigio de laissez-faire verdadero
ni una luna en el alma que revele la luz,
sol y plata, que sea de plenos soles
e imperios inagotables. Míos son los sinarcas
de todos los confines de la Tierra. Mías
las riquezas de efectivas y perdurables inversiones.
Te quedarás con los pobres,
panarras miserables que producen muy poco.
Tuyos: los torpes solamente: gaznápiros,
tontarros, asnejones, feos de zorecos ojos,
zánganos de yegua madre, burócratas sin cultivo,
envidiosos guajalotes que nunca serán aristocráticos.
Tú harás trabajo sucio
y, al igual que las tropas británicas,
masacrarás tus indios, escupirás tus negros.
Hambrearás a tu pueblo, a los más zopencos,
a lo más enfermo de tu proletariado.
¡No eres mejor que yo cuando dices
separados pero iguales!
Quizás eres peor:
¡Nunca hubiese dicho: ¡Son iguales!
Les habría excluído para siempre.
*
Los nihilistas y el circo egoico
El nihilismo está aquí. Nunca toqué a sus puertas;
ellos sí. Con miserables disimulos y pidieron
que llorase por aquellos extravíados
de alas rotas y evangelio vacío, desmemoriados
que cayeron a tierra (sin el mínimo del ser soteriológico).
Caídos o arrojados, quedaron maltrechos
y burlados sus caballos y el auriga
por la senda del kairós, tiempo oportuno,
y poco a poco se mecieron en olvido,
en pasado destituidor-destituyente
y descreyeron todo, hasta el buen caballo
hasta ser los muy publicitados por su deterioro
y su propio hedonismo, su circo egoico,
su voluntario escarnio. Con gozo discontínuo,
se recompensa el fracasado y el cínico.
*
A ninguno prometí paraísos
A ninguno prometí paraísos. Sólo tiempo,
el mejor de los tiempos, kairós. Más allá
de los huesos pelados y la cal de las tumbas,
sólo invité a vivir, vivan, vivan y regresen
con una meta objetiva, les dije.
Vuelvan al mundo, con cauteloso olvido
de lo-sido, pero sin saldo inmundo.
*
Novus Ordo Seclorum
El nihilismo está aquí, exactamente
entre Marx y Rockefeller, en lema declarado
Novus Ordo Seclorum, en continuum
donde el fundamentalismo
prohija sus ladrones
bajo abrigos de coseidad y las sabandijas salen
de los escondites a sumarse al simposium,
maldicen a Darwin, a Marx, a Freud,
mas no son órfico-platónicos, no creen
en nadie, siendo los Nadie mismos y su Don,
no creen en nada, sólo en sus alacranes.
No conocen el reino del Ser, no agradecen
la Madre que los nutre, se amarran los ovarios
en el alma, se depilan los chochos
en reinos de calvice, pero ¡qué
discursos universalizantes! son los suyos:
sostén y encumbramiento del dominio de los otros
y el lobo cada vez más lobo para el hombre.
*
Los autores de las infestaciones
Los nihilistas, en medio del combate
del capital y la cultura. serán cuasi felices.
En espesura de reinos de escatalogía
y aventolado luto crecerá su germen.
Es un creador de lo infecto.
Por caos de las nociones
de universalidad y etnia tendrán sus seguidores,
polarizarán los disensos.
Ocultarán las reconsideraciones.
Matarán la historia antes de ser
ellos mismos los cadáveres.
Escupirán las sendas perdidas, las alternativas,
las raíces, las normativas despreciadas
del historiarse-humano.
No creerá en Nada ni en Nadie.
*
Aquí lo llama el Ultra-connservador
Aquí lo llaman el Ultra-conservador.
Cuando se necesita ese punto de vista
(que asegura que la Civilización existe y necesita
de «ciertas protecciones»), el Consevador se presenta,
custodio del Estado y de las Altas y Puras Esferoides.
Vestirá su boca con giro walrasiano;
aparentemente, infeliz, conmovido, esperanzado
«porque la medicina es amarga».
En vano será alegar que la civilización,
existe, claro está, pero se ha vuelto una putada
a golpe de desgracias y ráplicas de olvido.
No aprendemos y seguimos
cometiendolos mismos errores.
Aquí les llaman los Conservadores
(aunque más conocidos son por los cuchillos
que nos clavan por la espalda cuando mandan
a administrar la cura y movilizan sus turbas en uniforme,
asesinos de verde y moteado, gendarmes
de la paz y el orden).
Siempre que llegan arrasan con cara
de Capitanes-Triunfadores, calculando siempre
la postura moral, lo heroico.
la patriotería y la constitucionalidad dizque
de lo Eterno, Justo y Apropiado...
Los conservadores niegan que en otro corazón
(sólo en los suyos...) exista la benevolencia,
el altruísmo, la virtud... Por eso la prensa cita que bajan
a los endogrupos con salto de altura como si de veras
de los Cielos fuesen los heroicos que arribaron
a salvar el mundo, protegiéndolo
de las ovejas negras y desobedientes.
No se les puede decir que son los respaonsables
de la lucha instituída de todos contra todos.
El conservador siempre tiene la razón
y casi siempre el Poder. Si usted se fija bien,
el Conservador es anti-igualitario, rásquelo y verá
que odia al pobre, inclúyalo y verá que no es cohesivo,
ni es cooperativo, ya que su individualismo es vertical.
El quiere la Vara de Moisés como un garrote.
El es casi siempre el amor.
Arbitra con el rico.
Con el sacerdote de Roma
o el partido de la gran burguesía.
Cuando están bien repartidos en sus jerarquías
y contextos culturales, se sienten tan soñados
[tú en tu lado; yo en el mío y sin colectivismo]
porque tarde o temprano: la lucha es
de todos contra todos...
*
Orden de dominio social
Cuando se necesite el punto de vista
del gesto autoritario, cuente con él.
Siempre fácil que diga hay que dar guerra
por nuestros principos...
[darle mil patadas en el ano
a los maricas y a las marimachas],
matar a obreros, a ecologistas,
a enemigos del capital,
matar al centro, matar a la izquierda,
matar a los anarcos y los inconoclatas,
matar a los roqueros y a los poetas...
Y por eso el Conservador llegará con SDO:
Orden de Dominación social contra la moral verdadera.
El mundo es cínico, cada vez más clamante de relajamiento,
vicio, igualitarismo social y cultura alternativa.
Hay que matar al pordiosero y a todo el que quiera
vivir del Papá Estado. Hay que matar la Misericordia Social.
Hay que deshacerse malthusianamente de quien no tenga mérito,
el enfermo, el anciano, al tullido, el loco, el incalificado.
Aquí lo llaman el Ultra-conservador y escuche bien:
al parecer defienden el trabajo, el trabajo como norma
de conducta que enriquece al que es rico
y mata con medio pan al que es pobre.
El mundo es cínico y violento y se evitan
muchos discursos inútiles que, al fin y a la postre,
ninguno oye, cuando llegan ellos. Los Conservadores.
Vendrán con gafas oscuras a endogrupos nacionales.
Siempre son los pintados, primeros
en banquetes, amedallados por su Gran Sí
a medidas de Dominio Social contenidas
en la escala de Sidanius.
Cuente con ello, aunque sean cuatro gatos,
van a robar cámara para sí los Conservadores.
*
El observador cauteloso
«Choosing to deny or contradict nature or reality is mysticism, which is anNo vendan humos ni se jacten
unnatural, irresponsible abuse of the conscious mind»: Frank R.
Wallace
que la consciencia humana puede hacerse
vengadora y la idiofrenia es triste y perversa.
Místicos huesos hay que nadie compra.
Baratijas, con deshonestos precios, colocados
por los grandes desleales y gesticuladores.
No todo lo que brilla es oro.
Ni todo pie sabe dónde le aprieta su zapato.
No siempre está la justicia en el negocio.
Ni la paz con su dominio para el orden.
No se puede encapsular en una sola gota
lo que dimensiona una culpa o un letargo.
La burbuja, con leve soplo, se revienta
y suelta el lícuo mal, hostil
e inmoral dimensionado.
No vendan humos, trajineros,
que el mundo puede ser amargo y doler
mucho más que lo meramente verbalista.
En poco tiempo se infla un globo como el hombre.
Con verdad o con mentiras, se glorífica un mataperros
o un canalla, o un charlatán de misticismo vacuo.
Con propaganda se vende lo insignificante.
Con avisos publicitarios se pervierte
la consciencia y se hace célebre el tonto.
*
No encubras el poder ilícito
… pero escucha, recuerda, investiga, compara.
Discierne todo en su contexto, ¿quién beneficia
a quién, con qué propósito? Aprende quién libera
y quién ata, quién da gozo y quién lo quita.
… en el mundo hay de todo, mística y secularismo,
opios del cuerpo y del alma, expropiadores de salud,
sanadores, unos que te dan paz. Otros que dan
nutrición al ser entero; pero vigila
al guardián de los caminos.
Pueden que se escondan los que asaltan,
invasores que del engaño viven,
gananciosos mercaderes que, por la fuerza
o el fraude, logran todo. Averigua y una vez
que les veas, recuérdalos. Avísale al mundo
cómo son. Sé fiel al honesto mandato
de acusarlos. No encubras el enriquecimiento
abusivo de ninguno, sea poderoso, o no,
sea un individuo o sea un grupo.
*
La guerra fría
Aqueos que son los artilugios de ayer y hoy
¡son también el espejo de tus brujas!
Son suplidores de falsa autonomía... el Yo falso
de la Belleza que buscas, la Princesa
de tu Noche de Galas, en la feria del poder
y tus celebraciones!
Pero sufrirás, Pueblo mío,
y verás en ficción desmedida a quiemes elaboran
el obús, las catapultas, las dagas, los cañones,
los misiles, armamento y tribalismo
que perfecciona su creciente alegoría,
su magia audaz de hitos, desfigurantes,
en vías de percepciones subjetivas,
más mentiras, más mitos,
más injurias: Guerra Fría.
*
Los hipócritas
Aqueos, retrógrados, armados del paisaje
bueno o malo de realidades empíricas,
te clavan, te sangran, te abandonan.
Así culminan su fetichismo pragmático,
inconsecuente, su estética de marras,
apremios con puñales. Matará la princesa
que deja sus sandalias, al huir de bacanales.
Son asaltantes que hablan de ternura, sin embargo,
de zapatillas para tiernos y blandos pies
de la inocencia, o las perfectas propagandas
de la paz y la justicia, la virtud del civismo
contra la crueldad, la agresión y los
aqueos / aquellos, saqueos adornados del objeto
del gusto, objeto internalizado, la Cenicienta
de pies dulces y adorables, víctima ideal
para un proceso depredatorio
que a la víctima ultima, para que se aplauda
el simulacro resultante, la satisfacción criminal
de haberla seducido, comiéndose si cuerpo
como miseria del en-sí, con el rico purismo del No.
*
Los divisionistas
Deje de ser usted agente de la burguesía
si de veras simpatiza
con el socialismo liberador:
no divida al obrero.
Búsquelo con fe en la vivencia cotidiana,
no lo venda al Vaticano, no enseñe al ser
asocialidad convenienciera, cobardía, reculamiento.
Si no hay optimismo ya en usted, no sea amargo
por haberme abrazado y aceptado unos besos.
«A la medida humana» reacciona igual que el Führer.
Me ha venido traicionando y el hombre hecho así,
como usted dice, nos desmiente a ambos.
Contradice el principio de las identidades:
o ser-en-sí visibles, o esperar, el no-ser
en la cueva de los buitres.
*
Con el respeto que usted se merece
Presidente, con respeto, lo pido:
Apliquemos el Socialist Worker Disruption Program
a verdaderos enemigos: comecandelas, revoltosos,
izquerdistas, obreristas, comegofios, pizperetos,
inmorales, ambientalistas, ateos, heterodoxos,
herejes, guerrilleros, mariguanos, borrachines,
mentecatos, frijoleros, vende-SIDAs, internacionalistas,
desertores, filosofastros, latinistas, aborteros,
chulos, bohemios, cagarriches, tontos útiles,
llevaidíles, embusteros, utopistas, sospechosos
cresomaníacos e invidentes…
*
Los expertos en pasos ajenos
Se quejarán de sistemas de coerción,
vigilantismo paraestatal,
extracontinental e interno;
pero, por componendas, de quien dijo:
Hagan este favor. Yo no soy
un torturador de tupamaros.
Soy un especialista en la conducta humana
y mi misión no es clandestina.
Soy un experto.
Examino a dónde van los pies
de las muchachas, qué medidas tienen
del talón a los dedos, largo y ancho, cuánta es
la tersura de la planta, el umbral del dolor que resisten
si van pisando las brasas del camino o los abrojos,
cuán fina o ruda es la piel, cuán ágiles, locomotores,
son en cuanto óseos porque es necesario que sepa:
¡existe una zapatilla cautivante!
Y un pie descalzo.
se metió en el alma de un rey
muy poderoso, todo un príncipe aclamado
por el mundo, todo un jehovítico señor
de los Ejércitos. Un accidente fue:
el azar del zapato no pretendió ser una patada.
El heredero del imperio adeudará su dicha
a quien le diga: a mi pie pertenece esa sandalia,
dámela y me voy, o si la quieres, guárdala de recuerdo…
Mas no es tan fácil que suceda de ese modo.
En asunto de Estado se ha convertido la estética
de su pisada y la precipitada fuga de la adolescente…
*
Informe de la CIA en los días
del largo decenio del ’60.
El panel de lazo azul , que preside el «Vice» Rockefeller,
lo produjo una rana, con extraño biotismo.
Una rana meona, mutante, que suda venenos
y a quien orina lo mata, se lla y calla, Edgar Hoover.
Junto a las avispas cibernéticas,
son espías de alta tecnología y recogen
top secret data, información clasificada.
300,000 grupos e individuos ya han sido
infiltrados. Los agentes metieron sus narices
en sus esferas de acción y movimientos.
Su política ante la guerra de Vietnam,
Laos, Indochina, Camboya, el Movimiento
Pro Derechos Civiles, Watergate,
la Masacre en Wounded Knee, en My Lai,
los asesinatos políticos de Martin Luther,
Malcolm X y los Kennedy, el hippismo
y el reino del terror de los Nixon y Reagan.
El Ciego está dando candela y se lo ha visto
saliendo de la Catedral más cercana a Presidencia.
Al parecer, está ya en malas compañías,
con un cura guerillero, un anti-Papa teoliberacionista
que conversa en los sit-ins estudiantiles.
*
Los peores herméticos gubernamentales
Están investigándolo todo…
Son los chanchulleros de Cuarto Oscuro.
Los espiones puñeteros de los que no le importa.
Los difamadores a quienes la ley ampara.
Los que surten la evidencia inculpadora.
Lo más deshonesto de la tierra.
Ganapanes, actores del crimen en secreto
Las sesudas cucarachas quieren saber…
¿con quién se acostará
el comunista, el desertor que en Vietnam
no combate; con quién conversa el disidente,
a dónde viajan, será blanda su cama,
bellas sus amantes, tolerante su esposa?
¿Qué leen? ¿Qué vicios tienen?
¿Cómo será posible exterminarlos o hacerles
una guerra sicológica? ¿Por qué medios saben
las operaciones ilegales y encubiertas de la CIA?
«Y tú, ciego, y tu perro, están en listas negras.
Sobre tí sabemos todo. Creaste las sospechas»
*
Todas las brujas envidiosas
El poder majadero de la burguesía
evitará la lucha, sofocará la crítica,
Impedirá la agonía.
Socialmente, es un poder benigno.
Sólo quiere el reposo, la quietud de las ánimas,
la noche que no abre el día, porque alega
que el mundo es ciego y, si hay luz, despiertan
los demonios, se moviliza el combatiente,
se desacraliza lo sagrado. Se asoman
todas las brujas envidiosas.
*
La Casa en el Espejo
Que te trague la Casa en el Espejo
y esa mujer buscada, Cenicienta perdida,
se pierda en el Quién de soñarreras,
en los ensueños del que dice que la busca
y la ultraja diariamente con el pensamiento.
Bajarán los insectos al Jardín de Flores vivas
y en Juego de Ajedrez se verá la derrota
del Sueño Americano. ¡Que arda Troya,
que salgan las culebras de venganza!
Porce entre hadas madrinas y Chamboea
entre las brujas embusteras ya se perviven.
El objeto del gusto entretuvo
a muertas generaciones de Laocoonte.
*
Custodios del secreto
Que el lenguaje de Apolo, tan ambiguo
nos conviene, me dijeron los custodios del Secreto.
Se resume en un Ser de atributos ideales
que impera y guarda el silencio de las cosas,
el «Aguántate, pón los hígados».
Será más tarde o más «a priori» que vendrán
los mundos idílicos, al fin por la venganza
olímpico-cósmica-trascendente
(hay dioses que no quieren que los entes revienten
y la carga emocional del sentido se abra por ahora,
se penetre de facto, que el himen de las vírgenes
al pie de los altares se preserve ad infinitum)
so pena de que venga ese asesino cósmico, caprichoso,
imponderable y se ufane por mandar las serpientes
de los mares y las asfixias de sus sacerdotes.
So pena que a sus hijos en las playas troyanas
los muerda un aguijón con ponzoña
de avatares extratemporales.
*
Jasón y los amuletos
Me van a proteger de lo mágico.
Me llamarán Jasón / el príncipe enamorado /
el presidente inútil porque nadie tiene fe;
pero todos con ilusiones de que puedan
reírseme en la cara y mandárseme
a la porra con las fuerzas del antihistoricismo.
Miren al presidente anestesiado con la visión
de una dama fantasmal, Cenicienta / Princesa
cuya única evidencia es la zapatilla de cristal
en las urnas del Castillo… ha de ser un espejismo,
obra de brujas escondidas en el mundo…
Y tú, princesa, descrita eres como golfa vitalista,
ninguna como tú tan vital y terca,
presunta obrera comunista, ser cambiante,
espía para los pueblos oprimidos,
producto acaso de The Freeport Doctrine.
Me llamaron el sacrílego / utopizante
por quererte y sólo dije, donde se pueda oírseme
clara y poderosamente que el hombre cambia,
así como lenta, gradual y dialécticamente
cambia todo... cambia la espiga de trigo
y cambia el grano de mostaza.
Cambia el huevo y la gallina guisada,
cambia la vida y continúa en la muerte...
pero me llamaron sacrílego porque tu zapatilla
invoco y me doy fuerzas desde aquella noche
que bailaste conmigo y luego te ausentaste.
Y fue poco lo que dije: que te escuché.
No dije lo que me susurrabas al oído.
Te habrá matado mis ejércitos,
te habrían torturado mis esbirros
por dirigirte a sí al poder que represento.
*
Las parteras necesarias
Que las revoluciones son parteras necesarias
y el dolor existe, pero sabio es
por precario y más sabia la alegría
que vence el odio, lo doblega antes
de que se descubra el miedo, la amenaza,
la codicia, la naturaleza amarga de los luchadores.
Dije que el alimento es bello desde que tú lo comes.
Y si lo come más el que está hambriento
más sabroso porque lo comen menesteros
que de veras han sufrido o los que tienen sed
y la piel expulsada por el frío.
Me han injuriado por revaluar la esencia
de ese dominio que ví en tí, aparición de mi encanto.
¡Qué desesperante no hallarte, que no estés conmigo
en carne porque vives clandestina en buenos corazones!
y definí, para salvarte que tu escondite
es un poder caduco, no podrás esconderte
para siempre.
Mi sociedad vencería tu dominio,
ángel rebelde, Pueblo Revolucionario,
alma imprescindible y necesaria
de América la Hermosa.
*
La verdadera zapatilla
Se imagina las cartas que Ella escribe
en medio de las guerras y verbaliza:
Ni yo ni ningún hombre son insustanciales;
ni meras cosas ni abstracciones…
Si tú quisieras te mostraría mi sustancia,
la verdadera zapatilla,
el verdadero pie de las naciones,
el verdadero sostén de patrias vivas.
Mi verdadero sexo.
No hay mitos ni doxas
ni opiniones de segunda mano
que me hagan justicia en tus fariseísmos.
El hombre cambia, hay un hombre futuro
que es más que un «saco de piel»
aprisionado para siempre al extravío.
Un revolucionario que combate
la metafísica fijista del ser-en-sí.
no es socialmente irredimible, no,
porque sea hoy una hediente horda
de biomasa primantrópica, amado amigo.
*
Protecciones que no llegan jamás
Me van a proteger, ay carajo, me dijeron,
del torbellino de la historia, ¡ay! porque es violenta
y loca la historia, el matriarcado recursivo.
Es la bruja Medea, lo nuevo siendo viejo.
Ella es el hada que con una Cenicienta
fabrica las túnicas de hechizo
y busca un vellocino de oro, y a su amante lo dota
de recursos y lo ama, pero, quiere a su manera
(tuvo un principio, como el huevo, que querrá
de su contradicción, el gallo germinal, la célula
que produzca lo nuevo, su pollo piante hasta lo eterno).
Tú eres su invención, Cenicienta.
Has hechizado un presidente, un pueblo,
un sistema de dualidad violenta.
Lo que das al visible y material mundo
de lo sido y manifiesto, es por de pronto poco y desafiante.
Del pensamiento te pasas al inmundo vitalismo,
y no te quieren. Una mujer, la más bruja de Creusa,
te dejará sin unidad y sin desfase.
Serás el sacrilegio y la venganza,
lágrima inicial, esencia sin sustancia.
Eres vientre misterioso, eres vengativa
cuando te vuelves ser en sentimiento.
¡Ay princesa de Colchis, eres trágica
cuando das en la túnica con la quema del Olimpo,
el cambio que es el comienzo de la terminación
de los conflictos. Eres bruja,
cambias, eres torbellino, eres angustia.
*
Jasón y los amuletos
Me van a proteger de lo mágico.
Me llamarán Jasón / el príncipe enamorado /
el presidente inútil porque nadie tiene fe;
pero todos con ilusiones de que puedan
reírseme en la cara y mandárseme
a la porra con las fuerzas del antihistoricismo.
Miren al presidente anestesiado con la visión
de una dama fantasmal, Cenicienta / Princesa
cuya única evidencia es la zapatilla de cristal
en las urnas del Castillo… ha de ser un espejismo,
obra de brujas escondidas en el mundo…
Y tú, princesa, descrita eres como golfa vitalista,
ninguna como tú tan vital y terca,
presunta obrera comunista, ser cambiante,
espía para los pueblos oprimidos,
producto acaso de The Freeport Doctrine.
Me llamaron el sacrílego / utopizante
por quererte y sólo dije, donde se pueda oírseme
clara y poderosamente que el hombre cambia,
así como lenta, gradual y dialécticamente
cambia todo... cambia la espiga de trigo
y cambia el grano de mostaza.
Cambia el huevo y la gallina guisada,
cambia la vida y continúa en la muerte...
pero me llamaron sacrílego porque tu zapatilla
invoco y me doy fuerzas desde aquella noche
que bailaste conmigo y luego te ausentaste.
Y fue poco lo que dije: que te escuché.
No dije lo que me susurrabas al oído.
Te habrá matado mis ejércitos,
te habrían torturado mis esbirros
por dirigirte a sí al poder que represento.
*
El triunfo de la posmodernidad
En el dominio de las relaciones sociales,
ya pocas dudas tengo,
es donde se urde el desproceso
del proceso, ahí donde te quitan
el espacio y te dejan sin voz
y descalzado el oír y calato en los rumbos.
Todo lo malo que ocurre al hombre
para que sienta los fatalismos infinitos
y se refugie en la culpa de Dios
y el pretexto del innato pecado,
nace ahí, donde alimentarse es tormento
y se organiza una angustia
sin premeditar sus malas intenciones.
Ahí nace y se culmina
el acto de renuncia y desaliento.
En el reino de las relaciones sociales,
al impacto de lo insatisfecho,
se aprenden los abecedarios del sentirse
impotente, cohibido, solo, traicionado
y, ya entonces, comienza el inmoral rito
de convalidar al que está apertrechado
en la élite dominadora y despiadada.
Todo lo malo que ocurrirá o que vuene ocurriendo
si al final del proceso se confirma
el poder desvergonzado, se revela en lenguaje,
en alto grado abstracto, sin detalles, hermético.
La posmodernidad cuando triunfa
perfecciona la abstracción y el hermetismo
para el control social absoluto.
*
Algo ante lo que Ella difiere
No hay garantes sociales, históricamente inmutables
y justos. Quienes pretenden serlo concluyen
que los medios de producción ya tienen dueños.
Y ella, ruda y amorosa, al mismo tiempo, me lo dijo:
«De esos hombres eres uno; mucho poder
te ha hecho cobarde y cómplice.
No hay garantes sociales, absolutos».
El capitalismo y el libre-empresarismo
son sagrados. Dios es el bendecidor más providente.
Uno (es): el extraviado, germen del pecado original,
uno por terco, por no ver la ley común,
por eximirse del Karma y no dar al César
lo que es suyo, es el ignorante. Uno, por pertinaz,
el que no quiere enterarse que el capitalismo
es eterno, intocable, imputrefacto, se vuelve
como tú, pasajera, huidiza, clandestina…
y en tí no se haya otra cosa contenida
que pueda ser llamada principio disolvente,
encadenamiento de procesos antagónicos.
Aunque yo sea el imbécil, eres tú
la que vas entre sombras, reducida a zapatito
y un mito del genio irracionaloide, locario.
*
La misión
Un contenido tácito en ansias vibra.
Abrirá la esperanza. Un futuro polarizado
se advendrá en el presente.
Un relámpago de autoridad lo fundará.
Su razón preexiste. Su negación se muere.
Su divinidad exige, Anda y sigue, levánte y reparte.
Opónte a las voces hieráticas del eco,
a la oscura tentación de las incogniteces
y las penumbras. Y las tumbas en vida
y el cansancio.
*
Te hablaré en torno a Ella
A Nilita Vientós Gastón. In memoriam
Yo de mi mujer lo guardé todo,
hasta basura que sobró tras su muerte.
Lo más lindo no es recordarla con su par
de chanclas viejas; memorable ha sido
cómo la amé siendo ambos pobres
en la chucha miseria de la vida».
Con la violencia de tu búsque clavaste
dagas y te fuiste sonriente.
Todos los dedos metíste de un zarpaso
en mi pecho al querer deformar lo que recuerdo.
Ella existe y todos vienen a matarla,
a sacarla de mí como un sentido,
a escupirla en mi rostro porque no está presente.
Ella que fue mi ímpetu, se ha convertido
en razón de mi vida, en expresión de mis huesos.
*
Invitación al hombre humilde
Para que haya uno, uno solo,
a quien oiga y sea él, quien conmigo
sin ningún hermetismo canta, invitaré
al vecino, al más humilde, al que tenga
amor social a flor de piel y parezca un mendigo.
Uno que no sepa por qué ya no hay certezas
ni absolutas ni provisionales; él no sabrá
de los distanciamientos, ni del Islam
ni de Occidente. Que el mundo viva
como vive, dividido y fragmentado,
no importa un higo, no le va
ni el viene. Es un hombre sencillo.
Sólo dice: yo ví, lo sé como las palmas
de mis manos; lo sé como mis días
de contento que han sido muchos
sobre la Tierra y mi barrio.
No sabe él lo que es real en el universo.
Tampoco quiere saberlo, sería egoísmo
que él crea soportar tan gran conocimiento,
si es un tonto, carente de todo mérito.
No. No. «Yo no tengo verdades ni dioses,
tal vez los hay. No lo he sabido,
no los he visto aún; yo sólo vivo
agradecido de que vivo».
«Sí, me da pena de usted.
De lo más bello que vio
(esa mujer mencionada del instante)
sólo guardó por recuerdo un zapatito.
*
De los desafíos de los trabajadores
El quiso forjar una obra, tener una tarea
y para hacerla tenía sus ojos.
Decía, con ellos, el mundo existe,
territorio me fue dado, o estuvo ahí,
siempre, y yo lo acepté y lo quise.
En cuanto tal, sería mi tierra-patria-horizonte.
Ahora pregunta qué tiene, o qué forjo
(el hombre que quiso hacer una tarea
y decirse trabajador y honrado).
Aún sigue teniendo sus oídos,
con los que escucha diversidad de cosas,
incluyendo el viento, el trueno, o el lloro
de su parturienta, o risas y pataratas infantiles.
Oye que el ser no existe, o es incomunicable.
Ya no se atreve decir Soy ni en soledad.
La duda lo carcome; tampoco ha de decirlo en público.
Todo lo pensable no es tan bueno
que se diga, la imaginación se ha vuelto un entredicho.
Lo pensable tendría que ser y lo que es
no puede ser inverosímil. La primera ley
ya pide que su tarea no sea absurda.
No se invente o construya, por ejemplo,
un caballo con alas. O una libertad
fuera del mundo. Que no la tenga en sí
ni como pensamiento.
El quiso hacer una obra y tenía sus manos
para edificarla; pero su trabajo ya no es suyo.
Es trabajo forzado. No es la voluntad con qué pensó
en hacerlo, desde que vino otro y lo convenció
que el trabajo es externo. Suya no son siquiera
esas manos, esa tierra que pisa, ese taller
que lo cobija para que satisfaga al patrón
que pide: «Ház mis cosas; yo te pago».
El quiso hacer una tarea para sí
y con ella decirse creador, útil y honesto.
Hoy le informan que no puede
aunque tenga aún los ojos para ver las herramientas,
oídos para que, por voz, se le instruya,
manos para que se ejercite;
pero lo han convencido, además, de que él
no tiene ser, sólo funciones animales,
no espíritu. No hay que trabajar por la Verdad
ni por el Ser, ni las Grandes Cosas propias
(la personalidad que lleva dentro).
El que quiera trabajar por el Ser
se funda en lo impensable, el No-Ser.
Entonces muere. De nada le servirá
la vida de sus manos, la idiosincracia,
el ánimo. El buen deseo. La voluntad iniciadora.
Si no quiere sentirse como un animal,
trabaje de acuerdo al reglamento convincente:
la palabra no es pensar, ni es la idea ni el objeto
ni el conocimiento del producto.
2.
Alguien quiere tu trabajo. Se fijó en tus manos grandes,
duras, próvidas. El las vio con unos ojos que no son soñadores.
Son como deben ser, calculadores. El concibió el proyecto
y dijo que la verdad es la presencia de tus manos
y su opinión y su parecer. No el tuyo. Hoy no eres
siquiera indispensable. Muchas manos hay
como las tuyas y, sin tus ojos, hombre pobre,
sin tus ojos que sueñan y producen pajaritos preñados.
Hoy se te ofrece un contrato. «Tómalo o déjalo».
Quien te lo ofrece no tiene prisa de alimento
como tú. El ya triunfó con la técnica que es suya.
El es como Gorgias. Tu verdad no le importa.
Tu dignidad no la mide por tus sueños,
sino por tu derrota. Tu impotencia.
Y él adivina en que devendrás si rechazas
la retórica macabra que tiene su contrato.
Harás como todos los que no tienen el poder
ni la riqueza ni las herramientas ni el Estado.
Comerás fetiches en la mañana, fetiches
en la noche y, entretanto, al mediodía...
mierda y miseria, hombre pobre.
3.
El quiso forjar una obra, tener una tarea
y para hacerla tenía la voluntad, hallar en qué ocuparse,
vencer el ocio, no querer escindirse en preguntar
en nombre de Quién o quiénes sudar por el pan diario.
El era un ser honesto, no mataría para darse alimento,
él quería ser humano, no una bestia,
y su miseria era real; él no quería fantasmas
con los cuáles debatir aquella verdad de sus orígenes;
tengo hambre y la familia entera de mí espera
alimento y Gorgias dijo: «No hay Ser y si lo hay,
de cierto que es incognoscible e incomunicable».
Por eso estuvo allí, tan triste
(el hombre que quiso hacer una tarea
y decirse trabajador y honrado).
Mas ya no estaba soñando suavemente
que él transforma el mundo cuando, en realidad,
es el horizonte de congoja, la sociedad de otros,
la que lo transforma y domina.
El ya no quiere un Ser inefable, prodigioso.
Ya se dice arrojado; él no hizo el mundo,
pero Dios tampoco parece que se acuerda.
En fetichismos divinales sólo se expresa su impotencia.
Y en el ocultamiento de su miseria, no se consuela
porque la entiende en el estómago y en el taller
que no produce para sí, sino para el que explota.
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