Tuesday, March 08, 2011

A Blanca Canales / La hora del desquiite /


A BLANCA CANALES

A Blanca Canales (1906 – 1996), patriota puertorriqueña

Llegan
a pueblos soñadores,
ante la gente
(para quien la libertad tiene un sentido
y la identidad, orgullo básico),
llegan
con sordo eco de amenaza,
con muecas
y empecinado desdén.

Se meten a las villas, donde hay hambre,
pero aún la esperanza sobrevive
y el corazón no se vende por raciones.

Días hay en que izar tu propia bandera está prohibido.
Días para sitiar a los pueblos y vigilarlos
desde aviones artilleros, días cuando tu nombre, Blanca,
es temible, grandioso como la gran voz de tu líder,
Pedro Albizu, y días hay... tú también agigantas
tu voz dulce, detienes la vocinglería de los delatos,
cortas líneas telefónicas del pueblo,
subes al balcón más alto y declaras la República
(desafías a los que están vendiendo
al precio de las sangres de tu pueblo,
el proyecto sagrado, protegido de Betances a Albizu).

Días hay como el año en que escuchaste
al Maestro, al único capaz de hacer su voz la tuya,
pero lo van a enjaular, quienes llegan
triunfalmente mercenarios, nuevos amos que se quedan
con tu pueblo, esquilmándolo en lento proceso
de colonia y mansa obediencia envilecente.

Y tú no eres así. Así no es Nemecio, socialista,
así no es Elio Torresola, tu hermano,
así no era tu padre ni tu madre, así no es
Lolita Lebrón ni Carlos Irizarry.
¡Son la gente despierta mientras
los otros duermen y se humillan!

Días se asoman para proclamar la Gran Mentira.
El Estado Libre Asociado vendrá para salvar
a todos, vendrá con pan y tierra
(y la libertad que se la metan saben dónde,
porque el Amo viene, con largas cadenas
a esparcir nuestro espíritu de patria en lagos
subterráneos de lágrimas, en alegrías lujuriosas
de jactancia enemiga y en complicidades
conseguidas en violencia desde el aire).

Vienen por tí, Blanca Canales.
En Jayuya dijeron que atacaste los cuarteles,
que izaste la bandera proscrita,
que viajabas en auto cargado de revólveres,
que cortaste los cables de la telefonía,
que incendiaste los correos federales.

Ahora el pueblo está sitiado por tu culpa.
Van a empezar a hablar de lo que tienes en el pecho,
no un corazón, una araña peluda, estrella
conspiradora, anárquica, feroz como un lobo
sediento de la sangre en mansedumbre.

Van a olvidar que leías desde niña sobre héroes
y pueblos sojuzgados; te dirán soñadora, sí,
alucinada en la desobediencia, empero,
sueñas con furia, y van a encerrarte
donde está Lolita, otra que es como tú,
brava, indeteniblemente revolucionaria,
perpetuamente inconforme.

Llegan a Jayuya, tres días libre por causa
de tu voz, llegan al poblado donde no se mueve
ni la hoja de un árbol, sin que tú seas el empeño
de una diosa en la tierra, una diosa entusiasmada
con el árbol de tres días, zarza ardiente
de tu pasión de mártir.

Los aviones lanzan bombas desde el aire.
La Guardia Nacional dispara lo mejor de su artillería.
E irán por tí. Te arrestan, te acusan, te insultan
y decretan 60 años de prisión para tus canales
de blancos, tibios huesos, de calidez
y amor organizador, de patria.

12-12-1996

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LA HORA DEL DESQUITE

Cuando ya el prójimo no tiene nada que dar
o no quiere hacerlo, cuando observa al hambriento
y no le da de comer, cuando una parte de mí
sale de la memoria del hecho / economía moral /
que exhorta que nos necesitamos
en mutua tarea de vivir,
la Humanidad entra en Caos
y no se hallará a ninguno, ni uno solo
con la urgencia de dar.
Los hay por excepciones.
Son mártires.

La ley cambia.
Esta es la hora de quitar.
Seguirá viéndose al Todo,
pero no su unidad. Seguirá hablándose
de Dios y de lo Eterno, pero no en certidumbre,
no como todos incluídos en el círculos
de las perfecciones o las metas de acción.
La Voz cambia y en el discurso social
la Patria se prescinde, se posterga
y quitar es la palabra de pase.

Voy a quitarte la ayuda que te dí.
Volveré a poner el pie, ya no me agradas
y voy a darte el tumbe y robarte lo que tengas
escondido; voy a desandar lo que andamos
y rehacer la mente colectiva
a cualquier precio.

El mundo se ha llenado de miseria
y hay que hacer un escogido, vincularse
a unos pocos, no a la masa.
Hay miseria de TODO y ausencia de educación
ante tanta injusticia.

Y miré hacia Camboya, si no quieres
observa a Puerto Rico, por si acaso duele menos,
el hombre con su nuevo pensamiento colectivo
y su ley de Khmer Rouge
ha matado a 1.7 millones de vecinos.

Europa, décadas antes, hizo lo mismo
cuando supo que puede ser
que el judío tenga / sepa / cuida
de «algo» escondido
(¡hemos de quitárselo, qué mejor que sea mío!
y en Auschwitz se inició el Holocausto).

Y después, el exterminio se extendió
a los armenios. Y luego
dos bombas sobre Hiroshima y Nagasaki
para acabar a nipones, como si todos hubiesen
sido los asesinos que urdieron
la putasa de Pearl Harbor,
pero vayamos por el desquite.

Muerte y ultraje en los Gulags, también la muerte
en represiones, judíos ya contra palestinos
y árabes y lo mismo en Darfur, en Irak,
en Ruanda, en Bosnia, en selvas de Vietnam,
con napalm americano, con ira de santificados judíos
y fanatismo árabe y estos 9 / 11
y estas cárceles clandestinas de tortura
en Abu Gihrab o en Guantánamo
y estos feminicidios de Ciudad Juárez,
¿qué más se necesita para probar
lo que viene
si se cree que la Abundancia se acaba
y, con ella, el amor, la economía moral,
la riqueza del trabajo en equipo
el junte de la Unidad multidiversa
y esencial del Todo?

13-03-2005 / De «Teth mi serpiente»

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LA CARENCIA Y EL ABASTECEDOR


«La redención llegará hoy –
si escuchas Su voz»:
Rey David

Cuando no tengas qué dar, retírate.
Posiblemente, es el momento en que debes recibir.
No salgas como un pordiosero,
o vistas el harapo por causa de tu carencia.

Sé fiel al Abastecedor que no crea
mendicantes. Ni pide matanzas.
El no es mortal y no creó
el mundo material para frustrarnos,
sino para beneficio, paz entre naciones y reinos.
.
Lo que ofrezcas sea valioso, no migajas
que ofendan al Abastecedor. Migajas
de los bolsillos ni las ofrezcas a los cerdos.

Lo que das, con don de espíritu
y la ética más alta, que sea como las perlas
y así se las bendiga, así se las agradezcan

2.

A quienes son espiritulmente apáticos,
vanidosos exhibidores del ego
y vanagloria de la carne, espléndidos rateros
de Nefesh, déjales clamar públicamente
su necesidad. Deja que supliquen con el plato
de la mano y el bostezo extendido
y humillado.

Son almas que sufren, entre todos los kelim
vulnerables y padecen y, por el contrario, uno sólo
es el beinomi menor, benjamita intermediario
que lo informa, o brinda desde sí bendición
de emergencia.

Para alguna penuria tuya
que sea Quien te dio tu Vasija quien la llene.
Tú... empújate al salto del espíritu.
Si tanto Ruaj alegas el que te dio el Aliento
que sea Su Aliento quien se encargue de Tí.

Tú ponte en la unidad de la Gran Luz
que primero rodea lo creado y luego lo penetra,
memele kol almim, sovev kol, prueba
sus colores, ahora que evidencie sus luces de Orot
ya que son abundancia y no sólo promesas.

3.

Si eres tú quien preanuncias consuelo
y no dádivas, si das luz, si cuidas que no falte
a quien amas, si como socorrista das el todo
por el otro hasta que te cansas y extenúas;
si todo porque Dios habló en Sinai,
al fin, tendrás que retirarte para que vuelvas
con manos llenas, al fin será que seas
tú quien hables con El..

Y eso en la víspera del evento confirmador
representa dos cosas: el momento de morir,
agonizante en Sinaí, o el mérito de kairós,
tiempo de unidad y de milagros
que renueva la Abundancia.

23-03-2005 / De «Teth mi serpiente».

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EL VAGABUNDO Y EL OLVIDO

«La verdad (que) es un sangrarse el corazón»:
Baltazar Gracián, «Orácula manual», 1873
Acúseme quien sea el más excelso
de los hombres, el más ángel y más cristo,
de que he sido un vagabundo.

La verdad me sangró los talones;
rompió mi boca y mis dientes,
caída tras caída y jetón.

En la sombra, me asomo a los espejos
y digo: ¡Cuánto cuesta una pizca sencilla
de tu esencia, un verso dulce
accesible a Tu Nombre y Cercanía!

Acúseme de una vida mal organizada
(de mirar al tiempo por encima del hombro).
No soy el más feliz, nunca lo he sido; nada dejo,
a excepción de estas mentiras puras,
verdades obsesivas, precarias,
como mis mismos pasos.

¿Dejé a otros una razón rememorante?
¿Qué da quien cultivó el olvido? Nada.
No supe lo que es mío. Y no cobré a ninguno,
pero doy, cuanto puedo, todo.

Que nada sea para mí. No quiero
la pesadez, el cansancio, la memoria.
Es por ésto que olvido. Por la verdad,
que me sangra, me he vuelto un vagabundo.


20-09-2000 / De «El hombre extendido»

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