Friday, March 04, 2011

El regreso y la asignación de tareas


El regreso y la asignación de tareas

Cada quien tiene una tarea en la Revolución.
Cada persona. Sea el adulto o el niño.
La hembra adolescente, la anciana en medio
de sus canas y arrugas, el viejo con nostalgia
y que sonrié, el cosido por la edad
que en sus achaques apresura ansiedades
de muerte y fuma y lamenta.

Todo el mundo se hizo para verla, escucharla
y saludar a esa gran consoladora, hija
que se fue ingratamente expulsada del abrazo,
aunque no quería irse. Ella escribió cartas
y ninguno le dio respuesta aunque ella dijo:
«Regreso. No se enojen conmigo.
Que yo vuelvo, amorosa, aunque pongan distancia».


Cada quien sabe cuando llega la que se espera.
A quien se espera es a Ella, única que se atreve
a desafiar las ventriloquías mediáticas
de los explotadores, desinformadores de cómodo vientre.
Ella ha teorizado largamente lo que solicitará
del chico y del adulto y siempre redujo
a una palabra madura de exhorto:
«Amor».
Sin olvido. Amor siempre.
Esa es la tarea.
Dejar de creer al que vende su patria.

A la Revolución la merecen y dan bienvenida
quienes aman sus pueblos, los patriotas.
Tarea es volver al deber, al alerta,
ser, digámoslo así, un poco incrédulos
ante aquellos que han dicho que la cultura política
de Occidente es inherentemente benévola
y moralmente superior a toda otra concebible,
a toda revolución alternativa, cuando es todo
lo contrario de facto.

Ciertamente, la Revolución más profunda
queda como lo que siempre ha sido
y por lo cual la reprimen: incredulidad investigadora
saldo de un amor o auxilio pendiente que pone
a andar al conforme, al que teme caerse.
«Levántate y anda, Lázaro», dice a los pueblos.
«No te llenes del aire prepotente de mentiras
para que tengas espacio para recibir allí
donde yo llego, el corazón mismo;
yo me encargo despuiés de dar tarea
al intelecto. Házme espacio que vengo».

2.

Siempre habrá gente que no quiera una tarea.
Que ha de preferir la creencia de que Ella ha muerto
o que es un embuste del poder, que no hay voz
ni lucha limpia en la izquierda, ¿pero la hay en la derecha?
¿Y qué vamos a hacer mientras los poderosos
de las burocracias gubernamentales se suben
los salarios hasta la indecencia
y los empresarios rescatan sus negocios
con impuestos del pobre, congelan
las pensiones de los envejecidos, el gasto escolar
de los estudiantados, revientan al más pauperizado?
Y las riquezas de la élite, los más adinerados,
se deposita a salvo en bancos de paraísos fiscales.
¿Qué haremos con los que separan
4.000 millones de dólares al día en gastos militares
y armas cuando más de 70.000 personas a diario mueren,
hambrientos, en el genocidio invisible del desamparo?
¿Qué haremos con los delincuentes de cuello blanco,
capitanes de la industria que, en realidad,
son bandidos, estafadores, ajenos a la economía real
del que padece? ... y quien padece,
con estas estrategias de explotación trazadas
por los potentados y banqueros, son 1.020 millones
de hambrientos afectados a diario.

3.

No se le dice a una mosca: «¡Qué pena
que has muerto! Vengo a salvarte, a impedirlo»;
pero hay niñez en nuestro mundo que muere
como moscas y mientras haya niñez viva,
aunque estén malnutridos, Ella viene con una palabra
y unas tareas sencillas: «¡Qué afortunado eres!
Ama la vida, niño, porque 24,000 como tú
mueren cada día», los mata una enfermedad
que puede prevenirse; pero son pocos
los adultos que quieren verlos y compadecerlos
e intentar la altarenativa de curarlos;
pero bendice la revolución que te cuida.

Bendice a quien construye un acueducto
y abre pozos de agua potable
para que no te enfermes. Ese es mi rostro,
el rostro de la revolución que otros piensan
que se fue para siempre.


«Sé agradecido hasta que crezcas
porque a tí puede que sea a quieb te toque en el futuro
construir los pozos, o el abergue para desnutridos
y huérfanos. Edúcate, no desaproveches la oportunidad,
si tuvieras la suerte, porque hay 100 millones
de niños en edad de enseñanza que no van
a la escuela, que jamás verán un libro,
un cuadernillo, un lápiz o un maestro».


Otros 150 millones, desde la edad de 5,
ya trabajan, no hay que fozarlos a hacerlo.
Si no trabajan no comen. Son pobres
en el sistema impío, donde la gente no cree
que yo soy necesaria. Hay un billón de niños
en abyecta miseria. Cada segundo son más
los que nacen que sin un techo adecuado,
sin acceso al agua limpia que se bebe
y casi once millones morirán como moscas
antes de cumplir la edad de 5.


Pero yo seré el consuelo de tu breve vida;
yo siempre te diré te amo y voy a recordarlo
a tu padre, a tu madre, a tus vecinos
cualquiera fueren sus naciones.
Quien no te ame, te rescate, que no se diga
patriota, que no invoque el nombre de revolucionario
ni te asigne tareas, que no se llame humano
porque «Yo soy celosa» y conozco a quien merece
Mi Nombre, mi causa, mis anhelos...

4.

A los adolescente
Tus tareas

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