Sunday, September 29, 2013

ELLA ME GUSTA / LA ESTROFA / VI UNA NINFA.../ A UNA MUJER ALADA / MIS CELOS / REFLEXION SOBRE LO SENSUAL




ELLA ME GUSTA / LA ESTROFA

La ninfa que me gusta dialoga
en autobuses. Vive en la esquina.
Deja su rastro en mi puerta
y todos la quieren por su apariencia
de ficción en carne viva,
ojos grandes y labios rojos
que llaman a lujuria.

Tiene las piernas
como frondoso tallo
y sus muslos sin dueño
pero ella descansaría
sobre la estrofa que yo escribo.
Es la estructura lírica
que me gusta.

*

VI UNA NINFA...

Cuando la veo ir / navegar / 
de un lado para el otro, sé que me presiente. 
Sus aguas / espacios / pueden compartirse
como parte del camino que ambos seguiríamos;
pero ella no sabe de qué predio del viento
mi voz llega...
y yo la llamo igual,
viéndola o no,
haya calma en la mar
o haya tormenta,
como en violentos celos
y ansiedad de unir al fin ambos destinos.

Otros, como yo, la desean.
La tientan, la atacan.
El mar es violento
y en los bosques,
hay bestias.
Hay que bloquear a veces
lo que hiere y acosa.
Pero yo
la amo;
¿y ella
a mí?

*

A UNA MUJER ALADA

.... aunque quiera quererte 
y sepa que me quieres, si es larga tu ausencia,
no me redimes ni me libras ni me lloras
porque por cosas mayores te vas al infinito...

Te querré con la misma propiedad
con la que mis ojos te han comido y perdido
en la tragedia cotidiana y natural, 
que tú me olvidas.

Y es injustamente predecible
que te haya olvidado, a veces repitiéndote...
¿Por qué sigo creyendo que el amor puede ser más
que amor y el placer, una puerta y un naufragio?

1-9-1993 / Tantralia

*

MIS CELOS

Aprendido tu nombre, te habré dicho gracias
por primera vez y estaré por admitir
que te he querido a veces, 
que me has herido el rostro,
que me dueles cuando no me recibes
tanto como me duele que no me busques 
en mis propios caminos y navas... 

No que te quiera mejor como en ollas de Egipto
ni menos que te quiera en andanzas de rogona, 
pegostes nomás de adobe
y no que no tengas marmita para cocer el rancho
a la tropa; sí que la tienes 
peroi los celos hacen daño y mejor no tenerlos;
pero yo no aprendo a recordarte 
todo lo bien que mereces
ni te amo todavía lo suficiente 
para que no me duelas.
A veces a tu nombre olvido.

*

REFLEXION SOBRE LO SENSUAL

... nada de lo tuyo en tu cuerpo
quedará sin lamidas, degustado...
el ombligo provocador, el hondo abismo,
los senos tuyos que se mecen, 
con ritmo dulce y juvenil de colegiala; 
sí... tú eres quien, 
al examinar la morondanga
del que viene y va, 
inspiras mi sensación y recuerdo de hartazgo
Me das para hoy y mañana, 
más nunca límite a lo eterno
y cósmica abundancia;
nada entregas de este mundo 
que carezca de hermosura rutinaria. 
Diariamente brutal, eres.

Entonces... y por eso...
lindo ombligo, ricas nalgas, deseo
y nostalgia de amor, 
¡eso eres aún!...

¡Es lo que quieres ser; es lo que puedes
y lo que aún deseo cuando me faltas!

De TANTRALIA / CARLOS LOPEZ DZUR

Thursday, September 19, 2013

CECILIO, EL DESOBEDIENTE / De Cuentos sediciosos y bolivarianos



CECILIO, EL DESOBEDIENTE 


1.

«La escuela del heroísmo conminará eternamente a la escuela de la fuerza y la aplastará... Juremos que cuando llegue el momento sabremos morir como héroes, porque el heroísmo es la única salvación que tienen tanto los individuos como las naciones»: Pedro Albizu Campos, 25 de octubre de 1935.

Cuando en Pepino vieron reaparecer a Marcianita, la hija de Cecilio  fue en 1936. El murió y vino a verlo antes que se lo comieran, bajo la tierra, los gusanos. Siendo que es el padre de ella, el primero nacido en Cidral, ha de ser uno de esos vástagos de la Real Célula de Gracias, Echeandías-Mendoza y Vélez.

Cuentan que de los primeros en llegar, por 1823, estuvo uno de los hijos de Juan Bautista e Isabel Mendoza. Cecilio Dámaso se hizo querido porque conoció el campo. De Cidral a Bahomamey. Del él se dijo que fue el hijo de Juan Bautista que no se quiso ir a Camuy. A él le gustó Pepino y alrededor del campo de los bahomameyes se inventó una fe, con belleza como la que Doña Eulalia y su hija Dolores mencionaran, fe en avispas bravas, en colonias sociales, donde la mujer es la reina. 

Cecilio Dámaso se casó con Maria Marciana Rosalía Font-Feliú, gente de cepa rica y emprendedora. El, como Agustín, empezaron de abajo, arrendaron fincas y fueron labradores. Como los primeros Echeandía, eran venezolanos y bolivarianos, como los Arteaga López. 

Agustín se casó con una de las Arteagas aristocráticas, pero, en los años del Alcalde José Bartolomé de Medina, al decir de Lola, la Boquirrota, «cagaban con el culo cerrado», porque eran las hijas de María Isabel López y de Ramón de Arteaga Pumar. María Luisa era nieta de una marquesa.

Cecilio Dámaso siempre defendió a las primeras cepas de Echeandía, tanto a los de Pepino como a los de Camuy. Les llamaba 'revolucionarios'. Fuesen caraqueños o de su original Güigue (Carabobo, Venezuela), se sentían herederos de la tradición del Pronunciamiento del Comandante de Riego y, cuando hallaron a su paso, por Puerto Rico, venezolanos como Manuel Rojas, los abrazaban como hermanos y hablaban sobre las luchas de Bolívar.

Los hermanos Rojas eran venezolanos, caraqueños, y conocieron a la más valiente de las Abejas de Añasco, que fue Mariana Bracetti. Ella les preguntaba: «¿A qué clase de acumulos aspiran? ... porque hay un triunfo que lograr? ... y yo conozco al profeta que lo define y predice». Y uno había que lo enseñara en Puerto Rico. Era el Dr. Betances, masón de Cabo Rojo; él les hablaba de cierto Triunfo y para hablar sobre ese triunfo, Miguel Rojas se traía la muchacha, siempre peinada con dos trenzas. Cruzaba el campo desde Añasco a Lares y ella terminó casándose con él. Y aprendieron juntos a laborar en el negocio del café. A menudo, reuniéndose con los esclavos, aleccionándolos con Los Diez Mandamientos de los Hombres Libres. Los del Cristo mulato: Betances. Decía que era el Negro Briceño de Bolívar, pero, jugándoselas por Cabo Rojo y Lares.

Cecilio Dámaso no tuvo la suerte de conocer una Abeja Brava. Ni tuvo en su casa una mujer que bordara la bandera solidaria; él se codeaba con el poder colonial, aunque de joven, menos. Era estudioso, introvertido, amante de los árboles y el estarse solo; pero él les dijo, calladamente, a esos venezolanos de criterios subversivos, creo en ustedes. «Algo me dice que crea». Trataron de alentarlo, de vincularlo a la Misión del Porvenir, para que él visitara los panales y él se negaba, porque ya estaba casado y su mujer tenía miedo de esas cosas de lo subversivo. Ella no tuvo sus brazos de oro, ni sabía hilar con La Fe de la Bracetti, o los Brugman, o Betances. Era mujer de calmas, recelos y con la sola palabra secreto temblaba. 

Significaría problemas o cosas del Diablo. Sin embargo, porque su padre era «hombre de La Fe», Marcianita Echeandía lo quiso. No salió como su madre, muy influenciable y maltrante. Eso solía decir él de todos los Font que le dio ella, excepto de Marcianita, su hija. Le agradeció el nombre que le puso. «Marcianita, para que halagara a su madre» por alguna cosa, pero él habría querido que se llamara Mariana, pensaba en la añasqueña que lo concitaba, con Miguel Rojas, a hacerse revolucionario. «Hay una buena raíz de los Font, pero son los del Barrio Hato Arriba», le decía Bracetti.

Cecilio Dámaso le contaba a Marcianita que no todos los Báez, aliados a Font, hicieron a su familia, sombra de maltratadores. Los que son malos son esos Feliú. También sucede que los Font tienden a ser estudiosos, calculadores, acumuladores. Sueñan mucho en las cosas materiales. No saben con quiénes se juntan, cuando de negocios se trata y quieren el poder más que cualquier cosa, a veces sin escrúpulos. El examina eso al observar a sus hijos. Dice que Getulio es un puerco. Son hijos enconados, rencorosos, así como fue Cheo Font-Feliú. Y él se desesperaba con muchos de ellos. Los conoció, uno por uno, y decía: «Algo hay aquí que no mezcla, algo con genética mala». 

De su fe anti-colonialista parecía que ninguno de sus hijos había sorbido ni lomínimo. Todos querían lo suyo, lo que es externo, nada de su alma. En 1878, el primero que se acercó fue Pedro Antonio Echeandía Medina y, con él, Victor Martínez. Querían la finca de Bahomamey, las externas dimensiones de la hacienda. El secreto de «La Fe», no. Hasta los primos le desagradaban.

2.

Tantos años y no poder decir a nadie en torno a este hecho. El ya supo el secreto de secretos. Se lo dijo María Luisa Arteaga López, la mujer de Agustín, y él no lo creía. Y los hermanos Rojas de Lares y la Bracetti, de Añasco, al reencomendárselo, le decían: «Ese ideal no lo abandones». Es un mandato. Antes que se abortara el Grito, su parentela que entroncara con Don José Ignacio del Pumar, Marqués de las Riberas de Boconó y Masparro, Visconde del Pumar y Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos II, se lo informaban a través de los Mendoza. 

«Hay un asunto pendiente: Fue el anhelo de Bolívar, del Dr. Guillermo Mendoza y de la Coronela Dolores Dionisia Santos Moreno, quien nos instó a que se lo recordaran innumerables veces y para siempre a todos los Mendoza y Echeandía, Belazquide y Azpiazu, en nombre de las mujeres trujillanas, pilares de la Sociedad Secreta Comuna Hermanos y, ¿cómo es que el mismo Manuel Rojas lo supo, cómo que él reculara después que hizo promesas de servir en lo que fuese? ¿Por qué se hizo él tan escurrizo como gallo juidor, si el mensaje se le dio el día que pisó Cidral: El Marqués murió combatiendo contra el Rey». 

Toda su cuantiosa riqueza la ofrendó a la nueva Patria. A Venezuela no le negó sus hijos, su fortuna y su vida. Así fue Don José Ignacio del Pumar, Marqués de las Riberas de Boconó y Masparro, Visconde del Pumar y Caballero'... siempre probaba sus fidelidades. Concurrió con su apoyo a la rebelión de los comuneros del Socorro, siendo teniente de justicia mayor y alférez real y, por servir a la libertad, fue encarcelado en Guanare... y, ahora ya es tarde para recordar.

Marcianita ha llegado y él está muerto. Se enteró que ha muerto y vino de chiripaso. Ninguna de sus hermanas quiso avisarle, como si tratara de que vino de paso, a cobrar su parte de la herencia en irse. Ella sí lo amaba a él, por ser persona.

Desde ese astral fantasmal, desde el que ahora mira, él sabe que ante su féretro están sus hijos. Posan ya que, al fin, serán herederos; harán sus repartos. Ahí está Getulio, capitán de la Guardia, Teresa, Sara, Antonio, Emilio Chilín el Malo... y Marcianita, por supuesto. Desde la muerte, ya con manos cruzadas sobre el pecho, observará que a ella la están atropellando. La desprecian... Es tan distinta y única que pudo haberse parecido a María Regina Montilla del Pumar, emparentada con José Ignacio del Pumar, el Marqués, y simpatizante de laSociedad Secreta de la «Comuna Hermanos», rival de las hordas españolas, desde las caídas de la Primera y Segunda República.

Oye. Le preguntan: «¿Qué vienes a buscar, Marciana? ¿Por qué no te quedaste en New York, echándole vivas a Alvizu Campos, a comunistas y mujeres modernas, putas y colmillúas que piden que se extienda el voto hasta para quien no sabe leer?»

Se burlan. Y la culpa es de Marciana Font, la madre blanda... «si hubiera sido como aquella que yo conocí, después que quedé viudo, mas era blanda, pobre mujer mía, mi viudita».

Se lamió los bigotes hasta en forma de cadáver y eso que Cecilio ya estaba viejo para esos romances tardíos con La Capitalina... ¿Recuerdas, Getulio? Te dije: hazla que venga, que sea puta no me importa, yo sólo quiero que me haga recordar lo que hubiera sido ser valiente, como libertador, subirse a un caballo de los que el Marqués José Ignacio regaló a Bolívar, uno entre mil caballos, tener un segundo aire de vida... encomendaría a todos, entonces, proteger una Doncella, la Libertad... y recordó obsesivamente cómo hasta los Font fueron concitados a luchar contra el coloniaje y la opresión del negro.

Entre lo mejor de Hato Arriba, estuvo Manuel, Miguel, Ramón y Rodrigo Font Medina, hacendados que liberaron a sus negros (a Juan, Santos, Cruz, Félix y Aureliano) y a todos, esos antiguos Font-Medina, los educaron como revolucionarios, sea por la influencia de Pancho Méndez Acevedo y sus hijos, o por Manuel Rojas y su hermano, quienes les dijeron: «El verdadero triunfo es poner todo lo que tenemos por una patria libre. Una empresa propia de hermanos». Entonces, Marcianita habría sabido, por la boca de su padre, lo que cuentan los venezolanos de la antigua provincia de Bariñas: Somos bolivaranos.

Ahora que todos los secretos de María Luisa Arteaga están en la hacienda de Agustín y la rama santanderina de los Mendoza se mudó a Pepino, YO, CECILIO DAMASO ECHEANDIA VELEZ, ex-Juez de Pepino, gran propietario, cierro los ojos, por causa de la muerte, y me declaro culpable de no levantar un dedo por la causa de la libertad. Acaricié la idea, es cierto. Pero no hice nada. Tenía no toda, pero algo de la dote del Márques, que pasó a mis manos. La usé para mi beneficio. Soy como un ladrón. Quise educar bien a mis hijos. Les golpié con un látigo para ponerles vergüenza... pero cotéjese los hijos que me dio la vida, uno hasta asesino, delincuente... ¡Tanta riqueza que tuve y se me fue entre las manos! Mucha tierra, tierra con esclavos... y ahora se están peleando todos por un pedazo de la haciendita y las casas que me quedan. Han de querer sembrar más cañaverales... No puedo evitar lo que venga ni hacer nada desde la muerte...

3.

«Déjame compadecerte, Marcianita! Acércate y dame un beso, como el de las Hermanas de la Sociedad Secreta en Trujillo... ¿Me recuerdas, con mi carácter duro, Marcianita? y tú más dura que yo, obstinada... Eras como la Coronela, la Santos Moreno de Trujillo: verdadera amazona, una guerrera que habitaría a las orillas del Termodonte, en Capadocia, y admiraría la selva como el paraíso. De entre aquellas guerreras que se amputaban el pecho derecho para que no les estorbara en el manejo del arco, una has de ser tú. Una de aquellas que el cronista Francisco de Orellana, cuando exploró en el gran Río de América, creyó encontrar en la selvas venezolanas y del Brasil...

Sin embargo, a El Pepino, cuando llegaron desde Bariñas estos Callejo-Pumar (los de Micaela) y los Pumar-Callejo (los de Josefina), estos Arteaga-López (de Fernando), ninguna intención tenían de recordar que en Sur América, como aquí en la islita, cada mujer campesina debió ser amazona. Y él, o alguno, trajo la fortuna, como ellas, sus heredades y vidas, que debían ponerlas al servicio de la lucha y las células de Hermanos. Los rebeldes de Camuy y Lares han esperado que esas familias respondan, no sólo él... 

«Toda la famila Echeandía-Mendoza», le dijeron.

«A la patria no dí nada, Marcianita». 

Cierto es: no he pedido dinero. No. Tampoco se me dijo que participe en las reyertas cuando se han dado. 

«¿Qué me han pedido?», me pregunto. «Te veo, Marcianita, hija mía, y entristezco al pensar que es tu vida».

... Tal vez sólo fue éso. Que instruyera en los Diez Mandamentos a los esclavos... El Marqués dio, por amor por la causa de Simón Bolívar mucho más. Dio 1000 caballos... «Y ustedes, nada, yo, nada, ninguno y muero triste, ni siquiera duré como alcalde». Los liberales de Andrés y Manuel Ménde Liciaga dicen que los Echeandía se comportan como represores. Hubo quien nos lo sacara en cara. Debió ser alguien bravo: Avelino Méndez fue uno. Uno de espuelas en Lares y, por igual, lo dijo en Pepino para que tuviera validez y doliera, antes que él, Don Genero Eleuterio López, a quien el Alcalde Chiesa Doria lo deportó a Vieques. Alguien que, desde 1842, por lo menos... que haya recibido informes de lo que el Marqués del Pumar Callejo, muerto en 1814, encomendó que se hiciera como apoyo a los Hermanos, la Causa criolla de El Triunfo y de La Fe, algo con dinero que Juan Bautista Echeandía trajo. «Es que ya, en cárcel y declarado insurrecto contra España, no habría tiempo para otra cosa que darlo todo a la Patria».

Desde 1784, mucho antes morir, testó: «que el día que muera, o se me capture, a los míos comprometo, a que se vendan mis haciendas y se liberen mis esclavos, y son poco más de 400 esclavos, las 58 leguas cuadradas de tierras en hatos, no se las pueden llevar al Caribe, como una pieza en brazos; pero la cosecha anual de 4.000 novillos, véndanlas. Dejen los 2 palacios míos como recuerdo; hay 65.000 pesos en efectivo, varias haciendas, embarcaciones, prendas y muchos bienes; todos los caballos que sean para Bolívar y quien luche en sus ejércitos, los que decidan acogerse a la Ley de Gracias, vayan al Caribe, allá tengo amigos, algunos son socialistas utópicos».

Análisis de mundo / De CUENTOS SEDICIOSOS Y BOLIVARIANOS

Obra y poesía de Carlos López Dzur: Una Introducción / CUENTOS SEDICIOSOS / EN MAR CON SED / INDICE / CUENTOS DE CARLOS LOPEZ DZUR / PALABRAS PRELIMINARES E INDICE / Leyendas históricas y cuentos coloraos (16 CUENTOS) / TESTIMONIO SOBRE INSECTOS Y GUSANOS / ICONOGRAFIA DE EROS / INDICE / CUENTOS / LIBRO INEDITO (14 CUENTOS) / CALLATE, CATALINA / DE LA MEMORIA DEL OBISPO (CUENTO) / PARA SENTIR LA SOLEDAD Y LA MISERIA / LO AJENO / SIN EMPLEO / LAS SOLEDADES DISCRETAS / EXCUSAS PARA NO AYUDAR / SOLEDAD EN EL HALLARSE / Cómo conocí la soledad / La sangre se hizo llanto y soledad / SOLEDAD / SOLEDAD Y SOCIEDAD / Soledad primicial / LA SOLEDAD Y EL MOLINO / Larga conversación sobre serpientes y luces [«Teth cumplió 33 años»: Carlos López Dzur] / mi huesped y yo / CAP. UNO / LAS HIENAS / LA SOLEDAD IDEAL / La visión de Tzedaká / Occupy / SIN SHALAV NO HAY SHALOM / Dr. Betances / POEMAS SOBRE GRITO DE LARES / OBLATAS DEL SANTISIMO REDENTOR / CUENTO / Niña de 13 años asiste a la universidad en la India / Homenaje a César Vallejo / HAY MUCHO PORVENIR / LA PESADILLA DE TANTON / MARCO CON SED / LAS TRABAJADORAS DEL SEXO / PALOMILLA, PANDILLA Y RIVALIDAD / PALOMILLA, PANDILLA Y RIVALIDAD (2) / PALOMILLA, PANDILLA Y RIVALIDAD (3) / LAS CARPETAS DE NINTU / «Dios bendiga ese andarcito sandunguero» / EL CORAZON DEL MONSTRUO (2006) / En torno a los libros de Carlos López Dzur



Análisis de mundo


el conflicto ideológico resultante… desemboca en terror militar, discriminación social de las minorías, tecnificación de la vida cotidiana, destrucción de la naturaleza e intolerancia política… pero lo que se perdió en Latinoamérica no es mensurable solamente en términos cuantitativos (decrecimiento de la renta per cápita, del producto social bruto, de las exportaciones, etc.), sino que incluye también un desencanto ideológico que permea el tejido entero de nuestras sociedades: Santiago Castro Gómez


Casualmente, entré al comedor de la empresa y me hallé a la Vendedora Estrella, al Merolico Estrella, al Empresario Estrella y al Soñador Estrella, reunidos con alardes de sabiduría. Bebían café y devoraban donas. En el fondo de ese cielo de ilusiones, estos cuerpos celestes rutilaban sin una sombra opaca que surgiera.

Cuando entré se acabó la algarabía del breik, y se lamentaron:

«¡Te perdiste el foro! ¡La Cumbre!»

«No. Quedan unos cinco minutos. Hazle la pregunta. Participa ya que siempre traes un punto de vista nuevo. Verán que  sí me entiendes», dijo la Vendedora Estrella.

¿Quién se atrevería a ser el primero? Confesar el temario y decir Dije ésto, ¿y usted qué cree?» ¿Quién tan audaz para ir al grano y resumirlo todo?

Dijeron que hablaron, por casi media hora, sin llegar al acuerdo final. A punto estuvieron de lograrlo como un Documento Preliminar. (Claro, hasta que este fulano, el aguafiestas, llegó). Estrellas son del mismo polvo sideral.

«¿Y usted que cree?»

Se ríen entre ellos porque ya tengo mi fama formulada: El Aguafiesta Estrella.

Siempre, en aras de concierto y de orden, decía yo: Una cosa a la vez, síntesis y método, en fin, ¿cuál es la pregunta básica? El tema...

La Vendedora Estrella se hizo bolas y harapos en el empeño de forjarla. Ahora sería pues como empezar de nuevo.

La esposición previa puso hasta al Empresario Estrella estuvo muy picado. Es el Gran Jefe. Fue el que inició la mengambrea al decir que, en Iraq y el Oriente Medio, Bush y Cheney saben lo que hacen.

Decia, por ejemplo, por ser chileno que contrario a lo sucedido en Chile, la política estadounidense es la correcta. Ellos, los gringos, son los listos del mundo, inventaron elhow-to-do-it. No están arriba por tontos. Por el contariom, América Latina carece de líderes brillantes, próceres de emancipación mental; todo es protesta anti-gubernamental, anti-sistema, se sigue traumado por la marca de la colonización, la opresión, élites alienadas, vendidas al interés extranjerizador; pero, ¡qué desencanto! al decir de la Vendedora Estrella, no quieren al país que más conocimiento tiene para ayudarlos.

¡Por supuesto, los Estados Unidos de América!

2.

El Gran Jefe dio su venia al Soñador Disparatero, quise decir, Estrella, para que volviera a plantear lo que había dicho que, absurdo como pudiera parecer, es el tema central en el proceso del mundo moderno.

«Los EE.UU. es, no quepa ya duda, la mayor potencia del mundo. Lo que decida EE.UU. se hace porque se hace. Un ataque con misiles de EE.UU. y se les acabó el jueguito a los que creen que serán líderes más chingones que Mr. Bush… No hay Saddam, Kadaffi, Hussein, o diga cualquier nombre, a quien los EE.UU. ponga el dedo y tenga, uno entre ellos o todos juntos, la fuerza para resistirse e imponerse. ¡A Bush, en bola o en solitario, ellos les vienen guangos! ¿De acuerdo, CarLitros?»

«Mas las victorias inmediatas no son garantías de triunfos y consensos a largo plazo».

«¡Ya comenzaste con tus chingaderas!»

«Prosigue. Quiero ver a dónde llegas».

«Tenemos la fuerza, ¿cierto? Fuerza para aplastarlos, si queremos. Con un botón que hunda, o manipule, el Pentágono desde acá, ¡sopas, tripas! Los hacemos cacahuates… La nación yankee, o como quieras decir, no tiene enemigos de talla… Este país es el centro de la democracia y el progreso. El país donde toda la gente del mundo quisiera estar y vivir al estilo de la vida americana. El país de mayor tecnología. Inderrotable en la guerra. En ningún país se vive mejor que aquí».

«¿Y?»

«Lo que yo pienso y creo que los compañeros aquí, casi estuvimos de acuerdo, es que siendo los EE.UU. el que tiene el control, ¿por qué no permitir de una vez que se acaben las fronteras, los nacionalismos, las peleas por poder allá, en nuestros paisitos tercermundistas, por qué no permitir que se agarren a todos esos lidercitos, que son unos corruptos, ladrones del país, hipócritas bocones, demagogos agarrapendejos, y pasarlos por las armas, o callarlos con una buena lana en $$$ (que ya ni las necesitan porque se han robado hasta los clavos de la mesa), y aprovecharnos así de las materias primas? ¿Por qué no mandamos a los gringos y sus ejércitos allá, y decimos, con júbilo y victoria:Nau dis contri is part ov de iunaites esteis ov América? Estaites nomber 51, 52, 54, y así etcétera».

«Entiendo. O sea que volvamos a la etapa del Estado colonialista, metropolítico e imperial, como la Gran Bretaña en el Africa y la India».

Fue mi acotación a lo oído.

«¡Pero escucha! Aquí viene el beneficio. Quien sabe si, una vez logrado ésto, nosotros los que vivimos acá, podamos vivir de güevones, sin tener que rompernos la madre trabajando. Al tener más petróleo, más materias primas de esos países subyugados por renuncia voluntaria, mejorará la calidad de vida de todos. Subirán los pinchis salarios y sobrarán el dinero y los alimentos para todos, adiós miserias», concluyó el Soñador Disparatero.

Obviamente, estaba eufórico ante tal posibilidad.

3.

«¡Ah! Se repartieron el mundo como botín. Por supuesto, incluyeron a México en el reparto, ¿o no? ¿Completaron el trabajo del General Santa Anna en el siglo pasado?»

«Si ya la mitad de los mexicanos vivimos acá, ¿qué más da que los EE.UU. recorra la frontera hacia el Sur y Baja California, Chihuahua, Monterrey, que todo México sea parte de los EE.UU.? Lo importante es que gocemos de los beneficios de esa relación… Así nos dan la ciudadanía a todos, y los federales gabachos tendrían el derecho de agarrar a todos esos narcos, políticos criminales y policías chuecos, y matarlos o meterlos en chirola para siempre, hasta que se pudran», agregó la Vendedora Estrella.

«¿Acaso el mundo no estaría mejor así, ¿usted que cree, Carlitos? Usted que lee, usted que lo sabe todo».

Pensé en mis adentros: Hoy me quedo sin trabajo, si les digo lo que pienso de tantoS vendepatrias en la cumbre.  Un ciego y sordo se han confabulado. El soñador que no ve, si no aquello donde está su capricho y el empresario que no oye, si no la versión que a él conviene. Estos son los héroes de este cuento.

«De veras, ¿quieren saber lo que yo pienso?… Eso que anhelan no va a suceder. ¡Nunca!»

«Tenemos las armas. AMERICA USA es el país más inteligente del mundo. Es invencible. El mundo pobre, que no tiene elecciones, que no opina, que vive en hambre y en esclavitud, agradecerá que venga la Nación Americana a salvarlo, a inducirlos a la nueva vida», agregó con desencanto por lo que me había oído.

Ví en la cara de la pobre mujer la angustia.

«Al menos en México que lo haga; yo le doy mi voto, mi consentimiento».

Después que pregunté qué derecho tiene tan pequeño grupito de inmigrantes, como son ellos, a tomar la decisión de autorizar un acto de anexionismo universal, en beneficio de una potencia extranjera, alegaron que la mayor parte del mundo piensa como ellos.

¿Y cómo lo saben? ¿Cuándo midieron ese anhelo mayoritario, con qué métodos? Al final, dijeron que no hay que medir nada, es cosa de que ‘se haga o no se haga’ por el bien de mucha gente que no estará de acuerdo, pero será la primera beneficiada.

«Sólo los Estados Unidos ha perfeccionado los métodos de administración y de inversión. Este país sabrá cómo multiplicar lo que saque de nuestras economías»: Esto lo dijo el Empresario Estrella. Treinta y cinco años en el periodismo comunitario y, me consta, que apenas sabe redactar un calce fotográfico. A más asiste a seminarios de organizaciones nacionales para aprender a vender su publicidad, su imagen de periódico exitoso, más tonto y rídiculo regresa. Oye y no entiende; crece su ego, pero no su discernimiento.

4.

«Ustedes hablan sobre intervenciones militares en el mundo sin entender la verdadera naturaleza de la guerra, cuántos sacrificios humanos, vidas, culturas e infraestructuras, costarán esos caprichitos de vivir en Norteamérica bien comidos y cómodos bajo las alas del Imperio Americano y su Estado Mundial, sin rivales… Ustedes no entienden que los Estados-nacionales soberanos son necesarios y que un país es más que una etiqueta de ‘democracia’, ‘republiquita’ o ‘dictadura socialista’… Cada uno de ustedes, ¿cuánta gente estaría dispuesta a matar, encarcelar, torturar o dejar herida, hambreada, tullida, traumatizada, por lograr ese sueñito de ‘Toda la Tierra Unida y Bendecida bajo Mr. Bush’?», pregunté.

Un silencio se impuso. Antes de otros planteamientos como ése, les dije, es imprescindible que se examine el costo humano y sacrificial de toda esa aritmética de la historia, es decir, el exterminio.

«No somos nosotros los que vamos a hacer ese trabajo. Para eso está el ejército. Ellos van a tratar de evitar que se les destruya. Si se rinden, o no, es su problema. Y, de seguro, van a matar a soldados de los nuestros. Así la justicia se compensa», explicó La Vendedora Estrella.

«¿Cuántos soldados norteamericanos han caído ya, muertos en combate, cuántos heridos en Iraq? ¿Y acaso no esperaba el Presidente Bush que el operativo durara unas semanas ya que tendría a un país, rendido a su pies, y echándole bendiciones? ¿Te importa, o te duele, el número de personas, niños, ancianos, adultos, soldados y civiles, que nuestras tropas han tenido que asesinar en Iraq? … a mí, sí. No me halaga que un país cimente su modelo de democracia y progreso al dejar millones de personas muertas, sean mis conciudadanos locales o rivales extranjeros. Una democracia hecha de asesinatos y sangre, o un capitalismo hecho de explotación y robo de materias primas, a costa de millones de asesinados, es una inmoralidad, barbarie imperdonable… Cuando se hable de ‘nuestras tropas’ y ‘nuestra democracia’ no cuenten conmigo. No apoyaré una América que vive de sus viles y crminales espejismos».

«Te dije: valió gorro con este CarLitros. Tenía que ser poeta e intelectual», se quejó el Soñador Disparatero.

«Okay, okay… entiendo tu punto. Hay un costo humano. La guerra y la política no son un pirulí que se da gratis. Las transiciones no son pacíficas ni fáciles. ¿Qué me dices de los beneficios para ellos y para nosotros?», inquirió el Empresario Estrella.

«No creo en la globalización; no creo en las totalizaciones del mercado; pero creo en los proyectos de progreso y de intercambio pacífico de información, tecnologías y comercio; creer que la guerra sirve para ‘ablandar el terreno’ es un error. Además de injusticia para los civiles y destrucción de infraestructura en el país agredido, la guerra crearía un mayor distanciamiento, rencores, penurias, corrupción y problemas futuros que beneficios», explico.

«Las guerras son costosas, pero han existido siempre y, a la larga, crean beneficios», dijo el Soñador Disparatero.

«¿Qué sabes tú de guerras si no has peleado ninguna? ¿Qué? ¿Alguno de ustedes es veterano, o héroe de mil batallas?»

«Yo soy globalista. A mí me vale. CarLitros es nacionalista, lero lero. ¿Quieres que haya pobres y paisitos de mierda? Ese es tu pedo. Mientras yo viva en los Estados Unidos y sea éste el país que me ofrezca de tragar y que me haga ciudadano, ya sé a quién doy, o daré, mi lealtad. Si los güeros dicen, ‘vamos recio y a quedarnos con Etiopía, o Sudán, con toda el Africa, vamos a echar una bomba a Cuba y que se joda el barbón de Castro’, sí, yo digo ‘sale y vámonos recio’… Carlos, el socialismo ya no tiene futuro. Ya se acabó, ahora lo que rifa no son los ideales ni sentimentalismos. ¡Las patrioterías! In God, in Dollar-God, uí tros. No hay vuelta de hoja», insiste el soñador.

«Contigo habría que hacer un trabajo de reeducación moral y humana. Eres un sujeto muerto, centralizado en la alienación; eres como tus muñecos que no dicen nada, excepto repetir como un papagayo lo que oyes del discurso del amo, la propaganda, el capitalismo informatizado y consumista, que corroe los cimientos mismos de la racionalidad. Ya no piensas por tí mismo, ya no te identificas con nadie, a no ser con el muñequito de Uncle Sam… ¿Con qué cara vas a decir tú, ‘soy mexicano’; me identifico con la raza, mi pueblito natal, hago artículos y muñecos para la comunidad y que se pueda realmente creer y entender que eres legítimo y valioso en lo que haces? ... De hecho, aún en América o con la ciudadanía estadounidense, o sin ella, serás el mismo. Un colonizado. Un pretencioso. No perteneces a la clase dominante. Eres un asalariado, como todos; pero aquí, siendo como perros que sueñan con longanizas, aún podemos evitar meternos en camisas de once varas Lo otro, ¿para qué? ¿En qué realmente nos sirve que seamos expansionistas, imperialistas, ultraderechistas del exterminio y la barbarie? Nadie, entre los hegemónicos, saqueadores de naciones, vendrá a regarlarnos un pozo de petróleo. Vendrán, si acaso, a pedirte tus hijos como carne de cañón, héroes, ¿y después? ... a llorar nuestros muertos y flotar banderines. ¿Qué otra?»

«¡Bueno, vámonos a trabajar! Arreglamos el mundo otro día. Ahorita CarLitros se ‘va a encojonar’, ¿así es que dice? … y nos va a poner una bomba aquí».

«El último que lo haría sería yo, ¿eh? porque yo sí creo en el derecho del pobre a vivir, del árabe y del africano; cada país de Norte a Sur, de Oriente a Occidente, tiene una valía étnica-cultural, una razón de ser, destino y misión… y no sueño con acabar naciones y estados existentes sólo por cenar un taquito más o una sopa extra al día. O cambiar el coche, o estrenar saco, o pasear o consumir y aparenta... Olvídate. No creo en el terror, pero no confundo élite con pueblo, nación con gobierno ni sentido moral con propaganda; yo sé soñar, con los pies en la tierra, con la justicia que merecemos», dije.

«¿He dicho?... Pero aquí estás, con el Tío Sam, buscándotelas».

«Con honestidad y gratitud; pero sin complicidad».

«¡Ay, madre! ¡Vámomos, vámonos a trabajar! Nos está cagando y con bonitas palabras».

El Gran Jefe fue el primero que se fue del salón. Dijo que sintió el celular...

A las dos semanas, prescindió de mis servicios alegando ajustes de su presupuesto. Lo último que recuerdo fue una frase de la Vendedora Estrella:

«¡Ni modo, Carlitos! Quien tiene el capital tiene el poder», dijo.

1-24-2004 

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Sunday, September 15, 2013

LES DEJO MI DIARIO





LES DEJO MI DIARIO



He mirado en el fondo y la mar me dio olas
y ahora el viento, su universo de polen,
y como barco voy y sin chalupa vengo.

Estoy por otras torres, llovido desde el alma,
por otras perspicuidades, seco en el horizonte.
En mi genoma, vibrando en albúmina
y cal viva, y tumba de ángel y raíz y espiga.

Aquí dejo mi diario, letras moleculares.
Lean que dejo al cristal, por pupilas...
casi arena, sílice, gneis de los tiempos.

Me transformo y zanjan con sepelios
de sal, y vida que almidona temblores
y este sismo en la voz y estas guitarras
de sol en lo profundo, no sé de qué cielo
me proveen su sangre.

No sé de que ángeles subterráneos,
colocan sus niñas en mis ojos,
aunque las formas sensuales vuelan
y pavimentan amor en mis costillas.

¡Ay, no sé si voy, si vengo,
si me orbito, o me pierdo
en la quietud de la sombra, o el abismo!

Lean, abran el libro de la vida,
el mapa de mi tiempo que se pierde,
ruta de mi avance,
insinuada de extravío itinerante,
el preciso punto en que me olvido,
el instante de angustia que me encuentra.

La página es de sangre como gloria.
El plasma es tabernáculo,
shekinah de una pasión o su agonía.
Y una dicha goteante me persigue.

Un yo que más que vivir, pervive dando coces,
a poco de llorar y va cantando
su aguijón con alas de mercurio.

Un ser con sus espacios soy,
un ser-uno-con otros,
que se abraza al mundo, se abre
con sus libros a la madrugada.

El Uno es Quién y el yo ontológico,
genoma interrogante.


CARLOS LOPEZ DZUR