Friday, July 22, 2011

De Yo soy La Muerte / Selecciones


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El libro «YSL» consta de siete partes con los siguientes títulos y orden: Narrativa del Yo Cesativo, Introducción a la Laguna, ¿A dónde vamos?, Oralidad de los demonios, La Barca de la Muerte, La Barca de la gloria y, la sección final, La invención del alma. López Dzur describe el libro como producto de la más dura etapa de autocuración, tras el padecimiento de cáncer, y el enfrentamiento con este aspecto físico, único desagradable ante la muerte, la enfermedad y desgaste. El triunfo sobre la etapa descrita es este libro, como anticipo a la 'meditatio mortis', contenida en «El libro del amor y la amistad», con el que como autor esperaba despedirse de todos sus amigos. Mas 'La Dama' / la Viuda / del Alma / de sus poemas le ha permitido permanecer aún más en la 'orilla antes del próximo viaje de Caronte'. Carlos es un sobreviviente que ha meditado su experiencia.

LA MUERTE ES SANTA
La muerte es santa, Carlos,
pero hay una muerte que hipnotiza,
mentirosa propuesta de los destructores
y no es mía y no me representa.

Ebriedad es. Sopor de un limbo innecesario.
Acaricia con uñas largas aún a los vivos.
Con dientes blancos y ojos severos,
miente. Sonriendo, bebe la sangre oscura.

Cuando veas a los que te aman
o pudieran llorarte, dí que la muerte,
a la que irás un día no es tipo de condena.
Es muerte verdadera, cesación,
meramente. Ella no me suplanta:
te recibe La Dama.

Es la Cárite más bella,
el esplendor, el ángel.

Tú no mueres en verdad, Carlitos.
Vienes a verme por un rato
y me pides que te restaure el ser
y ponga júbilo y dones en tu alma:
el eco de mi voz en el corazón tuyo.

{De Introducción a la Laguna, frag. 15 }

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CUANDO LA MUERTE ES AMORFA

A veces la muerte es amorfa,
mercado de todo y nada,
disparate de muchas piezas,
originariedad desnaturalizada,
quincallería de golpes,
decepciones, caídas y fracasos,
desespiritualizado acaecer,
sórdida arritmia,
ética maquiavélica de angustia.

Antigualla de nihilismo, demagogia neosofista,
epítome del desgarramiento político del verbo,
mentís aparatosa de inmanencia, sepelio del alma.

Mecanicidad del ser, externa teratología,
egolátrica internalización de causas,
te saludo en miles de estadísticas.
Te computo en el asco de mi vómito.
Te esputo con ojo de buen cubero cálculo.

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CUANDO LA MUERTE ES COMO EL OLVIDO

A mi amigo el poeta y médico Cecilio R. Font Ríos
A veces la muerte quiere olvido
en síndromes de células.
Quiere una voz parkinsoniana.
Llevarse a los héroes que admiro,
a mis amigos amados, Cecilio.

Se los lleva vistiendo de temblores
a mis ángeles, con argucioso plan de olvido
porque ellos se aferran trágicamente
a la memoria de sus cuerpos,
a lo abyecto y sublime que simultáneamente
se conjuga para dar un Soy poético a la tarde,
un Seré mañana al placer de la noche.

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DEFINICIONES EXISTENCIALES DE LA MUERTE

La muerte definida
como un golpe organizado,
uña filosa que se hunde
en la molleja, en tu ser en la carne,
todavía no me asusta
aunque me arde y muerde
con su gusto de araña venenosa;
la muerte me ha llamado
desde su democracia mercantil
y su imperio totalitario y caníbal.

La muerte invocó mi nombre
antes que yo tuviera cuna y un seno
de reposo, con el rítmo cardíaco
de mi madre; me llamó
aún antes de hallarme con un beso,
me sedujo antes de encontrar
el romance con las formas bellas
de los huesos y las curvas tersas
del amor que madruga.

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CUANDO LA MUERTE ES MISERIA Y EPIDEMIA

La muerte definida como contexto cotidiano
y escenario
me hizo una estrella apagada,
volcán sediento, estanque que se perdió
en el monte de las ciudades frías,
montículo de referencialidades
soterradas, muertas en hipertextos.

No puedo temerla, aunque tampoco amarla.
La muerte se compone de millones de hambrientos.

En el año 2002, fallecieron 10.5 millones de niños
de edad menor a 5 años y a sus países
los llamé 'mis hermanos terrritorios';
yo creí la hipocresía / ingenuidad de llamarlos
criaturas, copias de mis ojos pequeños
y no pude hacer nada, sólo llorarlos inútilmente.

Otros 45 millones de niños morirán
en los países en desarrollo desde ahora
hasta el 2015 y no tengo nada que darles
sólo una frazada y envolverlos
en el adiós de mis lástimas.

A mi país, USA, le duele invertir el 0.14%
de su ingreso nacional para la ayuda;
la muerte humanitaria no es tan generosa,
se cercena la mano como el donante menos pulcro
y por esa razón, como los muertos de otras tierras
yo me llamo el más pobre, el muerto
con menos abundancia, el cadáver menos solidario.

Frags. de «Yo soy la Muerte» / En Zoomblog

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IDEARIO ANTE LA MUERTE

En ésto creo, Carlos,
y lo escribiré como una carta
para un enamorado. Pónlo
en la cesta invisible que te doy
con aroma y mandato de mi alma.

Esto dijo Atabey en su descanso eterno;
ésto lo dijo Irene, matrona que recibió
al herido y desnudo Sebastián,
asaetado en poste del Estadio Palatino:
No morirá del todo la fe,
la santidad del hombre
y su conexo histórico.

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LA VIDA COMO PALO ENCEBAO

No me los llevo al infinito, Carlos.
No estés triste por ellos.
Volverán a lo mismo, en breve:
Mingo La Perra a trepar el palo,
Sabino, a la albañilería,
Cornelia a santiguarnos.
A rezar, La Puerca y Pascasio.

Un palo encebao es la vida
de ellos, sus habitáculos en el yo,
en las autohistorizaciones,
en las norias del buey
y lo alienado.

Estas gentes no tienen plenitudes.
No son del Uno, ni sospechan
a Spinoza, ni a otros lados
de la onticidad y sus universos.

Están verdes y crudos,
sin comprensión primaria
de los cinco sólidos perfectos,
apenas balbuceantes
en sus metafísicas.

Van a sanarse después
de mucho herirse y regresar
a herir, después de mucho sanarse.

{De Introducción a la Laguna, frag. 7}

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DEL ACAECER / LA UNIDAD DE LOS CINCO SENTIDOS

Cinco silencios que la bestia no goza,
sin embargo, los tiene el náufrago viviente,
y la Lamia monstruosa,
sensible empero, con su Materia Bruta,
cinco modos de decir, vida prestada,
existencia mía, vida breve,
respit de la Mort,
lamia de existencial obsesión y desconsuelo,
a cuyos hijos verá del todo heridos,
desangrados, en burla,
aún insepultos por el Meqaber.

Por lo que, entonces, les entrega
el llanto noche y día, tiembla
sin cesar un momento, y se gasta
su mirada, y se pone cetrina
y duele el amor, el sexo, el Bíos.

Una vez sea cumplida
a fuerza pertinente de lo ónticamente
necesario, la unidad fundamental
de estos cinco sentidos, a la viuda
del Ser, a la huérfana, a la madre
que perdió los hijos, miradas
de reposo daré, ojos para la madrugada:
un día será del Gran Sepulturero
y la némesis, la venganza y el dolor,
pero otro día, se te hallará en la alquimia.

Lamia, la verás, María parturienta
de Belén, Naditu, vestal acadia,
verán la promesa cumplida
y, como templarios que custodian
el Secreto, inventarán las palabras
y las alegorías, dirán contra la Muerte
y por la muerte: Soy el Acaecer,
los puntos en el centro de las cosas,
un dolor en punto para el parto,
un parto a punto de nacer,
el punto encima de las íes.
Un punto en punto caramelo…
más insondable que la muerte
es la esencia
y todas sus totalidades,
el desafío, el bíos,
la apofánsis,
el ala,
el fundamento
del fundamento.

[De Introducción a la Laguna, frag. 5]

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A LOS HIJOS DE LA ESTIGIA

A los hijos de la Estigia, cuatro son
en la Tierra, los observé en las aguas.
Los extraje del naufragio
y los salvaguardé con angustia.

Los vestí con la sociología.
Quité harapos, sedimento malo.
Los alimenté con piel nueva, futuro.
Para el hambriento dí pan de optimismo.
Los alivié en los kimtu, en aldeas gentilicias,
en villas de refugio, aún consoladoras.

Naditu les habló misericordia:

2.

Hoy lo femenino muere con su divinidad extraña
y los varones mandan, esquilman el comando.
El matriarcado se convirtió en la Luna,
la locura, el caos, lo introspectivo.
El tiempo nació hoy.
Nació el tiempo
con número nupcial de desamparo.
El hueso frío es el agua de la Oceánide.
Niké llena de horas y sepulcros
es la victoria, conato de la muerte.
Cratos nació para matarla,
tarde o temprano será,
él no se esconde en piedades,
él es, por cotidiano, vil proceso,
un trámite, una letre de caché,
sello del rey, voz de instituciones.

{De Introducción a la Laguna, frags. 1 y 2}

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UN PESCADOR TE ESPERA

A Dánae, presa de angustia y lanzada
por su padre al naufragio y la muerte
Al ángel que fulmina los fantasmas de la muerte
y ciega los temores en las cuevas, lo llamarás
el Pescador, constructor
de senderos de la oxitocina.

Es el más amoroso vigía, Séfiros isleño,
sefirot por bondad de la Mañana,
vigilante de los décimos días.
Endorfina del Ser, contigo navega
en el cofre de la huída.

¿No es hermoso? En cueva de tinieblas
no estarás por siempre.
Toma la promesa, hija es de las aguas,
héroe es y eco de Tu Vida.

Hija de la Torre, espera con paciencia.
No desmayes.
Un pescador te espera.
El cofre se abrirá en la mágica Presencia.

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NO MORIRAAS JAMAS

No morirás jamás.
Existe el infinito. Una oportunidad,
escena ctónica, una tras otra, réplica
de libertad para que extiendas al hombre
y que el ser primordial se plurifique.

El se levantará del hueso y la molécula,
del gen y el cofre de Perseo,
el Pegaso volador y las huídas de la Tierra Madre
que vigila lo siniestro y su avanzada una vez
ya venció con el espejo de la sabiduría.

No morirás tú.
Quien observa la piedra, el polvo abstracto inicial
de la serpiente, la casa-contra-piel del Golem,
la mar oceánica del monstruo, dijo: No morirás,
pequeño de Dánae, ancestro de A-Cristo,
esclavo del Tirano. No morirás.

Prevalecieron los mensajes hormonales
en zurrón guardado, en el amor posible.
Los pescadores de Sérifos quedaron con sus rayos,
humanos y divinos, y has visto el Arca,
el rollo de la Cábala, el Ojo Mío,
y pueblos cortados
y barridos de la Gloria, nada son.

Prevalecieron allende
la mar monstruosa de Occidente.

5-2-1989 / Breves antologías poéticas / Yo soy la muerte

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LOS VIAJANTES DE LA BARCA

Cuesta mucho dolor este culitaca,
sentirse libre, sin demonios,
lleno de vida.
La culpa, soterrada.

Algo queremos que no lo explica su ciencia,
sólo la líbido y su libertad de vuelta y media
que no tiene otro ser que inmoralismo.

Nos va el ser en el ritmo del perreo.
Nos habituó al clamor un grito primitivo
de las danzas y, por ello,
en lo estricto del juicio y la condena,
no hay axiomas; bloqueamos los avisos.

Preferimos la senda del rechazo.
Somos incrédulos.

4-12-2000 / De «Yo soy la Muerte»
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