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Por CARLOS LOPEZ DZUR / poeta
e idiosincracias, la belleza multicultural
de sus etnias en mente, su rica noción de Occidente
y del mundo global, mas ese capital
vale muy poco, se aniquila,
se degrada y despilfarra si no lo entiende.
Occidente es algo más que un territorio
para el tráfico y trasiego de materias estratégicas,
servicios y artículos.
La universalidad es gloriosa,
valiosísima y enriquece, mas sólo cuando une.
Cuando concilia. No cuando separa
a los pueblos.
Querer el globalismo y mercados mundiales
para el desarrollo y el éxito inversionista,
puede ser un atrecho al desastre,
no multiplicador de riqueza.
Su caos, su bancarrota.
Usted tiene que amar esas CULTURAS
y verlas en espíritu, armonizar esos pueblos,
ver su belleza, tratarlos con entendimiento,
porque Oriente puede ser su pesadilla.
El mercado mundial, su piedra de tropiezo.
Usted habla sobre globalismo
y de mundos sin trabas y me parece
que discursa el chantaje y anticipa invasiones.
Concluye que Occidente / por razón de olfato
para detectar capitales fenoménicos,
tiene por misión la conquista del mundo,
cuando realmente va en picada
y en diezmo.
Como usted la maneja,
su cultura occidental apesta como embeleco
de excrecencia que comenzó en Europa
y acabó de pudrirse en los Estados Unidos.
Este es su klipot malentendido,
cascarones de crisis
y negatividades.
Si invertir se trata de identificar anomalías,
evaluar mercados emergentes, el capitalismo occidental
(tal como usted lo entiende y defiende
el Pentágono y el absurdo fanatismo
de su corporatismo illuminati en la Derecha)
es el suicidio lento, senda del derroche.
La garantía de decadencia.
II.Cuando se las pasaban inventando partidos
«Para denunciar las injusticias cometidas por los colonizadores españoles, los escritores liberales promovieron el progreso y la reforma social para el campesino y censuraron la vida en las haciendas, pero para condenar la colonización norteamericana, el mundo de las haciendas cafetaleras se idealizó como el epitome de nuestra puertorriqueñidad. Desgraciadamente, el presentar este mundo como símbolo de nuestra identidad contra el proceso de transculturación anglosajón, constituyó una agresión contra la personalidad de las masas, quienes vivieron en ese mundo como esclavos, obreros o agregados»: Dra. Aracelis Nieves Maysonet
(fuese Muñoz Rivera o Barbosa o cuanto patriota
pendejo y despistado hubo en Puerto Rico),
el Gobernador de encargo, el general
en mando, invasor en predios del Aguila
del Norte y su Comité Ejecutivo,
lacayunos en turno,
ya se había leído el memorándum:
23 de diciembre de 1913.
«Que sepa sólo aquel que pueda ser estrictamente
socio calificado / empresario / relevo
de nuestros comandos / que el Banco Privado
de la Reserva Federal / ha tomado
las riendas del planeta».
Los supremos jerarcas del Consejo Ejecutivo
del Mundo, que les sean como dioses
y el mundo todo, su Olimpo.
Vean que se pasean por Washington y Londres.
Algunos como Warburg son teutones,
Lozard está en París más alto que una torre,
M. I. Seif, italiano, mafioso,
pero Rotschild, Morgan y Rockefeller
van al frente. Ocupan las mejores posiciones
en el Banco de la Reserva
pues lo tienen en sus manos.
Politiquillos, zuzorrones, utopistas de migajas
y suelos patrios en medio de las periferias
del Klipot, gorgojos del cascarón
del huevo rancio, el Club de Socios
está al mando con si élite
y el Banco, Etica y ley
serán lo que ellos digan.
Ustedes sólo obedezcan.
... porque Woodrow Wilson también obedece.
El que no lo haga... se jode.
III.
El amo / manda más / que McKilnley
(de no creerlo, ahí remito su cadáver
y seguido al asesino, con la boca llena
de hormigas; si no lo creen
al rato les mando a Warren Harding
y James Garfield los adjunto
como dos osamentas exangües.
Dénos tiempo, soñadores, y ejecutamos
a Omar Torrijos, a Roldós,
Joao Goulart, Albizu...
pongan los nombres en la izquierda
de su lista roja, e incluyan
a Kennedy, Ché Guevara, Castro,
pero entiendan ésto, el 23 diciembre,
desde ese año de 1913.
se firmó el pacto del Poder Absoluto...
Nadie tiene autoridad mayor
sobre este mando,
«The stock market was exposed to many
of the influences which prevailed yesterday».
pero ya no más... el Banco ya dispuso
cuál ha de ser / dónde / cómo / por cuánto /
su ley bursátil, si bolsa,
sus cosocios...
Charles C. Glover, pese a privilegios
que tuvo en Cámaras de Washinton, es prescindible.
Las fuerzas de la Prohibición
y la Anti-Saloon League of Amarlca
y los 2090 hombres y mujeres que clamaron
ante el Capitolio por Temperancia Cristiana
que se joda la garganta seca y el vicio
todos son prescindibles...
Todo lo que pueda naufragar
volcado por las Grandes Inundaciones de 1913
y quedar prohibido, que así quede
y naufrage como bodas interrracionales
que las mata el debate y el miedo
a lo salvaje y sucio del negro.
Como suffragettes que derrochan
sus dulces voces en consignas
en Washington y Londres sin conquistar nada.
Esta es la Era de la élite
y el mismo Woodrow Wilson, empleado.
Ahora y desde hoy, sea que usted quiera
su refrigerador The Domelre
o lavaplatos,
o coche de la Ford,
o competir por el Senado federal,
ayuda con nuevos impuestos en su estado,
una nueva Ley Civil
sin botas de Miles o Foraker,
el Banco de la Reserva Federal
lo decide, o lo niega.
La voluntad del Presidente ya tiene dueño.
Es el poder oculto que manda sobre el Klipot
y en todo el mundo.
Woodrow Wilson obedece.
Obedece, Barbosa.
Siéntese en ese banquito de la Comisaría
de Residencia Federal, bizco de mierda,
¿cómo dijo llamarse? Mr. Muñoz
of what? from wown the rivers?
Okay, siéntese sobre una peña
del río, y obedezca.
IV.
Desde hoy y para siempre,
la democracia la define el banquero.
Política es asunto de empresarios.
La economía es el imperio
y la patria nacional
superstición y herejía.
Estas son las reglas de juego.
Lo mismo en las colonias
que dentro del Imperio.
V.
Cuando me veas de paso por tu calle,
¡mírame bien! — ya no es obvio
si soy el sefardita, el extranjero ignoto.
No sabrás si prefiero el lenguaje de mis origen
o cualquier otro, a menos que me explores
como si América se reconstruyera
nuevamente.
Mi corazón no es visible,
pero lo tengo
con sus propios gustos,
sus herencias,
con orgullo y propósitos
de frente a la ciudad de los gentiles,
distinta como es hoy, cosmopolita,
nación en ciernes, hacia la misma causa,
su raíz, su hibisco espiritual.
Pero, ¿cómo saber quién soy? ¿quién eres?
Tal vez hablo tu idioma
y los mismos ideales de tu motivación.
La piel es un mero vestido de colores
para una zona del ser, inevitable,
que también honra al abrazo
y a lo desconocido.
¡Qué bueno que haya tantos colores en la tez,
tantos ojos oblicuos, tanto azul de pupilas,
divertidas siluetas de amor en las miradas,
orígenes de sol y de selva perdidos en crisoles
y que en cumbres heladas y lagos majestuosos
pueda hallar células
y músculos y huesos y rostros!
VI.
Mírame bien, háblame si deseas.
Estoy con el acento de todos los lenguajes
y mis ojos miran fijamente y bendicen.
Mi piel tiene consciencia de pluralidades
porque la sangre es roja en cada ser viviente
y la ancestralidad es banquete con hermanos.
Ausentes que han llegado, de lejos,
Los migrantes.
Los amados que han permanecido aquí.
Roja es la voluntad y con sus regresos,
con sus hitos de producción, su energía,
y bendito es el común origen,
la Madre Colectiva,
eternamente universal, sublime.
Digna es la diversidad
cuando es raíz, sol de autenticidades
y el corazón la reencuentra, la explora,
la redime.
La raza siempre importa en cuanto es
militancia unificante de pueblos que arriban
al dichoso paraíso, o reposo del ser,
donde se llama hermandad al color de cada rosa
y al poder de cada estrella en las cumbres.
VII.
Hay gozo en cada geografía
y dialéctica a conjurar con los opuestos
en cada siglo, en cada movimiento de avatar,
después de verse el neardenthal extinguido.
En el canto de los tiempos, pese a las vivencias
y los múltiples rezagos de los años,
el trabajo enciende los motores de las creatividades
y el paraíso muestra su luz en las cimas
y tradiciones perpetúan la esperanza
con justicia de mitos, con alegóricos textos.
Unas veces dolorosos, otras veces, tan dulces.
Cada raza protege su lealtad, coincidente
en el canto; es la faena mayor que se migra
por los años de la interacción, con síntesis
de biología e historia, con piel y pensamiento.
Cuando me veas de paso por tu calle,
blanco en apariencia, sonoro y con acento
de viejas extranjerías, invoca la contraseña
de los tiempos eternos, invítame a litar
en las bamas del amor humano
y verás que no existen extranjeros
ni razas impenetrables
ni lenguajes separadores
ni odios irredimibles,
sólo la infinita variedad
de un mismo canto.
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Literarte: El origen del poeta / Literarte / Eres mi hijo / Literarte: Más suave que la uva en el agraz / Sequoyah / Núm. 70 / 69 / 65 / 62 / Cristina Valisakis / Antimanial / 2
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