Thursday, April 21, 2005

Heideggerianas / libro (1)

Percepción óntica

... la simple percepción sensible de algo: Martin Heidegger

A ustedes que gustan de los juguetes
(y que no interesan para nada
la comprensión del ser), a ustedes
que aún no ven lo luminoso,
pero disparan petardos a los cielos,
voy a darles el asomo
a la más linda mojiganga.
Sorprenderé sus ojos.

La hallé en concierto, el 15 de febrero.
Y la tengo conmigo, me acompaña.
Vean y no toquen.

Es como Britney Spears, la canija,
ente esculturizado, que ni viéndola calata
se chupa en el deliquio su hermosura.
Apenas, al mirarla, se te acaban los ojos.

Ella espantó al Dasein,
se fue lejos de casa,
vive del escaparse como imagen perpetua,
pero yo la busqué como un tesoro.
Estuve consumido con miedo a su escapada.

Y la rapté de las verijas de los herbazales
y me amarré su ombligo del costado.
Fue una vaca sagrada del aliento,
era un cuerno de luna, una estrella
de magia y talismanes.
Se recicló en las noches
con besos extraviados.

Es alimaña arisca aún dentro de sus calzones,
pero ya está aquí, recobrada y en lazos
quien se alejó de ser, la huérfana
que me dolió en la sed y el desear y el instinto.

Ya está aquí y quiere
exhibirse conmigo sin angustia...
¡Es óntica y quiere serlo!

Los jeans que víste marcan
sus muslos y sus nalgas exquisitamente.
Tiene su perfección más curva
en las caderas. En los ojos,
las cosas manifiestas se esplendecen
y la piel convoca tibiamente a los varones
que aman los juguetes,
animales de hembritud,
crudos en celo.

¡Es mía, yo la obtuve en la caza de gacelas!
La muestro, a regañadientes,
a la plenitud de la líbido del Uno,
pero no la comparto por miedo de perderla.

Conmigo oscila entre el misterio y erranza,
entre necesidad y penumbras;
pero es óntica,
se exhíbe aunque yo lo prohíba,
se desata para ser
del juicio ajeno, deseada,
se representa a pesar mío
como óntica percepción,
clamor de montes
y extravíos.

7-2-2001

*

Orientación

... guided fantasy are useful shortcuts
to intuitive knowledge that is usually unconscious
or ignored:
Phyllis R. Koch-Sheras, Ph. D.

Por los rastros del zorro, visualizo el alarido,
su temor que estremece. Lo hallo
en las palabras de la bruma
y enciendo mis ojos como llamas.

Sé la dirección por la que llega,
su avance-resuelto y mi paso
en vela se cuida de otros pasos.
La interpretación de lo visto
se pondera como un como
y divisa lo necesitado,
no a la mano.

13-4-75

*

Geschreibe

Zánjate, te pide la tierra
con la voz del Kalû.
Tiéndete tiesamente,
fonema del aviso
y penumbra vivaracha.

Contigo se acuesta
un enfermo esqueleto de palabras.
Se sepulta una calaca vocinglera.
Te fornica la osamenta elegíaca
y funeraria de los versos
quebrados contra el cieno.

Zánjate, ya que la vida
te pide que te pudras, bolero mañoso,
valija de signos pordioseros,
cartuchera de relámpagos sintácticos.

Llama a los cuervos, carroña.
Cúbrete de cal y campanarios
dentro de la fosa común de los prosudos
con tantas sílabas y abortos
y sin un hijo del Isod, lleno de vida.

No llames a ninguno entre los buitres.
Muérete sin esquelas ahí donde orea
un vaho de vertedero y una fonética
de hediente cementerio y mausoleo.

Acuéstate, inerte, cesado y vacío,
para que el Nabî venga
en medio del silencio
y te muestre el verdadero camposanto,
la puerta de los cielos en la Tierra.

Zánjate, basura del engaño,
palabreja coqueta y maquillada.
Y sacude tu agonía, dála a la capilla
de las ánimas inmundas
como polvo de seca vereda.

Muérete, rival,
homicida de la canciones
y fósil del Dasein iluminado.
Verás que lloverá la palabra perfecta
ultrasonante, misteriosa, pura,
en medio de tu Final Disolución.

7-17-1992

*

Los peces

La novelería... busca lo nuevo
solamente para saltar, renovada por él, a lo nuevo:
MH

Hay que aprender del pez
pues por la boca él muere
y mejor calla
y ser como él,
navegante profundo, huidizo,
ágil en la corriente.

... Que se diga por tí, ¡al fin caíste!
pero con arduo empeño conseguido.
Eres valioso, pez gordo, presencia de sustancia.

... Que no se rían ni los serios ni los mentirosos
de los peces de colores, ¡pónte en guardia!

Hay que ser como ellos:
pez velero y con espada y llevar un tesoro
protegido por corazas, agujas y zorras inflexiones
de las vértebras, pez cofre, pez gato, pez araña...

¡Desmiéntelos! porque los rivales
pescan en tus aguas... ¡ellos,
los que piensan al Ser vacío
tal como sus vidas
pues no han tocado fondo, naufragando!

Cuando nadas has luchado duramente
tu alimento, has defendido tu porción de la mar;
¡sé orgulloso pues de tus profundidades,
no las digas a los vientos del infame!

Ah noveleros, ¿qué les importa tu sobrevivencia!
Salga pez o salga rana, a ciegas van
por su proyecto advenedizo.
Te interpretan como les da la gana.

2-12-1976

*

Semele

Se me leyó un discurso
sobre las cortinas de humo
y no hice caso, porque el loco y la luna
¡nada que ver!
y la luna y el poeta colaboran
no en construir castillos en la arena,
como en soplar la espuma
y calentar el menstruo
en la sartén de la cofa.

6-6-75

*

Pajarracos


Lunáticos exuberantes, descoloridos
en el nácar del turismo y el habla encubridora,
románticos de la industria y la pose del loco poeta
y el sufridor de oficio, paisajistas del Lichtung,
oscura es la pena milonguera, que provoca
oírles con sus cuentos.

Y mucho más
que embriaguen con aceite a la boca
que antes bebió de manantiales
y ninfalias en los prados.
Que los ojos visionarios
hoy se aceiten con mecha de linternas
es tenebroso, que se agiten
como vampiros incoloros
me defrauda...

¡Ustedes son más grises!
Prefiero a los lunares, venusinos,
marinos del agua embravecida,
hermanos de sol, esposos de luna,
¡no los que son lechuzas
ni fieros pajarracos!

6-6-75

*

Lunaridad

¡Quédate con la lunita de los pálidos,
exhibidor de parvenu, domesticado grillo!
Métetela en el orco, rey de Lesbos.
Echasela a tus perros, jilipolla.

Quedamos mi ninfa y yo
para hacer lunas nuevas
y loarlas por los siglos
y cuando no exista palamenta que nos reme
al más submundo estrato de las mares,
ovularemos, luna tras luna,
las semillas de plata,
las canciones que vibran
al son de semen y menstruo.

Contemplaremos, como Novalis,
las flores azulinas.
Como piratas vegetales somos.
Como aquellos que sueñan despiertos
en danzas de geotropismos,
en mareas y resacas de himnos,
algas, líquenes, nenúfares cavernarias,
todo lo que jamás se seca como higuera
en corazón de varones, todo lo que se agita
desde energías astrales
y comezones y deliquios
y en mujer que recicla sus anhelos
más cósmicos y creadores.

6-6-75

*

La pubertad de la palabra

Cuando el bagaje del Don Nadie se objetiva,
interino en las expectativas, el Nabî canta
y ahí-es... hecho canción de cuna,
beso y cuidado de la Tierra Madre,
seno mártir y hacendoso,
dulce e infinito;
ahí estuvo su poema,
maternal arrullo,
escribiéndose en despedida
porque el Ser va cerrando
sus años de epistemología
al llegar la pubertad de la palabra.

7-17-1992

*

El gorgojo vibrátil

El poeta es el gorgojo vibrátil.
Para el mundo, no adorna ni instrumenta lo útil;
apenas se organiza con conveniencias prácticas.
A la cultura tiene por plexo de externas referencias.

Es ladrón caprichoso que navega en silencio.
Su destino son lejanos quarks,
infrarrojos guiños de los cielos.

El poeta no da algo como algo, a trasquilones.
Da su justa vibración, su nexo corpuscular
con lo más precisamente honesto y cósmico que existe:
¡la onda, la herziana libertad
de sonar como campana!
Las ondas son ferozmente poesía.

No promulgan sabidurías de oídas.
Las ondas no son noveleras.
No son crédulas, no son publicitarias.
No están en tanganillas.
Nadie las desfigura.
Nadie las encubre.
Después de vivas,
nadie las mata.

9-1-1990

*

El poeta que nadie quería

El poema cayó de su boca cantadora
y la Lástima se moría de risa,
testiga novelera, ya que él no tomó
su gargajito de la tierra,
su versito del bofe.

Se limpió la jeta y siguió su camino
al perder su único verso, al parecer.
Se esperaba que su boca
se secara como una llaga.

¡Era un leproso, poeta no querido!
Se había predicho que expediría
de su sangre un olor de adjetivos
para los que no halló jamás
sustantivo y sustancia
y que, por alguna queja,
se asomaría el verbo que maldice
a las cicatrices que han dejado en él
la vida en menosprecio,
la pasión que fue más grande que su alma.

Algún prudente corrió
a levantar la estrofa, a ponerla en pie
para darse golpes de pecho
en la misericordia.

Era un médico
del formalismo morfológico.
Hizo su diagnóstico a la luz de tal caída:

¡Pobre verso, triste estrofa,
el lexema es terminal, ya no hay remedio!
Se accidentó el morfema al caer
de la boca cantadora y, ¡mirad,
sentid... no hay hueso sano!
Consumado está el participio del pasado.


Y lloraban unos al verso desprendido
y otros, a risa, lo tomaban a él, al ya saberlo,
como hijo del profeta que predica en el desierto.

¡Pero el poema que oyó a los caracoles,
lejos del poeta que lo dejó en la calle,
estaba vivo y feliz como siempre
y esperaba vivir muchos años,
por su cuenta!

De la boca de su padre cayó
una simple saliva metafórica,
una babita licuada y cristalina,
un pedacito de vida...

7-17-1992

*

La canción angustiada

Me hacen falta dos ojos más para mirarte.
Te añoré tanto que mi canción entera
se volvió pedacitos, me perdí
en los gorjeos de la boca de Nadie.

Mi lira ya no tiene alas
ni halla delicia
ni inspiración,
su aliento.

La noche y el submundo se parecen mucho.
Son espantosos cuerpos satisfechos
con su propia y pretendida dualidad.
Esta ha sido la mentira,
oceánidas de carapacho duro.

Como en habitáculo cercado de condena,
el corazón se despasea de extremo a extremo.
La esperanza está vencida por las dudas.
El viento fuera brama y temo.

A paso de tortuga, el aliento se levanta
y mis ojos salen a las lágrimas.
Escapo de este viaje nocturno.

Un palurdo en años soy
que no encuentra el camino.
El mar de señales es confuso.

¡Como quisiera una ventana
hasta un trayecto hermoso, luz diurna
que abra el firmamento y en apofántica verdad
hasta un hallarme en como soy, recién naciendo,
ante tí, con mi canción cimera, mi voz
abriéndose entre dos encarnaciones!

5-6-1993

*

Estética práctica

Todo idealismo, frente a la necesidad,
es un engaño:
Federico Nietzsche

¿Qué aburrido, verdad?
Quedarse sin compadre o tener por amigos
una poco lucrante y doliente parentela...

A mí,
las putas me gustan más que los espíritus
y los solitarios más que los borrachos
y los inteligentes más que los felices
y los perdedores más que los vanidosos
y los tímidos más que los gandallas
y los enfermos más que los abusivos
y los parias más que los chauvinistas
y los pobres más que los tacaños
y las enfermeras más que los mercaderes
y los maestros más que los burócratas
y los científicos más que los sacerdotes
y los relativos más que los absolutos.
Así es la miserable vida de poeta.

2.

Sueño despierto, a ojo pelado,
con grito y espalda.
Me llevo la mucha o poca dicha que tengo
a lo vivo, a lo real, a lo inevitable,
a lo crucial de mis noches y mis días
y sigo solviendo, saboreando en bruto
en la vigilia de mi hipotálamo salvaje
¡todas mis deudas y mis compensaciones!

Así, noctífugo, me ripio en cumbiamba
y danzo alrededor de una luna o una mujer
con estrella, con menstruo,
con ganas de venirse a los fandangos,
a covas donde el río,
sin ilusiones, mana en abundancia
su leche y miel, solidaria piel, tacos de ojo.

Sueño despierto con todos los alegres
movimientos de una zamacueca,
pañuelo en mano.

¿Soñar
derramado como orines?
Jamás. Mejor despierto.

Sueño feliz, instante por instante,
potente como vendaval de esperanza,
despotricador de energía en placeres
de canto y danza
y, en este tráfago vital,
me vale carajos que el sol me sorprenda
o se regrese la noche.

Lo que duela al hipnálgico, suyo es.
No me lo saque en cara como hipérbole.
Si los sueños le son pesadillas, suyas son.
Yo sueño despierto y, al soñar,
vivo y mis sueños me ganan y me perviven.

6-7-1989

*

El arte

¡Pobre de aquel que hizo del asco
una esclavitud hecha palabra!
El poeta no se consagra
a desperdicios saprógenos.

Los fondillos por neoclepsia no olfatea.
A los que ofrecen sus carroña
en novilunios ignora.

El arte no es palenque de los sepultureros
ni foros de cansados, lerdos y desconsolados,
que ante los retos claman:
Non possumus, no podemos.

En ansias del porvenir que no llega todavía
y el presente escondido, p
or la Sorge indigna,
la insinuación ha suplantado al arte
y la metáfora se adormece
en las alquimias cotidianas.

9-1-1990

*

Los fanáticos

Entre aquellos que susurran
con equívoca rivalidad
sus modelos mecánico-causales
está la varonía de los asténicos,
tróficas mentes, rostros que miran
con estériles ojos blancos,
cuerpos que se yerguen
con negro óseo, sin vuelo,
bajo la nube y la viga pupilaria del gentío,
rivales con una sola voz para decirlo todo.

Ellos gritan y crujen y gimen
(dizque por elucidaciones), pero en su lugar
construyen su clínica epidemia
hecha de ciegas medidas, inexactas.

2-8-1991

*

Eigentlichkeit

De cuanto es querido,
cercado estoy,
familiarmente,
no por mención del espacio que vincula,
sino porque soy en-él-conocido.

Mi ser-ahí casa tiene,
habita, cohabitamos
No necesariamente espirituales, místicos,
estructuramos mundos,
múltiples entes
como si pudiéramos ovular
cientos de veces, cada instante,
y echar categorías a intramundanos telares
o a mundanidades que la experiencia
te coloca al paso cuando tú mismo
te has posicionado.

Y en las circumundanidades circulas
y te sorprendes cuando la calma
te jala hasta el olvido y una erranza
te recuerda que la propiedad
es la posibilidad misma del Dasein.

*

La existencia es libertad

La libertad hacia lo que se abre en lo abierto
deja en cada caso al ente ser el ente que es.
La libertad se revela como lo que deja ser al ente:

Martin Heidegger

El comprender toca a toda la estructura del ser.
Todo sentido se debe a la existencia;
eres la rama que más viento
ha reventado y que, al mismo tiempo,
lo recoges, lo bramas, lo disfrutas
para días de tormenta que son impropios
y crueles y angustiantes.

El mundo es soluto
como significatividad posible.
Con lo dado, ahí, juegas a máscaras,
pero, el consuelo es real, tan objetivo.
El principio de los conceptos
son los objetos mismos.

Los conceptos no se apartan
ni se engendran ni subsisten
por si mismos,
¡consuélate con las cosas,
son útiles, pero no te pierdas,
inauténtico, creyendo que las cosas
son tu ser,
tu comprensión,
tu ontología!

La libertad constituye el fundamamento
de toda verdad y comprensión;
el comprender sabe
a qué atenerse consigo mismo,
con su-poder-ser...
¡Consuélate en la angustia!

El mundo trasciende la existencia
pero el concepto no crea objetos;
sólo da libertad al ente intramundano.

*

El acaecer

Mientras exista la existencia
hay una posibilidad conmovedora,
caminos que pueden ser fructificables,
calles para ver muchas cosas con ojos
llenos de fuego, asombros para subir
por ellos como si fueran la escalera
que te lleva a lo desconocido;
pero también hay un extremo pasadizo,
el término del que huimos
como si hubiésemos asesinado
la dicha que más vecina fue
de nuestras manos,
la niña que asomaba a las pupilas
sin hacerse una canción a los oídos.

Arrojados a la existencia

La existencia se halla arrojada al mundo
como ese cadáver que nos pesa
en algún rincón de la dicha,
en la sombra, en el letargo.

En el mundo espaciado, cuento horas
y el giro circundante me recoge
en la detención de sus fenómenos y entes.

Y en el trajín de cargar con la caída,
con los muertos dejados en los ojos,
con la orilla que pisamos, semi-vivos,
uno hace tratos-con la gana de esquivar
el recuerdo, o su clamor,
o su no sé ni por qué...
¡matamos el ser más trascendente!

Y la llama cotidiana arde
queriendo entrar
sin quemarse en este abrirse,
llevar al acaecer su luz entre penumbras,
y la lluvia, el viento o la piedra
son como importunos tenderales
que dan sombra al lugar que no quieres.
El cadáver nos sigue, dentro y fuera.

*

Pedrada

Una pedrada que viene de la nada
y aturde la frente,
objetiva o significativamente,
es a la mano,
para que sigas agresoramente
matando cosas en el camino
y descubriendo
en cuanto tal lo que no quieres
en la unidad de lo múltiple
y todo lo que se pretende óntica
u ontológicamente manifiesto
se precisa en los conceptos previos
ya existentes, y te queda sólo formular
lo que ha sido basado en precedentes
diferenciando las nuevas condiciones
con esta angustia
que tanto aprieta tu pescuezo.
Ciertamente, tendrás que destruir
los dogmas de lo arcaico
para que el juicio se renueve
y no vivas más de pútridos aromas.

La estructura de ese acaecer
es historicidad.

*

La posibilidad del amor

Este amor no se predicó
en la vitrina del aviso.
No subió a la plaza por hallarse
el aplauso con sus congregaciones.
No se leyó de una ley ni fue ordenanza
de los juicios y costumbres
y éticas teológicas.

Este amor fue higuera
de sus propios cimientos,
hollejo de sus íntimos padeceres.
Se mordió la cola como una serpiente.
Este amor se estrelló
desde lo más iluminado:
la precomprensión
del ser que lo produjo.

5-13-1976

*

Lupercales

Sufren del mal metafísico
estas brujas, caprinas, las palabras.
Están malembas con su moral
jineteada en terraplenes
y en zonas maleconas del soluto.

Están por maíz comprado que no engorda.
Se van a sembradíos de crédula impropiedad.
al prado del lenguaje cotidiano.

¿Qué haremos este 15 de febrero,
nosotros, sacerdotes
armados con el vergajo duro
de la Cura y la cara embijada de mapuaza?

Por amor al Pan bien ganado
y los faunos cimientos del lenguaje,
¿qué haremos por la casa del conocimiento
que va a pique, qué haremos?
Con dolor se resiste a derrumbarse
aunque salgan las majúes al aquelarre.

¿Echaremos maíz al gallo o nos quedamos
a la Luna de Valencia y que las zorras se vayan,
malmandadas, al escarnio?

A la porras de la estancia, el extravío se han ido.
Las golpearé como un malevo Dasein
con látigo de esparto, yo las tundo.

Poetizaré a chicotazos con su llanto.
Desde el ardor de sus nalgas,
les quitaré su luria estéril;
les pondré mis besos por carimbo.

Sufren del mal metafísico
las niñas de mis ojos
y yo las quiero más que lo aparente
que dicta el vulgar conocimiento.

Hay que meterlas en cintura, aunque nos duela.
Con mi abrazo, mi alcance, yo lo hago.
Voy a matar a latigazos
sus espíritus atormentadores.

Las amaré hasta excitarlas
y controlar sus gritos;
Esta es la senda amarga
del instinto.

6-2-1976

*

Esfuerzo

Antes que los brazos fue la boca viva,
el agujero nutricio, la semilla inmantada.
La boca muda ha comido siempre,
ha sido ahí, antes que las piernas y el camino.

Las palabras empujaron el rechazo.
Las palabras nos dieron alimento.
Había la boca, militante boca, para hacerlo,
escupitajos de entes, aún no verbales.

Besos de lengua, salivoso contacto.
La boca que elegía en mordiscos
su lenguaje de semillas y bellotas.

Esa boca se obsequia su pedacito ajeno.
Es lanza, red, gesto de marengos.
Algo esperado es la boca, proyecto,
algo de avisos y contra-avisos,
con semillas de indispensable servicio.

El ser de la cosecha muerde desde el ansia
y la triple primacía de su empresa
es el sentirse vivo
ante lo óntico, rumiador del espacio.

6-14-76

*

Láctame

Láctame con un canto sonoro,
desde un-pro-de vitamina.
Estoy sediento de agua y raíces por tu causa.
Mi esperanza es que me unjas
con fluídos de significaciones.

Los conceptos son leche.
Aproxima ese pezón maravilloso.
Larga actividad generalizada del entendimiento;
pero habla tú de tal modo que yo sepa
que hablas para mí primariamente y en total.

2-9-1993

*

Intemerata

La razón no sabe lo que hace.
No, ya no sabe.
En algún momento salió de su casa de palabras.
Confiada de que no hay ente que rehuya conciliarse:
todo puede ser entendido
con la recíproca interacción de la dulzura.

A su paso le salieron los sentidos,
rudos a veces, pero nobles.
La razón a todos traicionó.
Sí, ¡fue ella! después de llenarlos de ilusiones.

La razón se ha vuelto intemerata,
corrupta como vieja deshonrada y recelosa.
Se atreve a todo por llegar a lo sumo.

5-13-1976

*

Besorge

Estos cuidados se hacen cargo de lo que hay
que cuidar a favor del otro:
Martin Heidegger

Cuando de amor se trata vienes tú en procuración
y te pones en el lugar de lo que siento.
En la cura de lo mío, me reemplazas.

Tú recibes de oquis como algo acabado
lo que motivó mi cuidado.
Me cuidas y atemperas.
Quedo en situación de dependencia
aunque no reconozca lo que hicíste.

Estoy premiado ingratadamente,
en relevos de interpretación donde no empeñé
ni mi palabra ni mi esfuerzo.
Me has suplantado.

Ya no sé qué decir que tú no digas.
Ya no sé qué es amor porque me amaste.
El Dasein puede estar solo
(así como yo estuve con mi amor,
cuando era mío, y yo animal embellotado,
sin que yo mismo oyera mis clamores).

Hoy existen manifiestos diez o cien como yo.
Nos aman, te amaron; ya dicen haberme procurado
con este procurar que refleja acertadamente
el proceso infinito de verdad reciprocada
y cariño e interacción, conocimiento.

A falta de infinitud,
el amor que fue mío
se fugó contigo.
Admití las verdades relativas
de tu procuración:
mi reemplazo.

Amor tan infinito, ya no sé si fuíste;
te tocará convertirlo
en maravillas delante de mis ojos,
fuera de mi carne,
¿será lo que pretendes?

No existe una verdad abstracta,
la verdad es siempre concreta.
Ya no sé qué es amor ni pasión de infinito;
me has dejado sin verdad; te lo has llevado todo
con infinitas galas de procuración.

3-12-1994



*

El parto

No siempre el útil fue impío.
Conozco una mano que fue vida
y pujó, con la forma de las ingles,
el pez que flotaba en la huevera
y saltaba en los tambores del ovario.

Conozco la preñez desesperada
y los ojos, anhelantes y llorosos,
preguntándose sin cesar el para qué
se pervive con el dolor de parto.

¿Para qué romperse en sangre
si la vida es una echada
en la sustancia y los ahíes
con el brote del Dasein suspendido
entre muerte y desespero tremebundo?

¿Para qué ser-ahí
si más hay nada que azar,
más muerte que vivirse,
más óntica latencia que soluto?

*

Desove ontológico

Quien canta se desova.
Anfibia usanza del Dasein navegará en el canto.
Devendrá como pez que va al desquite
y puja vida y se deshila
para que broten sus enlaces y emociones.

Vivificándose completará el embarazo
de la esquina, se preñarán los rincones,
se estremecerá el terraplén,
se hartará la bocacalle.

Cantar complica el camastro de la espuma.
Las metáforas, inquietos fetos, desafiantes,
por ombligos se sacian de abundancia amiótica.

En la muga se fecunda el seco patio.
La voz salta las bardas
por su beso de polen
y una espiga.

El ovario se empotra con las lunas
y en los días se concilia, apasionado
por la noche misteriosa.

Para el firmamento, la hueva canta,
chapotea en sí, se gana
el eco de los soles
y la húmeda penumbra.

En el aliento comienza, rijosamente,
la metáfora su jadear enunciativo;
pero por ganas de danzar es un espín,
dedos loquinchos y salaces, caricia
para el fundamento más original, remoto,
querrá más que la cordial cercanía
del avance y el trato:
¡querrá amores y sexo!
¡Entregará intimidades!

Será después que se meta
en la garganta de las cosas
como circuitos y linfas
de las geografías.

Rodar mundo es vibrar como espermato,
remarse en sonoro viaje, placentario;
pero serse, saberse para morir
con el canto en los labios, serse
con destino, eso sí es mucho más:
¡eso es poesía!

3-15-1976

*

¿Qué es el ser?

... el elemento desde el cual el pensar
puede pensar:
Martin Heidegger

El hombre es la vía hacia el ser,
el querer que puede
lo que quiere pudiendo;
esencia que ejecuta su querer
y que se capacita para que sea ante él
y aún, desfiando todo,
cuidado y medianía,
lo que lo atestigua en su pro-venir
y lo deja que sea.

Al comprenderse se adapta a sus posibilidades.
Mi ser lo ha comprendido:
soy quien me puedo en el saber.

2-7-1993

*
Autenticidad

El día que me gustaste eras más
que un aviso de presencia; no como hoy
que muestras un corazón que no se muestra.

Estás más en los carteles que en mis brazos.
Hoy eres la semilla que no alcanzo,
el testimonio de mis manos vacías.

Antes eras reunión constante, manos llenas,
totalidad reunida y yo te decía: eres mía,
vasija de mis certidumbres.
Tuve tu boca y supe su sabor a tus besos.
Eramos uno para el otro y mucho más
que la simple percepción sensible.

Más que tu olor en la cama.
Espacio en el mismo espacio,
entes que sudaron la piel
porque íntima,
intramundanamente,
se fundían.

2-3-1976

*

2. Representación del parecer

Cuando más grandemente me gustaste
estabas mostrada como tal sobre mi pecho
y te dí significaciones porque no eras
materia de pura intelección sin los sentidos.

Hoy algo tuyo se suspende en mis ojos
y no se te halla en mi aliento.
Tus senos son fetiches y tu voz,
vocinglerías sentimentales de los ecos.

Ni presente ni presentada
te concibo o te palpo,
aunque te añoro:
eres verdad oscura y decaída.

El día que me gustaste más
te hacías ver de tí misma
y yo contigo me veía.

Hoy muestras tu corazón representado
y pensar en tí es representarte...
Y sí, mujer, todavía eres visible,
pero no como fenómeno que amo.
Sólo como parecer y vago anhelo.

2-3-1976

*

La palabra malvestida

La palabra malvestida, descobijada y útil,
por las calles retuvo su interpretatividad.
Sus necesidades satisfizo a la luz del día
y tuvo un hijo, nonato, malnacido
y, en complicidad de largas noches, se pudrió.

El poeta, sin embargo, odió el pan endurecido,
y el alimento que supo a cicatrices.
Así que lavó la sarna en cada mañana
y se distanció de quien vivió en la sombra,
urdiendo temporizaciones.

El poeta se cosió una camisa de fuerza
porque dijeron que estaba loco
y su vida, chingada, con sus perros huesos
y se dijo que, en la marginalidad de la ballena,
vivió como gusano
y apestoso cocodrilo
y, por ser tan flaco lagartijo,
lo aplaudió la lástima.

El transitó voluntariamente
por abismos de solutos alborotados
y buscó de la percha ajena
la corbata color rosa
y se enfrentó al putísimo auditorio lastimero
y se ahorcó, amarrándose del tronco de la luna
con el cordel de deseo que tuvo a mano.

¡Qué bueno, qué ejemplar!
Ya no hiede ni es flaco ni incomoda
ni anda callejeramente en el conjunto.

9-1-1990

*

Soñar despierto

Silence is the perfectest herald of joy:
W. Shakespeare

El sueña despierto como araña en su pared
o gusano en su tumba; pero vibra y suda
su químico poema escrito
con letras del genoma.

Se refocila
en secuencias de posibilidades, quanta
en lámparas de absurdo para el silencio
que hay en turno y la realidad desnuda.

Para gritar la onda
y dar pies de escapada, variación de luces,
epigénesis de infinito, al texto del capricho,
para ocupar su altura, su potencial elástico,
hay que ser ladrón y poeta
y tener por corazón una campana.

Y no todos los hijos de la Transición irradian
esta fuerza de cópula y tañido
para dar progresión supraherziana
a las palabras nuevas, a las metáforas con porvenir.
Las ondas son para los apasionados
y, en cada ladrón, el poeta es más lúcido.

9-24-1980

*

La caída

... Bajo la máscara de uno para el otro desempeña
su papel el uno contra el otro:
Martin Heidegger

Se creyó padrote al fin
el hombre que fue dulce y derecho
por andar de macarra por la calle.
Sin pretenderlo, se echó
en los brazos de la putería.

Una hembra con voz provocativa,
dueña de trajín y habladuría,
le quitó el fulcro, su punto de equilibrio,
y él cayó abatido, a pique,
sin dominio de lo auténtico,
inerte sobre la pólvora encendida.

Lejos de él, se ahuyentaron las palomas
seguidas de mañanas.
Cerca de él llegaron zopilotes,
seguidos de las noches.

... Y el hombre,
caballerazo pobre, pero bueno,
dio sus tientos por la luz y, en pago,
se halló de la tiniebla, bienvenido.

Ella vino con la mala pasada de los días,
loquincha, alborotada;
una coqueta raposa sin reposo
para estos zorros que buscan compañía.

... y, al verlo, lo tundió de besarracos.
Con la soba del molino interpretante
lo molió como quiso hasta la zarria.

Lo hizo pingajos
y él creyó por disperso volar, movilizarse,
sacar las uñas, dejar de ser
tan manso e isógeno, leal
al rígido decoro y bobaliconería.

Soñó en grande con progresos culturales,
modernidad, seguridad y aceptación apetecidas
que son pautas del Don Nadie, pordiosero.

¿Acaso del honesto vale menos el folleo,
el gusto por jodienda y por magreo
con los entes disponibles, a la mano?

Se creyó padrote, al fin
el hombre dulce y derecho
y que, pese a tanta habladuría,
sólo quiso atención,
seguir examinando pareceres,
palabras, avisos,
goces publicitarios de lo óntico, el Uno
en pataratas, el Uno en pantaletas...

2-7-1976

*

Temporalidad

En el mundo espaciado, cuento horas
y el giro circundante me recoge
en la detención de sus fenómenos y entes.

Y en el trajín de cargar con la caída,
con muertos dejados en los ojos,
con la orilla que pisamos, semi-vivos,
uno hace tratos-con la gana de esquivar
el recuerdo, o sus clamores,
o su no sé ni por qué...
¡matamos el ser más trascendente!

Y la llama cotidiana arde
queriendo entrar
sin quemarse en este abrirse,
llevar al acaecer su luz entre penumbras,
y la lluvia, el viento o la piedra son
como importunos tenderales
que dan sombra al lugar que no quieres.
El cadáver nos sigue, dentro y fuera.

12-1990

*

Para meditar el ser

Para aquellos que meditan sobre el ser,
que lo escuchan con la intensa sed
del ser-acompañante
y el hambre de encuentros con la biología,
diré... que existo...
y soy en un pensar determinado.
Medito al ser siéndolo, según lo soy,
y a veces hallándoles a ustedes
en este soluto que persiste,
a pesar de todo,
y que nos lleva a perseguirnos,
a estar juntos
en algún punto del soñar,
en algún espacio del vivir.

La poesía me permite andar despierto
y enamorarme de todo lo que es bello.
La mujer maravillosa está en algún resquicio
de la andanza con misterios llenos de piel,
con belleza llena de cantos.

En todas sus edades ellas afloran
como luz del alba;
se escapan y se diluyen
como plenilunios en los abismos
del amanecer.
Siempre bellas se van
y siempre bellas vuelven.

Todo lo bello me gusta,
¡ellas, sobre todo!
sus pezones, que son ubres de Nut
sobre el círculo del cielo,
sus nalgas redondas
que los tersos firmamentos fincan
para gozo de la varonía,
ctónica y telúrica.

Con lindas piernas,
como las niñas tienen, los pasos
pueden ser abundantes como edades
de sol o de penumbra;
los juegos son infinitos, las fases únicas,
las distancias breves, sorpresivas, novedosas.
Y se anhela caminar, deambular el alma
como si todo fuese infinito y color de rosa.

De la mollera al calcañar, sólo se aprende
dicha, error sin desconsuelo,
herida que no sangra,
machuconcillos cósmicos,
asombro crediticio.

¿Y qué tal la voz
cuando el río de las sílabas se abre
entre peñascos su camino refrescante
y en las ortigas del habla y del oír
se cede al cauce, se sumerge todo?

¡Qué bello a la postre nos resulta
la plena comunicación, la sincera fruta
de un conocimiento, la dulce cosecha
del que dice te quiero,
me gustas,
qué buena onda,
qué padre, ay, maravilla,
qué bellos los que anhelan,
los que dilucidan,
los que enuncian el porvenir,
los que preguntan con sabiduría,
los que aprueban con sensatez
y los que obsequian,
con solícita cautela,
sin rigor, sin mentira, sin egoica pasión
de truhanes ni vulgar ventajismo...

¡Qué bellos, me gustan, los quiero,
los bendigo, les festejo, les hablo
con mi canto, humildemente orgulloso
para que no me olviden
y me quieran más!
¡Les necesito!

Y bueno es que estés ahí, meditador del ser,
venciendo la sorda mudez de los ecos.
Que te invites, convocado
a la palabra amorosa,
que traigas tu agasajo de frases
parecidas a las mías, pero con ese toque
que sólo tienes tú, con ese aroma
que sólo tú transpiras desde el fondo mismo
de tu casa biológica, tu viaje
desde el asomo amiótico al ego individuante,
tan bélico por su ruido, simulacrado,
perspicuante, tan transido en sombra
y muerte y angustia y agonía.

¡Pero no estés triste, meditador del ser,
yo amo a los que hablan
hasta en el modo del habla del silencio!

A veces me sorprendo
con el aún inagotable todavía-señero
poder-del-ser -romántico,
a pesar de todo y con su frívola fantasmagoría...
romántico (porque tiene mal eco decirlo)
por ponerse una etiqueta de pureza,
sin sustancia,
de espiritualidad en tanganillas,
como estila el zángano en la mufla
de la nada, sin justificar el soñar en apetito
y ansia y coraje y pasión,
sin atreverse a sustanciar al ego
y reclamar a esa mujer amada
que bendice, en libertad, sus besos,
sus coitos, sus entregas, sus orgasmos
y sin amasarse con su trigo
siendo parte de su pan
y suerte de su destino,
su porvenir y su soluto).

Yo sí soy romántico
(no me muerdo los labios al decirlo
ni me tiemblan las piernas
ni visto de santurrón en ascuas
al proclamar lo que dicen los falsos románticos
de esquina, por fornicarios y atorrantes.

A la libertad la forjo con vida,
el amor me lo como con calma,
y soy pan que come pan;
soy la risa
y el contento del romanticismo,
no la suicida jornada del desalentado,
no el escudo de cupidines de feria
en el monte, o la plaza, o el casino.

Amo porque quiero liberar.
Amo porque protejo
y ensancho mi horizonte,
mi placer, mi dicha.

¡Soy el caballero del individualismo
hecho de pan y mujer, de niños y de juegos,
de pasión en los cielos y en la tierra!

¡Viva la vida de los hombres auténticos
del mundo, muérase la tirria y sus miserias!
La soledad no me aterra,
yo no creo que haya soledad ad infinitum;
mas sí, hay fracasos y desilusiones,
pero nunca se es romántico sin haber
vivido el ser en desesperación
y nunca se es romántico, sin una mujer
a la diestra que te diga:
¡Hombre, despierta,
canta, glorifícate en mí,
vibra en el cosmos,
que te doy el OM de la alegría
y cada vibración del esquema sonoro
de las aguas y de la solidez del quark
en la física del quantum y sus soles!

¡Qué bello es el placer aunque sea breve!
Ah sí, pero su belleza es eterna y nos compensa
y la Naturaleza da dos lamparones, los ojos
para que veas sus cuerpos,
nariz que magnifica
su aroma, manos que descarnan la caricia
para dar células complementarias de infinito...

Y la mujer nos desnuda.
¡Es lo maravilloso!
Que su desnudez nos intime
con tan intenso trámite de esencias,
que devuelva la progenie del topós uranus,
en la juventud de la alborada,
que nos haga sudar
la gota gorda por una jerarquía
en los deleites del ser-ahí-sobre-su-reino...

Me transubstancio porque me necesita.
Me vinculo a una diosa de bellos vellos púbicos.
Me arropo con dos senos,
me froto a sus dos nalgas
que son mi fantasía
y ella me reemplaza
con dulzura que gime,
con pasión que es la fiera del origen,
el alfa y la omega, el latido del corazón
que vibra en la molécula,
que vincula a las lunas,
a mares, a víboras, a bisontes,
a las Cuevas de Altamira, a glaciares
con azul de femenina transparencia,
siglo a siglo, milenio tras milenio...

Hay una dicha inefable en ser protagonista
de placer y belleza, de asombro y de pasión,
de alegría comunicante, de fiereza satisfecha.

Es virtud roer
de tales huesos y glorificarse
y lamer de esta experiencia,
oficiar en tales templos
al litar sobre la colcha
ofrenda de ninfa,
de mujer, de lingam-yoni
en vez de sobre piedra dura de rutina.

2. La salud

Para ustedes que meditan el ser
y me comprenden
y sospechan cuanto me obsede el erotismo,
la mitopoesía, les comunico:
Cobijad, como yo, el canto,
abrid sus ojos a carteles, a fotografías,
a las piezas escultóricas de griegos y neoclásicos,
a las niñas que pasan, a las chicas del campo,
mirad a las flores que están
en carne y hueso floridas
como arboledas y pradejones.
Amad a esa mujer que está en la casa
y todo lo que mencione sus símbolos, sus mitos,
su padecer y su alegría,
su necesidad y su capricho.
Todo es el saldo en la tierra de Don Nadie,
de las que han sido luz en lo oscuro,
lo bello a la mano! ¡la salud existe!
y presenciarla en la piel, ajena o nuestra,
es dar ojos a los huesos
para que la sirvan desde adentro,
la gocen desde el tuétano y su calcio.

Vitalizada la sangre marchita
es resurtir las aguas en los sumideros;
es bendecir a las hormonas
(que son nichos de vírgenes y ninfas
y golfiñas, o gopis,
o doncellas tribales de las ansias,
las brujas preclaras de la seidad
y el misterio biótico de la verdad entitativa).

Meditador del ser,
salud es dar belleza a lo posible
y hacerlo es lo más supremamente grato,
conclusivo, compensante, ideal,
el poetizar que festeja su tesoro,
el placer que perpetúa su orgasmo.

¡Qué bella es la salud
de las mujeres y los hombres,
de los niños y los recién nacidos!
¡Qué bella es la hoja verde
por plena clorofila
y la sustancia más roja de los pétalos,
más que bella,
y la transparencia más blanca de las rosas,
los claveles y las margaritas,
un gozo es, esperado beso!

Azul que sea la inmensidad,
azul de crisantemos, azul de océano,
azul la belleza acumulada
del que en el ser medita
y lo halla y lo ofrece
y lo declara por amor.

Yo soy un hombre azul,
romántico sin tristeza de todos los días.
Trago el alcoiris desde la jolla subterránea
de mis ojos que se avolcanan en pos de su ilusión
trayéndola a la mirada fija,
a ojos clavados en mujer, en cumbres,
en sueños más duraderos que el hueso y su progenie.
Que el mundo degradado y sus mundanidades
post-históricas, publicitarias, indecentes...

¡Que se valga mirar como a las nalgas
de las niñas montareces y puras,
como a los senos túrgidos y a las bocas vírgenes,
a lo bello de ese abrirse en esperanzas,
a lo prometedor de esa liberación en ciernes,
a lo necesario de ese restañido de ternura!
porque como sámagos abiertos y brotados
del occiso en el rincón más criminal del ghetto,
brota siempre la posibilidad de lo más noble,
lo oculto, sanador, lo insolícito
que la psiquis estructura,
por amor a lo bello,
por mandato del Eros,
no en azar, sino en olvido.

La esperanza empuja la tapa
del vil caos, primitivo, olvidado
y por artificio de amor, hay cosecha
y se da color de pájaro a los cielos
y voz de truenos a las cumbres.

3. Dolor de parto

¡Qué bello es el dolor de parto,
sus continuidades de fruto,
sus fases intermedias que dan color
a lo gris, a lo incompleto,
sintáxis de futuro y genética
a partir de una raíz
infinitamente interconexa,
programada en libertad
para los cambios!

¡Qué bello el peregrinaje secuencial
y su finalidad cimera: la belleza es triunfo,
fruta madura y en boca saboreada
es del que come y comparte y bendice!
Casi todo dolor es social, innecesario.

Casi toda angustia es culpa, insuficiencia.
... pero ustedes que meditan sobre el ser
y han sido buscadores, testigos, héroes
dentro de este despliegue tan duro de potencias,
¡sed pacientes, yo lo soy
y me duelo a veces hasta ese coño
del ¡ya no más ! derramo bilis...
tendrán que haber descubierto como yo,
asidos al dolor de crecimiento todavía:
la larva no es destino,
en todo hay metamorfosis,
el viaje no cesa.

El dolor se deja atrás en favor del poema
que se derrama en la vagina de lo hermoso.
No hay tristeza que permanezca en lo oscuro
sin fluirse al útero de gracia,
a la desnudez vamos, echamos el ropaje
de tirria y de tedio, pies abajo,
nos pegamos a ese cuerpo que hay que lamer
como sol sátiro, caliente de vibra y escozores,
hasta que ceda todo límite
de prohibición y cuita.

¿Que ella correrá como patas de cabras,
que se esconderá de la voz que la llama?
¡Mentira de la Maya, la voz de lo bello
es invencible, su raíz ardiente,
su compensación segura y exquisita!

La mujer es redención en sentimiento
y subirá a la hamaca del deseo
como si la llamara el aire de los bríos
y ¿quién hay que pueda nadar contra corriente
cuando la mece, con ternura,
el deliquio más gentil de la carne,
su espíritu que da voces, compañía,
otredad de universos plenos y armoniosos?

Meditador del ser, flauta en boca,
con mi canto paso los besos del futuro,
doy el abrazo de esta mañana,
en la tibieza de esta noche
en la cueva de los sátiros.
A pesar de la rémora que detiene mi voz
y de las tinieblas que cercan el diálogo,
ahí anda despierto
un ser cachondo, crítico,
un ser-acompañante
un ser en pos de amor
y de belleza
y orden
y poesía.

2-6-96

Publicado en La Tertulia de Mizar
(Número: 827, 4 de Diciembre de 2000)

*

Su clínica epidemia

Salvamos el poema ahí-donde
el anzuelo homicida caza a los prosaicos
y pesca a los incrédulos.

Entre ellos y nosotros,
la distancia crece
porque hay algunos que odian
la música, la brisa,
el viento, la caricia sonora
y no saben oír y no saben amar,
tiernamente tolerantes,
dulcemente caprichosos,
mucho menos,
verse en octavas de atracción
permanente y contínua.

Entre aquellos que susurran
con equívoca rivalidad
sus modelos mecánico-causales
está la varonía de los asténicos,
tróficas mentes, rostros que miran
con estériles ojos blancos,
cuerpos que se yerguen
con su negro óseo, sin vuelo,
bajo la nube
y la viga pupilaria del gentío,
rivales con una sola voz
para decirlo todo.

Ellos gritan y crujen y gimen
(dizque por elucidaciones),
pero en su lugar construyen
su clínica epidemia
hecha de ciegas medidas.

2-8-1991

*

Heidegger y la orfandad

Soñé políticamente y por eso
me equivoqué:
Martin Heidegger


Fuerte, mañoso, adulto
como piernas que afirman la huyilanga,
maduro como fruta que del árbol cayera
(desenroscado de Tu Serpiente,
sabia y misteriosa),
soy el hijo histórico que tuvo que llegar
por colectiva alquimia.

No me desconozcas todavía, Madre.
Apenas comprendo si, por fuero temerario,
díste a mis labios la manzana de esta separación:
este jugo amargo con pulpa de soluto y aventura.

No sé si, cuando exploro el horizonte ajeno,
yo te reprocho el veloz ápice de lengua en camuflaje
(la que abre al espacio como rayo)
para que yo salga a lamer de esta amargura
tan biológicamente entitativa.
(Sapo concho y magro, tienes tristeza de gusano).

No me desconozcas, hermano Hölderin;
atento estoy a «la noche sagrada de la locura».
No me desconozcas, Hermann, hijo mío,
«ello piensa en mí y no puedo resistirme».

Tampoco sé si el hecho es que me olvido
placenteramente de la Gran Madrugada
previo a ser, si lo fui,
y la historia me ha tornado
oscuro e indefenso,
sin tu placenta, madre.

Con más certeza, supe
que fuí lo que más amaste
en la cuna de tus brazos y, aún asi,
te abandoné y te quiero.
Admití tu laberinto cuando dije:
«Jasper, hay que adherirse».

Ahora soy mendigo de raíz con mi pañal de cuita,
con cáscara de otoño, nostálgico de tiempo
y quiero vincularme a tu tronco, Vida,
como el penacho que aguarda la defensa
de tus frutas prohibidas, que son tus ojos,
Madre, tan veedores,
y geotropismos vigilantes, cuidadores,
tus conexiones aún vivas.

6-3-1997

*

Materialidad / Sachheit


Tomada en su contenido material, la fenomenología
es a ciencia del ser del ente: ontología:

Martin Heidegger

Un conocer que tan sólo percibe
te hizo criada, fregona, gata,
cenicienta en la cocina del espacio.

Eres y has sido princesa / virgen
y hoy eres hija de la madre desvirtuada.
Te han dado el rincón y la pocilga
y tenías reino, no lecho inmundo.

Han llamado color a tus olores
y a tus montañas más verdes, las fronteras.
Han aparcelado tus aguas y tus mares.
Buscan secarte y mal beberte.

Te han desmundanizado para que seas esclava.
¿Pero dónde estuvíste antes de ser vestida
con la coseidad natural de tu deshonra?

¿Por qué te ofenderá tal coseidad con su descaro
si eres y has de ser mi canto, el designio soberano
de todo lo que es recíproco y cimero?

La intercedencia de tus opresores te dio nombre
que no necesitabas, ¿pero qué culpa tienes tú
que te oyes clara, inteligible, sonora
en el amor de las moléculas?

¿Qué horror se te sospecha?
¿Qué justifica lo que han hecho con tu cuerpo
cuando, aún percibiéndote, concreta y vasta,
te esconden entre calderos y fogones?

7-3-1974

*

Dopamina

Por no decir ya siempre, a menudo
las palabras se ocultan.
Están muy escondidas y lo que puede ser
un verbo, no digo yo, un axioma,
depositado está en infiernos neuronales
con los monoaminos, es decir,
en sopas de lentejas debajo de la chola.

Si falta la atención, la dopa está dormida,
oculta en catecolas de residuos adrenales
y una colcha tapa al cuerpo
y ¿de qué vale, entonces, la leche hervida?

Si quieto estás, si no te mueves,
con el coxis en aras de palabras,
gambusino de glucosa,
la culpa es de una enzima que se trepa,
porque estás abajo queriendo que no suba.

Mira que en lo alto vive, en lo alto mora,
en lo alto teje, la tejadora...
la palabra y su deseo son dos arañas,
juegan y escupen... pero, cautela
es más que cuchillo,
con la dopa no presumas,
si la tienes ociosa...

2-12-1997

*

Ontología dopaminal

No se entera nadie de la cosa
si el ente no se ontifica.
No se transmite lo que declara el verbo
como lujo, sin haber ontología.
La mona dopa;
la dopa, mina...

A menos que esa mina misteriosa
se vuelva excitatoria por oficio,
se ignora la palabra, lo animal fracasa.

La mina es una ruta mensajera
que no lleva a la plaza; pero, sí, se desnuda,
se lanza, se regala, sin inhibiciones,
ahí donde está tu más vieja cobija,
tu subjetiva tienda de trastos a la mano,
tus buenos ojos para la bagatela,
tu incial movimiento para pecar de vida
y surtir tus solutos
e inventar el beso
que todo lo nombra en la carne y en las ansias
y lo santigua en mundarro y zorro hueso.

El trajín es el drama de las cosas
y la dopa es monodrama cotidiano.
Quien nos oye y nos habla saldrá de la penumbra
y la sustancia negra de los sesos,
¡ay, como una mina, ay como una dopa!

Aún así, las palabras requieren ser oídas
más allá de la bioquímica,
secas del amargo ahí,
porque aún la mina entristece
como neura incolora
y llora el tango y se va, se aburre
y no hay canciones ni placeres, si se va,
¡se muere Mina, mina se dopa!

2-16-1997

*

Los salvajes

La misma capacidad intelectual se somete a la posibilidad de una organización, lo que jamás rige para el espíritu:
Martin Heidegger

Yo sigo malvestido
con el olor a esteros.
Camino celoso por cada corazón
en mis pisadas.

Me gusta que se diluya el viento que me sigue...
aún así, no se van, me acechan.
Les molesta mi espíritu y cómo lo descifro
dando destino a él desde mi humanidad
submitida, deyecta y entregada, mis proyectos.

No es que ellos teman que devuelva los golpes.
No doy estocadas por cornadas, pero resisto.

Es que son custodios de la Noche,
ecuánimes, sacerdotes del entendimiento.
A las cosas ya dadas las revisten con modificaciones...

Quieren que mis pantanos fluyan hacia sus rascacielos
que son el torbellino, su mundo comundano,
su más allá, nocturno de cielo y gloria santa.

Quieren el progreso que apuñala con axiomas.
Que utilice sus vestidos y sombreros.
Que me corte las uñas y las greñas.
Que me ponga al servicio de las sombras.

Yo sigo malvestido,
me resisto a ser su duplicata
y llamo estero a mi pedazo de playa, mi bohío.

Evito ser planeado entre esos truhanes
y cp,er el pan que comen y seguir
los horarios de sus feces.

Ellos gritan por reducir a instrumento mi soluto.
Son salvajes reduccionistas en los que no confío.
Querrán que admita la cultura del objeto desubjetivado
y los pomposos atavíos de sus templos unívocos
y los aromas ingratos de sus exquisiteces.

2.

Los salvajes transformaron el espíritu en axioma,
en maroma del entendimiento.
Se organizaron y en marcha van diciendo
amor y no aman; paz y son violentos,
verdad y mienten
por cada poro abierto
en el relámpago.

Se persignan ante las potencias el deber
y, empelotados, marchan
con sus cantos de victoria y epinicios.
En las calles, a espaldas vueltas, vociferan
y atacan, danzan y reclutan
a crédulos secuaces.

Bélicos, elatos, soberbios
buscan el oro espiritual en concordancias;
lo cuantifican en apremio.
Lo perpetúan en planificaciones.
El dios cuantitativo los bendice.

Deuda extraña, empeñados
hasta los ojos están y ellos no ven
ni se curan de sus degradaciones.
No se aflijen por servir al poder y sus rutinas.
Sus rodillas se han pelado porque son idólatras
virtuosos, golpe en pecho, de egos tremebundos
pomposos y pietistas quid pro quo.

Los salvajes fundan los Cuatro Evangelios
del Desastre, con el espíritu en la boca.
E invocan a Matoco mientras cumplen
con los servicios de la Infamia:
(1) entendimiento
(2) instrumento
(3) cultura
(4) adorno.

3.

¿Quién dijo: eres tú, salvaje...
y sacó de mí, aullidos; con qué poder
se convocó, me tiró del caballo, me acusó?

Pues ya asoman las pezuñas
debajo de mis pasos
y el colmllo azota el viento como gran verbo.

¿Qué está pasando
con la mansedumbre creadora y la fratría
... que el Matoco nos trastoca por enteros?

Se ha espantado el apoyo y el balance
y corremos loquinchos por los andurriales.
¡Hoy somos cómplices, unos-para-otros,
tal para cuales! Topamos
con el disturbio que evitamos.

3-7-75

*

Las prostitutas


a Rocío

Cuando saltas delante de mis ojos,
cuando irrumpes, ente manifiesto,
y das en las pupilas,
eres un golpe de la brisa con aroma
y una mariposa y una noche y me encantas.

Por lo general, evocas el perfume
y la tibia forma del muslo
y la armazón de huesos
relajados y fluídos.

Tu estómago cubrirá mi piel
como arcilla que se lava en barranqueras,
o cascada que baña dulcemente,
aunque huelas a yagrumo a mis espaldas
y te pierdas como gacela, apurada
por tu rumbo de malezas o escondrijos.

No me gustas por eso
porque te vas y tu encuentro
es más breve que el silencio
y menos duradero que la aurora.

... pero me gustas, zorra,
porque conservas la astucia de vulpeja
y husmeas la madriguera de la calle.
En la ciudad mundana y en la plaza
del cuidado circunspecto, te temporas.

Te surtes con vestidos de lujo
y de marrana, si te place.
Te engalanas, asqueada o cómplice
del orgasmo ajeno.

Te obsequias provocante y provocada.
Azuzas con lockeano sensualismo,
te enciendes como un motor de sexo, talonera.
¿Pero dónde, mujer, serás tú más amada?

2.

... me gustas, nulípara, y no quiero pagarte
porque en tí está escondido todo lo que quiero
primariamente mío, hormonalmente santo,
tus críos con su lenguaje puro
a menos que los vendas,
lo mismo que a tu cuerpo.

Te hallaré como el zorro
que no vende ni compra su presa, la persigue.
Se cerciora si conservas o escindes
tu luz de fe y malicia, tu fuego amor e instinto,
tu pez ígneo de lealtad
en los montes sagrados de los días.

3.

No vayas por fuego fatuo y por ventaja
a los ojos de salvaje, que él no paga;
él muerde, acosa, organiza,
desespera, se angustia
y en su mundo no existen las monedas
ni el fascinum ni es el escarnio;
no pagará las deudas no debidas
ni fundamentadas,
menos al nacón de las monedas.

Como el salvaje, satisfecho del rito
pezuñas clavadas por astucia y por deseo,
soy el preguntante del te quiero.
Que la necesidad carece de ley,
pues me gustas por necesidad
y por ella, desde ella,
contra tí y tus pareceres,
voy a zorrearte con colmillos
debajo de tu ombligo,
venceré la urdimbrada de tus noches.

Con hocico agudo lameré de tus tetas.
Donde tengas un corral, destenderé
tu cama, rasgaré tus máscaras,
por olor puro de tu aliento,
por sudor sagrado
de tu sangre, vulpeja.

Que la necesidad tiene cara de hereje.
Que huirás de mí, que no querrás aullido
entre los pobres, alarido en soledad
de madriguera, ¡pues, pobre de tí
y tu oropel y tus tesoros de recompensa
en numerata pecunia! vanas cosas son
si un salvaje te descubre,
que no sea yo,
que voy a preguntarte si me quieres,
que voy a subirme a tus muslos
y tus nalgas hasta que pierdas
el cobre y te delates
salvaje o malnacida
del estero
y el pantano.

13-4-1975

*

Schickung / Destinación


La angustia es la realidad de la libertad:
Soreen Kierkegaard

Bienvenidos los que creen
que el mundo es insufrible, cruel y oscuro.
¡Les tengo una noticia bienhechora, fenomenal!

La realidad depende de la cura,
pero no lo real. De modo que es posible
jugar en el Gran Patio del ser-tranquilizado
y esconderse de la angustia de ser libre.

¡Quieran, hijitos tristes, que con querer
se gana y se cuida lo alcanzable y llevadero!
¡Quieran que hay entes manifiestos
que agradecen el apego y la llevanza!

Serse por anticipado ya en el mundo
no siempre es soledad o berrinche.
Quieran, chicuelos esclavizados de contento,
darse al encuentro que, aún en las penumbras,
hay descanso y conusuelo.

En el gran patio óntico están las cosas
manifiestas, intramundanas.
No siempre son juguetes, pero bien
que divierten...

¡Abran los ojos, hijitos tristes,
vayan sin muina al circo cotidiano
y verán los ríos salvajes,
esteros y ninfas del julepe, retozonas!

... pero eso sí...
no se aparten del Uno.
La cura angustiadora vigila los portales
y está ofreciendo, por amor,
un ser sí mismo más amplio
que todos los patios y los entes:
el destino de la luminosidad.

7-7-1978

*

La familiaridad

En rigor, la familiaridad es una condena.
Eres libre para decir no me toques
y, aún así, te manosean a gusto.
Te abaten a lamidas con sus lenguas de humo.
Creen haberte creído y no te creen.
Creen haberte escuchado y no te escuchan.
Creen que te ven sin que sus ojos te muestren.
Eres la habitualidad
que se acumula, perceptuante.

La tranquila seguridad de sus enjambres
donde crees hallarte
entre inquilinos ciegos y afectuosos
no es tu casa; es sólo un puente
de lo organizativo y lo intramundanizante.

¡Ninguno está curiosamente.
digo CURIOSAMENTE en mayúsculas
apetecente de tus huesos!
Don Nadie se ha alejado
del meollo de tus causas.

Nadie hay que te observe, sigiloso,
hasta escindirte puramente y con la muerte.
Nadie que examine con sabios oídos
lo que se halla hundido y pisoteado
entre tus voces, crecido por tus ecos.

En rigor, el hallarse
familiar y familiarizado,
fulano ante fulano, es sólo organizarse
a espaldas vueltas de tu canto
para oírse menos, unos y otros,
en la sangre pulsante de clamores:
¡estás solo, rodeado de otros seres,
meramente! porque la familiaridad
no es lo crees, no es íntima.

7-17-1974

*

La canción angustiada

Me hacen falta dos ojos más para mirarte.
Te añoré tanto que mi canción entera
se volvió pedacitos, me perdí
en los gorjeos de la boca de Nadie.
Mi lira ya no tiene alas
ni halla delicia
ni inspiración,
su aliento.

La noche y el submundo se parecen mucho.
Son espantosos cuerpos satisfechos
con su propia y pretendida dualidad.

Esta ha sido la mentira de oceánidas
de carapacho duro.

Como en habitáculo cercado de condena.
el corazón se despasea, de extremo a extremo.
La esperanza está vencida por las dudas.
El viento fuera brama y temo.

A paso de tortuga, el aliento se levanta
y mis ojos salen a las lágrimas.
Escapo de este viaje nocturno.
Un palurdo en años soy
que no encuentra el camino.
El mar de señales es confuso.

¡Como quisiera una ventana
hasta un trayecto hermoso, luz diurna
que abra el firmamento y en apofántica verdad
hasta un hallarme en como soy, recién naciendo,
ante tí, con mi canción cimera, mi voz
abriéndose entre dos encarnaciones!

5-6-1993

*

Schickung / Destinación


La angustia es la realidad de la libertad: S. Kierkegaard

Bienvenidos los que creen
que el mundo es insufrible, cruel y oscuro.
¡Les tengo una noticia bienhechora, fenomenal!
La realidad depende de la cura, pero no lo real.
De modo que es posible jugar en el Gran Patio
del mundo a ser-tranquilizado
y esconderse de la angustia de ser libre.

¡Quieran, hijitos tristes, que con querer
se gana y se cuida lo alcanzable y llevadero!
¡Quieran que hay entes manifiestos
que agradecen el apego y la llevanza!

Serse por anticipado ya en el mundo
no siempre es soledad o berrinche.
Quieran, chicuelos esclavizados de contento,
dénse al encuentro que, aún en penumbras,
hay descanso y conusuelo.

En el gran patio óntico están las cosas
manifiestas, intramundanas.

¡Abran los ojos, hijitos tristes,
vayan sin muina al circo cotidiano
y verán los ríos y los salvajes,
esteros y ninfas del julepe, retozonas!
... pero eso sí...
no se aparten del Uno.

La cura angustiadora vigila los portales
y está ofreciendo, por amor, un ser sí mismo
más amplio que todos los patios y los entes:
el destino de la luminosidad...

7-7-1978

*

Novelería

Entre aquellos que susurran y gritan
(dizque por elucidaciones)
en la calle rival, la acera de enfrente,
hay un montón de gargantas mustias,
asmáticos, ahogados, gangosos,
hijos del ronquido cotidiano
y la tartamudez de la consciencia.

Entre ellos y yo preservo
la distancia a fin de no ser comunicador
de miseria y de novelería.
No seré como ellos,
lógicos lenguaraces,
pudibundos calculadores,
cazafortunas del análisis teórico.

2-16-73

*

Aquelarre

¡Ay, la multiforme sabiduría de la conciencia!
cómo se acredita ante el soluto
y se vende, como pan caliente.
A mi pueblo lo tragó la tremolina,
el ruido público y la prudencia civilizadora,
censurante y coactiva.

A mitad de alguna maravilla
cantada desde Whitman, por ejempo,
ya abundan más aleluyadas,
que sinceraciones y los rebaños,
cargan sus modernidades...
marcapasos para cítaras y panderos,
pietismo, oratorias narcicistas, normativas
y es por eso que al puro comienzo
del ritmo eterno y cósmico,
se fatigan, se desmayan, pujan el aliento
como larvas tosientes, reventadas.

¡Qué atroz espectáculo, qué aquelarre
de rabaneras y ecos de macarras,
pobres de ellos, ya no querré entrar
a sus iglesias, sus conciertos,
sus cenas de homenaje a los patriotas
y santos, sabios, triunfadores!

2-8-91

*

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Friday, April 15, 2005

La función de la poesía

Al profesor y poeta César A. González T.

1. Las Interrogantes

¿Para qué sirve mi voz? ¿A quién hablaré?
¿Quién me escuchará sin la indiferencia de arena,
sin disparos de tiempo / espera a flor de sienes?
¿Se puede hablar a la mugre,
a los rastrojos que resbaladizamente
bajan de una colina o de las ramas de árboles
en víspera de su último otoño?

¿Conversa alguno entre nosotros
al pez, a la sanguijuela o a la rana
que se pudre en el húmedo ocre?
¿Se dirá al camino solitario:
«Tengo voz para alguna fantasía.
Lloré mis muertos antes de sepultados.
¿Cuál es mi deuda, con qué corazón
sustituyo al fracaso?»


¿Se hablará a mulas y mercaderes?
Y, ¿sirve el sol de este desierto para oír a los que,
calladamente, bendicen a las higueras?
¿Oyen las paredes? ¿los deshielos del Artico?
¿Se conmueven las moscas y las lagartijas?
¿Con qué caricias me brindará su mirada
la hornilla y su llama, la televisión
y el periódico viejo que menciona
la angustia y sus paisajes?

¿Para qué sirve mi voz?
¿Con qué vínculos volveré al pensamiento
si hay una inútil sordera matándose allá fuera
y unas culpas que me hunden en infamia?

¿Quién se molestará, como yo,
por las esclavitudes y las dictaduras,
por las mentiras científicamente elaboradas,
por las conspiraciones triunfantes
de crueldad y ambiciones?
Por 40,000 niños, ya armados, heridos,
homicidas, a la fuerza reclutados
en Afganistán, Liberia, Sierra Leona,
Costa de Marfil, Burindi, ¿quién que lea,
Niña del Futuro, índigo-ser,
quién que te escuche?

¿Dónde está el que te oirá, poesía,
quien comparta un poco de tu olfato
y a quien pertenezca el más recóndito eco
de nuestros corazones, qué nombre tiene
el que te oye, tal como a mí has oído?

2. Los que escuchan

Escúchala tú, cuyo nombre no importa.
Tú, que no tienes tradiciones,
que eres en la basura y en el dólar,
quien te animas en las aves y las culebras.

Acompáñala un trecho más.
Camina con Ella. Habla para mí como yo te hablo
porque aprendí a escucharte en medio de la guerra.
Llórala porque yo la he llorado.
Respóndele con las dulces frases
que conservas o tus dolidas memorias.

O acúsala con tu dedo de horror,
con tu reino de maldiciones.
Y reconstrúyela aunque la escupas primero
y rompas, a golpes, la estructura que en ella piensa
con los huesos que, en tí, en nosotros, se duelen.

Cuando esté frente a las estrellas
o ante los relámpagos
y haya malos augurios en los pájaros
y zumbidos de balas en los montes,
exhíbete en los espacios.
Arrímate a sus alas metafóricas.
Reconócela en sus vuelos.
Forja tu señal que entenderemos.
La naturaleza, el dolor y el amor
en tríos cohabitan.

3. Solidaridad

Si me ves en el hambre, pan de poesía
me será grato. En desnudez,
cóseme un vestido, porque no faltará
quien me aborrezca y nos niegue a los dos
la tela del lenguaje.

Sin la unidad, sin el sueño que ella me ha inspirado,
¿qué historia escribir sobre esta tierra,
qué objetivos idear, con qué estómago
digerir piedras o justicia?

Cuando ella no sea en la confianza de ninguno,
cuando por ausente ni nos sirva ni a nada se aproxime,
¿qué nos quedará sino... la soledad de la miseria?
¡El exterminio!

¿A qué tradición correremos
por un rencor bien traducido,
por una blanca mentira,
por un mito, por un curso de acción,
verificable y práctico,
o sicológicamente válido y consolador?

¿Con qué pan llamarnos pobres?
¿Con qué dulzura decir: «Somos humanos»?
¿Qué amor saldrá de los ojos que no tienen misterio?
¿Qué canción filtrar en las sonrisas?
¿Cómo adorar cuando está muerto el latido
que vincula la sangre a la rima interior del infinito?

Si somos tan sólo ciegas bestias de yugo,
si nacimos sin más objeto que el bostezo
y las garras homicidas, ¿qué diferencia
habrá entre el asno que no escribe versos
o las hormigas sin refugio ni túneles semánticos?

¿Quién nos sacará del fuego y del agua,
del polvo violento de la arena, del frío coágulo
del ruido rencoroso, cuando los atormentadores
se coman el instinto y no dejen ni huesos ni palabras?

4. Los nombres del amor

Escúchame, amor.
Dáme tus nombres.
Sella a tu pueblo con versos en la frente.
No huyas del espanto que en sus divisiones duerme.

Despiértalos al habla, insomniálos con retruécanos.
Pónlos a crujir con las perdidas sinalefas,
a graznar, a aullar, que chillen y clamen,
que canturréen y silben bajo los puentes.

Sácalos en pijamas de sus frazadas de mudos.
Exhíbelos en cueras por las calles y los clubes;
pero danzantes de poesía,
gordos de himnos por tu causa.

Señala las puertas y que toquen
hasta que sus nudillos sangren
y tengan voces roncas de tanto rescatarse
de las modas sin oficio.
Que hagan filas en los manantiales,
que roben del agua frescura rumorosa,
sus resacas,
sus peces limpios y veloces,
sus remolinos,
sus abismos de corrientes
subterráneas y vírgenes
que todavía no tienen nombres,
inéditas de textos y de mitos.

Nómbralos, amor, que los conoces.
Házlos recordar lo que ella ha sido
con su pasado y su porvenir.

Cuando todos estuvimos de rodillas,
moralistas, rimeros, carpinteando palabras,
fingimientos, tolerancia al que oprime,
sordos al que aguanta, caídos y cobardes
como cómplices, la viste tú
como diosa del sucio
y supíste su corazón de mansedumbre.

La cobijaron con los panes y mantas de tiranos;
pero, ella, por ser quien es, tenía su ternura
y su inocencia bien guardadas, y llamó,
para dar orden, a los que escuchan
con la voz de los que odian y sufren.

Nómbralos, tú que la antecedes,
con igual palabra de amor y que existes
para la prostituta y la adolescente,
para la anciana y la viuda.

Y en el evangelista, súrtete de ira y de versos.
Da señales para el ladrón y para el iluminado.
Revuélcanos en oídos y palabras.
Busca a los drogadictos y a los asesinos.
Entra en sus bares, a sus cárceles,
a sus tugurios llenos de lamentos
y proyectos de lucro peligroso.

Dáles una terapia nerudiana.
Cállalos en el hambre de Vallejo.
Límpiales las gargantas para que digan versos.
Lávales las tinieblas para que lean a tus luces.
Cóselos de porvenir con tu rima

(tu interior sin estridencia ni ripios).
Cuando te pongas en el centro de la página
de cada corazón ajeno, díle que yo también
hablaré sobre ella y, por ella, los amo.
Y cuando digo tu nombre, amor,
¡a todos les nombro!

5. Las figuraciones

Me imagino que muy pocos la ven.
Son como pobres carpinteros,
infelices vegetales del sudor,
explotados explotadores de los techos.

¡Qué pena que no hayan visto al Arbol,
al padre de los cedros sobre el bronce!
Pero esa azada básica y creativa,
esa fascinadora voz que abre castillos
cada vez que en las maderas canta el árbol,
cava por su misterio más profundo
que el que a clavadas se penetra
con golpes de martillos.

Ellos miden a plomada los balcones
y sus manos levantan piedras, artesonan,
serruchan hasta ladrillos en el alba;
pero, debe ser terrible vivir así...
con sólo herramientas y formones,
con escuadras y delantales
como sonajas que golpean a minerales
sin tocar la veta más humana
en la casa del lenguaje.

¡Debe ser terrible
vivir sin símbolos, agotados
en el primer pedazo que sobra de una pieza,
sin nada que ofrendar detrás de los acentos
y los mudos sonidos, duros como el moralón,
pesados como el guayaco, apolillados y ofensivos
por exceso de aserrín y hachas y martillos!

Me los imagino, sin cohesión infinita,
con esa conformidad de andar al viento
revolcados, sin raíz, sin ocultos lazos,
creyendo edificar las cálidas mansiones
sobre peñas de hielo...

Ellos son los poetas sin poesía.
Los huecos repetidores de los martillazos
de los que no querría mi pared levantada
ni sus aburridas bocas de tachuelas
que sudan la tontez del mundo
con sus abecedarios de albañilería.

(Del libro «La casa» de Carlos López Dzur

*

Libro de la guerra (1)

La función de la poesía

Otros textos

De «El libro de la guerra» (3)

Memorial Days

¿A quién diré que irrumpas,
luna de la tarde, madre de la noche,
si dueles como granada rompedora
caída en mis collejas, azotada
sobre nervios que clamaron por amor
ante mi largo día que condena?

¿A quién diré que un espigón
me creció a medio pecho, me resiente,
me pica y me arde y voy, paloma duenda,
al sinsentido de inoperancia amarga
y sufro con manso dolor, buey que lame
incertidumbre y desaliento y nada?

¿Por qué me hicíste así,
distinto al penco de alma torpe,
ajeno a los filos de puñales
y como fruta sin espinas
que ha madurado herida, tendida
en la cibíaca del ser más oscuro, tímido
por el estío y la penumbra de los días,
sin fuego crepitante que lo crezca
y lo ampare, con esqueleto y tallo fijo
y su esplendor de geotropismo?

¿Por qué te hablo, Luna, si ni oyes,
por qué te amé, Sol, si me olvidaste?

2.

¿Qué me dijíste, Luna raída
en el harapo biótico de la duenda vaca,
qué me dirás, después del rocío
y la intemperie a solas,
si los moscarrones, en camenas romanas,
embrutecen tus voces, chillan como cigarras?

¿Qué me dirá la intrusión del lamento,
la queja de la bala, el inhóspito espín,
el puño contra rostros afligidos y blandos,
la herida abierta, la coz con sus remisos
que no paran la angustia, el dolor
y la muerte, malapata, qué me dirás,
directamente a las mejillas, al cóccix,
Luna de la tarde, madre de la noche?

3.

¿Qué vas a decir al niño
que la muerte llamó a las filas
del ejército de tu imperio en tanganillas,
qué diras ante la ríada de sangre
que acaudala mi marcha de recuerdos
a tu muerte, qué dirás, paloma,
que en el cielo te posaste como el lamento
de la Moksa cercenada, qué dirás
si darías la piel porque cese la hoguera
y el cuchillo que nos pega a la pared
y al alarido que subviene por la vía
de la navaja cabritera y el mortero?

¿Qué diras a la nube que deprava
con napalm, al ataque de gas
que huele a orines, a diablos vomitados
del banquete convival del homicida?

4.

¿Qué dijíste cuando a más y mejor
llovió el rugido del macuco
y en juego sucio se borraron las fronteras
e iban vestidos de jubete y mallas de hierro
los que portaron espadas y fusiles
a fin de cerrar su espita a la alegría?

Y la noche se convirtió en escarnio
y se acostaron contigo, muchos de ellos,
frágiles habsburgos, depravados
en escondites de solapada subversión,
tu cama blanda, tu cabaña humilde.
Y les díste hijos, palomas duendas
que aprendieron llamaradas de petate,
incendio amargo, complicidad en muina.

¿Qué dijíste, Luna de la tarde,
madre de esa noche que fue el Peloponeso,
si dejaste una traza de atadura
como vestigio de la flor tronchada
y la raíz perdida, qué dijíste
que, en la noche, te busqué como madre
y me hallé a una perra malparida?

5.

¿Dónde estuvíste, lunita mía,
que te escondíste en maya / malla
de jubete y mácula, en pecho de bronce,
en corsette de olvido y tu atadura
fue mi luto y lluvia roja y sangre?
¿Dónde en la noche se bendijo
al calcilla, engendro de estos días
que decrecieron mi estatura
de confianza, rubor y alegría?

Traté de verte tras la nube
(luna de esa guerra de Germania)
y la hiel me brotó como chijate
y me sepultó, know unto God...
pasé al abismo del polvo y la anonimia,
a la tumba de los buitres,
y me besó la muerte.

6.

¡Pero yo te busqué, santa repisa,
puntal de Indra, en medio de la lluvia!
En el Día de la Recordación,
ay de los mortales,
días de entes que se tragó la Kama,
tu cielo de deseo, pregunté y quise
tu memoria formalizada, tu consuelo.
Y tuve el cuerpo penco, orondo, tosco,
y te lo dí a guardar con el decoro
horaciano de la guerra; yo dije óyeme:
Dulce et decorum est pro patria mori.

Te entregué las cuencas de mis ojos,
yo te bendije en las chicharras del ruido
del amor objetivado y del libreto nacional
del patriotismo, yo fuí gusano y plaga,
el prusiano gesto, el épico sustento
de tu Maya, y dije, Luna mía,
por tu esperanza el futuro trasciende,
la democracia es pura, el lanzallamas
te invoca, la corneta me anuncia,
con granadas de mano te saludo.

Y tú, acaso si eras el poder
de la propaganda del Estado,
en ausencia, distante, sospechosa,
te perdíste aunque me amaras,
o acaso la villanía del enemigo cuestionaste,
todo su alarde de rivalidad, su truhanería.

¿Cómo saberlo? ... no llegaste.
Te escondíste, luna de mi tarde,
madre de mi noche.

7.

Ahora, ¿qué haré, Durga lunar,
guerrera de demonios, qué haré
con pueblos diezmados a mi diestra
y el dulce decoro, zurda trinchera,
y el exterminio, ultraje, caos
y las mariposas que me rondan
con su color de calavera?

¿Qué haré de prisa y corriendo
para que apruebes este corazón agusanado
si éste se pudre en medio de cadáveres
y morteros humeantes,
qué haré con el tradicionalismo celebratorio
que gime y cuya corneta no oyes, Luna
de la tarde, madre de la noche?
¿Qué refugio buscar si tu seno de plata
ignora mi uniforme?

De prisa y corriendo voy
y ya no hay atamanes a mi lado,
y los bandidos son muchos en uno
y, en medio de sicarios, mudos, solitarios,
solemnes, sin amparo, ¿cómo hallarse
y tener tu figura de besos?

Esta fiesta por los muertos
me intimida; porque estoy vivo aún
y con sed de luna y swástica,
y la cruz gamada y el fusil
como espadas se clavaron al pecho.

De prisa y corriendo voy, sin hallarte
y por dejar la hecatombe
a las calladas ando,
sin olvido de este cuento de cuentos
que es la muerte innecesaria y torpe.
Memorial Day, ¿para quién
si es por tí, luna de mi tarde
por quien no quiero tenerlo
por madre de mi noche?

8.


(Moon) iluminates our animal nature, types of which are represented below the dog, the wolf and that which comes up out of the deeps, the nameless and hideous tendency which is lower Than the savage beast: Arthur E. Waite

Tu luz es un reflejo meramente,
¿qué puerta de salida es mi sustento?
Un animal aúlla cuando yo pido voces.
Un escorpión me late en el submundo.
Tu estás detrás del velo, Luna-Madre,
maula imagen dibujada
por miedos naturales.

De matute te fuíste, fantasmalizada.
Hito de pillerías has sido, sin quererlo,
pero eres lo más real que hay en mi mundo.

A la matiega, rudamente, te he llamado;
aún no sé cómo ir sin disparar moyanas,
aún no sé cómo amarte
sin encender culebrinas;
aún no sé, sin morder, sin ladrar
con nervios del rabo-simulacro,
declararte lo Uno, espíritu-materia.

En pozancos de tus viejas aguas
descubrí tu belleza.
Un perfil de tu rostro me iluminaba.
Tu luz manejó imágenes aún dulces
(¡aunque ya estén perdidas!)
y, en la riolada de tinieblas,
tu ser prefiguré con preguntas
de la resistencia, tu encanto.

No te separo aún de las bestias de mavorcio,
con dientes afilados y pezuñas, amparadas,
te avisé, no tengas miedo;
porque seas lo que seas te he querido,
te invoco, te llamo, te nombro.

9.

Quería las compensaciones dionisíacas
de tu Vientre profundo, el beso
que se huyó traviesamente
de la objetividad verificada.
Quería tus manos campiranas y agrarias,
tu mañana, tus tardes, tus noches.

Cumplida la plenitud de los tiempos,
pregunté con fe, ¿cuáles han de ser
tus emociones, con qué gesto entraré
en Tu Semilla? y tarde, mal y nunca,
llegaste a mi tiempo, con danzas
de tus mecanismos defensivos.

Bajaste una porción de lido
en mi bahía, y un estallido de granada
y lidita murmuró mi apellido.
Y dije: No eres tú por quién esperé,
tanto monta que seas el contrabando
de las espinas tenebrosas, el zapaso
de escarnio, el sable, la moyana,
el fusil, la cañonera, el beso del obús,
el bajo calibre de las culebrinas...

... yo te pensé de otro modo:
serás el Huevo de la Noche
y una manga del viento traerá
tu cuerpo oval, tu redondez erótica
y serás en mi espacio, cariciosa,
y, aún más, serás el oogonio
que navega mi conciencia
y la sal y pimienta de mis gozos.

Te pensé intensamente húmeda,
llena de escozores, suma proteica,
femenina; concederás por cascarón
tu tálamo y nubes suaves y rico bationdo
de tu esencia; yo te pensé, erótica,
accesible, digna de observarse
directamente al centro del Oosito,
falda adentro, papayona, peluda,
con el ombligo reiterado
como el eco, con muslos abiertos
como centro de un valle,
o una cueva velluda.

... pero cumplida la plenitud de los tiempos,
cuando busqué tu monte oscuro,
cuando pensé en tus mejillas pegadas
a las mías, escondíste el mutuo acopio,
la cosecha, y llegaste sin lunas.

Trajíste el rayo y el olor del ácido pícrico.
Golpeaste mi cráneo, pulíste mi vergüenza
y el super-Yo se interpuso, guardián moralizante,
para decir la vida del Espíritu
da saltos de mata
y en medio de la suaca de los días
exije mucho, rispa, malhumoradamente.
Es priosta, mayordoma, Estado-sacerdocio,
Luna no es lo esperas que yo sea
y yo salí pitando, a vana prisa,
y dije: ¡no te conozco, madre sabia de pega!
No te huelo, piéride más vieja
que la sarna; Luna, ya me entregaste
a misogamia y desencuentro,
en vano es mirarte...

10.

Entonces, comenzaron a aullar
todos mis demonios, duendes
que no tuve escondidos todavía,
culebrillas que se ocultan en yautiales,
gusanos alevosos que suben a la yuca.

Se llenó de gusarapos el porongo;
en agua sucia, mis palanganas lleno.
En penas eternas, se refocila
la bichaza como lluvia sombría
y hacia rondas de samsara se va,
cae gotereante, el alma que me habitas.

El tiempo está donde fuíste relámpago.
La hora, cadena de rosarios,
reza su meyosis, cuenta días
y cada tiniebla te deslava con ecos,
con enojos, con el tedio
de sus cacofonías.

11.

Busqué tu monte oscuro,
confié en quedarme ahí, hijo tuyo,
yo, selvícola, en el sieso
de tu cósmico intestino,
ctónicamente productivo en tu reposo
distribuyendo mi gozo con tu danza.

Yo dije: Está por más la prenda,
me has compensado en la raíz
debajo de tu falda de prasio, yo
en la felpa de musgo, tibio y húmedo.


Eras Una, pensé, al lado de los muchos.
Con tu beso reordenarías la Metafísica
de lo Real, con tu abrazo me harías tuyo;
como haba de tu vaina, te habitaría.
Dentro de tí, tengo madre y hembra
y en tu dolor se desnuda tu cuerpo en el mío.
Uno más en el escorpión de tus edades,
renacería en el pez de tus comienzos.

Eras Una, la que amé
por un refilón de tus fulgores
que alcancé a discernir desde mi sombra.
No tenías jerarquías ni arrogancias.
Eras la cosecha del campo,
eras la necesidad necesaria,
eras todo lo que yo quería.

12.

... pero un día me dijeron
sólo la ausencia existe, sólo la sombra,
todo se va, sin regreso, todo estalla
como lidita o volátil meteoro
desde algún rincón del universo oscuro.

Todo es salto de mata, huída
mecánicamente reductoria.
Todos a la pega vamos
por la treta que a cómplices agremia
y Ella / tú ya son mentiras,
discurso de los lobos,
el eco del ladrido que perdura,
la musa de los cántaros vacíos
en las estepas.

El interno verdugo es todo lo que existe.
El que ladra su gemido y nada cambia
porque la senda es extravío
y la ira, asfixia, y todo, quemón
y cuenta nueva y más multiplicarse
predictivamente en regularidad
y en recurrencia, para dolor eterno.

13.

Llámala prostituta, negación
de tu alma, mercachifle
del abrazo prometido, la que se fue
y no vino, la que dejó tu corazón
en la loma, a solas, pifiando;
dále por nombre la abandonadora,
la que se vende al olvido,
la que trafica con sombras
que no le pertenecen por completo.

Llámala ramera de la Era Pisciana,
la que rompió el huevo de la noche
y te dio nictalopía para que veas
lo que no debes, su sexo impuro
de Maya, su leproso No-Ser
de soledad y desprecio.

Llámala, Doble-Vida, simulacro
de la economía física, miseria en ciernes.
En este imperio, con cantos de sirena,
es quien seduce; en esta esfera,
con cuchillos de luna, es Ella
quien te mengua y te castra.
Llámala pues engaño que razona
en círculos de Apolo, dato icónico
de culpas retorcidas,
hija de tarde y nunca,
madre de la Noche
y el más allá de la carne.

14.


This is a great challange of our time,
the storm in which we fly. History is,
once again witnessing a great clash.
This is no time for impatience and self-defeating
pessimism... We are ready for war!:

Presidente George W. Bush

En los días que elegí para Tu Ofrenda,
días de recordación
y espacios arquetípicos, Tu templo,
no dancé con tu cuerpo
ni te orbité.
No pude invocarte
ni en silencio.

Un nubarrón de luto estremeció mis venas.
El frío se aceleró de un golpe
en medio de repique de tambores.
No hubo voz que dijera:
La bondad es infinita.
La salva de cañonazos avanzó.
Asesinaba las palabras debidas.
O apropiadas.
El Gran Discursador, rey-sacerdote,
nos ataba la lengua; él bebía sangre.

El día fue llamado Solemne.
Todas las prudencias convencionalizadas
acudieron, ocuparon el parque.
Se sentaron junto a la Gran Tarima.
Maat dejó que el Sol pasara sobre el Nilo.
Cursó así todas las esquinas,
examinaba el caudal, celosa
de la espuma, el musgo, las ondinas.

El presidente estaba allí,
perfecto guachinango con los ojos
fijos en escarabajos de la orilla.
El jefe de la CIA, el jefe de los jefes
del Pentágono, el Gran Estado
allí todos llegaron, solemnemente
vestidos, aderezados, circunspectos,
para ver a los deudos del Quebranto,
a los que necesitan la bendición
de autoridades temporales
y disputas rituales con lo Eterno.

Ataron con cornil a bueyes del deseo.
Calcularon el número de lágrimas,
se pidieron credenciales a los llantos.
Todo estuvo en su lugar,
en la zona segura, acordonada;
allí, con las pirámides de la Física Clásica,
presidía el Logos, el análisis,
el control absoluto.

A ninguno se quiso descalzo,
o con sandalias, ninguno con T-shirt,
ninguno con coleta o melena de desgarbo.
Nadie que sea descortés que esté presente,
ninguno que gesticule en bruto sea admitido.

Nadie con aretes en la oreja,
o tatuaje visible, se aproxime,
nadie con angustioso rostro
o con olor a tufo, nadie con patas
de cabra, o tarros de cornudo.
Ninguno con dientes neguijosos.

Exento sea del podio quien no admita
los Nuevos Paradigmas
y su noción del riesgo.

La guerra es lo sagrado, han repetido.
No se vea al penco con los ojos salaces.
No se tome una foto al que está espatarrado.
Evítese la escena del que se rasca
el orto; todo debe ser perfecto,
con objetividad racional, preformulado.

El día fue llamado Solemne.
Bush estaba allí, y la pobre Condolezza,
figurón marginal de la sombra,
y Colin Powell, el Neandertal
más ocre de la cueva, y Cheney,
quien buscaba su mirada
para hacerlo portavoz
de otra mentira, porque ambos,
uña y mugre, óxido de uranio tienen
por hemoglobina.

15.


La prostituta se apoya en el arquetipo del verdugo:
Maureen B. Roberts, PhD

A diez calles, por lo menos,
te vieron... Que me contaran
no fue necesario, te corté el paso
y te llamé, pero cruzaste de largo.

Te metiste en una luna de maula:
eras la Maya que niega, la proyección
que engaña, la víctima que condena.

En la Harbor medio-vacía
por causa del evento, Memorial Day,
homenaje a grandes héroes
y familias crédulas
al virtualismo entronizado,
te vieron y me cuentan
que pasaste comiendo de las culpas
que los demás te transfieren.
Tú tomas y dejas, surtes y olvidas.
Este es tu consuelo, por lo menos.

Vestida ibas con gracia de tus nalgas.
Plata líquida en tus haldeares,
intensa virtud, tus piernas
y el movimiento de tu sieso,
¡qué delicia, mayativa, descocante!
Con fortaleza y audacia te exhíbes.
Con pantaletas azul celeste
de tu antiguo cielo, atrapas.

Robaste el privilegio de ir
en desvergüenza por la calle
y echas la escandalosa
durante el Día Solemne
y estos robocops del Estado Vigilante
nada dijeron aunque díste
la nota discordante,
ramera caprichosa,
efeba desobediente.

A cambio de dinero
admitíste la gumía, la daga turca
y la exacción, te díste precio
por vender jera y placer
al mejor postor, así me heríste,
Luna de la tarde,
madre de la noche.

Llevaste tus senos perfectos,
quirúrgicamente diseñados.
Tus labios como flechas de ballesta
daban besos, tu saliva debió ser
como lava de volcanes porque
quienes te compran chupan del bote
y son felices, se repiten en noches
contínuas de macanda
y tú con ellos, fletera,
y ellos contigo, son felices.

En los quintos infiernos no es
donde te buscan;
eres ya accesible objeto
de la calle, tu jarana lasciva
tiene hoteles a tu paso, coches
que te llevan donde quieras
por servicio, nenorra.

Fuíste la única puta que salió
a la calle a proyectar
su verdugo interno, amenazante.
Duro y parejo te dan y tú resistes;
yo no, te perdí, capulina, y estoy triste
porque yo también amé
tu araña venenosa
y sus precondiciones instintivas.

16.

Los sentidos son tus puertas hacia el éxtasis: Tony Buzan

No soy yo quien te culpo.
No que haya dejado de quererte.
Yo abrí todas mis moléculas
cuando ví tu Luna llena y eras sacerdotisa
de tu propia llama; yo te llamé
Mi atracción, gravedad del ansia.

Te entregué mis ladridos.
Por un fulgor de tu aroma masturbé
cada espacio de penumbra, el que tú iluminabas,
porque eras ya Una en mí
y yo contigo, el Todo.
Tú me enseñaste a agrandar mis pupilas
y me asomé a mil ventanas
cuando te posabas en la noche,
gentil mariposa caída a mis talones.

Nada te escandalizó entonces.
Tú, sin jerarquías, nada prohíbes.
Te dispensas, entera, peludona,
tersa como rosa de piel,
tenuemente naranjuda como papaya
y sandía, melón abierto,
para mutua algarabía.

Tú, espiona, por revelar el caos,
la compresión infinita
con su deliquio singular y dulce,
te pusíste a gatas y a danzar
locamente, a perderse, a clavarse
en giros del cósmico espín gravitatorio
y ¡gozamos pues que tarde fue!
tú, entorchada con el rabo a mi deseo;
yo, hundido en tu íntima anonimia.
¡El éxtasis! lo eterno.

¡Sí que fuimos dionisíacos
antes que se cumpliera la plenitud
de los tiempos del profeta;
sí que sabíamos de ángeles / sátiros
y de monismo puro,
sí que estuvíste satisfecha de la verdad
de tu cuerpo, tu templo femenino,
ovario ctónico, el monte santo
donde la zarza encendida fue pez
con hocico caliente y su estallido viscoso,
jalea del pan que brindo, vino
que bebíste conmigo!

17.

Te alimentaron con miedo,
otrora fiera de nuestro amor gozoso;
te vistieron con ansiedad mezquina,
animalito lunar que, a orillas
de los ríos entraste al agua
y me hicíste pescar tus pezoncillos
y comerte a besos.

Te dieron la enagua de la angustia.
Te cosieron el corpiño del enojo.
Te amarraron la rabia a las costillas.
Destruyeron tu unidad biológica
hasta esquilmar la hermosura
de tu interna noosfera.

18.

¿Ahora dónde está la magia
de lo cotidiano, tu divertida noción
de caos, tu guiño subterráneo
que cautiva, dónde está tu duende
que responde al mío, tu fantasma
que a nados me alcanza
en el fondo del agua,
dónde la vieja autoestima de zorra
que no vende sus verdades,
su sentido de honesta certidumbre,
dónde tu nalgatorio desnudo,
suave como pétalos, túrgido
por voluntad de forma y energía?
¿Dónde tu voz me da rugidos,
a dónde llevaste tu madriguera
cálida, tu feroz sustento,
tu espíritu-materia,
tu monismo puro?

19.

No te culpo, guerrera de demonios.
Quien arrebató tu riqueza innata
otro ha sido, sin madre,
sin olfato, sin ojos enternecidos.
Alguien fue que, extirpado de su matriz
de animal de bellota, ufano y de oquis
quiso hacerse hiperrreal
como el dualismo y odian al cuerpo
y a pequeños ángeles
que lo habitan, criaturas gozosas,
tiernas, energéticamente seductoras.

20.

En la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente uno de cada dos muertos fue un no cambatiente. Hoy día la población civil representa más de la mitad de las bajas: Mary Kaldor

No quise ir con ellos,
personeros de ultraje, asesinos
armados en ventaja; ellos son
los que atacan tu presencia
y en tí vistieron luto.

Ellos matan a civiles indefensos.
Lanzan bombas que cercenan
a niños; a ciegas reparten
su homicidio organizado.

Yo no les buscaré más
en la tarde en que la Luna asoma,
en la noche en que sus brazos
extraño y me siento tullido,
diezmado, cercenado, por su ausencia.

Tú eres mi ofrenda, memoria verdadera.
Tú, puerca que andas en la calle
pensando que tu hermosura
es pingajo, tú, mi hostia sagrada,
que besuqueas a los nuevos Apolíneos,
intelectualmente arrogantes,
crudelísimamente hartos de sabotaje
y discursos triviales que sólo exaltan
al verdugo intelectualizado.

Yo fuí a Harbor Avenue, calle del vicio,
calle profana, donde ocultas coraje
e impotencia, y te vendes y engañas.
Fuí a saberte ahí, a dolerme
con tu inmundo despilfarro de energía,
a verte vivaracha y compartida
en tu doble vida de desastre.
Y, sin que dejara que nadie te ofendiera,
te busqué, te llamé por tu nombre más divino,
Durga-shakti, Amada...
y te fuiste de largo,
sí, me desconocíste, Amada mía.

Orange County / California 2004



*

Los saboteadores

1.

El saboteador razona.
Bien que razona,
pero jamás medita
ni irá a recriminarse.

Nunca su visión comparte
ni su estrategia discute,
ni su táctica preanuncia.

Con su guiño fascista decretará
su fuerza; con su gesto de guerra,
manejará a nuevos perdedores.

Su mirada la puso en tí, pequeña larva,
que has peleado tu cambio
y la ilusión de tu posible-ahora.
El saboteador es quien ultima.
El perdedor lo alimenta.

Por eso está el ahí-en-duermevela
el sol profundo que se accidentó
al quitarse un piso debajo de su paso.

Amparado está el saboteador
en las nuevas tabernas y escondrijos.
En la sombra, conspira; ninguno
conoció mejor tus propias sombras.

7-6-1990


2.

Los saboteadores ya huelen a cal
o cloroformo y dijeron que ninguno
es suficientemente fuerte, meritorio
y apto; anatema es, para ellos,
el transgresor, el que abre sus ojos
y discierne su senda en las tinieblas.

Los saboteadores son admirables,
seres epatantes en la gorja.
Sus hazañas no las salta un gitano.

Culebrones son, tiburones
de enorme dentadura que,
en la inmadurez afectiva del mundo,
venden todo: protección para el tilingo,
requilorios a vendepatrias de hueso colorado,
discursos de toparcas a cobardes,
torchos de espesos pelos y su leche caliente,
maritornes en tutú, toques de fajina
y diana, progreso de vitrina
y priscales de reposo
para el ganado humano.

3.

Genios de atropellos nacionales,
son los rateros que golpean
en la esquina, la caída que cita
con la muerte, juegos de prodigio
y maravilla que a todos lleva
al quemón, al desaliento y el chasco.

Observa al que se mueve con su consigna
anti-OTAN, pequeña larva,
saboteadores son del discurso marxista
de los kurdos, míralos, soñador,
en Dev Sol, comiéndote el mandado
con luz de truhanes anti-americanos.

4.

Los saboteadores madrugan.
Entre pacifistas se esconden
y son los mátalas callando.

Dentro de la resistencia,
conspiran, dividen, desconciertan
y su represión deja víctimas:
el arrojo amorfo, la cuita reducida
a lamento, el amor en odio.

A los utopistas los tienen en su mira.
Espían para ver con qué bandera
duermen, con qué ideas se arropan
en la cama, con qué braguero
se acaloran sus intimidades.

Sabotean cada hora del día.
Madrugan para que, al despertar,
tú no les veas en el operativo
de robar tu esperanza.
Se te aparecen en lágrimas.

Se masturban con tus desesperos.
Acomodan tu júbilo en abismos
y te ponen su pie y vas de bruces
y no sabes cómo y quién,
dónde ni cuándo, por qué
te joden.

2-6-1988

5.

El saboteador está en cada villa
donde exista la anarquía;
al invasor él llama el Buen Samaritano
y usa la inocencia de los niños,
por carnada. Organiza
la foto para la historia.
Se graba así la imagen de su operación
Restaura la Esperanza.

En Mogadishu lo ví, recientemente.
El saboteador se disfrazó de hambre,
con niños flacos y churrientos,
y se ganó el corazón
de los crédulos in situ.

6.

No te creas el Partido de Dios,
chiíta de Hezbolá, no se confíen
en saboteadores, libaneses amados.
Dios no trafica con fuego de BM-21,
Dios no habla con cohetes ni ametrella.
Dios no necesita a Irán para darles amparo.
Dios para vencer no necesita mártires
y $25,000 no vale una vida
de las tuyas, Líbano chíí,
ni rehacer la casa que depreda
el enemigo.

7.


Wacky plans aside, the group using CIA operatives and U.S. mobsters, tried to kill Castro in what was known as Operation Mongoose: Joseph Califano, Jr.

El saboteador se llamaba John F. Kennedy
y era un hombre tan querido
y todos lo lloramos.
McNamara y Bob Kennedy
tenían a muchos geniecillos del Mal,
hijos de simulcros, whiz kids pentagonales
para decir a la América mulata
ya es suficiente, guajiro,
tú no puedes triunfar,
tú no tienes agallas,
abajo la utopía,
eres insuficiente,
obedece o te mato.

8.

¿Qué importa que Stalin cultive rosas
y se enternezca con escenas
de movies de misterio
o romance azucarado, qué importa,
larvas de Ucrania, muertas
en el hambre atroz y la falta de trigo?

Los saboteadores tienen sus alfolíes,
tabernas de rico vodka, salones
de simposia, amigos de gorda reciedumbre.

Diez millones de ustedes no gritarán
el bostezo que ellos oigan,
no son suficientemente masivos,
no son cuantitavamente audibles.

¿Qué importa que el ejército rojo
fornique como bestia, ultrajen
por millones a prusianas
de aldehuelas humildes en las sombras,
qué importa que sufran o se prostituyan
las germanas, antiguas vírgenes,
uñas arriba y que no venzan
las pingas del eslavo
y su presencia muscular
y su exterminio?

2-9-1988

9.

... a moral case for intervention: Condolezza Rice

¿Qué nombre le pondremos,
Matarile, lirerón, a los que predican
la Zero Tolerance, que Hagan algo
si ustedes son, larvas de exterminio
en el sieso instaladas, huestes lombriceras
a la pega del beso de la muerte
y el pedo más inmundo?

Internos opresores, épico matarile
desde el culo de su más vieja sarna.

¿Qué nombre dar al saboteador
que les visita las consciencias
si alimentados han sido con filfa
y craso objetivismo?

Matarile, lirerón, si ya decirles
sinarcas es insuficiente,
si ya llamarlos saboteadores,
y quien te ultima, no les cala?
Matarifes son y nos les duele,
sicarios agremian
y son como invisibles.

10.

El Gran Comunicador se antojaron
en llamar a quien olvidó sus crímenes,
al que murió azheimerianamente impune
y ¿qué dijo claramente cuando tuvo memoria
y poder y grandes tele-promters?

¿Qué dijo? ... me pregunto
que no sea en lenguaje de cantinflas
el saboteador, confesor de manga ancha
de corruptos armenteros y timócratas,
el supremo mentiroso, irán-contreado
en fríobélica siquitrilla con los rusos,
¿qué dijo que no sepa?