Unos trémulos, exaltados, ebrios de gozo,
en fronteras visibles de nostalgia y alegria,
otros, ferozmente cautelosos
en la garganta de Cronos,
engullidos, destronada a patadas
su ibris, su insolencia,
la Metis traicionera
del verso enlutecido, los menos
apasionados, eunómicos,
más henchidos de sol que de rayos de luna,
todos confesados por el mismo Nombre,
POESIA
todos comulgantes de la palabra fundadora,
todos van
a su destino, al país
aún no nacido,
país del corazón
SIN FRONTERAS.
La comunidad este universo espera.
En las orillas de las playas,
donde el Sol mira con su propio regocijo,
se abrazarán.
Se encontrarán fraternamente todos.
Llevarán las herramientas de la reconstrucción:
los aperos,
los pinceles,
los buriles;
bendecirán los colores de sus etnias,
los sabores de espíritu.
Se presentarán ante el altar de un mismo tabernáculo,
ofrendarán su aliento, el cordero del mantra.
Unos trémulos por tantas vibraciones,
otros con el fuego mudo, como las radiaciones,
todos obreros son, todos poetas
con distintos acentos y misión unitaria:
edificar a Sión, el pueblo santo,
espiritual de la palabra.
Aquí los hijos de Tov,
introversos del oculto Bien, serpentinos
en la Jet del noviazgo, en la Novena Esfera
de Teth, su fruto, el feto de la vida esencial
y la belleza. A la expectativa están,
en la noche de su luna se apura el parto.
La luz directa de Vav no llega aún,
pero el verso es el mismo: or iashar,
venga la Corona del Esposo, venga
la reina del Shabat y sea la Luna, íntima
red de poetas, con las hembras en el lecho.
Zain de la mujer virtuosa.
2.
Vienen todos, harán casa en siete mares,
Siete cielos, siete lámparas de la Menorá
con sus iguales, elegidos
por el don de su palabra
y su fiel amor de siete ojos
y siete nubes
de gloria de Sucot.
Viene el cumplimiento de la kábbala divina.
Viene cada pueblo a dar su canto,
todos príncipes,
todos sacerdotes,
todos frente a la Puerta de Dalet,
humildes de voz en la carne,
prosperados de abundancia por espíritu.
Vienen con el habla del Aleph
y verán, sin morir, el Rostro Luminoso
de quien les creó; en la casa de Beth,
la palabra conculca la aflicción; Lamed
consuela y encanta a la bestia y a la serpiente
del mar y al leviatán.
Danza de las doncellas,
dános la Luz Trascendente de Samej.
Demarca la nación en Tu círculo nupcial
de infinita Fe.
Del libro en preparación: Teth mi serpiente
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