Monday, December 17, 2007

Capricho místico y timocracia


Con 5,000 años de presencia,
o poco menos, el sol egipcio se formó
entre los hombres, se detuvo
en el pueblo, caminó sus andurriales.
En sus sentimientos de aprobación,
en sus valles multitudinarios,
produjo larvas con el viento Solano.

En su cuarta esfera, fiestó
el sol tunificado, populacheante,
y, en saragüetas del regocijo,
se lo creyó, deificado, cuando dijo:
Tengo comunidad, Sol y pueblo,
estoy completo, me aman.
No conozco miseria.


Un absoluto omniconclusivo
fue la penumbra,
con su poco de luna y su cosecha.

En las memorias de la arcilla
y su cetro de lodo resolado, según leyendas,
también nació el que no tuvo sexo,
el dios lunar, infrasexuado,
y la fe bisexualoide que eristica:
uno en todos soy
y de los cancos de nadie vivo.

Como irregularidad inexplicable
que origina cambio en Todo,
aún en la muerte espacio-temporal
del estar vivo con el deber que muerde,
que ahoga y falsifica, los dioses
del timócrata trajeron el capricho.

De Estéticas mostrencas y vitales

1 comment:

Anonymous said...
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