Saturday, February 23, 2008

Anhelo en medio de la asfixia


Ven tú, verdad de la esperanza.
Y háblame tan claramente
que yo entienda, no ya palabras
(a veces de muy poco nos sirven),
que yo intuya la razón de este dolor.
Crece más fuerte que mis vulnerables días.
Agigantan el desamparo, la contrariedad,
y mi soledad es tan profunda
que al límite vital lo nombro
en medio de un pantano de agonía.


Ven tú, verdad de la esperanza.
Y prepárame para el siguiente paso
(aunque sea la muerte). La admitiré.
Sólo que haya alguien, de consciencia
a consciencia, que me diga, aguanta
un poco más. Voy en camino. Algo tuyo
(que responda la gran interrogante;
si vienes, o me olvidas).


El tiempo me ha empobrecido, me ha embotado.
Y tú no tienes prisa. Son días de prueba
y no hay otras señales que tu silencio in crescendo.
Ven tú, verdad, y házme verte como eres
y dáme el sentido de tu certidumbre
en una vida que no ha sido afortunada
quizás, por haber sido, la más pobre de las vidas.


05-09-2000 / De El hombre extendido

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