Saturday, February 20, 2010

Ojalá Teodas...


Y reunió Cuspio Fado, procurador romano,
a todo el que pudo citarse en la Plaza
mediante edicto previamente dictado,
y los hombres con fe,
o sin ella, llegaron para ver la sorpresa
que había prometido
develar
en aquella plazoleta
de Judea.

Y cuando creyó que no faltaba ninguno
(todos entre la burocracia absolutista pro-romana,
todos entre los judíos, fariseos viejos
e incrédulos, antimesiánicos, con raíz saducea),
Cuspio metió la mano dentro de un costal,
cuya tela ya prefiguraba un atadijo de inmundicia
y sacó la cabeza de aquel a quien llamó
el más grande pendejo y, peor aún, pendejo
que toma a otros de lo mismo...

La mostró y, seguramente, fue alguien conocido
porque hubo suspiros, llantos, rumores
y desmayos. Era Teodas, ahora para que te jodas,
y otro nombre le dieron Teudas, para quien tuvo
deudas por hacerlo caso.

Y aquel Procurador de marras,
el cacarizo Cuspio que mandó tras él
a la gendarmería, jinetes a caballo y con espada,
dijo a todos los reunidos en la plaza:
«Esto» y hacía que danzara la cabeza
cortada como cebolla, colgada de las greñas,
«ésto.... le pasa al que cree que el Jordán
se abre y cede el paso a cualquier mentiroso.
Esto le pasa al que se cree profeta porque habla
bonito y persuade a pendejos.
Estes es el fin del que se fanatiza por una fe
y no entiende donde está parado, qué la sociedad
quiere de él y qué función se da él mismo.
Esta es la cabeza de un profeta tonto,
el más tonto y el más pillo. No quiso pagar
impuestos, perdió la chaveta por un higo.
Quiso imitar a Giscala y Bar Giora,
mesiánicos de marras que llevan únicamente
a que entre sí ustedes se masacren,
se dividan en bandos por asuntos necios.
y ceben más las ínfulas de Roma
por entrar a sus privincias a sangre y fuego
y exterminarlos a todos
como paja...»

13-10-2002 /
Teth mi serpiente

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