No es necesariamente que te amer.
No sé mucho sobre amor, no soy sublime;
pero tu estado emocional me conmueve
hoy que voy a combate.
Tú sufres y, seguro... es el hambre
que asalta tu casa, diariamente.
Esa ausencia del varón que te dio sustento.
O el hambre te acompaña y lloras.
Ese fantasma no se va de tus niños.
Se burla en tu presencia con escuálidos huesos,
con ojos tristes, saltones, apagados.
Tengo que comprender ese gesto conturbado
que te desanima, tengo que estudiar
cómo ayudarte; tengo que compadecerte.
¡Pero también me voy! ... Vine a decírtelo.
Todo lo que pueda lo intentaré contigo.
El tiempo es poco y la tarea es inmensa.
Estudiará la causa que te prostra.
Pelearé contra ella. Lo prometo.
28-12-2000 / Cuaderno de amor a Haití
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