Tuesday, September 08, 2009

4. Los callistas y Doña Ana



Más importante que comprender lo que, en 1936, hicieron los militares más conservadores del Ejército español es comprender lo que Doña Ana Catana de Marchiel-Possé dijo a sus hijos sobre la violencia en México. Ella, quien es una española en México, y no ha tratado de ser otra cosa que una buena mexicana, ha visto que no se le quiere... porque esos años que ella llamó los del callismo, 1924 a 1928, esto es, la presidencia de Plutarco y, en segundo lugar, 1928 a1935, o hasta el 1940, que son los años de su sombra masónica, su espiritería, su anticatolicismo, su maximato, son los peores.

—Que no me quieran es una historia larga. Calles no me puede juzgar, como yo no lo juzgo. No es un asunto personal. Cárdenas lo arrestó porque eras un intolerante y quiso volar en pedazos un ferrocarril y le dijo: Quien hostiliza a chinos, judíos o comunistas españoles no es digno de México. No lo haga más. Y vea pues... yo contra Calles no tuve nada, porque yo vine cuando él ya estaba lejos, quemado políticamente, exilado y leyendo su Main Kampf hitleriano, fuera del país... Yo, sin embargo, puedo juzgar el callismo posterior y el maximato... y la tendencia no me gusta y cuando Cárdenas me lo preguntaba, yo decía: «No me gusta».... El fue sacando a funcionarios callistas de posiciones influyentes. El poder no se comparte con esa clase de gente, no debiera ser. Y Cárdenas, dirigiéndose a mí, «niñita de Marchiel, ¿qué crees y tú?». Pues, échelos a la porreta... yo, de niña fui inquieta, mal hablada, porque me cansé de pedir unos báules, donde estaba mi memoria y mi paz y no me los dieron... se enoja una, verdad.

Ana Catana de Marchiel-Possé sabía que antes que Cárdenas, hubo un presidente malo y debió ser él, Plutarco Elías Calles. Ese no habría permitido que ella viviera en México, por no hacer el favor de alojar a más comunistas que los que ya se tenía en el país... Acerca del Calles que Ana Catana expuso en sus círculos y, conste, que fue elogiada por la excelencia de su discursividad, la libertad que se permitió por valentía, la seguridad, y el porte de mujer linda, ella lo dibujó como un nazi, anti-socialista, «él era un facho»... y todas esas famillias, tradicionalmente callistas, que la oyeron y conocieron porque Cárdenas la llamó a sus reuniones, supieron por su boca que hay que aislar a esos elementos del fascismo y, a la postre, dijeron: «¿Cómo vamos a dejar que elementos extranjeros / como es ésa, fulana catana de tal / se metan en los asuntos internos de nuestro país?» Mas a esta mujer, impecablemente vestida, desde que murió El Baturro y cobró lo suyo, herencias en Tarragona, le dijeron: «Tú olvídate del callismo. Házle caso a Voisin, desde el Nuevo PRI... Olvídate de ese tema porque todavía hay callistas infiltrados».

Dijeron que olvidar el callismo del periodo maximato sería imprescindible para que se le considerara una parte de la burguesía mexicana. Y aquellos apellidos se hicieron poderosos en el PRI, si bien eran los tentáculos del viejo callismo, e.g., los Garrido Canabal, a los Topete, Portes Gil, Cedillo, Sáenz, Morones, siempre y cuando tenga dinero y se calle su bocota de perica gachupina, la van a querer, la harán sentir como una noveau riche, y va importar poco si se ha casado alguna vez para tener a esos dos chamacas, huevudas y al jorro maricón...

—Que me digan lo único que no soy, que me acusen como malagradecida... que crean que yo le dije a Tata Cárdenas, usted no me siga pie ni pisada, que me da pesadilla, esfinge.... porque, yo ofendo la sensibilidad del macho feo... usted ve, eso es el prejuicio del que me quejo. Una gente plebeyuna contra mí... Estos años, más en la capital que allá en la provincia, me cambiaron. Ahora sé que no hay buena voluntad... Yo sólo dije que los indígenas y los mestizos no me abren los brazos, con sinceridad y aceptación como yo sí los he abierto; toman mi dinero, pero no mi corazón... Que dicen que soy atea y no es verdad; que dicen que soy bruja, que no es verdad, que dicen que soy así y asao; hay gente que dice que yo no quise a Tata Cárdenas, con quien debí ser agradecida, ¿qué? ¿Quererlo es acostarse con él? No entiendo que él me haya querido así y si fue de ese modo, lo siento.... Le hice el feo, ¿ah?

A Doña Ana Catana le explican que desde que entró a exclusivos clubes en la capital, que no son tantos, dos o tres, los callistas la han investigado. Hallaron que fue amante de El Baturro, un ser odioso de verdad, que es el padre de Pedro, el Puto / así le dicen a un pobre chico, esquizofrénico, artista, poeta, anarco, tlacuilo, y un efebo hermoso, a veces silencioso, a veces hiperactivo. Hallaron que ella le tiene un paraíso dentro de la casa. Una cárcel de lujo, que él llama El Sótano. Las que han sabido sobre ésto, el hijo al que llaman varón con huevera, el demonio capado, insisten en querer verlo. Ella le dice que su hijo no es atracción de circo. Es un niño enfermo.

Hubo una época en que la vida de las mujeres en la familia Marchiel-Possé giro en torno a él: ¿Qué hacer con un adolescente que es un esquizofrénico? Que no tiene moral ni límite. Que crea su propio mundo. ¿Qué hacer cuando habla como un Dios o un Profeta? Sin embargo, un día en que escaló mucho desarrollo en el Movimiento Estudiantil de la UNAM y del IPN, en la Ciudad de México, Minerva de Marchiel-Possé se vio en medio del mismo.

Fue ell 2 de octubre de 1968, el mismo día en que el gobierno ejecutó una matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. El crimen fue cometido por el grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia y el Ejército Mexicano. Como madre, Ana Catana fue a varias comisiones y dijo que fuera pacífica o no la marcha convocada, a ella ni lo fue ni le vino, porque Minerva no fue integrante del órgano directriz del movimiento. Ella no fue estudiante de la UNAM ni del IIPN. Ni conoció a nadie del Consejo Nacional de Huelga. Luis Echeverría Álvarez, en varias ocasiones se reunió con Ana Catana, le rogó paciencia y que él movería cielo y tierra en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, para que se diera con el paradero de su hija y el por qué...

—Fui a pedir ayuda, ah... que me digan dónde está mi hija, alumna en la Ibero y quien, en nada estuvo involucrada con revueltas, o líos de gobierno y mi hija apareció, bien. No la mataron; pero hallé que la gente cochina del PRI me habían guardado unos odios que data de los años en que Cárdenas me daba la bendición por lo que sea, porque quiso ser Tata hasta con los extranjeros: usted es la que hablaba mal de Calles, usted es la mujer de El Baturro, usted es la nena española que se retrataba con Cárdenas en los '40 o los '50 —.

En Morelia, se llegó a decir que fue la más zorra de las zorras. Y que después mataba a los hombres. En vez de catalana, le dijeron Catacaldos, sin lana de los catahuercas. Y a muchos se le iba la voz al verla por causa de las calumnias. ¿Y de dónde pudo salir ésto, o por qué motivos los odios toman estas formas?

La teoría que tiene una sicóloga que dio terapia a Minerva para que no sufriera tanto con su violación es la belleza misma. En ocasiones, con la sicóloga viene una bruja, que sorprendió a Doña Ana cuando le adivinó que Pedro se obsesiona con Rasputín y el Monje Loco y le dijo algo que sólo ella, a la fecha había oído, o pudo saber, que Pedro cuando cae en trances habla en ruso con Trotsky y grita, acuchillado por León Toral, y acusa a la Madre Conchita de azuzar al asesino. Pedro se da cuenta de muchas cosas que su madre no comenta. Es el nacionalismo mexicano lo que ha impedido que se les vea como mexicanos llenos de amor, mexicanos prospectivos. Ese fanatismo callista, tan vivo....

—No han querido ni que jures la bandera ni que haga aspavientos de mexicanidad, mamá —.

Doña Ana Catana una «vieja difícil y sospechosa», así la describe Porfirio Voisin, ex-senador, millonario y quien tuvo una hija con ella, tras un breve amasiato, con el objetivo de apropiarse de lo suyo. —Viejo él y más feo que Cárdenas —. Lo único bonito de su vida es la hija que tuvo con Ana y otra hija que procreó con su mujer de planta, la que Pedro llama La Prima y Caterina, La Medio-Hermana.

A Minerva que vive por un espectro de temores que no la deja ni ser mexicana ni ser española, a Caterina, la hija de Voisin, lo más honesto que le puede decir, es que habría sido muy malo quedarse en España durante ese periodo que ninguno tiene idealizado, pero que coincide con lo que se ha vivido en México. —Los dos sistemas son malos. Estar oprimida en España por el franquismo católico; haber vivido, como he vivido en México, prohibida de fe, amenazada por Calles, supervisada por Cárdenas... y fue así hasta que llegó, por el año 1940, el presidente Avila Camacho y que no que hayan cambiado las cosas. Técnicamente, el maximato no existe, pero lo que hizo fue impulsar la educación socialista y socavar la fe de la gente... —

Ana Catana comprende que se le ha protegido localmente porque sus padres fueron republicanos; comprende que el Ejército y la Iglesia españolas se urdieron en armas contra la República española y eso se probó letal para sus padres. —Pero seamos claros... somos agradecidos, con baúles o sin baúles, agradecidos—, y la gente se pregunta lo que doña Ana quiere decir.

En México y, particularmente, después que el General P. Elías Calles fue presidente, se extendió en un maximato que condujo a la Guerra Cristera. Durante 1928 al 1935, fue un opresor de los católicos. Y ella que jura por los baúles de su pasado, se reúne con sus hijos y les recuerda: —Tata Cárdenas fue bueno con los españoles. Que fueron los callistas los que descuartizaban a gachupines e incendiaban sus haciendas. Que su esposo, el baturro, perdió sus tierras en el reparto de Cárdenas porque ya sólo vivía para irse al Papagallo y discutir estupideces...

Y Pedro, el Esquizo, que entiende sobre estas cosas más que lo que su madre y sus hermanas, «mujeres con huevos», admiten, dijo que Cárdenas algunaz dijo que iba a rescatar la fortuna que Doña Ana Catana fue levantando, desde un almacén de abarrotes en favor de El Baturro, su primer amante. Ella entonces fue su contable, su mil-usos, y por lo que produjo este negocio, se salvaban otros, hasta que vino la expropiación de tierras...

—Mi hijito Pedro, ¿qué puede él saber? El se encapsuló en una locura. No pudo salir de ahí.. En Morelia, los chavos del Colegio Español recibían, como acto de buena voluntad y amistad, a los chavos del Colegio San Nicolás. Los curas sí lo sabían, pero, se hicieron de la vista gorda ante el hecho de que la dos escuelas, por esos odios de que les hablé, la diferencias entre enfoques sobre educación socialista vs. educación católica, gachupines vs. nacionalistas guadalupanos, que se odiaan las escuelas, miembros de una y otra. El Día de los Gachupines ya lo suspendieron. Ya sólo las niñas del Colegio Español visitan al Colegio de San Nicolás. En la Plaza de San Francisco y en la Calzada de Fray Antonio de San Miguel, solían los alumnos darse sus tranquizas... El Día de la Amistad Estudiantil, en aquellos tiempos cuando yo era niña, fue el día de arrancarse las cabelleras unos a otros.

No comments: