BUSQUE LA TIERRA Y LA
HALLE
El alma busca la
tierra, no huye de ella:
Martin
Heidegger
Alcancé la tierra ya, el sendero
por la que la obtuve y guardo otros recuerdos.
Se hinchó en dolor la nave que bogaba
con velas desplegadas
(la vi hundirse en la inicialidad
de los inicios)
y la paloma reexaminó los sueños
cuando quiso volar alto, más alto
que la vida y el súbito naufragio.
Pero tenía el Alma y su co-mando
y manipulaba de ella el poseer y la cotejé
cuando iba maniáticamente, persistida,
obsesionada, e hice el resguardo de lo recogido,
en el viaje y fui encerrándolo conmigo.
No atesoré la codicia impía.
La Tierra llamó al fin para que exija
el cielo despejado, la derrota final,
el ocultamiento vencido
por unicidad, única e inusual,
de lo que viene y vino.
2.
«Abre tus lugares
reunidores,
Haz que reluzca y
translumine lo escondido».
No huyas con la presa que es mía.
El alma querrá que indiques su lugar
donde lo predicente reposa
y se despoja de la proyectada fantasía,
la desfiguración, su lujuria.
Punta de lanza fue la razón de su nacer.
Cierto amor ha sido guardado en los sentidos.
No habrá huída si nací para dar cuentas
sobre lo ya pre-comprendido.
Alma baja de los altos nimbos, aterriza en el monte.
No habrá verdad sin redescubrimiento,
sin desafío angustioso de las declaraciones,
lo manejable, seguro, sentencioso.
No habrá verdad si no se baja el ser al hombre.
3-12-1997
*
EL MONSTRUO EN EL LABERINTO
Por pánico de no ver luz en sus huesos,
luz que fluye, no en secas pisadas,
luz de la húmeda sangre que gravita
el lenguaje señero, la Vida / Jaiá, del Viviente,
por pánico de ver la muerte con forma de osamenta,
el Minotauro.se enfurece
El devorador quiere la gelatina de otros entes
con sangre, entró en nostalgia de luces,
se organiza en capricho cuando pide:
Dame médula ósea, dame
el agua del rociador.
Pídela al Jardinero,
que mi Bestia está cansada.
Sedienta. Quiere sangre. Carne de la espesura
(donde estuvo la luz que hoy me ciega)
es a mi bocado.
El pide sangre y escucha el silbido de la muerte
por las flautas de tubulares huesos.
Está clamando por sangre una bestia
en su aullido y brinca, desesperada,
hasta 206 paredes de huesos reticulares
pero que están vacíos, sin médula, sin gusto,
y él se lastima, desespera, se va llenando
de edemas, de cortezas inflamadas
y ese cisma de transacción bioquímica
que le dice: «Ni
bestia ni humano».
«Ni sabio ni en
control de tu cuerpo».
«Ni vida ni muerte».
Es él, memoria de una vasija rota
que no tiene en sí todas la luz que anhelara.
Es él memoria de una bestia que se observa
en espejos de lejanía, espejos
del Origen, espejos de un Laberinto
o cementerio filogenéticamente desfigurador.
«Tú, no te llames más
Hijo del Hombre,
Monstruo Asesino, que
en el córtex cervical
has muerto y no tienes
la arquitectura neuronal
de la Unidad de la
vida esplendorosa».
20-03-1998
*
LAS TORMENTAS DEL SER-AHI
El héroe del Deseo te ha de poner a salvo.
Todo ser nacido para el gozo tiene
alguna isla de naufragio y la diana que le anuncia
la muerte antes de salir la madrugada.
Tú, Niña de la Hebra, serpentina danza
en el ser-ahí del laberinto,
pre comprensión misma del ser de la Esperanza,
tendrás el Ser a salvo, aunque te mientan
los instigadores de tragedia,
aunque otros sacerdotes del mundanal deliquio
se aboquen a seducirte en Naxos.
Obedece entonces, sepárate de la isla
del ludibrio y no temas al sueño
con que Mercurio amenaza.
No has de morir en isla de naufragio
y el Amante no te abandonará
para siempre, él cumple el trato.
10-22-2000
carlos lopez dzur / de ESTETICAS MOSTRENCAS Y VITALES
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