Wednesday, April 07, 2010

La gran hipocresía dominialista



Desde una decepcionada sospecha que encandila,
me pregunto: ¿qué ocurriría en Norteamérica
o qué ha ocurrido ya, en sociedades donde sucedió
y se recuerda, que el gobierno detenga
la oración en las escuelas, que prohíba crucifijos,
o sacras estatuillas sobre techos o pegadas
a paredes o en alturas que desafíen la bandera?
Sí, ha de ser una tonta manía.
Una cruz es una cruz y no molesta a nadie.
Rezos de hipócritas son palabras,
vanas palabras como son casi todo el ruido
que persiste; pero, la subjetividad es improhible.
Gente tonta, ministros berrinchudos, no tengan miedo.
Los ateos en Norteamérica no harán caso
a sus pamplinas y exageraciones.

2.

... me pregunto sobre la separación más estricta
entre Iglesia y Estado, que se ignore
pública e institucionalmente la enseñanza
de que alguna vez existió un Cristo y quien hoy
se ha sustituído por una élite de ministros,
pontífices, presbíteros, el clero como clase,
el clero del canonicato?

Están pregonando que tal cosa es posible.
Nuevamente posible que haya gobiernos
abiertamente antirreligiosos y ateos
y quienes ésto pregonan, avivan las alarmas,
organizan de paso resistencia,
forman bastiones de propaganda,
llenan de ruido y tinta los medios
y es una tontería en el fondo.

Nadie prohibirá la fe, si es que la fe
nace de adentro, del profundo corazón
del pueblo honesto. Es imposible
porque la fe no es saliva ni libro ni costumbre.
La fe no necesita reglamentos.

3.

Nadie desprecia el símbolo de Cristo.
Nadie puede contra el cielo
de una meditación profunda, callada, reverente.
A Cristo nadie lo tiene que prohibir,
nadie puede reprimir metáforas del hombre,
ocultos entendimientos y Cristo / o Jesús / o Buda /
o Krisna / o, diga usted, cualquier símbolo humano
de bondad, entereza, perdón, sevicio al prójimo,
¿quién del corazón lo prohíbe?
¿Quién le hará mofas al verlo,
quién no lo ha de querer públicamente
o en secreto? Y... pregunto:
¿quién traiciona primero la doctrina:
eso que llaman lo sagrado,
eso que llaman la fe,
eso que llaman cristo,
eso que llaman valores judeo-cristianos?

¿Quién hizo del templo una mercadería:
quien puso el lucro primero
sobre cualquier otra misión que ennoblezca
y haga sublime y misericordiosa la naturaleza humana?

Esos pregoneros de la amenaza a sus privilegios
sacerdotales, evangelizadores, o sus mugres,
hipócritas ministerios, que se examinen
su corazón primero y comiencen a repasar
quien creó Tribunales Inquisitoriales
y financió Cruzadas
y avanzó contra pueblos que llamó salvajes,
que recuerde las hogueras, los tormentos,
las componendas con tantos reyes asesinos,
o sacerdotes mentirosos y siniestros,
fanáticos del mal que han pasado por santos?

4.

Los cristianos de hoy, esos jerarcas,
pueblos con muchas señales de rezos
y voces de aleluyas, no son especiales.
No son distintos al que no cree ni en la madre
que lo parió. Hacen las msmas cosas.
Las mismas prevaricaciones.

Sin embargo, la fe no muere, pues base es de esperanza
y se enciende en algunos, unos pocos, diariamente;
no por unos, se juzgará a todos.

Pero en millones, la doctrina es sólo flatus vocis, es pedo,
palabra vacía, pose y simulacro.
Las iglesias están muertas, ya son sólo cadáveres
dentro de lujosos e higiénicos ataúdes.

Aún así apestan. Cada día que se proclama una guerra,
y el creyente da su concurso, se recluta
como un patriota ateo que hará lo mismo,
matar, cada vez que se arman, o jalan
un gatillo contra el prójimo, la Iglesia muere.
La Iglesia se muere mientras los miembros viven,
uniformados, armados hasta los dientes,
endiosando la violencia iniciatoria y el estrago político
para llamar héroes al que tiene la suerte de matar primero
y derramar más sangre. Obedecer ciegamente
hable dios o hable el diablo.
La bala que mata la iglesia siempre
es su propio fanatismo y el dogma es dogal,
no dogma, ignorancia.

5.

... la élite está en un sermón equívoco,
el de mierte, el sermón homicida que mata su Iglesia
a diario, pide dinero para vanidades,
siempre un templo que apantalle, que venga mucha gente
y muchos diezmos, siempre un carro bueno para el ministro
y al hermano Pastor que le arreglen los dientes;
siempre más diezmos, más kermesses, hay que pagar
por las cagadas que produjo un morboso, billones
cuestan los curas en pedofilia, millones la propaganda
de hablar del evangelio, siempre el cuento de llevarlo
donde no lo pide, previa una apertura a cañonazos
en tierras de infieles, o salvajes, o pecadores....

Y LUEGO ESTA MENTIRA... que en Norteamérica,
ya no hay tolerancia para las religiones y ya no cabe
una iglesia más en cada esquina. Hay locos que predican
en la calle; misioneros que te asaltan la puerta, van a tu casa
y tocan y hay que decir, no tengo tiempo ahora
para oír predicaciones; ya sé que se sabe la Biblia
de memoria y es un papagallo que no discierne
lo que dice... Nadie puede estar contra lo justo.
Sea usted justo y olvídese del resto.
No moleste a nadie. No predique una cosa
para posar de bueno si en la tarde ha de ser
hijodelagranputa; dígase de corazón, no he sido ejemplo
para un hijo delincuente, o una hembra infiel,
o mi estilo de vida mentiroso...

Nadie va a prohibiles la oración. O que se cuelgue
un crucifijo al cuello; puede colgarse una o una virgen en pelotas
en la corona del glandis, o llevar a la escuela, a las letrinas,
a los bares, su biblia bajo las axilas; nadie se molestará
de que ore, medite, mantrice, pero no quite tiempo
ni haga más ruido que el debido. Donde se vale meditar
es en privado; allí donde le irrumpa el remordimiento
y su desvergüenza, híquese y rece, pida perdón,
haga moromas, si quiere.
Hasta el más ateo lo comprende.

6.

Hay una agenda en su élite.
Existe un juego con otra cosa que no dicen.
Ustedes dominialistas; quieren dominar el Estado,
esto es, tenerlo todo, Cielo y Tierra,
Estado no secular, Estado religioso, teocracia.

Y su teocracia es beneficiosa. Es Big Business.
Atacar una iglesia es agredir un comercio
porque la fe se vende hoy, o se trafica como una mercancía.
La iglesia es un negocio y su élite no quiere
que haya pérdidas ni empresa en la que estén ausentes.
No quiere que se paguen impuestos por todo lo que origina
con lucro, con ofrendas, con propiedades
que obsequian los creyentes.

No. Ahora que los impuestos sean lo que ésta cobre.
«Quítate, gobierne, y págame
a mí. Quiero que seas mi criado.
Echáte a un lado, Gobierno».


Tan sencillo y honesto que sería decir
exactamente es por eso el miedo.
No queremos pagar,
no queremos que se nos cobre nada.
¡Ay, pero sí quisiéramos ser dueños y amos
de todas las cobranzas! para así enseñorearnos
sobre toda criatura que esté abajo de los cielos
y encima de la Tierra entera y mi ciudad...


04-06-2000 / El libro de anarquistas

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Sequoyah 57 / Carlos López Dzur: Entre la narrativa y la poesía / Ver / Las dualidades de género

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