Atá bratá, atá yetzartá, ata nefajtá bi,
veatá meshamrá bekirbi, veatá atid, litlá miméni,
ulehajazirá bi leatid labó. Kol zman shehanshamá bekirbi,
modé aní lefaneja, ulehajazirá bi leatid labó.
Tú la creaste, Tú la formaste, Tú la insuflaste dentro de mí,
y Tú la cuidas dentro de mí, y Tú me la quitarás
y me la devolverás en el futuro.
Mi nombre es Caminante,
aunque Tú, siendo la vida, me llemaste Pasajero.
El que viaja, aní lefaneja, te lo agradezco.
No me díste otro Timón que la alegría,
yo no pongo la fuerza, sólo gozo es mi movimiento.
Oh Rey viviente y eterno, pudíste hacerme Súbdito,
pero preferíste que yo sea Rey de Abajo.
No me llamaste Nefesh, porque hasta el animal
tiene alma, es viviente y yo no soy caballo
para mi cuerpo, ni herradura ni riendas.
Hasta el gallo tiene el entendimiento de distinguir
la noche y el día porque en el alma
hay memorias de instintos.
Aní lefaneja, te agradezco, Tú no quieres
para mi alma el nombre de Gallo
Baruj atá, bendito eres, que al Carruaje
de mi cuerpo no lo tomas por Caballo
ni lo reduces a Nefesh.
Pudíste llamarme el Cochero y decirme
hatijo de emociones, administrador de la Ruaj
del alma, oh elohéinu mélej haolám,
Oh potencia de nuestro Señor, Rey del Universo,
pero voy en asiento de elegido,
como príncipe del Jaiá de la vida
y has puesto dentro de mí el Alma pura
la que hicíste, la que me reservaste
y yo canto en la madrugada y no soy Gallo
y troto, con seguridad hasta mi ruta
y mi objetivo, y no soy Cochero ni Caballo
y voy en carruaje bendito.
Iejidá me llamaste,
único para el alma, Iejidá,
vida de Jaiá, que se dispensa a todo:
sea el gallo de la vigilia,
el cochero que pone en marcha al carruaje,
los caballos que siguen la ruta.
Ni nefech ni neshamá me llamaste.
El príncipe de Jaiá,
la unicidad: Iejidá del alma tranquila.
09-8-2006 / Indice: Teth mi serpiente / Carlos López Dzur / Las Zonas del Carácter: Indice / El rapto charro: En Opine / Las zonas del carácter / Medtación del Ser / Plegaria de James Galus Watt
aunque Tú, siendo la vida, me llemaste Pasajero.
El que viaja, aní lefaneja, te lo agradezco.
No me díste otro Timón que la alegría,
yo no pongo la fuerza, sólo gozo es mi movimiento.
Oh Rey viviente y eterno, pudíste hacerme Súbdito,
pero preferíste que yo sea Rey de Abajo.
No me llamaste Nefesh, porque hasta el animal
tiene alma, es viviente y yo no soy caballo
para mi cuerpo, ni herradura ni riendas.
Hasta el gallo tiene el entendimiento de distinguir
la noche y el día porque en el alma
hay memorias de instintos.
Aní lefaneja, te agradezco, Tú no quieres
para mi alma el nombre de Gallo
Baruj atá, bendito eres, que al Carruaje
de mi cuerpo no lo tomas por Caballo
ni lo reduces a Nefesh.
Pudíste llamarme el Cochero y decirme
hatijo de emociones, administrador de la Ruaj
del alma, oh elohéinu mélej haolám,
Oh potencia de nuestro Señor, Rey del Universo,
pero voy en asiento de elegido,
como príncipe del Jaiá de la vida
y has puesto dentro de mí el Alma pura
la que hicíste, la que me reservaste
y yo canto en la madrugada y no soy Gallo
y troto, con seguridad hasta mi ruta
y mi objetivo, y no soy Cochero ni Caballo
y voy en carruaje bendito.
Iejidá me llamaste,
único para el alma, Iejidá,
vida de Jaiá, que se dispensa a todo:
sea el gallo de la vigilia,
el cochero que pone en marcha al carruaje,
los caballos que siguen la ruta.
Ni nefech ni neshamá me llamaste.
El príncipe de Jaiá,
la unicidad: Iejidá del alma tranquila.
09-8-2006 / Indice: Teth mi serpiente / Carlos López Dzur / Las Zonas del Carácter: Indice / El rapto charro: En Opine / Las zonas del carácter / Medtación del Ser / Plegaria de James Galus Watt
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