Monday, September 06, 2010

Gustavo el maestro / 53


53. Una juventud sin sentido del humor

«El humor es la gentileza de la desesperación»: Óscar Wilde

Ha llegado un amigo. Tony. Este representó etapas cuando juntos disfrutaban mucho irse a la juerga, la vida nocturna y bohemia. Tony es un mil-usos, micro-empresarrio de baratijas, joyero para que suene bien. Mas es un artista: canta bien, en español e inglés, aficionado a los kaorokis. También toca guitarra.

«¡Qué cara de muerto tienes, maricón!», lo saluda Tony. «¿En qué piensas?», le pregunta porque sabe que su visita inesperada interrumpe su muina. Gustavo está apesadumbrado. En términos generales, pensaba en su carrera y en aquel Guevón Temible que, con la útima mirada que le echó, cuando esperaba que sacara una fiera, por el contrario, el chico echó por sus ojos mansedumbro. Se llovió en lágrimas y Gustavo no lo esperaba de él.

De las obstrucciones frustrativas a la misión del maestro, sobre las que Gustavo piensa, una es cómo cuidarse de su propio interior. El corazón pide cuentas claras. En silencio, recrimina. Dulcemente acusa. Explora dentro de sí si cuando dijo al alumno en la tarde debió salir de su boca o guardárselo.

«¿Qué te pasa, maricón?»

«Le tuve que gritar mamón a un chico. Eso me puede costar una reprimenda si ese alumno se queja. Es lenguaje inapropiado; pero, el inició el uso de ese térmi no. No estoy preocupado por eso... el panorama de mis preocupaciones es más grande».

Y Tony, que como artista, puede ser filosófico, cuando quere, dice que quiere ubicarlo: «Lo único que nunca se debe perder es el humor y te estás tomando la vida muy en serio».

A veces Gustavo ha pensado que traicionó alguna que otra verdadera vocación: tocar guitarra clásica, por ejemplo. Pudo más el miedo de que la música (de la que se devengan compensaciones más que monetarias, espirituales), no pague. Es una actividad muy celosa de su práctica, carrera lenta. La oportunidad de competir y triunfar en el mercado depende de muchos factores y, vuelven y a él le dicen, «te puedes morir de hambre en el camino. No sé si eres de quienes no bajas tus estándares y orgullo; si no lo haces, no comes». Menudear aquí y allá, con los músicos ambulantes; así es la vida de Tony.

«No creo que la música de guitarra sea una carrera segura. Hicíste bien. Para el maestro de escuelas siempre habrá trabajo», y hasta sus mejores amigos, vea a Tony, son quienes le dicen que es un trabajo suave, sin complicaciones, al menos no se ejecuta bajo el sol ni rompiéndose el espinazo. A Tony, aunque no es universitario, y lo que aprende de la vida, se lo saca a la trampa y a la picardía, tampo le gusta el trabajo opresivo y alienante. Es un artista nato, sobreviviente, en este Estado de Oro y Condado Anaranjado.

«Te las pasas resuave, padrísimo, en una escuela con aire acondicionado. Con un salario de $50,000 anuales, seguro médico, sabe Dios cuántas prestaciones», le recuerda Tony.

«¿Trabajo suave? ¡Mis ojos! Este trabajo mata... Bien se ve que no tienes, juntos y apiñados, en el salón entre 30 y 40 cabrones, de ambos sexos, entre los 15 y los 18 años, adolescentes problemáticos, con dramas de la edad de la punzada, el que más y el que menos un pavo... a veces ni hay tiempo, para buscar o localizar materiales y recursos para un currículo. Detectas que hay 8 niveles distintos de aprendizaje entre ellos, todos metidos en ese salón de aire acondicionado, en el que el oxígenos se vuelve insuficiente... El alumnado no va a la par, unos con otros, en cuanto a lo que saben. Unos son lentos y apáticos; otros, veloces y demandan lo suyo. Uno tiene que dividirse en 8 maestros distintos y ser sicólogo y terapeuta, a veces hay casos de Síndrome de Down que se arrastran, desatendidamente, desde la primaria y te lo meten en la lata de sardinas de tu salón de clase... ¿Cincuenta mil dólares? y todo sale de tí, el trabajo de 8 maestros, hechos por uno solo, con 8 planes de lecciones que dar... ¿Crees qie en la noche, en tu casa, hay tiempo para organizarse con ese reto? Y tienes que comenzar el día de clases, siendo policía para que haya un orden míni mo dentro de tu salón... Maestro de 8 niveles y ahora Maestro-Guardián y, antes que maestro-disciliplinador, maestro-de-la Guardería Infantil por la que nunca ha pasado un cabrón, mimado a los 18 años, por la madre que permite que el Nene Emperador le haga los mandados, le compre juguetitos y vaya donde los maestros a pedir un diplomado para él, diplomado que nunca se ganaron... Este es el tipo de escuela que nos quiere callar la boca, con un salario de $50,000 que, al comiezo es mucho menos, y se lo gana plomero, o u técnico sin B.A. o grado de maestría... esta es la escuela que, tras que tienes ya a 40 gatos por aula, cada 3 meses te trae diez alumnos más, convictos, porque están haciendo limpieza en las correccionales y las cárceles para ahorrar dinero... en vez de guardar a delincuentes juveniles y viciosos, a chirola meterán a los inmigrantes indocumentados... A serle de tutores y de maestros de 'nursing school' a los pandilleros y convictos, los maestros de Santa Ana H.S. o la preparatoria Chávez H. S...»

«Te quieres salir, ¿eh? Ya te asustó la Raza canija, la cholada».

«No es eso, Tony. Como maestro, el nivel para enseñar que quise fue el secundario . Interactuar con la edad que ellos tienen, enorgullecerme el día que la cholada se gradüe, diciendo como parte de sus vidas,' yo ayudé', a que ingresaran a la universidad... En algo yo me tengo que satisfacer en esa relación con los estudiantes. Que yo pueda decir, aprendieron algo... Son 8 niveles y observo que la mayoría no funciona ni en español ni en inglés. Son muchos gatos en un sólo corral. Cada gatos con apetitos distintos, todos flacos y mañosos... Para el cholo que supera sus complejos de inferiodad, un diploma es una victoria muy grande. Esa tiene que ser mi satifacción».

«... pero la raza es canija».

«No, Tony, la raza no es canija. Toda etnia, cuando se vuelve canija, reacciona por una causalidad que la determina. Está en pobreza. Eso es lo que es canijo. La cultura de la pobreza», reflexiona Gustavo.

«¿Y no puedes irte a enseñar primer o segundo grado? Eso ha de ser más fácil».

«Cada edad presupone sus niveles de complejidad y el asunto es que yo quería este nivel, como una vez quise estudiar la guitarra clásica y no irme a tocar pandereta, o tololoche... pero, ser maestro, en cualquier nivel que digas, no es un trabajo suave. Lo canijo es una apariencia que hay que vencer. Lo parece desde el otro lado, por encima y a lo lejos de las verdaderas bardas... Estar en un salón de preparatoria con 40 jovencitos, especialmente, en este microcosmos simbólico del Santa Ana Unified School District, es como estar en un campo de batallas».

«¡Ah, Gustavo! ¿Acaso estar como maestro en la 'Escuelita de Jorge' no es bueno? Mira a esas mamasotas estúpidas, tetudas argentinas con cerebro de mosquito, güerejas de curvas endemoniadas con esas falditas escocesas, mostrando su culito y los alumnos varones, por mirar demasiado, soltando las babas... Como mensos. Tú apréndelos a alburear... Yo estaría feliz, no de graduarme, como alumno. Me perpetuaría como Chavelo en esa escuelita de la tele con el bigotón de Ortiz del Pinedo... no me me importaría cuántos reglazos me diera la Profesora Canuta... hay que echar relajo, ¿no?»

Pero no se trata de la Escuelita de Jorge. Ni de ser condiscípulo de Jorgito Muñiz, Chavelo, el Pi-ru-ris y todo ese elenco de Umbras / arquetipos de seres degenerados y malvivientes cortados por la tijera de la inmadurez, el No Crezcas / Sé ese Niño con bigotes / Ese Viejo con barriga pulquera, con pantalón cortito... La vida pide otra cosa, cortar esa transición. «Uno no puede vivir en la tierra de Neverland, o los Niños Perdidos por siempre, como Peter Pan»...

Esa comedia anacrónica al profesor Gustavo no le gusta. «Esos programas idiotas sobre los que tú me hablas, aunque hayan ocasionado euforia en México, no me gustan; quizás porque me he formado en los EE.UU.. Así que sean las mamaditas de Ortiz del Pinedo y de otros que pisaron los talones al creador del Chavo del 8... pero ni en México ni en California puede ser así... Perdona que te lo diga, Tony, nada de ese humor sirve. Una vez terminas de ver la Escuelita de Jorge, yo como maestro me pregunto: ¿Dónde quedó mi imagen? ¿Qué hizo la profesora Canuta o el director Virolo con mi imagen de maesro? ¡Mandarla a la chingada! Todo el programa se va en tirar golpes, aporrear a quien se vea enfrente a ella o salga con una babosada, que no descanse la regla partida y la boca, como fuente de burlas y frases para la devaluación del prójimo. Se burla el defecto ajeno, la vejez del adulto, la apariencia física, la idiotez, la condición social del pobre... y el chiste es, a más soez, más antipático e hipócrita para revelar al elenco.. No tengo, o no comparto, ese sentido del humor».

«Malo por tí, Gustavo. Ellos tienen su manera de comentar la realidadel con lo cómico».

«Pero no le veo lo cómico. No entro en catarsis viendo tantas bofetadas y reglazos y una burla a mi condición de maestro. ¿Graciosos para quién pretenden ser? ¿Para ellos mismos?»

«Si no sabes enseñar con humor porque no lo tienes aprendido, te voy a dar un consejo, Gustavo. Lo oí en uno de esos programas, donde entrevistaban a Lalo el Mimo, Mauricio Garcés y Héctor Suárez, padre. El consejo es aprender la primera lección de humor. Es una lección tan tonta que hasta el más idiota la aprende. La enseñó un chango, sí, el profesor fue un Primate Contemporáneo del hombre... Esta lección de humor que se aprende de los pinchis monos es tan sencilla como sonreir. Pela los dientes cuando más tensa y negra sea la situaciones. Lo absurdo o incomprensible se hace menos importante que la mímica del mono. Se hace el que no ve; ¿acaso para evitar la frustración y la violencia, como única salida, no es mejor que nos vean monos en la cara? S no se quiere ver lo feo que puede ser la vida o la violencia que puede llegar, canta 'tienes que sonreir, sonreir, payasito'... ¿Recuerdas esa canción de los Sixties?... Maricón, el hombre no es más tonto que el mono... Eso que me dijíste acerca de que la juventud, especialmente, la chicana, 'Latin youth and its gang', no tienen sentido del humor, no puede ser verdad, porque hasta un estúpido chango del zoo tiene sentido del humor y tal vez más que los 'Chicano comedians López and Rodríguez... En el programa de entrevista que te dije, el tema fue sobre cómo desviar un impulso agresivo y, como enseñar todos los dientes, desarma al agresor con humor y sonrisa; cuando se ven los dientes de primate, en su cara de azoro, te separas del peligro, o del tema del dolor. Una cara de pendejo, de chango humillado, de perro apaleado que se queja ante un vecindario u audtorio sádico es teatral y humorística y, finalmente, la agresión se desvía, viene el relajarse... Ellos y tú se relajan. El humorista más hábil y convincente que yo he visto, me parece que lo dijo Mauricio Garcés, fue uno que en medio de gran peligro, según cierta película de guerra y tropas desmoralizadas, se echó un pedo y el pedo le quitó el miedo a todo el mundo... Esto del humor viene de una teoría de vapores, bilis, flemas y hormonas que uno tiene dentro. El humor nace dentro del culo, o de la vesícula, o con el deseo de sonreir y pelar la pianola...»

«Bueno, yo no voy a permitir que ninguno se haga payaso en mi salón echándose pedos; sonreir siempre estará permitido. Un mínimo de juego. Yo quiero a mis alumos y yo fui un estudiante como ellos, en mi adolescencia. Lo que sucede es que hay que hacer la transición y madurar. Esta es la etapa que debo instruir ahora. Hay un alumno en mi clase, se llamaba Martin Melena... hey, 'órale, Mr. Martin Hair', a quien le tengo que recordar que yo la mamila la dejé en mi casa, me la quité a ese tiempo. Se lo tengo que decir. Se molesta, si se lo digo: 'Si no quieres hacer tu trabajo, quédate en la casa, véte a ver La Pantera Rosa, Tom & Jerry, pónte ante la tele y ve Plaza Sésamo, ¿crees que ellos te van a dar un diploma? ¡No! Ni el Chavo del 8 ni la Escuelita de Jorge van a dar un diploma a nadie... Que no se ponga ninguno a alegar conmigo. Que hagan el trabajo. 'Nobody do anything', me dice Melena. 'Pues tú házlo, obedece', se pone a la defensiva. Al fin , les enseño el paquete de trabajos: Mira, ¿no que no iban a escribir?... Enseñábamos La autobiografía de un esclavo, el tema cubano de la superación en un cuento de Juan Francisco Manzano en el Curso 2... Unos alumnos hay que no se sienten capaces de que escribirán una oración y se les pide que escriban toda una biografía, porque es el nivel de escritura que se requiere de ellos... Es frustrante. Algunos de veras necesitan programas especiales para que accedan, progresivamente, a tal nivel. Algunos y Melena es uno, pese a sus problemas con un síndrome de atención, puede triunfar y yo presiono. Mas viene con la mamila, no la quiere dejar. '¿Quieres que te traiga una mamila para que te pongas a trabajar? ' y contesta, 'tráigase una para usted, Mr. U?' No. Yo la mía la dejé hace tiempo. Por eso estoy aquí, como maestro... y, sí, hay humor en la clase. Nunca falta una alumna que me defienda, que se sienta molesta porque hay otros compañeros que no quieran trabajar, seguir orden y animar una clase controlada por la disciplina. ' Que se quede en la casa y que se la jale', le dice... ¿Sabes a quién me recuerda mi alumno Melena?»

«¿A quién?»

«A Peter Pan».

«¿Al jotillo verde y volador de las caricaturas de Disney's?

«Certain J. M. Barrie's character, a boy who can fly and magically refuses to grow up, a gang leader of the Lost Boys and his never-ending childhood on the small island of Neverland... pero ese mundillo de la Isla del Nunca Jamás... no sirve para corregir nada y la esencia de la vida es corrección, avanzar y corregir lo que está mal... Me decía un amigo que, en los '60, había muchos Peter Pan en los EE.UU., niños que se pasaban voland con marijuana y anfetaminas, islitas de sicodelia; pero, en el fondo, esos niños todavía querían corregir algo en el Establecimiento y querían escapar de la Isla del Nunca Jamás. Para mi época, poco después, a partir de 1973, Norteamérica creó la DEA (Drug Enforcement Administration), una agencia persecutoria de Peter-Panes porque, no sólo reapareció la cocaína, sino que vino el crack y niveles de violencia como nunca antes... Y Michael Chertoff dice: 'Estos chicos ya no tienen sentido del humor. No alucinan con hadas, merlusas, o seres oceánicos o extraterrestre. Estos no tienen ideales de cambiar nada. Son como cacharros vacíos'. Pero, no sé por qué... yo quiero seguir pensando que Martin Melena no es un cacharro vacío; me siento culpable de lo que hice, con un rótulo amenazante 'Te mando a la Cárcel de Arizona', guevón temible, alumno tirano... me he sentido como un Oficial de la DEA, no como un maestro... y yo, supongo, deboi saber más sobre el sentido de consuelo, de protección y humor, que ese Chango del Zoológico que invocara Mauricio Garcés y los comediantes... Te entiendo, Tony. Sé lo que me has tratado de decir. Al mismo tiempo, insisto en que uno se debe de cuidar de utilizar el humor como una forma de enaltecimiento de lo vulgar y esa es la Escuelita de Jorge, o cuidarse de degradar lo serio, o tratar a la ligera las cosas graves y gravemente las cosas ligeras, ¿por qué a dónde vamos a llegar?... Sin embargo, yo le sigo; cuando llegaste, me preguntaba: ¿cómo voy aplicar aquello que el pechugón de Pedro de Alarcón quiso enseñar; castigat ridendo mores, corrige riendo de las costumbres, y no salir tan jorobado de quienes no lo comprendieron?
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Indice / Larga conversación sobre serpientes y luces / «¡Me estoy matando por tí!»

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