54. La Hacienda, el Corral y los Gatos
«Mi modo de entender lo que dices con esas metáforas de La Hacienda, el Corralito y los Gatos, son coherentes y parecidas a mi modo de pensar la realidad latinoamericana y no sólo las escuelas del Distrito. Ese modelo de interpretación que se simboliza en tus metáforas sirve para remontarnos... ¿qué dijiste la época de Nixon y Reagan? No te quedas corto... Yo me voy a la época del General Maximiliano Hernandez Martinez, en El Salvador, mucho antes de los brotes de 'maras salvatruchas' de los que vienen de Los Angeles School School District a los corrales de Santa Ana, como sapos violentos, o viciados... Yo veo en las actitudes de los administradores de haciendas lo que se pretende una micro-economía o modelo de un problema... ¿Quieres hablar de eso filosóficamente, Gustavo?...»
«Te voy a decir a qué se dedican los administradores, aunque la Hacienda no sea de ellos... se dedican a purgar a los trabajadores, a separar el buen grano de la paja; pero, lo atroz o tenebroso de ese proceso de purga, es a quién defienden, para quiénes hacen el proceso de purga... La Gran Hacienda es el Estado. Y el Estado que se quiere tener no es ningún pueblo ni son clases sociales compuestas de gatos, o vacas o pollos. El Estado es una propiedad que, concentra la tercera parte de la riqueza del mundo y cuyo dueño real es el 1% de la población mundial. No habrá un Estado para todos. Ese Estado que se busca aliándose a procesos democráticos y representativos. Hay una cosa que no se quiere cambiar. Hay un Tercio de la Riqueza del mundo que es, sacramental, para que perdure, inmutablemente, en manos del 1% de los grandes Poderosos del Planeta... y esos administradores, a los que llamaste el personal de la Hacienda son una servidumbre fiel, súbditos de esa capital garantizado sin opciones de negociación y cambio, es decir, administradores escolares, jueces, abogados, ejecutivos de medianas empresas, esa clase con salarios millonarios en contadas ocasiones, pero que debe sudarlo, o ejercer alguna faena, aparenta ser la Hacienda / el Gobierno del Estado entre comillas... y, ciertamente, se le pagará, por algo son políticos, especialistas, médicos, superintendentes, maestros, periodistas, supervisores, policías, militares, conserjes, gente asalariada y clasemediera, sumada a los más pobres... tú preguntararás, Gustavo, ¿ese obreraje o plantel de servidumbre tiene por prioridad servir al Corral, a las secciones de la Hacienda virtual, o a quién verdaderamente sirve?»
«¿A quién?»
«En apariencia , este 20% del personal del Estado / la Hacienda / o el Distrito Escolar / o cualquiera sea la institución administrativa, a la que quieras asignar una producción, horas / días / de trabajo, por quien labora a poder tiene en sus manos es para sí misma. A ella, los gatos / clase media o clase desenventajada / los gatos como estudiantes en el sistema público de enseñanza / no les importan, sino como gente que hay que programar. No educar / programar para obediencia y conformidad. Una vez salgan del corral que sean jornaleros, empleadillos de poca monta, gente que no tenga poder... ahora bien, si son los hijos de los Obedientes y Respetables Administradores de Corrales, que se hagan médicos, abogados, maestros también, técnicos universitarios. Educar, en el país de la Gran Hacienda, es egresar del Corral, desplumado de toda ínfula revolucionaria. El status quo está a salvo cuando el egresado le deja el completo Tercio de la Riqueza del Mundo. Cuando no cuestiona que sea para el 1% de la población de la élite, cúspide de la pirámide social del poder, interno y transnacional. Hay que asumir que un Tercio de la Riqueza del Mundo no existe: o es hereditario, o no se puede taxar, o negociar por nada. El buen sector de los Administradores de Corrales es ese 20% de la población que tiene el 50% de la riqueza doméstica y se ufana en llamarse la Clase Alta y la Clase Media y al que ningún superpoder o Mano Invisible le debe prohibir dominar el 50%, como mínimo, de la riqueza que originan con su trabajo... Hay un 80% de gente sobre la que no hemos hablado, Gustavo, y en términos de estas metáforas de haciendas y corrales, esa mayoría son los hijos de la mayor parte de componente poblacional: los hijos de los pobres porque, siendo el 80% real de la población, la riqueza de la que puede disponer, por la que tendrá que luchar, se reduce a un 20%...»
«¿Es que no crees en la movilidad social, poeta?»
«Sí. Creo. No todo el que es pobre se conforma con el 20% de la riqueza disponible para su clase. La clase que más sujeta está a ser engañada, que más exhausta y agobiada se siente por el trabajo más duro y riesgoso, crea oportunidades para el listo que cree en el despojo y se le adelanta a quitar lo que es suyo y las clases medias tienden a ser corruptas, a maniobrar en las sombras, a veces se rebelan contra esos parásitos que siendo el 1% ya controlan un tercio de la riqueza disponible... La movilidad social puede edificarse con triunfos honestos. O por el contrario, con la pocavergüenza y el hurto... yo te hablé de la Epoca de los Grandes Tíos, del nacimiento del Tío Sam... Es quien representa la fortunas de hoy. Las estadísticas lo revela. En 2008, sólo el 19% de los ingresos reportados por 13,480 familias e individuos, con fortunas de $10 millones o más, provino de sueldos o salarios; ¿de qué se vive hoy, cuando ya dices: 'Soy millonario'? Te lo voy a decir: Se vive de la ley protectora, de la política del 'No toques' lo mío, o si lo tocas, que sea de tal forma que yo salga con beneficios... Que lo que me quites lo devuelvas por otro lado... El capitalismo financiero requiere un sistema permanente de trampas y legalismos... Se aparenta una justicia distributiva que, en rigor, es fraude y fantasmagoría».
Gustavo el maestro se plantea, con nostalgia y olas de pensamientos tan diversos, el origen de su interés en este proceso educativo. El habría querido ser un artistas, guitarrista clásico. Y no es necesariamente, por la idolización de su persona y el glamour de las audiencias. No piensa siquiera en el aspecto de la remuneración que se asocia a la carrera, en caso que se alcanzara el éxito en el mercado. De repente, lo que lo tiene fascinado es que cuando una labor convoca las intensas fuerzas del alma, durante una ejecución, las tareas / horas / invertidas / en ese cumplimiento, satisfacen. La persona y la labor se sienten armoniosamente integradas. El arte no divide y escinde la personalidad.
«No sé por qué, yo terco, veo a cada estudiante, latino o gabacho, como esa raza cósmica que describiera Vasconcelos. ¿Leíste ese libro?»
«Sí. Y me gusta ese concepto, que somos cósmicos. Esa es una idea que siempre me ha gustado de México. Nuestros dioses son serpientes aladas. O son águilas que deben posarse en los nopales. Eso es almas que hacen puentes entre cielo y tierra...y lo mismo que entre los aztecas, los mayas como enaltecían a las energías invisibles e impalpables, sabiendo su raíz cósmica, que han de manifiestarse a través de diversos seres de la naturaleza, o ser aspectos de los astros, la lluvia, el relámpago, o de animales poderosos como la serpiente, el jaguar, o verse en los pájaros... Para mí, ésto es lo que da a las almas del mexicano creyente, el indígena primiginio que se tendrá en los genes, un valor de que es posible convivencia. Entonces, la educación ha de ser el proceso de centrarse en esa visión amplia de Cosmos, de puente entre lo Otro y el presente en la tierra... no todos los pueblos son así. Hay pueblos muy cerrados, pueblos que se instruyen en dominar, sin aprender del pueblo que dominan; pueblos que establecen sistemas de educación para la rigidez de la ley, las instituciones o la explotación que es posible con el poder...»
«Sí, en esas reflexiones sobre 'Urrea y yo' que te compartí, he querido decir eso que mencionas. Nos hace cósmicos la actitud ante el arte, los colores, los sonidos, los instrumentos musicales, toda forma de diseño, nuestra sentimentalidad; tenemos mucho que dar para conquistar emocional y estéticamente a otros pueblos, sin necesidad de armas... Colectivamente, como mexicanos o como gente latina, somos creativos y, sin embargo, algo nos está matando...»
«La Ley».
«¿Por qué?»
«... porque la Ley / el Poder / el tipo de sociedad moderna / que vivimos y cuyo servicio se quiere adoctrinar en la gente, en la niñez y en la juventud, no sirve para liberar o para darnos usufructo y disfrute de la libertad. Los sistemas de leyes y adoctrinamiento en favor de lo que llamamos 'instituciones libres, democráticas, Orden de Justicia y Progreso', son una cultura anti-vital, anti-cósmica, anti-estética. Eso son sofisticados fraudes contra un verdadero humanismo. La ley sirve, hasta cierto, en cuando disciplina un poco; pero, en la medida en crece toda la regimentación que la ley apetece, la ley es coactiva. Quita más de lo que da y pervierte. La ley castra, apoca, se parcializa en favor del que más tiene y se apropia de poder... Deja que te lo diga en términos socioeconómicos: En la medida en que las personas que acumulan la riqueza en todas sus formas (rentas, propiedades, recursos, tierras, etc) son cada vez más dueñas del control del poder y se lo quitan a las mayorías; las vidas de la mayoría están a merced de las decisiones de aquellos de quienes te hablé. El 1% de las hegemonías transnacionales; el 29% de sus cómplices, que en América USA ya se han adueñado de otro 50% de la riqueza doméstica... Pues, si esa acumulación de riqueza y poder, se preserva así, el 80% de una sociedad justa... Yo estoy leyendo con cuidado a Andrés Solimano, autor de Desigualdad Social: Valores, Crecimiento y el Estado... La desigualdad económica y cómo estratifica o crea clases o niveles, en que cada vez se reduce la esperanza. Un 29% de la gente de Norteamérica tiene el poder de perpetuar el estatus quo, de corromperlo todo, no sólo en los EE.UU., en el mundo entero. Ellos son la Ley. Y son el enemigo de la raza cósmica, aunque, como dices, quieren los tacos, el chile, el sabor de la cocina mexicana de México, quieren el mariachi, cada símbolo mexicano, con todo hacen lucro y empresa, porque México es lindo. Su cultura es linda, su arquitectura y sus paisaje; todo es lindo, menos el inmigrante pobre. Este mexicano cósmico es lindo cuando se deja explotar, cuando acepta un salario mínimo en empleos de riesgo y viene a piscar. Cuando el inmigrante y esos grupos de juventud que tienes en tus aulas dicen que se quieren educar y alcanzar sus potenciales plenos de virtud y talento, dejan de ser lindos, y hasta dejan de ser sabrosos unos taquitos, o un tequila... Esa es la diferencia, el aprecio condicionado: la ley impone un rol asignado, a capricho por el 29% de los ciudadanos hegemónicos, que incluyen una clase media y burocrática estadounidense, sea blanca o sea étnica. La visión cósmica-vasconceliana viene sobrando, porque el poder y las clases dominantes se han diseñado para la pérdida clara de los derechos como ciudadanos más pobres, que suelen ser los inmigrantes de nuevo arribo. Y éstos cada día se ven más recortados y coartados en función de lo que marcan los mercados y las empresas. La ley, por definición, funciona para su rentabilidad de los poderosos del 29% y no el bien común... La gran idea de la ley, su permanente objetivo, es meter miedo y quitar poder al que, dentro del 80% de los ciudadanos, quiere más de la riqueza posible... La ley es para convencer a la base de la pirámide humana y social, el Pueblo Real, de que no pueden ser de otra forma. Tienen que estar abajo como una Inmensa Bestia acorralada... No tienen el derecho a una participacion social mas amplia. Ese 29% revierte la idea de que la movilidad internacional de gentes y élites en la moderna economía global es útil. Especialmente, se rechaza que los incrementos migratorios de fuerza laboral que reciben las naciones más prósperas signifiquen una contribución, de cuerpos y mentes, esenciales para que la economía se fortalezca cuando va de picada... Ahora se quiere decir no. No a una educación más amplia para los hijos de inmigrantes. Por consiguiente, se viene a intensificar el mito: 'America IS at risk. We believe the dangers facing our country ARE real and growing'. Ya el miedo pasó del socialismo en colpaso al predominio del libertarismo. Hay que meter miedo, Gustavo. A eso se dedica la Ley... Miedo al mexicano. Miedo a Corea del Norte o Irán. Miedo a las armas nucleares o biológicas. Miedo a los narcos... mas todo eso es hipocresía, cortinas de humo. El verdadero y eterno miedo es a que el sistema de Poder / Ley / Nación no se mantenga de tal modo una minoría del 29% siga con el 80% o más de la riqueza en sus manos... La Gran Hacienda es también ese sistema de Poder / Ley / Nación / y los jefes de los corralitos. Los gatos son muy diversos; pero el 80% de ellos son gatos flacos, manipulados por los políticos y funcionarios de los corrales y dueños invisibles de La Hacienda. Ese macromodelo se replica como un fractal y me alegra que lo veas como micromodelo casi similar, en todos sus detalles, con el distrito escolar y una escuela en particular».
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