Por oírte, ya verás, seré martillo,
yunque, estribo e iré
caracoleando
por células ciliadas y perdido...
pero cantando mi amor
entre 20,000 estalactitas de las grutas.
Por oírte, por hallarte, por quererte.
A la ventana oval juntos llegaremos.
Escucharé las notas más tenues.
y más altas de tu canto.
¡Irás a mi cerebro, fluyendo, misteriosa,
y yo al tuyo, tú y yo, gloriosamente, en el mío!
¡Tanto te quiero, Eurídice!
2-15-1980 / El hombre extendido
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