La fe es la fuente de la realidad porque es la vida.
Creer es crear: Miguel de Unamuno
No te llamé. No soy afortunado. Mas bien,
tropecé con piedra dura. Por sincronía vino tu Fe
a mis labios y me alojé en lo oculto de Tu tiempo.
Tu misterio duele. Fe, desasosiego.
Tú representas una cruz en el cerebro;
espada atravesada con espíritu.
Eres todo a la vez, dulce y amargo.
Coherencia y moral eres, inmensidad cósmica,
materialidad, misterio, geometría infinita.
No te voy a querer porque seas probable.
O te confirme la estadística, el cálculo posible.
No espero que la ciencia te vuelva certidumbre.
Yo valgo lo que valgo y es tan poco.
Tú, lo infinito y puro, ¿quién yo para juzgarte?
¿Qué pedir? Dáme asepsia y control, lo necesario.
Bien sé que no eres gratis. Eres la vida.
Vales más que la suerte y el ciego azar.
No llamaré sortilegio a tus causalidades.
Más que la herradura vales. La pata de conejo,
mariquitas y elefantes no te explican. Vales más
que todo lo que impulsa al lucro y la palabrería.
Tú desafías antes de dar siete veces la esperanza.
Tú haces valioso un pan que nadie quiere.
Tú bendices la mano que nos cura la herida.
Habla a mi alma otra vez.
Conversa conmigo.
Estoy enfermo, solo y triste.
Con tanto engaño el alma me quedó vacía.
Hoy sí comprendería tu voz y tu llamado, Fe.
Y perdona que te invoque, interno huésped mío.
25-6-2000 / El hombre extendido
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