No se me defina el amor de una manera
que sea yo el crédulo que vaya y diga
de ese amor quiero; no se me defina así,
lo suplico, si ese amor no existe,
escasea o no se da.
Porque así me presento muchas veces,
casi a diario y con fe, porque así me extravío
y me aparto, pero voy y llego tarde,
porque así mis pies sangran más
al pisar las ortigas del camino.
No se me defina el amor de esa manera.
Apíate antes de emitir tu llamado.
El hambriento está en la husma,
con los pies sangrados, cuando se ofrece el pan.
El sediento está con el sol que se lo come
a mitad de la esquina y el crédulo,
con el alma hecha pingajos.
No sé me defina la incondicionalidad
de ese amor; llegaré tarde y nada será
más grande que el rencor que escucharlo:
El amor se ha acabado.
19-3-2000 / «El hombre extendido»
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