Tuesday, March 11, 2008

Para saber si hay manos


Para saber si habían manos que apretaran las mías,
para saber la fuerza y el peso y el calor de esas manos,
pensé sobre la muerte. Andé en la husma
por saber de escondites y hallé arenales después del hielo.

¿Qué razón puede hallar el grano que yace
sobre el suelo sino la memoria de sílice,
qué pincel es posible, sin las sílabas,
qué dirá la piedra hendida por golpe de garrotes,
el hueso, el cuerno de marfil que no ha sido tallado,
si no estara una hembra olorosa, erguida,
con gran nalga y duros pechos,
afanada en las manos, con semillas
pensando el movimiento y algún canto?

Pienso en la muerte desde que tengo manos,
no tus alas, y sin ellas, muero por alas de ciego fuego;
me postro, vuelvo a la husma, quieto y partícipe
de temor, igual que el hueso seco,
y todo por saber menos que tanto.

9-16-1990 / El hombre extendido

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