Wednesday, March 12, 2008
El perro inquisidor
Si te hallara oliscando mis pisadas, te asesino.
Eres lo que había olvidado: araña que me escupe,
bala rasa que regresa a herirme.
Se ama mansamente, así yo amo.
Tú no. No dialogas, sólo escarbas
viciosamente mis entrañas.
Lamíste mi tristeza con veneno
y mi rabia como quien cura la herida
y luego olvida. Mas ya no es posible.
Hoy no tengo miedo de tus ojos acusadores.
En tu hocico está mi sangre y de tu cola cuelgan púas
y garfios y ortigas. Huyo de tí, tan sólo por cautela.
Tú eres quien me buscas. Yo te dí por olvidado.
Armado estás de colmillos y vas contra mis herejías
y los recuerdos dulces. Un rebaño de vándalos oscuros
es tu presencia. Será mejor que te vayas.
Si te dije véte, lárgate. No vuelvas. Aprendí
en el camino muchas más herejía.
[Puede que vengas por un límite: mi cero tolerancia].
3-11-1980 / El hombre extendido
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