La historia de una vida, sea la que fuere, es la historia de una frustración. El coeficiente de adversidad de las cosas es tal que se precisan años de paciencia para obtener el resultado más trivial. Más aún, es necesario obedecer a la naturaleza para dominarla, es decir, es preciso que yo inserte mi acción en la malla del determinismo... [...] Lejos de ser capaces de modificar nuestra situación a voluntad, parece como si no pudiramos cambiarnos a nosotros mismos: Jean Paul Sartre
A Juanito, mi amigo aventurero
Libre es de iniciar su jornada. Por fortuna, no fue
un preso cogido del pescuezo, ni un reo
en delito fragrante sorprendido. Los puños del sistema
no lo tienen. No lo recluta la patria para nada.
No da cuentas a nadie todavía.
Medio libre es porque, si hay empleo y no es tísico,
bien puede ganarse lo que come. Puede evitar
que la lástima se enorgullezca de echarlo a la porreta.
No está enfermo. No es feo ni idiota ni huye por cobarde.
Es tan sólo un ente en busca de destino.
Un intérprete activo del valor de las cosas...
... pero un día le negaron un vaso de agua.
Lo quiso para sí, al decir: Héme aquí tan sediento.
Y la distancia le negó una Coca Cola
y en una casa le dijeron: «No entres, extraño»
y cerraron las puertas para que viera el hambre
y lo profundo que es la sed, sin alimento.
Fue así que comprendió que nada hay en la vida
que sea cosa de derecho y que el para-sí
se separa de sí mismo y que su elección nada
tuvo de absoluto. Lo gratuito se quiebra y así avanza
la tarde y, al avanzar la noche, también el pordiosero.
Todo viene a proclamar la impotencia humana,
sea en la calle, o puerta a puerta. Ninguno
querrá la angustia ajena ni su gesto de seres ambulantes.
No hay reposo fáctico o real en un mundo donde
cada presencia es un hacerse y un temor al rechazo,
un miedo profundo al movimiento, al elegir premeditado.
No hay reposo. La libertad tiene límites.
El hacer, frustraciones, en su largo ajetreo.
El mundo es una malla resistente, por no decir
inútil de pasiones y una adversidad que a chispos
viene, se desenreda y atrapa. Ni para el libre,
en su opinión, el mundo es lo que quiere.
Y según marchaba por los rumbos de su reto
el vagabundo extendido, que exorcisa la angustia
en cuanto puede, entendió que no es libre.
Que sólo pudo determinar lo querido sin garantía
de que habrá de cumplirse lo propuesto,
o satisfacer lo deseado.
1-14-2003 / De El hombre extendido
http://carloslopezdzur.blogspot.com/2008/03/el-perro-inquisidor.html
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