Saturday, March 22, 2008

El campesino divino




¿Te imaginas cómo es sentirse hijo divino?
Tener la llave exacta de Alegría y abrir lo hermoso
con los ojos abiertos aunque vengan los cuchillos
de la duda a cegarte, ¿te imaginas la vida,
dando pasión a todo lo que haces?


Saberte un poco árbol y echar ramas y frutos.
Saberte la vendimia y esparcir el vino
como si la mar fuese una cava, la vid lícua
de vida y de embriaguez, el sabor gustoso
de los entusiasmos. ¿Te imaginas tú
ser dos veces nacido aunque vengan piratas
a tu barco y el abordaje sea impulso vil de asesinos.


Saberte secuestrado y que Dios mismo
festeje tu rescate, que envíe lo que tú pides:
nada que sea absoluto, tal vez una canción,
un cabrillo, una tupida hiedra.
unas mejillas protectoras, como yerba
húmeda y fresca, recuerdo difuso de Luna
y muslo de Dios, sabor de hueso vivo
entre bacantes, ¿te imaginas? Saberte
vecino de Orcómeno y de Nisa
y viajar entre montañas, educado por ninfas
y musas y ménades, viajar por cada mundo
a la mano, ser la cabrilla lujuriosa,
la rumorosa orilla, azul de cielo y pájaro,
saberte Tierra y Luna, exaltar la verdad
desde el placer interior, en theos, arrobamiento,
enloquecer por el amor ilimitado y no envejecer,
ser entre árboles, con el tirso de hiedra,
ser desnudo detrás de una parra
o un uvero, ¿te imaginas? morir cada invierno
y resucitar en primavera…


10 / 07-1986 / El hombre extendido

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