Kairós era el hijo más joven de Zeus
Te han convencido de que la historia
es el abismo del terror y tú, despavorido,
en constante descenso, empujas una piedra
y lates temblorosamente en la pisada.
¡Ya temes girar, aportar la cuota de ser
que anula el precipicio, mover la roca
como el niño que juega o el dios que levita
con su danza! ... ya sólo te agonizas
con la queja pesada.
«No hallo asidero. Cada ser en mi encuentro
me amenaza; cada pensamiento saluda
con la culpa y el silencio; ya no hay mito
ni plan cósmico ni ser organizado.
Voy a caer y rodará mi piedra,
yo abajo y ella encima, acelerados».
Has dicho, pobre de mí, pobre de Sísifo.
No ves sino un declive, náuseas bajo el abismo.
No vas ya hacia ninguna cumbre.
Todo te parece gastado y discontínuo.
3-1-1986 / El hombre extendido
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