Tuesday, March 11, 2008
El calor del desierto
He creído al sol que cierra mis ojos y los tuyos.
Estamos deslumbrados ciertamente.
Pero aún hay este punto que se rasga,
espiral de tornado, Shu que palpita
rotándonos en aire como diciendo: Sóis míos.
La piel húmeda y plácida con el deseo se encuentra.
¿Será Min que fertiliza el calor y la tibieza y propicia los vientos?
He creído que el sol, de ojos cerrados, nos enfría.
Y es que estamos calientes por ganas de besarnos.
Es que somos torbellinos y ágiles corceles
que se despotrican en el aire.
Nos vamos a sudar de palmo a palmo,
uña y mugre por íntimos.
Vamos a separar la tierra y cielo
como dos amantes que se muerden
con pasión, en lo oscuro.
9-15-1990 / El hombre extendido
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