Tuesday, July 24, 2007

La eternidad presente

There is one Ruler, the Spirit that is all things,
who transforms his own form into many. Only
the wise who see him in their souls attain
the joy eternal:
The Upanishad, 6


¿Qué es el gozo?
¿Una promesa verbalizada meramente?
¿Un discurso en los labios del Hacedor Sublime?
¡Pues linda miseria que hicieron de los gozos,
promesas y promesas y promesas!

Que no haya sublimes labios ni hacedores.
Que se forme la boca.
Que el beso retoñe.
Que las raíces crezcan...

¡A chupar venimos!
a absorber,
a rastrear el camino
vestidos de piel,
desnudos e inmersos
dentro de las charcas de escozores.
Vulvarmente nutricios estamos.
Obesesos por el olor de Démeter...

Que la mujer que ríe
redefina la eternidad con su presencia.
Que el niño hambriento clame
por la teta y chupe y se lacte.
Que el gozo baje de la altura ultramundana.
Que el tedio se quite los calzones.

Que la promesa sea como el rayo que fulmina
y Sémele ruede por los suelos
como atrabancada indígena de Cadmos
que pija quiere y caldos a la clueca
dan por cada rumbo.

Que en mil pedazos queden destrozadas
las continuidades contínuas y sistematizadas
por el Uno de lo incógnito.

¡Mal rayo nos porta, una y mil veces!
Y que la Majestad cósmica
también se colapse, que se arreche
el berraco nabo del Vigía
en presencia de legisladores morales
y rateros y rajputas y lesbianas.

El afirmador no cesa de llegar a ser él mismo.
El beso que recién ha nacido
reclma su retorno al instante idéntico.
Se moverá como lengua, golosamente enloquecida.

Y crecido, el beso quiere, yendo al plexo
de los senos calientes, los pezones
y aún más sudarse ha de querer en el carmín,
lamer en grande y, si las manos del deseo
lo permitieran, apretará debajo de las nalgas,
jalará el clotis, se salará con chupetes
y caricias, vivo julepe
con dedos en lo incógnito.

¡Qué rico que, por afirmación,
revienten el sostén, a besos,
los hijos terrenales de Semele,
los guerrilleros de la Gran Madrugada!

Que el escote se prohíba de los senos
y que las manos democraticen sus tersuras
y las repartan a las bocacalles
bajo túneles y sobre las rampas
de las perspectivas...

Que con peplos abiertos,
bragas en las rodillas,
se abran las blusas
las colegialas, las meseras,
las libres y las esclavas,
las dejadas, las viudas
las casadas y solteras...

Que el broche de una promesa nada oculte.
Que el cierre de cremallera nada esconda
porque hoy la eternidad presente como loba aúlla.
La eternidad alborota como gata los tejados.
Su movimiento inestable es una de pezuñas.

El movimiento del ser quiere rebeliones
y bajo las cobijas se ha vuelto
el coito más cachondo,
la presencia del sexo más caliente:
la afrodisia, la ausencia de nostalgia.

La eternización de lo inmóvil es lápida,
pero esta cama es sudor, olor a semen,
entrega, bija del hibisco,
telares estambrados vulva adentro
por lo infinito temporalizado.

Vivir y pensar se han trenzado
con el lenguaje de la orgía
y con pasos de ménades, el dolor filosofa.

Afirmar el gozo y el dolor es querer
la eternidad con revolcones, se repudia
la trunca linfa, éxtasis de promesa,
la espera que es más fría que los polos
y fraternales sermones o consejas paulinas.

El acto de volver a comenzar está desnudo
y el pene no es una idea, sino un córrele...
y las piernas, aún no cansadas, se agitan
y ese vientre abierto
y sus caderas
son la vida.

5-9-1990 / Tantralia
Primera parte: Devoción / Prajnaparamita / Etica

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