a Mercedes Carreño
Curiosa campesina, tentadora,
Semele bailadora, caderita, ciclo
de chulos ojos y delicia, thalía
con las mercedes, pródiga,
niña de los pechos tan sonrientes,
pupilas das, feroces en penumbra,
vergara de las lunas tan carreñas,
promesa tan caleña, sophía,
colombiana del mundo de lo bello,
trevi con las piernas exquisitas
sobre los montes reales del lenguaje,
Dioniso evoluciona por quererte.
Apolo se hace carne por mirarte.
Tu montenegro es un pilar
de orden y mandalas y el mito, una memoria
de clamores. El nuevo sacerdocio se trasciende.
¡Aquí! soy el custodio de la palabra cimera
que rompe el puente del pasado; avanza
desde el ombligo, abriendo manipuras
hasta alcanzar tu inocencia entre las lunas.
Contra la tiranía del mundo medieval
fundo juglares, el imperio óptico y sonoro,
sensualista! Vamos a la gran dicha,
a la nairatmia y a la mahasukha.
Del libro Tantralia / de Carlos López Dzur
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