Hijo de Adama, tu silueta es un casco hiperboloide
y tu hueso en el Monte Moriah, urna cineraria
donde echarás el fénix invisible de las cosas
y ofrendarás tu ser con fuego
como aroma de holocausto.
No tengas pues miedo a la Misa Mayor;
sin existenciales nos quedamos
en el rasero de Don Nadie.
Sopla, vomita con las gárgaras de vino
alpiste de tu llama, chispa y semilla
de tu vuelo; chupa de los vasos del Arezzo
las gotas rojas, la infinita sangre del deseo.
Isograma es tu memoria,
zoomorfas sístulas etruscas
y ánforas corintias.
A todo ha dicho SI, Urano el loco,
el genio en el eje rotatorio y excéntrico.
Los normales del mundo no son cuerdos;
los criminales, ni héroes ni felices.
De Estéticas mostrencas
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