porque su rostro es muy hermoso
navego, en bulbo me raquídeo
y en vulva fluyo y me doy alas, vibraciones,
cilios, giros serpentinos, encefalizo
y finalmente... ¡la alcanzo,
mutuamente cautivados en kutacha!
Salgo al espejo donde ella es
la desnudez manifestada
y la percibo, de raja en raja,
teja abajo.
Una albarrada de piedras vibrantes,
calcio y minerales exquisitos, su cuerpo.
Mis huesos se alimentaron de reflejos espinales.
Con ella estuvo mi corazón enardecido.
Anticipé su amor en el lado externo de la carne,
en la ansiedad interpretante de los gozos;
pero: ¿quién ha de quitar la magia
a la anticipación de sus besos?
¿Quien negará que su mirada
se fundamenta en las raíces de shakti?
Los poderes sensibles
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