En el poema humano,
el que vuela al espacio después del nacimiento
y deja su nido oscuro, la sustancia negra,
el alimento se almacena en el putamen.
¡Cada estrofa se dopa
como tesoro inagotable de la mina!
y, en lo más externo de la esfera,
se fortalecen las alas,
con cachondo canto, se aprende
la pasión y su delicia activas.
La corteza motora es una danza
y el poema, una gaviota,
y todo sobre la colcha neuronal
es sonoro gorjeo, vuelo germinal,
cielos de Eros electrificado.
3-7-1997 / Tantralia
Los poderes sensibles
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